lunes, 30 de diciembre de 2013

Luces y sombras de la democracia




La democracia sirve para vivir mejor. O no sirve.
Ojalá la oscuridad de estos días nos alumbre mejor como sociedad para saber discernir lo que hoy se pone en juego en la Argentina.
Cuando los servicios públicos eran del Estado, todas las maldiciones le cabían al gobierno de turno si esos servicios, como la luz, fallaban en algo.
La privatización, entonces, fue el remedio que trajo el más salvaje neoliberalismo.   
Y allí están esas empresas para demostrarnos cuán “eficientes y solidarias” son en estas horas.
Son el remanente neoliberal que queda al interior de esta democracia inclusiva.  
Sin embargo oímos a Macri y a Massa repetir el libreto que les da TN, Clarín y La Nación: “la culpa de los cortes es del gobierno”.
O sea.
¿Defienden a las empresas y no a su propio pueblo?
Que no se hagan los ofendidos cuando decimos que son apenas empleados políticos del “mercado”.
Los días de diciembre marcan, con el rigor de una yerra, el país que tenemos luego de vivir 10 años que cambiaron nuestra historia.   
Y esa contingencia nos abrevia el camino de la prosa para expresar lo que queremos en esta última columna del 2013.  
Es un país que se está yendo por las rutas de la patria rumbo a sus vacaciones. Miles de   automóviles transportan familias enteras hacia el frescor del mar, la calma de la Patagonia, la patriada del norte o la brisa serrana del centro y el oeste.
Y es el mismo país que está sufriendo los cortes de energía en grandes centros urbanos. 
Es un país que tiene funcionarios, como Macri, que comete la chantada de llorar lágrimas de cocodrilo en una conferencia de prensa y después volverse lo más pancho a seguir sus vacaciones.
El edulcorado indulto a los empresarios responsables de este drama, esconde el futuro que nos deparará si políticos como él llegan alguna vez a conducir los destinos de la patria.
Dios nos libre y nos guarde.
Es el mismo país que tiene otro tipo de funcionarios, como Berni, De Vido, Capitanich y la ministra de Seguridad, María Cecilia Rodríguez, las 24 h del día trajinando las calles, coordinando la ayuda a los vecinos afectados y dirigiendo en el terreno de las inclemencias la superación de la crisis como se puede y debe.
En ese país estamos todos.  
Hay 17 mil efectivos de las fuerzas de seguridad de la Nación desplegadas en la CABA.
7 mil en el Conurbano. Hay postas médicas del Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación en los barrios afectados.
¿Por qué no están las cámaras de TV allí para mostrarlas y estimular que sea la solidaridad y no el egoísmo el que se instale?
Los grandes medios, igual que Macri, tiran la piedra primero y apagan la luz después.
Pese a ellos: Feliz año nuevo para todos.

