martes, 30 de septiembre de 2008

LA POLÍTICA TIENE COSAS QUE DECIR EN ESTOS DÍAS

La crisis de Wall Street no tiene fin. Ahora entró en su fase de expresión política parlamentaria y lo hizo con tanto o más ruido que cuando cayeron los principales bancos y fondos de inversión. La votación fallida en el Congreso de EEUU es la más descarnada versión política de la crisis. No debemos dejar que las explicaciones se limiten al juego de los análisis exclusivamente financieros. La crisis es una crisis de valores políticos. Así lo deberíamos observar desde nuestro lejano sur para no confundirnos en la neblina ajena y poder alumbrar mejor el horizonte que se nos abre por delante.¿Se acuerdan las cosas que se decían cuando cayó el Muro de Berlín?. Es útil recordar cómo se castigaba públicamente a todos los que se oponían al discurso dominante del neoliberalismo a escala mundial. "Anacrónico" y "estatista" fue la acusación más suave contra quienes seguían manifestando su simpatía por un mundo donde la inclusión social y el rol regulador del estado, motivaban su acción política. Prevalecía el afán de los neoliberales y sus voceros mediáticos por denostar y aplastar todo pensamiento distinto al discurso hegemónico. La sanción política no se detuvo siquiera con el derrumbe de la URSS; por el contrario, se profundizó al punto de presentar discursivamente cual si fuesen parte de un mismo espacio a socialistas, comunistas, nacionalistas populares, desarrollistas, indigenistas, sindicalistas combativos, etc. Decían que era el fin de la historia, cuando en verdad buscaban el fin de nuestra historia como pueblo y nación. El gran relato neoliberal empezaba negando el anterior, el del estado de bienestar. Hoy la historia se invirtió y este derrumbe neoliberal reclama de nuestra parte una sepultura acorde con lo que está ocurriendo. Si el progresismo, nacional y popular, no lo hace desde la política, otros, desde los intereses más concentrados económicamente, se encargarán de presentar a la brevedad posible esta coyuntura como un episodio pasajero y "señores, aquí no ha pasado nada, sigan circulando que todo sigue igual". Los más calificados economistas coinciden en retratar la caída de Wall Street no como un episodio sino como una grieta tan honda como la que dejó en 1989 la caída del Muro de Berlín. Que hable entonces la política para ayudarnos a entender lo que está pasando y lo que puede venir o sobrevenir de ahora en más. Es imperioso abordar las causas y consecuencias del caos financiero desde otras miradas y perspectivas, complementando y enriqueciendo el debate abierto.Sin cometer el desatino del revanchismo, es hora de arrojar los textos de los Fukuyamas y Chicagos boys, Cavallo y López Murphi, por la rejilla de la historia allí donde los encontremos y reverdecer aquellas ideas que siempre defendimos construyendo una nueva arquitectura política que nos represente. Debemos empezar ya.Desde hace mucho tiempo que en nuestro país se produjo un verdadero disloque o descoyuntamiento entre la representación política y la estructura socio-económica, entre los partidos políticos y la nueva configuración de clases sociales que aconteció en la Argentina con la dictadura militar y particularmente con el menemismo. Y no faltaron intentos para dar respuesta a este vacío. Recordemos que en pleno proceso neoliberal, se abrió paso un sector tercerista en cuanto a su equidistancia de los partidos tradicionales, allá por los años 90. Eso ya es historia en tanto no pudo, no quiso o no supo echar raíces perdurables en el conglomerado de la representación política.Algo semejante ocurrió con los variados ensayos de transversalidad de la época kirchnerista. Ninguno pudo cuajar verdaderamente, obligando al propio gobierno a ser pilotos de la gestión y en simultáneo, militantes de la acción política. Lo cierto es que en estos años todo intento por construir una fuerza política nueva que se fije la meta de constituirse en mayoritaria, nacional y popular, progresista y transformadora, corrió con el estigma de voluntarista, anticuada y fuera de foco, chocando con el ya viejo esquema partidista. Se decía, y con razón, que hasta que no desandemos las esquirlas y las ondas expansivas que ocasionaron la derrota cultural sufrida por los sectores identificados con el rol activo del Estado en tanto regulador de la economía a favor de los sectores socialmente vulnerables, sería bastante improbable que se den las condiciones para la nueva construcción o representación política que se viene reclamando. Pues bien. La derrota de las ideas nacionales y populares terminó el día que estallaron las burbujas y el gobierno de Bush apretó el botón rojo del Estado para acudir en auxilio del mercado en Wall Street. Es hora de hacer un nuevo edificio político. Este es un contexto histórico que nos obliga a repensar las ideas y las formas de hacer política desde los cimientos que quedaron en pie de nuestras antiguas banderas sociales. El Estado y la política juegan ahora. No somos nosotros los que estamos en retirada ni lamiendo las heridas de nuevas derrotas. Lo viejo seguirá su farsa. Cobos haciendo sus mini golpes de estado en pequeñas grageas, recibiendo a los opositores en su despacho y viajando a Miami, Carrió consultando al oráculo y el ingeniero Macri jugando al gestor privatizador en el momento en que el Estado volvió para representar a la ciudadanía democrática. Los sectores identificados con el proceso abierto en 2003 por Néstor Kirchner y ahora con el gobierno de la Presidenta Cristina Fernández tenemos más que nunca la obligación de ayudar a que la historia siga pujando un mundo nuevo, más justo, más igualitario, más equilibrado. Reinventemos la vida si es preciso, ahora que se quemaron todas las fórmulas que conocíamos.
(Publicado en El Argentino y BAE del 30 de setiembre)

domingo, 28 de septiembre de 2008

BALANCE DEL VIAJE DE CRISTINA

Regresó la Presidenta desde los EEUU, allí donde el capitalismo se está provocando la más grave sangría de su historia, allí donde el crac financiero arrastrará a su economía real al despeñadero, más temprano que tarde. No caerá el sistema, pero las consecuencias sobre el empleo, la producción, las finanzas serán inevitables. Por eso mismo, prestemos atención a la reacción del tigre herido y a lo que vaya a suceder en adelante. Nuestra Presidenta estuvo en medio del tembladeral, sintió el crujir del gigante, vio sus colmillos y proclamó sin miedos: “Esto lo hicieron ustedes, con el Consenso de Washington, el neoliberalismo y sus burbujas, el desprecio al rol regulador del Estado y a las Naciones soberanas del mundo, con las guerras preventivas, con el mundo unipolar y violento que impusieron, con la lógica de la timba financiera. Están probando su propia medicina con el “efecto Jazz” y esta vez no podrán culparnos a nosotros”. Este gesto de humilde orgullo nacional que aplaudimos de pie, para otros fue una “irreverencia inoportuna”. ¿Colonizados se les decía?Es América Latina unida, ahora o nunca. Si analizamos al continente como un todo, salvo dos gobiernos, los demás marchan, con sus matices, en igual dirección liberadora. En la Asamblea de la ONU, Cristina Fernández, Evo Morales, Lugo, Bachelet, Lula, afirmaron los mismos ejes políticos, rodearon a Evo desde Unasur, contra los violentos sojeros de la Medialuna racista y rindieron el más universal homenaje a la defensa de los Derechos Humanos; Abuelas, Madres, HIJOS y Gobierno argentino mediante.
Un par de ideas para la mochila de la semana:
1) El mundo está cambiando, se cae el paradigma neoliberal y es necesario construir los nuevos paradigmas del siglo XXI.

2) Evitemos toda pereza intelectual recurriendo a viejas matrices de pensamientos anacrónicos y absolutamente estériles para alumbrar el horizonte nuevo.

3) Se viene un mundo más equilibrado y complejo. Ninguna potencia ocupará el lugar de los EEUU para reemplazar su hegemonía; el multilateralismo ya está entre nosotros.

4) Una caída eventual en la región será por derecha, en manos de los poderosos que tratan de impedir se avance en la redistribución de la riqueza y en la defensa irrestricta de la democracia. Tomen nota los desprevenidos. Tanto dormir con gorilas, terminarán por parecerse a ellos.


