“Quiero discutir con los titulares y no con los suplentes” dijo la Presidenta ayer desde Tecnópolis, casi sobre el final de su vibrante discurso.
Ahora sí, ya están todos informados de cuál es la respuesta presidencial a la bravata que aconteció en los grandes medios y en el centro del poder financiero local y trasnacional luego de los resultados electorales del pasado domingo.
¿Ríe Wall Street? ¿Ríe el Grupo Clarín y sus asociados? ¿Ríen los poderosos que nos empobrecieron y hundieron antes del 2003? ¿Ríen los tránsfugas de turno?
Cuidado. Según reza el refrán popular “el que ríe último, ríe mejor”.
Le bastó media hora de discurso a Cristina para ordenar el tablero político hacia adentro y afuera de su propia fuerza.
Asoció el futuro a dos planos complementarios: lo construido y reconstruido desde hace ya diez años y la presencia de los jóvenes que allí estaban representando a escuelas agro-técnicas de todo el país.
Es interesante detenerse en esta mirada porque Cristina está respondiendo a quienes pretenden hablar de “futuro” borrando de un plumazo el pasado.
Ni el pasado se borra fácilmente ni el futuro se construye sobre un terreno vacío.
Algunos, como Massa, deberían aprender esta lección de nuestra propia historia como pueblo.
¿O él o Redrado o Lavagna o Graciela Camaño salieron de un repollo?
Cristina desmenuzó una por una las grandes líneas propuestas por los dueños del poder y que hoy se ponen en boca de estos opositores.
Habló del endeudamiento financiero que pretenden los que buscan desesperadamente tomar créditos improductivos en el exterior para volver a atarnos a los organismos multilaterales.
Habló de los que claman por tocar el tipo de cambio para llegar finalmente a una devaluación que favorezca a los exportadores y hunda a los trabajadores y a los productores nacionales.
Habló de los que proponen gobernar con “metas de inflación” para poner así un cepo a los salarios.
Por eso pidió debatir con los que tienen la sartén por el mango en orden a las decisiones trascendentes en la vida del país. Debatir con los dueños de los bancos y de las industrias pero también debatir con los genuinos representantes del movimiento obrero.
Con firmeza defendió a rajatabla la necesidad de profundizar el proyecto de país que gobierna desde el año 2003.
Advirtió que ni ella es eterna ni las políticas económicas de este gobierno lo son.
Cuando cae derrotado un proyecto de país nacional y popular, caen las conquistas logradas por ese proyecto.
Cristina se fue ovacionada por los pibes, reclamándoles coraje, convicciones, militancia y honestidad intelectual para defender la realidad que hoy vivimos.
Que al fin y al cabo, es la única verdad.
El Argentino, jueves 15 de agosto de 2013
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