viernes, 30 de enero de 2009

EL KIRCHNERISMO ES UN ESPACIO EN MOVIMIENTO PERMANENTE

No tenemos memoria de otro gobierno que haya sido criticado, como este, por su hiperactividad antes que por su pasividad. No se recuerda de un proceso político que, lejos de criticarse por la incapacidad de ofrecer gobernabilidad, sea condenado a la hoguera por tener un doble comando.
¿Serán curiosidades de una época nueva o apenas las miserias propias de una oposición que no tiene mejor argumento que la difamación?
Lo cierto es que así como hay un gobierno que gobierna, hay, a la par, una conducción partidaria ejercida por Néstor Kirchner, que no sólo no interfiere el normal funcionamiento de la institución presidencial, sino que, por el contrario, acompaña, defiende, sostiene y profundiza el rumbo de este proceso que arrancó el 25 de Mayo de 2003.
Hay gobierno y hay partidos de gobierno. El PJ, el Socialismo, el Partido Intransigente, la Concertación, el Partido de la Victoria, el Frente Grande, los Movimientos Políticos y Sociales. Es para festejar ¿O no?
Cuando de verdad, “primero está la Patria”, una conducción política, eficaz, responsable y consecuente, buscará en consecuencia afianzar en primer lugar, el arco social necesario para lograr los objetivos estratégicos y patrióticos que se proponen para la etapa. En este y sólo en este marco conceptual se deberán comprender los movimientos que realiza Néstor Kirchner en su condición de presidente del Partido Justicialista y líder indiscutido del frente político gobernante.
Las diversas reuniones que viene manteniendo con gobernadores, intendentes, legisladores y dirigentes de variada adhesión y compromiso con el gobierno nacional, obedece a la necesidad de dotar de densidad política y organizativa al proyecto oficial. No pierde de vista, precisamente, la mirada estratégica que siempre debe observar una conducción del conjunto, antes que perderse en los vericuetos de sólo una de sus parcialidades.
¿Cuál es la clave de esta estrategia? Creemos que la clave y el arte de unir lo diverso, está en no renunciar a ninguno de los objetivos esenciales que se plantea el proyecto político gobernante; redistribución de la riqueza, inclusión social, crecimiento autónomo y sustentable de nuestra economía, entre otros.
Pero también está en mantener una voluntad política que pase con éxito la prueba del fuego graneado que disparan diariamente desde los techos de una oposición que no encuentra su lugar en el mundo
Son tan profundos los cambios estructurales que decide el gobierno de Cristina que la construcción política debe echar mano a la mayor institucionalidad y la mejor representatividad posible para defenderlo. En este camino, algunos acompañarán hasta la esquina y otros hasta la próxima estación. Son todos buenos, como diría Bertold Bretch. Sólo algunos, son los imprescindibles. Lo importante es que el diapasón esté calibrado por el sentido de unidad de fuerzas antes que por el divisionismo. Así también deben interpretarse, creemos, los gestos de la Presidenta hacia gobernadores que hasta ayer se mostraron esquivos a la hora de acompañar las medidas más trascendentes.
Se está gobernando un país en un mundo que acaba de derrumbarse. No se está gestionando un centro estudiantil, dicho esto con el mayor de los respetos y al sólo efecto de contrastar cargas diferentes.
Cuando se convoca a la unidad nacional, como lo hace este gobierno, se lo hace pensando en abrir los brazos a diestra y siniestra, siempre y cuando ello no invalide el propio proyecto político. Pero sabe también que es necesario el concurso de la mayor articulación que sea posible y necesaria para transformar la realidad.
No llama a la unidad para defeccionar, sino para avanzar. Construye consensos para modificar la realidad en dirección de los cambios que sirvan para mejorar la vida de la gente común y dignificar el destino de la Nación argentina. Estamos en medio de un proceso donde un gobierno legítimo, democrático y popular es resistido y enfrentado por intereses muy poderosos y concentrados que temen perder sus añejos privilegios. No estamos en la democracia sueca donde los partidos políticos se enfrentan por puros matices ideológicos y programáticos. Enfrente no está Caperucita, está el Lobo feroz.
Pero después de todo, recién vamos a cumplir 200 años como país. Vaya si somos jóvenes aún.
Para entender este proceso en la coyuntura, hay que entenderlo en el largo plazo.
No es muy difícil hacerlo. El propio Kirchner es de aquellos que inventa y reinventa su propio argumento sin medirlo antes por las encuestas, las consultoras, los organismos multilaterales o los titulares intencionados de los grandes medios. En ese terreno podrá acertar o equivocarse, pero sin dejar de ser fiel a su concepto de la política y sus consecuencias. Por eso mantiene la iniciativa en todos los terrenos. Porque concibe que el espacio político y social que conduce debe estar siempre en movimiento y no quedarse inmóvil sabiendo que, como dice el tango, “afuera es noche y llueve tanto”.
Si hubiese seguido el manual de estilo y de buenas costumbres de la progresía políticamente correcta, seguramente la historia sería otra. La frustración seguiría siendo moneda corriente y no hubiese habido nueva Corte Suprema ni Derechos Humanos ni desendeudamiento del FMI ni anulación de Indultos ni de las AFJP ni viaje a Cuba, por poner algunos ejemplos.
La historia enseña, hasta el hartazgo, que los procesos populares no se frustran por exceso de unidad, sino por su ausencia. Quien así no lo entienda y haga prevalecer su individualismo por sobre el colectivo que somos, cargará con la responsabilidad de faltar a la cita a la que hoy convoca la hora de los pueblos, en nuestro país y en toda América Latina.
En esto anda la política en nuestros días.