(Por Jorge Giles, Publicado en Sur el 28 de septiembre de 2008)

sábado, 27 de septiembre de 2008

UNA APUESTA A LA IGUALDAD, LA DEMOCRACIA Y LA JUSTICIA SOCIAL

La Presidenta está culminando su misión en Nueva York. Mirará por última vez el lomo caído del toro de Wall Street y recordará los tiempos en que su bufido encontraba eco y admiradores en estas pampas. En el Consejo de las Américas reafirmó el modelo en marcha desde el 2003 y se despidió con todo rigor, afirmando: “Ahora, son ustedes, los EEUU, los que precisan un plan “B” para salir de esta crisis. Nosotros no estamos tan mal con el plan que venimos desarrollando…se rompió aquí la lógica de ganar dinero sin producir bienes, servicios o conocimientos…están así porque creyeron que el Estado no debía intervenir y miren cómo lo hizo en estos días”. Navegando en el mismo ojo de la tormenta que azota a los EEUU, observó de cerca el colapso y no permaneció neutral. Por el contrario, reclamó el fin de la unipolaridad para dar paso a un mundo multilateral y el cambio de la lógica de la guerra por el de la paz, el crecimiento y el desarrollo. El rol activo del Estado, la ciencia y la tecnología, la producción y el trabajo, los derechos humanos, el desendeudamiento, la política anticolonial sobre nuestras Malvinas, el conocimiento al servicio de la justicia social en una región tan rica como injusta, fueron parte de su mensaje.Los procesos políticos se abordan así como lo hizo, desde una mirada integral y no parcial. Lo aprendimos con Jauretche, Galasso, Ferrer y otros pensadores que alumbran los caminos con candil y lumbrera propia enseñando que el desarrollo se logra desde adentro hacia fuera, nunca al revés. Este gobierno tiene una estrategia basada en el crecimiento y el desarrollo con inclusión social. Por eso insiste con el desendeudamiento y la redistribución de la riqueza, en tanto columnas sostenedoras del modelo nacional y popular, integrador y progresista que representa. Entiende que saldar las viejas deudas con los bonistas, los organismos multilaterales y el Club de París, son la forma que en esta etapa tiene el proyecto político de país soberano. ¿O no es preciso aprovechar el momento para redistribuir la riqueza y liberarnos de las últimas ataduras que nos quedan en materia de deudas? Que nadie se asuste, será el Congreso de la Nación el que tendrá la respuesta final. Lo importante es no pisar el palito sumándose al coro de quienes se frotan las manos echando sal en las heridas que provocan con sus infamias y apresurados pronósticos apocalípticos. Esos son los que titulan en los grandes medios de comunicación con los prontuarios de los delincuentes antes que con el digno mensaje de la Presidenta de todos los argentinos. Señores de los grandes medios, perdieron toda vergüenza.Hay en el ambiente un análisis malintencionado de algunos que se oponen a todo lo que haga el gobierno con la libreta incendiada del almacenero. Ejemplo: con gritos destemplados vimos a Chiche Duhalde, Gerardo Morales y la Coalición Cívica, oponerse en el Senado al proyecto de movilidad jubilatoria. Qué paradoja siendo éste el único gobierno después del gobierno de Juan Domingo Perón, que más aumentos otorgó a los jubilados y que hoy además intenta asegurar por ley, que reciban como mínimo dos aumentos al año. Es una ley de movilidad y no una ley de aumentos en los haberes. Sin embargo, los opositores vociferan que estamos a las puertas de una injusticia. Lo dicen además los que tienen la densidad moral del tamaño de una arveja desde que apostaron a la desaparición del sistema de reparto y metieron la mano en los bolsillos a nuestros viejos queridos. Causa tristeza ver cómo se engaña a los jubilados desde las mismas tribunas que festejaron con Eduardo Buzzi, Llambías y la Sociedad Rural el castigo que a la sazón infrigieron a los pequeños y medianos productores y en definitiva a la posibilidad real de redistribuir la riqueza, votando contra la Resolución 125. Son los que edifican su propio orden en contraposición al orden ajeno, actuando por espasmos y tratando de enseñarnos con una calculadora de mano, la quinta esencia del progresismo trucho. Deberían saber que las calculadoras sirven para sumar y restar pero no para construir un proyecto político.El mundo está cambiando y ya nada volverá a ser lo que fue. Dar cuenta de ello es posible en tanto podamos mantener la cabeza y los ojos bien abiertos, con la necesaria dosis de creatividad para abrir caminos.Vienen nuevos paradigmas y no tan sólo el intercambio de fichas en el tablero caótico pero esperanzador en que se convirtió el planeta. Al ocaso definitivo de la hegemonía del Consenso de Washington le sucederá un nuevo mundo sin hegemonías y una América del Sur que no disputará los restos humeantes del neoliberalismo, sino que afianzará la igualdad, la democracia y la justicia social. Era previsible en una región donde dos mujeres, un cura, un obrero metalúrgico, un indio, un joven economista, un militar y un médico, se decidieron a caminar unidos, justo cuando los relojes marcan la hora de los pueblos.
(Por Jorge Giles, Publicada en BAE el 26 de septiembre de 2008)

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Un discurso para no perder de vista el horizonte

La Presidenta Cristina, Lula, Evo y la estrella polar

La voz del presidente Lula, envolvió al gran salón donde se efectúa la 63ª Asamblea General de la ONU hablando de cuestiones tan terrenales como de plena actualidad. El hambre, la escasez de energía, la crisis financiera, el calentamiento global, la necesidad de transformar la ONU y su Consejo de Seguridad en función de un nuevo mundo multilateral. Contagió optimismo, al señalar que la nueva estrella polar que guía a los navegantes hoy se llama Sudamérica y su nave insignia, Unasur. Desde aquí, abrazó a Bolivia y al presidente Evo Morales. La ONU estaba en marcha.Luego habló George W. Bush y el contexto se desplomó, se atrasaron todos los relojes, las metrallas discursivas salían de su boca buscando terroristas bajo las alfombras, los delegados de todo el mundo se miraban sin entender o bien preguntándose si no había equivocado el discurso y en verdad leyera el mismo de siete años atrás.Cuando afirmó que “los terroristas encuentran su terreno fértil allí donde impera el caos y sin perspectiva de una vida mejor”, ya todos sabían que estaba hablando de los EEUU y no se daba cuenta. Había que volver a centrar las coordenadas del sentido común para entender el mundo. Y allí apareció la Presidenta argentina, Cristina Fernández para hacerle un guiño al mensaje de Lula y aportar sensatez y esperanza, reafirmando que la guía de nuestra carta de navegación es una estrella común llamada Cruz del Sur.Habían transcurrido 47 minutos después del mediodía en nuestro país cuando nuestra Presidenta se presentó al auditorio cubriendo su aparente fragilidad en la afirmación que era ella la primera mujer electa jefa de estado por el voto popular de los argentinos.Arrancó sus primeros acordes describiendo la política de estado más significativa de este gobierno: la política de derechos humanos. Lo hizo a manera de interpelación a quienes la escuchaban, exigiendo la pronta ratificación al Tratado sobre desaparición forzada de personas; con voz indignada reclamó que se cumpla con el compromiso contraído en Francia ya que sólo lo habían hecho cuatro países. En el concepto de que la lucha contra la impunidad es de absoluta prioridad en la Argentina, relató que las Abuelas de Plaza de Mayo la estaban acompañando para proponer al mundo una iniciativa latinoamericana de crear un Banco genético para la identificación de personas. Habló desde la lacerante historia de los argentinos y con esa autoridad moral, exigió a Irán que facilite el juzgamiento de los ciudadanos de ese país, acusados por los atentados ocurridos en Buenos Aires en los `90. La voladura de la Embajada de Israel y el edificio de la AMIA siguen esperando con todos sus muertos, heridos y familiares sobrevivientes que la justicia argentina en absoluta legitimidad y transparencia pueda conocer toda la verdad en honor a la memoria de las víctimas. No lo pidió altaneramente, sino clamando un favor en nombre de la verdad y la justicia.Sancionó política y moralmente al Reino Unido por el enclave colonial que pretende perpetuar en nuestras islas Malvinas, calificando de ser ésta una de las vergüenzas del siglo XXI. Llamó a construir un mundo y una ciudadanía diferente a partir de resolver estas cuestiones del pasado colonial.Sin temblarle la voz, con respeto y altura, le quedó tiempo para sacudir el escenario describiendo el derrumbe que estaba sucediendo afuera, en la principal potencia económica y militar del mundo. “El efecto Jazz” lo llamó para describir la caída del tristemente célebre “Consenso de Washington”. Ya el mundo sabría que el desarrollo en adelante vendría desde la periferia al centro, pero que la mayor crisis del capitalismo acontecía desde el centro hacia la periferia. Remarcó que fue allí, en los EEUU, donde nos recetaron las pretendidas leyes del capitalismo de casino, la timba financiera que nos castigó tan duramente a los argentinos en el 2001, Menem –Cavallo y De la Rua- Cavallo, mediante. Explicó el rosario de medidas encadenadas que fue tomando la Argentina desde el año 2003, con el ex presidente Néstor Kirchner. Reafirmó el desendeudamiento y el fortalecimiento del Estado como regulador por excelencia a favor de los intereses de toda la sociedad pero en particular de los que menos tienen. Esa es la base de este modelo de desarrollo con inclusión social. Estamos viviendo el ciclo virtuoso de mayor crecimiento en toda nuestra historia como nación, aseveró con orgullo. No se regodeó con la crisis de los países desarrollados sino que, por el contrario, pidió que se la conceptúe como una nueva oportunidad que nos da la historia. Es tan así, que ahora podemos desarrollar nuestro país libremente, sin que venga a amonestarnos ni una calificadora de riesgo, en el caso que alguna sobreviva al crac, ni mucho menos el FMI.Un momento emotivo fue cuando espontáneamente y mirando hacia el salón apuntó “Allí lo veo a Evo Morales, el presidente de Bolivia” y a renglón seguido también se explayó sobre el Unasur y la defensa de la paz y la democracia en nuestra región.Cristina Fernández interpeló a los EEUU, Gran Bretaña, Irán, al Consenso de Washington, invitando a cambiar no sólo las Naciones Unidas sino también los organismos multilaterales de crédito. Ha nacido un mundo nuevo tras la caída del Muro de Berlín, de las Torres Gemelas y ahora de los más poderosos bancos y fondos de inversión principalmente norteamericanos. El mundo ya no puede ser unilateral, ya es multilateral mal que le pese al presidente de los EEUU. Por eso corresponde revisar, en consecuencia, todos los instrumentos que sirvieron hasta ahora para el diseño de las políticas globales. Y ello no se hace con mero maquillaje, señaló la Presidenta.Al finalizar su mensaje, el público que la escuchó con un respetuoso silencio, devino en una larga cola de funcionarios de distintos países que querían felicitarla compartiendo los conceptos que ella había dejado en el mediodía neoyorquino. Vendrán ahora dos momentos cumbres para la delegación argentina: el reconocimiento de la ONU a las Abuelas de Plaza de Mayo y la reunión de Unasur para seguir profundizando los lazos de férrea defensa del Gobierno democrático y popular de la hermana Bolivia. Mientras tanto en la Argentina, la vida y el gobierno siguen su marcha, el Congreso se apresta a sancionar la Ley de Movilidad Jubilatoria, el Secretario Cheppi recibe a las entidades rurales y enfrente, como en un grotesco, Cobos aprovecha para jugar de “presidente” con la oposición, Carrió confunde los adoquines de San Telmo con los de París del 68 y Eduardo Buzzi amenaza otra vez con nuevos cortes de ruta. Es una pena que no crezcan más. Así se pierden la perspectiva que, en estos días, nos brinda el horizonte.