El Argentino, lunes 30 de diciembre de 2013

domingo, 29 de diciembre de 2013

Panorama desde el muelle




Si el 2015 será un año de despliegue político electoral de las fuerzas que pugnarán por alcanzar la victoria, este 2014 que ya empezó trabajo de parto, será el año de la organización territorial, social y cultural del proyecto nacional y popular.
La tajante definición que brindó la Presidenta corriéndose de cualquier posibilidad de futura candidatura, pone al Kirchnerismo frente a su propio espejo. Y es un espejo que le muestra, en tiempo real, la sonrisa esplendorosa, pero también los rollitos que se acumulan de más en algunos pliegues del cuerpo.
Flexiones y abdominales para todo el mundo.
El movimiento popular, sin Cristina candidata, se debería proponer consolidar su representatividad  y al mismo tiempo elevar anclas en busca de una nueva orgánica de masas. Es el salto del tigre el que deberá arriesgar el Kirchnerismo. Sabe que no alcanza con una sola fuerza para tamaña proeza. Precisamente por eso, el peronismo kirchnerista deberá fundirse en un abrazo histórico con el kirchnerismo que no abreva en las aguas del PJ  y proponerse juntos encarar el salto.
Tendría que suceder al mismo tiempo y de una sola vez. Hay que tomar la decisión trascendental de encarar el paso histórico que en su tiempo tomó el Yrigoyenismo y después el Peronismo.
Para eso hay que abrir los brazos y abrir el pensamiento. No hay tiempo que perder. Ni derecho a cerrarse.
Sería deseable contar con la voluntad inquebrantable de aquellos comunicadores que se identifican con el proyecto de país que conduce Cristina. A todos ellos habrá que valorar en su justo término. No se podrá contar, seguramente, con quienes se ubican en un rol de fiscalizadores y dueños excluyentes de la verdad revelada. Allá ellos. Hablamos de contar con los que militan la palabra y el pensamiento nacional aun a costa de su propia suerte individual. Hablamos de los que primero piensan en el colectivo para después recién, tallar su propio destino.
Está claro lo que quiere el enemigo del pueblo y la nación: que retrocedamos a la última fase del neoliberalismo. Y empieza por la cabeza de la gente. Busca así que los trabajadores piensen y actúen en clave de resistencia y defensiva y no de ofensiva del campo popular, como corresponde. Sólo por eso se entiende que algunos valerosos dirigentes gremiales tomen como referencia “natural” de sus reivindicaciones lo obtenido a punta de pistola y de saqueo por las policías “bravas” de las provincias. Ese no es un punto erróneo de apreciación, solamente; es un retroceso en el nivel de conciencia de los trabajadores. Se apela al simplismo de la suma salarial a conseguir, aunque ello desmadre el cuadro general de la economía y lo que es peor, aunque desconozca de plano  las conquistas logradas en estos diez años y en donde la pobreza bajó del 54 % al 4,3 % según la CEPAL y la redistribución del ingreso está próxima a alcanzar el fifty-fifty del primer peronismo; si es que ya no lo alcanzó.
El movimiento obrero argentino hunde sus patas en las fuentes del 17 de Octubre de 1945, no en la palangana de una comisaría amotinada.
O sea.
El movimiento obrero siempre peleó políticamente por las conquistas sociales y por un modelo de nación y de sociedad, prioritariamente.
Por eso es imprescindible hacer docencia con el proyecto de país, en una mano y la descripción de este caótico mundo, en la otra. 
El movimiento popular cuenta hoy con un liderazgo y una conducción indiscutible: Cristina.  
Cuenta, además, con una pléyade de jóvenes formados en democracia y en estos últimos años, resueltamente comprometidos e identificados con el Kirchnerismo.
Cuenta con millones de trabajadores que se identifican con el liderazgo de Cristina, más acá y más allá de sus propias referencias sindicales.
Cuenta con artistas, intelectuales, empresarios y profesionales comprometidos con el modelo que gobierna la Argentina desde el año 2003.
Cuenta con la unidad, siempre incompleta, con otros movimientos populares de América latina.   
Cuenta con la formidable experiencia de estar diez años gobernando; de parir una nueva época; de conocer la derrota en batallas importantes y saber reconstituir luego los tejidos arañados por la oligarquía (perdón por la antigüedad, siempre tan contemporánea); de perder al primer reparador de sueños de este siglo, Néstor Kirchner, su fundador, su conductor, su mejor compañero; y saber reponerse y disimular su dolorosa ausencia.
¿Y con qué cuenta la oposición política mediática del otro lado de la vida?   
Vale la pregunta porque las cosas no suceden nunca solas, sino en relación dialéctica con su polo contrario.
Digámoslo: del otro lado hay soledad. Y amarillismo y petardismo. Y falta de proyecto estratégico y sobreabundancia de chantada al por mayor.
Por lo tanto, perder la huella en esta instancia, ante semejantes rivales, no sería solamente un traspié para el Kirchnerismo, sino un retroceso fatal para los intereses del pueblo y la nación.
Hacer Kirchnerismo en esta fase, creemos, es hacer que cada uno de sus militantes despliegue en el terreno donde actúe, el bastón de mariscal que lleva en su mochila.
Ganar representatividad popular en el territorio y estimular y facilitar organización territorial, deberían ser la mejor manera de dar combate al burocratismo y al facilismo de los que se creen a salvo por estar parados en su propio mosaico. 
El salto que viene es un salto en todos los planos. En la gestión de gobierno y en el poder del llano. Y para eso es requisito la unidad, la solidaridad y la organización. Está en las fuentes, hay que saber reinterpretarlo, nada más. Y nada menos.
El último 25 de Mayo ante la multitud que colmató Plaza de Mayo y sus alrededores, Cristina pidió empoderar al pueblo. Pues de eso se trata. Claro que primero hay que empoderar de sueños, de mística y política al militante de base. Esa es la construcción del año que comienza.
Sólo así, se acumulará la fuerza suficiente para que en el 2015, la democracia inclusiva ya no sea la marca en la solapa de una sola identidad partidaria, sino una bella y justa manera de vivir en la Argentina.

