Alguien
robó la casa del candidato Sergio Massa. ¿Seguro que robó?
Alguien
mintió sobre ese robo. ¿Cuántos son los que mintieron?
Alguien
huyó de la escena del robo. ¿Fue uno solo o fueron varios?
Alguien fue
pescado con las manos en la masa. ¿Pero a la masa que amasa cuántos más la amasaron?
El partido
de Tigre tiene un régimen de apartheid donde, por un lado, hay señores y
señoras de alta alcurnia viviendo en barrios privados muy bacanes y por el
otro, arrinconados sobre el borde, a punto de caerse de la vida y de los sueños,
hay otro tanto de personas sin cloacas, sin trabajo digno, sin agua potable, sin
tendido de gas, sin salud y sin escuelas.
Esa
división social resulta siempre indigna para la convivencia de cualquier
comunidad que se precie de tal. Pero hete aquí que a Massa y a la oposición le
preocupen mucho más los “buenos modales”
antes que esa división entre la gula obscena de los más ricos y el hambre
miserable de los más pobres.
Massa,
adalid de la bandera de la seguridad y de “la ancha avenida” de la concordia,
nos acaba de informar a todos los argentinos que en el distrito que el gobierna
cualquier ladrón de cuarta puede ingresar hasta la alcoba del intendente, robar
sus pertenencias y huir por la misma puerta que utilizan él y sus vecinos ricos
que habitan ese country.
Massa, el
que encabeza las encuestas electorales según sus promotores y anunciadores de
los grandes medios del poder económico ¿nos acaba de mentir al ocultar que el
ladrón que ingresó a su casa es un puntero de su propio partido?
Massa, el
que irrumpió hace poco como la cara nueva de los opositores, ayer brindó una
conferencia de prensa para denunciar públicamente un robo cometido 15 días
atrás. No estuvo acompañado por “jóvenes renovadores de la buena onda” sino por
antiguos personajes como la diputada Graciela Camaño, esposa de Luis
Barrionuevo y por Alberto Fernández, otrora Jefe de Gabinete, ex asesor de
YPF-Repsol y ex nexo de Clarín con el gobierno y nunca viceversa, según dicen
por allí.
O sea.
Esta
meresunda nos lleva a una sola pista: alguien está muy asustado y sale
desesperado a embarrar la cancha antes del domingo.
Lo acosan
con una citación judicial a Víctor Hugo y arman algún zafarrancho como este
robo, más la sospecha de “fraude electoral”.
Si fuese
así, ojala bajen un cambio porque por esta senda irán de mal en peor. La gente
ya no come vidrios.
Además
¿cómo creerles a quienes se ausentan siempre del trabajo legislativo, como
Gabriela Michetti, Carrió o De Narváez y hoy piden descaradamente el voto ciudadano
diciendo que “la política es un servicio”?
¿O a qué “servicio” se refieren?
Que la
memoria nos ayude a la hora de votar.
El Argentino, martes 6 de agosto de 2013
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