(Por Jorge Giles, Publicado en BAE el 24 de septiembre de 2008)

domingo, 21 de septiembre de 2008

DADME UN PUNTO DE COINCIDENCIA Y HAREMOS UNA PATRIA


Si es cierto que no estamos sólo para entender la historia sino para transformarla, permítasenos la licencia de escribir nuestra propia política de la historia, cumpliendo el mandato de Jauretche, tan bellamente expresado en el título de hoy. Además, hace décadas que la escriben esos tipos que siempre estuvieron en la vereda opuesta de los pueblos. Es hora de reinterpretar el mundo con nuestra propia mirada, rebelde y poética, escribiendo los titulares de los días que corren. Compartamos esta sinfonía de murales perdidos: “Las bolsas del norte se caen y los pueblos del sur se levantan”, “El neoliberalismo despierta y llora, Latinoamérica sueña y canta”, “Cayó el mercado, volvió el Estado”, “Hallazgo macabro en un banco de Wall Street: encontraron un muerto y se cree que es el paradigma liberal”, “Bush copió a Cavallo: estatizó deuda privada”, “La Unasur apoya a Evo, la Mesa de Enlace a la Media Luna”, “EEUU se pescó una neumonía, Argentina ni un resfrío”, “No estamos aislados, somos libres”.Son setentistas, dirán algunos con cierto fastidio por estas pequeñas cosas que seguimos cantando. Estamos dando batalla con un puñado de ideas, en un continente donde el pecado no es cantar sino matar de hambre, matar los sueños, matar la voluntad de cambiar el barrio que habitamos, matar la esperanza, matar la alegría.El gobierno ejerció un par de iniciativas estratégicas: firmó con Brasil el acuerdo más importante de la historia regional y militó la convocatoria de Unasur para proteger con uñas y dientes la amenazada democracia boliviana. No se vaya que hay más: encarceló más represores de la dictadura, reestatizó Aerolíneas, aseguró la movilidad jubilatoria, nuestra economía sigue creciendo y el desempleo sigue bajando, no dependemos más ni del FMI ni del Club de París ni de Mongo Aurelio. No es que seamos incapaces de no darnos cuenta de las miserias que quedan por resolver y barrer. Pero meterles la mano en el bolsillo a los que más tienen para redistribuir la riqueza, precisa de una épica que se construye desde el pie y con alegría. Y tarea tan compleja sólo la hacen los pueblos cuando se deciden. Construir memoria y cultura en estos días, es la consigna. No somos nosotros los que nos desplomamos. Hay que avivarse, dijo la Presidenta: si estamos enteros, con semejante tormenta, es porque la patria volvió a tener un gobierno progresista, nacional y popular. Y porque aquí en el sur, llegó la primavera.


(Por Jorge Giles, Publicado en Miradas al Sur del 21/09/08)

viernes, 19 de septiembre de 2008

LA PRESIDENTA ARGENTINA Y LAS PULSIONES DE VIDA QUE LLEVA A NUEVA YORK


La Presidenta argentina viaja a Nueva York para asistir a la Asamblea de Naciones Unidas. Sin pretender exportar el modelo argentino instaurado con el gobierno de Néstor Kirchner, sugerimos respetuosamente que los gurues del pensamiento neoliberal la escuchen provistos de una libreta de apuntes para registrar las humildes enseñanzas de este camino que estamos construyendo en este lejano sur. Deberían saber que Cristina Fernández encabeza un gobierno que optó por modelar su gestión y su proyecto de país transmitiendo pulsiones de vida antes que las pulsiones de muerte que viene emitiendo el viejo mundo con su capitalismo de pura especulación financiera. Entre Eros, dios del amor y Thánatos, dios de la muerte, los argentinos somos decididamente eróticos.

Distintas miradas del mundo económico aprecian en estos días las razones y los efectos del crac financiero mundial. Nos interesa abrir ahora las puertas que nos permitan ver las consecuencias políticas de esta crisis. Empecemos. La consecuencia mayor es el derrumbe escandaloso de los llamados principios intocables de la libertad de mercado, el discurso de su mano invisible, del libre juego de la oferta y la demanda, de achicar el estado para agrandar la nación, la absoluta autonomía de los bancos centrales y sus entidades equivalentes y la absoluta desregulación de la economía. Los fundamentalistas de EEUU y los discípulos de estas pampas, levantaron la bandera blanca de rendición ante el tsunami bancario y financiero que provocaron ellos mismos y salieron a pedir que los rescate el Estado. Hay que señalarlos con el dedo para que construyamos memoria y cultura sobre este derrumbre.

Los economistas liberales, sobre todo los que fungen de “jóvenes y brillantes”, deberían por pudor siquiera, llamarse a silencio después de ver el triste cortejo de las ideas que aprendieran con Martínez de Hoz, Alsogaray, Cavallo o López Murphi. ¿O no se dieron cuenta todavía que la consecuencia política más estrepitosa es la caída de la cultura especulativa que sembró el neoliberalismo desde Thatcher y Reagan hasta nuestros días?.

En este marco volvemos a reafirmar la trascendencia histórica y estratégica de las políticas implementadas en estos cinco últimos años. Lo que hizo Kirchner fue optar entre las viejas recetas liberales que aquí ya habían tenido su propio incendio en el 2001 y la visión de un nuevo estado socialmente inclusivo y con reservas financieras suficientes para aguantar cualquier ataque contra nuestra economía; para eso abordó con decisión política la tarea de reconstruir el estado soberano y justo que alguna vez supo construir un modelo de Nación libre en nuestro territorio.

La Presidenta, con ese inventario a favor, se topará de frente con el ojo del huracán que reside en el norte. Ya entendimos para qué sirve la soberanía. O ¿dónde estaríamos como país con estas mismas circunstancias globales pero sin reservas en el Banco Central, endeudados con el FMI, con el Club de París, aislados de América Latina, con una desocupación rondando el 50 %, dependientes del crédito externo para funcionar? Es fácil la respuesta: estaríamos compartiendo los daños inmediatos del ojo del huracán financiero. Estamos como estamos, por la vigencia de este modelo de país que nos permite afirmar nuestra autoridad política y moral para convocar de inmediato a la Unasur en solidaridad con Bolivia y rodear al Presidente Evo Morales defendiendo la paz y la democracia en el país hermano. ¿ O alguien nos escucharía si no contáramos con este respeto que Argentina recuperó entre sus pares de la región?