Miradas al Sur, domingo 29 de diciembre de 2013


viernes, 27 de diciembre de 2013

De calores y palometas



La Presidenta rompió el silencio ayer para desmentir tajantemente cualquier rumor de candidatura suya para las elecciones de 2015.
En verdad el desafío es consolidar un espacio amplio, organizado y representativo que sostenga en el tiempo la continuidad y la profundización del actual modelo de desarrollo económico con inclusión social.
Esto va por nuestra cuenta y riesgo. 
Es que los mandatos tienen plazos temporales y constitucionales. Pero los liderazgos y los proyectos políticos, no.
Pasó la Nochebuena y la Navidad, pero la que no pasó aún es esta ola de calor que nos sigue quemando hasta los huesos. Ya pasará. 
Eso sí: las empresas deberán rendir cuentas, más temprano que tarde, ante el justo reclamo y la indignación de los usuarios afectados. Lo advirtió nuevamente el ministro Julio De Vido, quien al mismo tiempo volvió a solicitar el uso responsable y solidario de la energía eléctrica por parte de la ciudadanía.
Los lugares de veraneo ya se encuentran colmados de turistas y a la espera de otros miles de argentinos que se irán sumando al descanso en los próximos días.
El país se mira en el espejo de su realidad real (no la realidad virtual que le inventan los desesperanzados) y tiene más de un motivo para celebrar.
Señalamos sólo dos datos trascendentes:
*El INDEC informó que el índice de pobreza es del 4,7%, mientras que en 2003 alcanzaba al 54% de la población. Esta cifra coincide con la brindada recientemente por la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (Cepal), cuyo informe sostiene que la Argentina es, junto con Uruguay, el país de la región que más avanzó en la reducción de la pobreza en el último año.
El otro dato relevante fue brindado por el Ministerio de Trabajo y asegura que ocho de cada diez trabajadores están registrados. El informe de la gestión desarrollada por el ministro Carlos Tomada destaca que en la década de los ´90, nueve de cada diez empleos estaban “en negro”, mientras que en los últimos diez años esa proporción se redujo a dos de cada 10.
Señala el informe que las políticas implementadas en los últimos diez años, con el empleo registrado como eje, gestaron un cambio en el comportamiento social.
Es ese comportamiento solidario en defensa del empleo decente el que habrá que procurar reelegir, no en las próximas elecciones, sino en el día a día. Y la condición para lograrlo es manteniendo la paz social y la democracia inclusiva, como viene sucediendo desde hace diez años.
O sea.
Vamos dejando atrás el clima desestabilizador que intentaron crear, sedición policial y saqueos mediante, para ocuparnos ahora de los calores y las palometas en el rio Paraná.
Cambia, todo cambia. 


El Argentino, viernes 27 de diciembre de 2013



lunes, 23 de diciembre de 2013

La navidad y sus vísperas



“El año se no fue volando”, dice una vecina en el Super del barrio.
“Y el 2014 viene galopando”, agrega otra. Como invitando a que escalemos sobre un cajón de manzana que yace en la vereda para otear el horizonte y así verlo mejor.
“El Año nuevo vendrá cuando tenga que venir”, pienso para mí.
Ahora es víspera de Nochebuena y las compras se apuran y los llamados y mensajes al amigo y a la familia que está lejos.
Todos estamos más buenos en Navidad.  
En eso anda este bendito pueblo, con sus esperanzas y sus planes futuros.
Pero nos ponemos serios cuando alguien comenta que hay extraños murmurando que vendrán nuevamente por la paz y el arbolito navideño; por la paz y la esperanza;  por la paz y la familia unida en estos días; por la paz y el reencuentro de los argentinos en torno a una misma mesa y un mismo proyecto de país más justo e inclusivo.
“¿Se atreverán de nuevo los saqueadores?” pregunta un vecino alarmado.
“No creo” le responde otro.
“Esos son ladrones” reflexiona un sabio.
“Que ni se atrevan. Tienen la suerte echada si lo intentan”, sumo.  
Es que ahora hay conciencia de lo que somos y de los nuevos derechos  que conquistamos  desde Néstor Kirchner  a Cristina.
¿Por qué algunos políticos opositores no pueden compartir con el pueblo esta digna alegría de sabernos un país que está de pie y caminando hacia un mejor futuro?
¿De dónde sacan esa imagen desolada de una Argentina que felizmente quedó atrás desde que se recuperó el trabajo, la producción y las rutas se llenan de autos familiares rumbo a la costa, al llano o la serranía a disfrutar del merecido descanso?
Miren cómo termina el año: la inmensa mayoría de la población aplaudiendo a la Gendarmería por haberla cuidado en los días de furia y sedición policial. Y además: la inmensa mayoría, según una investigación de la Consultora CEOP, condenando a aquellos  policías provinciales que dejaron sin protección las calles y que, incluso, participaron de los saqueos a los comerciantes.
O sea.
Hicieron todo lo posible, desde diversos frentes pero quizá desde una sola cabeza, para dañar la paz social de los argentinos a 30 años de recuperar la democracia. Y perdieron. Y si hoy lo intentan de nuevo o mañana o cuando sea, volverán a perder. No ante el gobierno y sus fuerzas de seguridad, solamente.
Perderán ante una sociedad que sólo quiere que la dejen vivir en paz y poder disfrutar lo conquistado en estos años y decir, simplemente: “¡Feliz Navidad!”
Cuidemos entre todos los precios de las góndolas. Es un deber ciudadano. Pero también cuidemos que no nos roben la esperanza.
Las malas ondas que le tiran a Cristina, son malas ondas contra el  pueblo.
Saberlo así es seguir defendiendo la alegría.

El Argentino, lunes 23 de diciembre de 2013