“Hay que avivarse”, dice la Presidenta con tono jauretchiano, pensando quizá en que esta crisis mundial nos tendría que servir para que aprendamos a valorarnos nosotros mismos, valorando el país y el Gobierno que tenemos, con todas las limitaciones, dificultades y contradicciones que gusten señalar, pero con la camiseta argentina puesta.

Es tiempo de levantarnos de la derrota cultural que sufriera el pensamiento propio en manos de las ideas impuestas por el neoliberalismo. El paradigma liberal es el que se derrumbó. El posibilismo como estrategia y el clientelismo oportunista como táctica. La zoncera de creer que lo importante está afuera del país y no adentro. Hoy están dadas las condiciones para una nueva época y una nueva épica. Es hora de rescatar el humanismo por sobre cualquier otra especulación partidaria o financiera. Las máscaras se caen y las mentiras quedan desnudas en el gran escenario de la vida. Si hasta empiezan a reconocer que la valija de Antonini fue parte de una operación de inteligencia del FBI para perjudicar a los gobiernos de Venezuela y Argentina, los mismos medios que acusaban en cadena a funcionarios oficiales.

La Presidenta asistirá a la Asamblea de la ONU que este año celebrará el 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Podrá mostrar cómo desde las heridas causadas por la dictadura genocida pudimos derrotar la impunidad condenando a los represores. Y que por eso mismo, nos duele tan profundamente el secuestro de Julio Jorge López.


(Por Jorge Giles, BAE 19/09/08)

jueves, 18 de septiembre de 2008

martes, 16 de septiembre de 2008

Desde La Moneda, América del Sur movió sus damas presidenciales

La historia de las naciones y los pueblos está compuesta por distintas voces, suaves y altisonantes; pero son los murmullos los que construyen la narrativa de los días que serán rescatados como decisivos. Esos murmullos dicen que fue la Presidenta argentina la que desde un perfil templado y prudente impulsó junto a su par de Chile, Michelle Bachelet, la iniciativa que permitió la realización de la Cumbre de la Unión de Naciones Suramericanas, Unasur, en Santiago de Chile.En medio de su actividad oficial en la provincia de Chubut el pasado viernes, Cristina Fernández de Kirchner decidió entablar consultas telefónicas con sus pares sudamericanos, particularmente con Bachelet, Lula, Chavez y el propio Evo Morales acerca de la necesidad imperiosa de unificar personería democrática en la hora más dramática de Bolivia y por tanto de la región. Acordada la realización de la Cumbre, la mandataria chilena decidió en su carácter de presidenta pro témpore de Unasur, convocar formalmente a los presidentes a La Moneda.En la construcción del relato circunstancial, no podemos dejar de señalar la coincidencia que construye la propia historia al reunir a los presidentes sudamericanos en defensa de la democracia boliviana, en el mismo lugar donde hace 35 años caía muerto por la dictadura de Pinochet, el Presidente Salvador Allende. Evo Morales arribó a Santiago y en su primer mensaje dijo que asistía a la cumbre para agradecer la solidaridad de los gobiernos de la Unasur y para denunciar que en Bolivia hay un intento de golpe de estado con la participación de cívicos y prefectos de la región conocida como “la media luna” y que reúne a los estados de Santa Cruz, Pando, Chuquisaca, Tarija y Beni. Evo Morales agregó que la violencia desatada contra ciudadanos indefensos en algunos departamentos gobernados por la oposición a su gobierno también se valió de cortes de gasoductos, atentados criminales, tomas de edificios públicos y la masacre perpetrada contra campesinos en la ciudad de Pando.Como telón de fondo del conflicto hay que subrayar el reciente referéndum revocatorio del mandato presidencial y que Morales ganó con casi el 70 % de los votos emitidos a lo largo y ancho del territorio nacional. Asimismo la convocatoria a un nuevo referéndum para diciembre a fin de aprobar la nueva Constitución de Bolivia más la vigencia de la llamada Renta Dignidad que destina parte de los ingresos por hidrocarburos para financiar una jubilación justa, fueron los últimos pretextos del estallido violento por parte de la oposición.Pero en Bolivia quizás más que en el resto del continente, existe un trasfondo histórico que no se debe soslayar. Hay un presidente indígena por primera vez en la historia de Bolivia y de América, hay una política de redistribución de la riqueza en un país inmensamente rico en recursos naturales y una población nativa excluida social y políticamente a lo largo de su historia y hay una derecha antidemocrática y racista. Las imágenes de lujosas camionetas conducidas por cívicos en Santa Cruz y Pando, luciendo abiertamente la cruz esvástica, persiguiendo y castigando a cualquier persona que identifiquen como un colla simpatizante de Evo, son un paisaje cruel que ayuda a entender el fascismo violento del que son portadores. De un lado entonces, los excluidos durante 500 años y del otro, los sectores de mayor poder económico representados por una casta conservadora dominante que tras las banderas de la “autonomía regional” esconden un odio visceral contra los pueblos originarios y el propósito de tumbar las conquistas sociales de su gobierno.No creemos en la hipótesis secesionista de los conservadores del oriente boliviano, esos barones de la soja que en la Argentina tienen de amigos a los ruralistas de la Mesa de Enlace que provocaron el lockout patronal más virulento desde que se recuperó la democracia. Una curiosidad, al paso: algunos de los políticos y sindicalistas que aquí apoyaron a los sojeros identificados con Eduardo Buzzi y la Federación Agraria durante el conflicto, se manifiestan ahora solidarios con el gobierno boliviano que es víctima de los mismos intereses que defienden los ruralistas argentinos. Hasta el propio Buzzi declara su condena a los cívicos que cortan rutas en contra de las retenciones aplicadas. Claro, en Bolivia. Decíamos que los opositores en verdad buscan recuperar el aparato del estado nacional boliviano. El gran problema para lograrlo se llama Evo Morales y su rotundo triunfo en las urnas al que ahora se suman, cual si fuesen un solo actor irrebatible e irrefutable, los presidentes de los países sudamericanos, nucleados en Unasur.En otras épocas más violentas y con democracias muy vulnerables, ante la posibilidad de un golpe de estado, las que se movilizaban eran las expresiones políticas de izquierda y progresistas, los estudiantes, los sindicatos combativos, pero no los gobiernos. El signo de época hoy lo dan justamente los propios gobiernos que se movilizan como uno solo cuando de defender la vigencia de la democracia se trata. No tan sólo para emitir un comunicado de ocasión sino para reunirse de manera directa y analizar incluso propuestas como la chilena de viajar a Bolivia en las próximas horas con una misión representativa de Unasur.Está claro que la Argentina buscará consensuar en Santiago un claro y sólido respaldo al Gobierno de Evo como expresión legítima de la democracia boliviana, sin que ello signifique una intromisión en los asuntos internos de la nación hermana, pero haciendo prevalecer la doctrina de la defensa irrestricta de la democracia, las instituciones y el respeto a la voluntad popular. Todo lo demás es pura cáscara. Lo importante es que se ha iniciado un nuevo tiempo en América del Sur. El tributario hoy es Bolivia pero en definitiva lo somos todos en esta región del mundo decidida a vivir en paz, con inclusión social y plena democracia.Mientras se debate en Santiago de Chile el destino y la suerte de América Latina, causa vergüenza ajena ver en nuestro país a cierta oposición política y mediática comiéndose las uñas pensando sólo en horadar al gobierno nacional, descubriendo valijas hasta en el plato de sopa de sus propios comederos. Son los que angustiados hoy por la caída de las bolsas y el quiebre de bancos en los EEUU, llamaron a este día “lunes negro”, justo el día en que la democracia se ilumina acá cerca nomás, en Santiago de Chile.


(Publicado en BAE, 16/9/08)

viernes, 12 de septiembre de 2008

QUE SE ACOSTUMBREN A QUE SOMOS PARTE DE UN CONTINENTE SOBERANO

Un tipo grueso, de acento caribeño, doble ciudadanía, venezolano y americano, arriba una noche a Buenos Aires con una valija llena de dólares no declarados. Abren su valija en el control aeroportuario argentino, se encuentran con este presunto ilícito y ordenan de inmediato retener la valija y el dinero pasa entonces a ser incautado por la Aduana. Usted se preguntará ¿cuál Aduana? ¿la de Miami? No, la Aduana argentina. La misma que por estas horas sigue guardando la valija del escándalo con todo su contenido. Ese señor del que hablamos declaró en aquel instante que se llamaba Guido Antonini Wilson y que los dólares que portaba en su valija eran de su entera propiedad.Horas después, ya interviniendo la Justicia argentina en el caso, se ordena la captura del personaje pero hete aquí que el personaje se esfumó de nuestras fronteras. ¿Qué hizo nuestro Gobierno entonces? Libra el pedido de extradición a las autoridades de los EEUU en cumplimiento de la orden emanada de sede judicial, solicitando que el reo Antonini Wilson sea traído a la Argentina para declarar por el delito cometido y descubierto por las propias autoridades aeroportuarias de la Argentina. Ese pedido se realizó en el mes de agosto de 2007 y reiterado en diciembre del pasado año. Las autoridades del país del norte hasta el día de hoy respondieron con algo parecido a un “silencio, stampa”.Mientras tanto, en Miami se desarrolla un juicio de ribetes casi cinematográficos donde curiosamente desde la Fiscalía, según lo publicado por distintos medios, se dan a conocer al mundo los contenidos de las declaraciones efectuadas por los abogados, los testigos y los implicados, que extrañamente, coinciden en presentar al señor grueso de acento caribeño como una pobre víctima que niega lo afirmado en Argentina así como presentan a otros tratando de comprometer este episodio con la campaña electoral de la por entonces candidata presidencial, Cristina Fernández de Kirchner.Repasemos: las autoridades argentinas incautaron la valija, ordenaron la captura del delincuente, solicitaron la extradición por las vías judiciales y diplomáticas pertinentes y ahora ¿es el delincuente fugado y sus defensores los que tienen la versión que es avalada como veraz por las autoridades del país del norte? La Cancillería de nuestro país lo dice muy claro cuando en el comunicado califica y denuncia “las aseveraciones irresponsables efectuadas por la fiscalía en base a material armado y producido por el FBI, es decir con conocimiento de autoridades políticas de Estados Unidos…”Huele a operación de despedida de la administración de George W Bush, huele a vendeta por el rechazo en Mar del Plata al ALCA donde los protagonistas principales fueron precisamente el ex presidente argentino Néstor Kirchner y el presidente de Venezuela Hugo Chavez, huele a campaña sucia contra el gobierno de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner que se planta ante los poderosos de manera soberana y decide construir la relación más sólida en la historia sudamericana entre Brasil y Argentina. Huele a castigo ejemplar por el apoyo solidario que permanentemente la Argentina y su gobierno nacional han venido expresando a la hermana y sufrida Bolivia del presidente Evo Morales. Huele a muchas cosas desagradables pero menos a transparencia y justicia. Es que no se entiende cómo un país que es presentado por buena parte de la academia y las ciencias políticas como símbolo de los valores democráticos y republicanos, no acceda a responder desde la democracia y los principios de todo Estado de derecho, la mera solicitud de extradición para juzgar un delito cometido y denunciado en la Argentina. Y lo que es peor incluso, que desde un sector importante de las autoridades políticas de ese país se colabore activamente en enlodar al gobierno argentino, que es justamente la víctima y el denunciante de este señor protegido ahora en Miami.Ahora bien, lo que también resulta indigno y verdaderamente asqueante es la manera en que algunos medios de comunicación locales con la colaboración decidida y humillante de algunos dirigentes políticos de la oposición al Gobierno, pretendidamente impolutos, como Patricia Bullrich por ejemplo, usan y sobre actúan el episodio cual auténticos falderos de las autoridades de la fiscalía de Miami o agentes no encubiertos del FBI. No dudan en darles más, muchísimo más valor a las declaraciones de un delincuente antes que valorar republicana y honestamente lo actuado por las autoridades de su propio país, que hasta donde sabemos sigue siendo Argentina. Vale cualquier basura maloliente si de pegarle al gobierno se trata, pareciera ser la trama que elige esta oposición a falta de iniciativa política. Hace mucho tiempo dejamos de creer en las casualidades; por eso nos llama mucho la atención que este episodio “valijero” se suscite cuando recrudece el proceso de desestabilización en Venezuela y sobre todo en Bolivia. ¿O tendremos que agradecer que en lugar de misiles y sabotajes a gasoductos nos tiren apenas con valijas llenas de dólares?Queremos construir un mundo y un continente de paz y para hacerlo es imprescindible que los ladrones de guante blanco y del guante que sean, estén en la cárcel y no protegidos por autoridad de país alguno por poderoso que éste sea. Queremos que se haga justicia donde corresponde, que es en nuestro país y para hacerlo, es imprescindible que se acostumbren de una buena vez que somos parte de un continente que definitivamente decidió ser soberano.

EL DÍA QUE SALVADOR ALLENDE NOS INTERPELÓ A TODOS


(por Jorge Giles, 11/09/2008)
Su voz sonó tan dulce como estridente, tan suave como metálica, creía que se estaba despidiendo pero el reloj de la historia sudamericana apenas iniciaba el tañer de las campanas anunciando al hombre nuevo que lo habitaba por dentro.
Se llamó Salvador Allende y fue Presidente de Chile porque lo eligió su pueblo, los pescadores, los poetas, los ferroviarios, los maestros, los profesionales, los campesinos, los trabajadores. La crónica de esos días cuenta que un tal Pinochet ordenó su asesinato el 11 de setiembre de 1973. En el Palacio de La Moneda, en Santiago, ese día nacía con su muerte, el símbolo más digno y sublime de la democracia profunda y sureña de nuestra América.
Su voz sonó, dijimos, por última vez, pasadas las 9 de la mañana de nuestro meridiano. Habló para la historia y nos interpeló para siempre a todos. Y dijo:
“…Yo no tengo pasta de apóstol ni de Mesías. No tengo condiciones de mártir, soy un luchador social que cumple una tarea que el pueblo me ha dado. Pero que lo entiendan aquellos que quieren retrotraer la historia y desconocer la voluntad mayoritaria de Chile: no daré un paso atrás. Que lo sepan, que lo oigan, que se lo graben profundamente: dejaré La Moneda cuando cumpla el mandato que el pueblo me diera”
Siguió hablando como si estuviera blandiendo el sable del Libertador O’Higgins, derrotando con su temple a los traidores del futuro, dando una lección de vida en ese último minuto que ya se le escapaba. Él más que nadie lo sabía y sentenció:
“El proceso social no va a desaparecer porque desaparece un dirigente. Podrá demorarse, podrá prolongarse, pero a la postre no podrá detenerse”
Tenía tanta razón que en eso andamos, Presidente Allende, viendo cómo su mirada se volvió a posar entre nosotros con su sentencia, alumbrando los nuevos retoños de su martirio. Desde el llano y el joropo venezolano del Presidente Chavez, el san juanito y la risa joven de Rafael Correa, el samba alegre de Lula da Silva, Discepolín y Manzi en el tango de Cristina Fernández de Kirchner, el candombe de Tabaré Vazquez, la guarania azul de Fernando Lugo, la diablada de Evo Morales, Presidente originario de esta Bolivia que queremos tanto, Michelle Bachelet bailando una cueca de Violeta Parra. Están todos custodiando su memoria desde la alegría, Presidente Allende. Todos cantan, bailan y vuelven a nacer otra vez con Usted en este día. Y es bueno que lo sepa Presidente.
Cuando Usted dijo ese día:
“El mañana será del pueblo, será de los trabajadores. La humanidad avanza para la conquista de una vida mejor”, sabría seguramente que estaba sembrando a los vientos el mensaje de una conducta de honor latinoamericano.
Luego, se acomodó sus eternas gafas para mirar la historia grande que tenía por delante, ordenó el repliegue de sus últimos compañeros leales y por primera vez todos lo desobedecieron. Dicen que se paró al lado de su escritorio y sin consulta alguna más que con su deber y su conciencia, dijo:
“Seguramente, ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. Mis palabras no tienen amargura sino decepción. Que sean ellas un castigo moral para quienes han traicionado su juramento…colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad al pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente…podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos. Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor. Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición”.
Cuesta ahora seguir con la palabra por que la palabra es suya hoy más que nunca. Ojalá podamos cumplir con su mandato porque de eso se trata su interpelación. La historia la hacen los pueblos, es cierto, pero cuánto aprecio y valor merecen las virtudes democráticas de gobernantes como el socialista Allende.
Que nos duela una y mil veces su muerte, no para un suplicio eterno en prosa destemplada, sino para entender definitivamente que desde este proceso que hoy vive el sur de América, tenemos el deber de construir caminos de más justicia, más libertad, más democracia, más Estado, más Nación, más unidad de nuestros pueblos. Si no lo hacemos así, si desertamos de este momento en que es posible avanzar y soñar, la historia no podrá disculparnos. Y entonces, que cada uno cargue con su propia mochila.
Las gafas rotas de Salvador Allende custodian nuestros sueños pero también esperan que sigamos siendo capaces de rescatar su mirada de eterno militante de la vida.

lunes, 8 de septiembre de 2008

La Presidenta y los molinos de viento




(Por Jorge Giles, para BAE del lunes 8 de setiembre)

Abrimos la semana con un hecho auspicioso: la visita de la Presidenta argentina al Brasil. Una presencia que se destaca por la amplitud de su agenda pero que encontrará su máximo significado en la reunión que mantendrá con el Presidente Luiz Inacio Lula Da Silva.
Es bueno ejercitar el uso de la memoria para no olvidar que estas relaciones de amistad no siempre estuvieron. Por el contrario, ambos países sudamericanos disputaron históricamente entre ellos para sacarse ventajas económicas, comerciales y aduaneras. En los noventa, incluso, cometieron la desvergüenza de disputarse la seducción con los sucesivos gobiernos de los EEUU. Allí están las presidencias de Fernando Henrique Cardoso y Carlos Menem para demostrar lo que se afirma. Valía más una buena foto con Bush, con Clinton o con el Secretario de Estado del país del norte, antes que una imagen que retrate la unidad entre nuestros gobiernos.
Es todo un dato histórico asistir hoy a este paisaje político que muestra a una América Latina mirándose a los ojos, abordando un mundo complejo con su propia mirada, invirtiendo capitales entre sus propios países, proyectando y construyendo un Banco del Sur que unifique una política de acumulación y distribución de excedentes financieros de manera equitativa y forjando medidas para combatir las asimetrías injustas que aún prevalecen entre los países de la región. Allí es donde Brasil y Argentina tienen la máxima responsabilidad en esta hora histórica.
Nuestra Presidenta asistió ni bien llegó a tierras de Vinicius de Morales, a la inauguración de una fábrica de turbina generadoras de energía eólica con capitales argentinos. Es decir, modernos molinos de viento que aportan un caudal de importante energía limpia en una instancia que es crucial por la crisis energética mundial.
Todo un símbolo si se piensa que la integración entre nuestros países supera largamente los propósitos declamados para traducirse en presencia efectiva, tangible, productiva.
Dice bien la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner que esta integración regional es el único camino posible. Con esta definición categórica, simple, profunda, deja atrás aquellos desvelos de muchos ex gobernantes, autoritarios o democráticos, que en el pasado trazaban cuadrículas complejas para discernir sobre las opciones de políticas de alianza internacional. O con Europa o con EEUU o con nadie o con ellos juntos a la vez. Felizmente, el Mercosur creció y va por más.
Está claro que nuestra suerte está atada a la unidad de América Latina. Que sólo este año se lleven invertidos 30.000 millones de dólares en el intercambio adentro del bloque regional justamente para crecer con la mayor armonía posible, que se resuelva un sistema de pagos en moneda local sustituyendo el dólar como billete exclusivo y excluyente para cualquier transacción, que se construya un satélite común, se firmen acuerdos entre el Banco de Fomento de Brasil y el Banco de Comercio Exterior (BICE) y el Banco de la Nación Argentina para financiar proyectos de inversión, habla a las claras que estamos quemando las naves de nuestros viejos desencuentros.
El Día de la Independencia de Brasil, en la que la Presidenta argentina es la Invitada de Honor, será el día del preludio de la abolición del dólar. De aquí en más el lenguaje económico entre nuestros países será en reales y en pesos. Cuando se mira la historia de la Unión Europea se aprecia muy enfáticamente el valor del proceso que llevó a los países de la vieja Europa a contar con una moneda propia. Un capítulo en una dirección semejante, de autonomía y soberanía económica y social, es la que firmarán ambos presidentes sudamericanos. Es un hecho histórico.
Pero hay un dato tan importante como el señalado y es que el intercambio de productos manufacturados ocupa la prioridad en nuestras exportaciones. Se construyen así, sólidos puentes integradores que permitirán el crecimiento y el desarrollo adentro de nuestras propias fronteras. No estamos intercambiando de una orilla a la otra, materias primas sin valor agregado. Estamos posibilitando trabajo y empleo para los ciudadanos de este sur que ahora existe. Estamos construyendo en serio una región autónoma y productiva que va de la mano de nuestro propio desarrollo nacional con producción industrial. La política exterior vuelve a ser para felicidad de nuestros pueblos, la extensión armónica de nuestra política interna.
Pero claro, en la Argentina no todos lo entienden así. Algunas tribus locales de nuestra política vernácula miran sólo por el ojo de la cerradura de su propia puerta. Actúan contra el Gobierno por espasmos y reacción, motivados por posicionarse sectaria y partidariamente antes que asumir un rol de mayor estatura en semejante circunstancia histórica.
Son los que se llevan por delante los muros que ellos mismos levantan. Arremeten desde la oposición con sus argumentaciones facilistas, priorizando temas que seguramente crean que son propios de “estadistas”; por ejemplo el trajinar de Julio Cleto Cobos con Nito Artaza, las correrías filosóficas del ex senador Duhalde, las nuevas fallas en el oráculo de Carrió (¡ya van tantas!). En este pelotón andará Macri tratando de llevarse la justicia para su casa como si fuera parte de su propiedad privada, y se sabe que con eso, con la propiedad decimos, no se embroma. Y andará el senador Giustiniani, mirando a los socialistas golpeados por sus huestes por el delito de fidelidad a los principios que defendiera el Maestro Alfredo Bravo.
Alienta saber que los miembros de Carta Abierta y los principales dirigentes de los Movimientos Sociales, se hayan reunidos para reinventar palabras que ayuden a alumbrar los caminos por venir. Es un mensaje a los destituyentes que pronosticaban el ocaso de las políticas de redistribución de la riqueza y la recuperación del Estado. Pero esas políticas, como los árboles, están con brotes nuevos, esperando la primavera.

domingo, 7 de septiembre de 2008

No podemos defraudar a la historia

(Por Jorge Giles)Publicado en SUR, el 7 de setiembre de 2008
Cortito y al pie: los sectores que se opusieron a la redistribución equitativa de la riqueza votando en el Congreso contra las retenciones a las rentas extraordinarias de los sojeros y contra la justa movilidad jubilatoria, más los que votaron contra el rescate de Aerolíneas Argentinas, son los mismos que se oponen rabiosamente a cualquier decisión del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Ya no es una casualidad. Ofenden por izquierda porque votan por derecha. Son los que se frotan las manos buscando el debilitamiento de este proceso nacional y popular; algunos por tener pedigrí de reaccionarios y otros por preferir la cómoda butaca de eternos opositores. Pocos, desde una conducta honorable, son los que no comparten las últimas decisiones oficiales. Esa conducta alienta a pensar que esquivarán a tiempo los guiños que vengan de la derecha opositora, en cualquiera de sus versiones, y que aún con sus diferencias, sabrán defender este Gobierno que expresa la voluntad de cambio de la sociedad. El revés a favor de los intereses sojeros compone un cuadro de situación, interno y externo, del cual todos deben rendir cuentas. Lo único irrenunciable es el modelo de país autónomo, justo y productivo.Repasemos: después de la batalla por las retenciones, el Gobierno siguió su marcha recuperando Aerolíneas, dignificando a los jubilados, defendiendo la industria nacional y por tanto, el trabajo de los argentinos, avanzando en la misma dirección de las políticas del Gobierno de Néstor Kirchner cuando cortó la dependencia con el FMI, ahorró 70.000 millones de dólares en la renegociación de la deuda externa y rechazó el ALCA junto a otros gobiernos latinoamericanos. ¿Se acuerdan, no? Claro, no alcanza. Las deudas sociales que se heredaron son muchas, duelen y exigen respuestas para hoy, no para mañana. El Gobierno lo sabe y avanza como puede. En el arte de conducir, las líneas rectas se aburren esperando su turno. ¿O por qué creemos que se oponen Cavallo y los influyentes operadores del mundo financiero? Porque no pudieron atrapar al Gobierno en la telaraña del FMI. Hubiesen preferido que no pagáramos ninguna deuda y nos sometiéramos al control externo de nuestra economía. Aprendimos hace tiempo que la disputa por la justicia, es una danza con lobos. Hoy la banda está tocando y la historia, de generosa nomás, nos invitó a bailar nuevamente. Esta vez no podemos defraudarla.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

El Gobierno mantiene la iniciativa

Publicado en BAE el 3 de setiembre de 2008 (por Jorge Giles)


El anuncio de la cancelación de la deuda con el Club de París, significa con toda claridad, la medida política más importante de los últimos años. Y decimos que es una medida política porque lo anunciado por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en realidad es la construcción y la certeza de un nuevo horizonte para el conjunto del país, de su política económica, de su crecimiento sustentable, de la suerte de sus empresarios nacionales, en particular los pequeños y los medianos, de la creación de más empleo, de más producción, de más crédito, de mayor apertura en algunos nichos internacionales que nos eran esquivos y hasta amenazantes por la persistencia de esta deuda.
Apuntemos tres datos significativos que le dan un singular marco y relieve a la decisión: se anuncia en el Día de la Industria Argentina; se acompaña con el decreto que protege precisamente a nuestras industrias contra el dumping y se presenta en sociedad junto con la creación de un nuevo área en el Banco Nación que preside Mercedes Marcó del Pont, dedicada en exclusividad para instrumentar las políticas de crédito con las Pymes.
¿Qué dirán ahora los agoreros que preanunciaban negros nubarrones sobre el país de los argentinos? ¿Qué pronosticarán acerca del supuesto “aislamiento internacional” al que rápidamente se deslizaba la Argentina?. Es sabido que el percance sufrido, retenciones mediante, por las huestes oficiales en el Senado de la Nación, estimuló en más de una mente afiebrada la posibilidad de un zarpazo fatal al cuerpo entero de este modelo de desarrollo y crecimiento con inclusión social. Se equivocaron de punta a rabo. Pero se sabe, aún sin esperar las repercusiones de los que siempre están enojados con la vida y se oponen a todo cuanto haga el Gobierno, las voces serán diversas. Algunos dirigentes opositores mantendrán la hidalguía y el pudor de valorar favorablemente para el país las medidas anunciadas. Y hay que destacar estas honrosas excepciones si creemos en serio que las miradas que privilegian el rumbo del estado son más importantes y trascendentes que los posicionamientos no siempre generosos del universo partidario. Allí, en esas miradas, radica una de las columnas que sostienen el fortalecimiento de una democracia madura.
Pero seguramente otros opositores saldrán a menoscabarla. Por este último andarivel transitarán los que condenan al Gobierno por no desconocer la deuda. Un día de estos, lo criticarán por no decidir ya un desembarco argentino en las playas de Normandía. Vale la humorada para lamentar sinceramente la ausencia, en general, de una oposición que piense en argentino, en clave nacional, que se anime a respaldar aquellas políticas de Estado, como ésta, como el rescate de Aerolíneas Argentinas, que significan ni más ni menos que un nuevo desanclaje con el pasado, con un pasado del que somos víctimas todos. Pero que inevitablemente debemos remediarlo. Aquél argumento del no pago cae por su propio absurdo peso. Si fuese válido, digámoslo ya, el Estado, por ejemplo, no debería remediar con el juzgamiento a los culpables de delito de lesa humanidad, los crímenes cometidos durante el imperio del terrorismo de estado. ¿Lo pasado pisado, tendríamos que decir entonces?. En esta lógica y como esta deuda con el Club de París no la contrajo este gobierno, podríamos argumentar, para seguir con el absurdo, que este gobierno no le debe nada a nadie y sanseacabó. Pobres de los argentinos si quienes razonan así llegaran alguna vez a gestionar los destinos de la República.
Con la medida anunciada por la Presidenta, se cierra un círculo iniciado por el Gobierno del ex Presidente Néstor Kirchner desde el comienzo de su mandato y en especial desde la salida del default que arrastrábamos desde la gran crisis y mucho más desde la cancelación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional. Rompimos varias cadenas que nos ataban a la vergüenza y el descrédito internacional.
La Argentina volvió al mundo desde entonces y hoy lo reafirma. Todas las especulaciones que en estos últimos meses se pergeñaron desde algunos centros de poder con municiones mediáticas, y las maniobras que en consecuencia se ejecutaron, hoy ruedan por el desierto al que los condenará el despropósito de apostar contra el país, haciendo creer que lo hacían contra un gobierno débil. Este es un gobierno siempre más fuerte y creíble que el día de ayer, más solvente, más previsible, más justo. Los que también se preguntaban del porqué de las reservas acumuladas en el Banco Central se informarán ahora de uno de sus destinos. Es la reserva financiera que nos permite como Nación solventar deudas y enfrentar la resistencia de quienes no quieren ver un pais con mayor autonomía y creciente justicia social. Es nuestra guarnición mayor como país soberano. Aunque tiemble el mundo, Argentina seguirá su marcha.
La iniciativa política, lo dijimos otras veces, sigue siendo del Gobierno nacional. Y sin embargo no abusa de ella ni se regodea con ella ante una oposición que hace tiempo perdió la brújula de su propio destino. Cuando se mira lejos, reconstruyendo un territorio de sueños y pan para todos, la iniciativa política sirve como sostén de una decisión estratégica para seguir avanzando en el desarrollo industrial del país y para asegurar una movilidad social en ascenso permanente. Hoy la Presidenta de la Nación dio cuenta de estos nobles asuntos que, en verdad, nos deberían enorgullecer a todos los argentinos, pensemos como pensemos políticamente.

lunes, 1 de septiembre de 2008

El Estado Nacional recupera la línea de bandera que nunca debió perder

Publicado en BAE, Suplemento Especial “AEROLINEAS, bandera argentina”
Lunes 1 de septiembre de 2008

Las consecuencias de la privatización las sufrieron, como siempre, los trabajadores. Una mala decisión política y económica no siempre cuesta sólo dinero. En el caso de Aerolíneas Argentinas también costó vidas. Los accidentes de Lilián Almada y la caída de un avión de Austral en Fray Bentos así lo demuestran. Lilián Almada era una mujer tan bella como eficiente y voluntariosa a la hora de ejercer sus tareas de tripulante de cabina de InterAustral; tenía apenas 28 años y quizá venía pensando que en su casa la esperaba su pequeña hija de tres meses cuando en pleno vuelo otra vez la puerta aquella empezó a golpear violentamente contra sus bordes. ¿Cuántas veces reclamaron por esa puerta que no cerraba bien? ¿Cuántas veces trajinaron con Alicia Castro, la Secretaria General de los Aeronavegantes haciendo el reclamo de aquí para allá en resguardo de los tripulantes y los pasajeros? ¿Cuántas veces se sumó a las marchas y movilizaciones de los sindicatos para exigir la presencia del Estado en resguardo de su línea aérea, de su soberanía, de una elemental seguridad? Pero la puerta no cerraba y mientras sobrevolaban las Altas Cumbres, en las sierras de Córdoba, Lilián puso el cuerpo una vez más para intentar enmendar una parte apenas del daño que produjo el olvido, el vacío, la entrega de ese patrimonio que supo ser ejemplo para el mundo y hoy apelaba a una modesta azafata para cerrar lo imposible.Fue el 9 de agosto de 1995 cuando este accidente provocó la caída y muerte de Lilián Almada.Dos años después, el 10 de octubre de 1997, Carlos Casinelli, dirigente de ATE, abordó un destartalado DC 9 de Austral de regreso de Posadas, en la provincia de Misiones, hacia su querida Buenos Aires. Con él, acomodaron sus cuerpos en los asientos otros 73 pasajeros, más los tripulantes del avión. El temporal acechaba pero el comandante creyó seguramente que estaban las condiciones aptas para emprender el vuelo al Aeroparque Jorge Newbery. Nadie le ordenó lo contrario. El viento fue más fuerte que los instrumentos de prevención de la debilitada y cansada nave. En suelos de Fray Bentos, en costas uruguayas, los pájaros se ahuyentaron para siempre, por respeto a la tragedia. ¿Qué habrá pensado Carlos Casinelli en ese instante? Los que lo conocimos queremos imaginarnos que habrá llevado tranquilidad y paz a quienes pudo hablar y en un segundo habrán pasado por su cabeza los días de lucha junto a su amigo y compañero, Germán Abdala en defensa del Estado, la misma causa que lo había llevado ese día hasta Misiones, a compartir una movilización junto a sus compañeros trabajadores.El recuerdo trae una reflexión que lastima, pero denuncia: si el mercado y sus poderosos mandantes son capaces de hacer caer un país entero ¿por qué no serían capaces de hacer caer un avión o dos o una flota entera?Desde este rostro humano, trágico por cierto, reflejo de una historia impiadosa de abandono y muerte, pero también reflejo de la condición humana de mujeres y hombres que como Lilián y Carlos se ubicaron siempre del lado de la vida, queremos entrar de lleno a ubicar en toda su dimensión el verdadero debate que entraña la voluntad del Gobierno Nacional de recuperar Aerolíneas Argentinas y Austral. Lo hacemos en su honor y en el de todas las víctimas de la desidia privatizadora. El certificado histórico de Aerolíneas Argentinas dice que el cóndor nació para surcar los cielos de la Patria y del mundo entero, con el Decreto 26.099 del 7 de diciembre de 1950, Año del Libertador Gral. Don José de San Martín. Una Empresa del Estado para sumarse decididamente, en tiempos de Perón y Evita, a una época signada por el desarrollo industrial, el crecimiento de una nueva clase obrera, el fortalecimiento de amplios sectores medios, urbanos y rurales y una conciencia de lo nacional como patrimonio indelegable del pueblo.Su comienzo y posterior desarrollo estatal fueron más que auspiciosos. Los datos son elocuentes: se formó con 58 aviones, que cubrían con sus alas lo largo y ancho del país y llegaban a una docena de aeropuertos internacionales. El Estado construyó talleres para responder con herramientas propias a las demandas técnicas de la empresa. Se incorporaron más tarde los jets comerciales más modernos del mundo, lo que opacaba cualquier intento de competencia privada.Veinte años más tarde aferró su vuelo junto a otra empresa argentina con la que mantuvieron el monopolio de nuestras rutas aéreas: Austral Líneas Aéreas.Los datos hablan y dicen que las cuentas de Aerolíneas arrojaban superávit operativo.Eran un orgullo nacional. Pilotos del mundo entero eran becados por sus compañías para entrenarse en la Argentina, con sus simuladores de última generación, con su personal de excelencia profesional. En esa vitalidad la encontró su sentencia de muerte: la Ley 23.696, sancionada por el Congreso nacional el 17 de agosto de 1989, la incluía entre las empresas que el Estado disponía privatizar. Justo ese día tenía que ser. Como si San Martín, Padre de la Patria, volviese a morir. Eran los tiempos de Menem.Y al pasar, otra reflexión: la ola privatizadora aconteció cuando este país aún estaba en pie. Los liberales y sus testaferros de poncho, espuelas y patillas camperas, saquearon nuestros bienes, no nuestras desgracias. Saquearon nuestro patrimonio y aumentaron nuestras soledades y nuestras pobrezas. Es bueno recordarlo para la construcción de esta nueva épica nacional que con sus tropiezos hoy está en marcha, sobre todo para quienes visten de asombrados y escandalizados porque el Estado busca recuperar una empresa al borde de la quiebra. Es la lógica del mercado la que los lleva a semejante desatino. Y hay que decirlo para que sepan incluso fronteras adentro del pensamiento nacional, porque somos nosotros y nadie más que nosotros los que debemos aprender a escribir el nuevo relato que nos demanda la historia. Si no lo hacemos, otros lo harán en nombre nuestro deformando la narración veraz y necesaria para recuperar el camino. O se nos irá la vida, imposibilitados de enhebrar un armónico coro de voces, nacionales, populares, progresistas, democráticas, con los tonos siempre impuros y desafinados de toda obra genuinamente popular. Como son las políticas de un Gobierno que, sin bajar ni de Sierra Maestra ni del Acorazado Potemkin ni de la IV Flota, eligió el camino más difícil pero al fin y a cabo, el más digno. Volvamos al momento en que cayó la pica menemista sobre las alas del cóndor. ¿Se acuerdan quién firmó la sanción de la Ley privatizadora?: Eduardo Alberto Duhalde, el mismo que hoy reaparece ilustrándonos sobre lo “nuevo” en política llevando el manual de Roberto Dromi bajo el brazo. La caída de la empresa fue rápida y dolorosa. Si quisiéramos representar el desguace del Estado en los noventa tendríamos que representarlo con el desguace de Aerolíneas y de un avión posado sobre la costanera porteña a la que se le quita un ala, luego la otra, las ruedas, se desmonta la cabina, se destruye y levanta el techo de la nave, se aflojan todos los tornillos para desmontar los asientos…los carroñeros harían el resto, llevándose hasta las vísceras del cóndor. Muchos argentinos seguirían caminando sin detenerse siquiera a mirar el dantesco festín. Otros, bastantes, con Neustad, Grondona y doña Rosa, aplaudirían el saqueo. Unos pocos, en las sombras, entregarían sus datos bancarios para que le depositen lo adeudado por los servicios prestados. Una voz, muchas voces, se alzarían en medio del desierto: Todos somos Aerolíneas, dirían. Pero no alcanzaron las fuerzas para impedir que el Estado se arrodille y humille como nunca antes en su historia.Ya en manos privadas, Aerolíneas comenzó su degradante empobrecimiento, con aviones obsoletos puestos a remate por Iberia pero traídos a estos cielos como aptos para volar. Si lo pensó, acertó: las dos naves que provocaron la caída de Lilián y aquella otra en Fray Bentos, eran parte de este listado. La política de “cielos abiertos” impulsada desde muy al norte era el intento final de matar definitivamente nuestra soberanía y la renuncia como Estado Nacional a definir de manera autónoma la estrategia de desarrollo aerocomercial. Otra vez los lenguaraces nativos de nuestras pampas salieron a convencernos de la modernidad y beneficios que significaba esta nueva entrega. Ya en tiempos de Fernando De la Rua, el saqueo ahondaría sus garras en la situación de los casi 10.000 trabajadores, imponiendo un llamado Plan Director escrito en Madrid y caracterizado por el recorte brutal del salario y la estabilidad de los aeronáuticos. O se aceptaba el Plan o la empresa cerraba. Fue Cavallo esta vez el que se lavó las manos anunciando, sin rubor alguno, que el gobierno de Fernando, el breve, no se metería en asuntos de competencia privada mientras que la entonces Ministra de Trabajo, hoy representante de la Coalición Cívica de Carrió, Patricia Bullrich, anunciaba (según la investigación magistral realizada por los doctores Roa y Palmeiro) en una conferencia del 30 de mayo de 2001 que “el futuro de Aerolíneas se está contando en horas” y que le quitaría la personería gremial a los sindicatos que no acaten la imposición del Plan Director, con el aumento de la jornada laboral, la disminución del 20 % en los salarios y del 20 % de la planta de trabajadores.El rol del Estado en la tragedia de Aerolíneas consumaba así su segundo gran acto: en el primero, el neo liberal menemista, la entregó por un par de vil monedas y en el neo liberal aliancista, actúo de pelotón cipayo colaborando con los nuevos colonizadores españoles contra los díscolos pilotos, las rebeldes azafatas y los aeronáuticos de tierra en pie de guerra.De allí venimos. No debemos olvidarlo. De allí, de ese desgarro venimos. Por eso ahora el Estado, con sus debilidades, con sus limitaciones, con los defectos que le quieran encontrar, vuelve a recuperar el aleteo de la primera voluntad nacional y popular que posibilitó la construcción de nuestras Aerolíneas Argentinas. Así como el desguace de la empresa debe entenderse en el marco del desguace del Estado, la recuperación de Aerolíneas debe entenderse en el marco de la reconstrucción estatal, de un proyecto de Nación, de la voluntad de unir el territorio, de acortar distancias, de no desatender la suerte y la vida de las 9.000 familias que hoy se siguen sintiendo orgullosos de conformar la familia aeronáutica argentina, de afianzar un modelo socio económico donde regula el Estado en función de un nuevo proyecto de nación y no el mercado que regula para su propio beneficio rentístico y especulador. ¿Se entiende entonces porqué es y debe ser el Estado el que hoy vuelva a ponerse de pie para decir presente?Vale aquí decirlo: el entierro del ALCA en Mar del Plata durante el gobierno de Néstor Kirchner, fue el marco y el preludio estratégico de esta alborada que nos hace volver a Aerolíneas. Lo decimos porque nos desconciertan a veces, prestigiosos y respetados intelectuales que juzgan los hechos políticos y sociales como desde una probeta de laboratorio, segmentadamente, aislándolos del contexto donde se enraízan, y por tanto lo que ellos ven como hechos espasmódicos en realidad son imágenes espejadas, del espasmo de sus propios análisis.El Estado en realidad vuelve a recuperar la capacidad que nunca debió perder. Pero en esta recuperación de la memoria colectiva tampoco debemos ser indiferentes con nosotros mismos como sociedad: a los argentinos nos asaltaron en plena luz del día, sin antifaces, los que nos esquilmaron lo hicieron en nuestro nombre y honor, fueron a elecciones y las ganaron y convencieron a muchos que la historia llegó a su fin. Tardamos en explicarnos porqué lloramos tanto el día que vimos por cadena televisiva, la demolición del edificio Warnes. El inconsciente colectivo nos decía que era el símbolo del Estado nacional lo que tiraban abajo ¿Se acuerdan?De allí venimos. Y aquí estamos ahora, esperando aprobar una ley de orden público, para que, como dijo el Diputado Recalde, “nunca más ningún derecho subjetivo pueda enfrentar una acción del pueblo argentino en recuperación de la soberanía nacional”.Sobre esta impronta que están escribiendo el Gobierno de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, los legisladores, la CGT y la CTA, los trabajadores de Aerolíneas, el pueblo argentino todo, es deber de la ciudadanía democrática, construir una nueva correntada que sea para siempre soberana, que nos una y cobije bajo un cielo propio. Y que no importen tanto los matices partidarios cuando el pensamiento se acuna en un mismo regazo, que se llama Argentina.