Publicado en BAE del 30 de enero de 2009 pág. 11

ESTADO Y COCINAS DE 4 HORNALLAS

El cambio de época tiene sus paradojas. Mientras en los países centrales se achica y enfría la economía, nuestro Gobierno facilita el canje y la compra masiva de heladeras. Se incendia el modelo neoliberal afuera y acá se canjean calefones. Es evidente que estamos viviendo un tiempo de cambios copernicanos. Pese a que desde afuera sólo llegan malos augurios, la Argentina continúa apostando al crecimiento.
La Organización Internacional del Trabajo anunció una probable perdida de 50 millones de empleos en todo el mundo. Sin alegrarnos con las desgracias ajenas, admitamos que hoy contamos con un gobierno que en lugar de enfriar el consumo, lo impulsa, defendiendo con uñas y dientes, el actual nivel de empleo.
Parecen parte de nuestra prehistoria, aquellos tiempos jurásicos de los ajustes. ¿Se acuerdan? Cuando el mundo desarrollado estornudaba, acá teníamos gobiernos que padecían ataques de pánico y salían rápidamente a justificar un nuevo ajuste y a pedir más sacrificios a los que menos tienen. “Hay que pasar el invierno”, se adelantaba Alsogaray. “Cirugía sin anestesia”, nos condenaba Menem. “El FMI me pide y no puedo decirle que no”, sollozaba De la Rúa.
Tranquiliza tener una Presidenta que, desde otra concepción de la vida, le dice a los argentinos que “el canje de deuda fue exitoso, no sólo porque logró el 97 % de adhesión, sino porque lo hicimos sin pagar un centavo de comisión y porque no renunciamos a la jurisdicción argentina”, agregando que “no alcanza sólo con salvar empresas y bancos. Hay que salvar a los trabajadores y el nivel de empleo, los comerciantes y los consumidores”.
Después de muchos años hay un gobierno que se ocupa y preocupa de la macroeconomía pero también de las cosas simples y cotidianas del ciudadano común. ¿Será esta la revolución de las pequeñas cosas?
Germán Abdala decía que el peronismo se arraigó en el pueblo no sólo por dignificar nuestra Nación, sino fundamentalmente por haber sido capaz de dar las respuestas concretas que demandaban los trabajadores y las clases medias. Muy ocurrentemente supo decir Germán que “el peronismo inventó la heladera SIAM. ¿Saben por qué? Porque los trabajadores tuvieron rápido acceso a la heladera y empezaron a comprender que la manteca duraba más tiempo, que la leche se conservaba más, que había que llenarla, que podíamos comer otro tipo de cosas. Y todo con la única tecnología adecuada para nosotros que es aquella que se fabrica en la Argentina”
Aunque miremos la historia por el ojo de la cerradura, vamos a entender mejor el significado trascendente de estas medidas que toma el gobierno de Cristina si hacemos la comparación con gobiernos anteriores y con los opositores actuales, por un lado y por el otro, si valoramos en su justa medida, el centro de gravedad puesto en el mercado nacional que elije la política oficial.
Antes nos ajustaban, ahora nos estimulan el consumo. Antes se decidía consultando al FMI, ahora la política se decide en la Casa Rosada, que es la casa soberana y democrática de los argentinos. Vaya con la diferencia.Eso sí, lo que se mantiene inalterable en el tiempo es el rol universal de la mujer, puesto de manifiesto por la Presidenta cuando en medio de los últimos anuncios trazó un semblante del papel central que la mujer cumple en la casa familiar. Es ella la primera que se reencuentra con un gobierno democrático y popular que vuelve a ocuparse de que tengamos empleo y heladeras, soberanía y lavarropas, justicia y termo tanques, democracia y calefones, Estado y cocinas de 4 hornallas.

Publicado en El Argentino del 30 de enero de 2009, contratapa

EL PROYECTO DE GOBIERNO AVANZA A PASO REDOBLADO

El proyecto del gobierno democrático y popular, avanza a paso redoblado, acrecentando su iniciativa política. Anuncia a diario nuevas obras públicas, créditos para el consumo interno, la emergencia agropecuaria en favor de los productores afectados por la sequía y otras medidas que siguen la misma dirección. Se trata, asimismo, de robustecer las murallas financieras y económicas del Estado siguiendo el rumbo implementado desde el 2003.
Pese a los agoreros, el tsunami económico mundial provocado por el neoliberalismo, no nos encuentra indefensos.
En simultáneo, se siguen tejiendo espacios sociales y políticos donde el ex presidente Néstor Kirchner compone, junto a dirigentes de todo el país, un amplio abanico que incluye a gobernadores, intendentes, legisladores y la militancia de la Concertación y el Frente para la Victoria.
El Gobierno gobierna y la conducción partidaria construye los consensos necesarios para sostener y profundizar el proyecto político. Pero hay que destacar que, por primera vez desde que recuperamos la democracia, esta realidad nos otorga previsibilidad y un crecimiento sustentable y sostenido. Es lo nuevo que hay que valorar, defender y hacer progresar todos los días un poco más.
Nadie podrá negar, si al menos es honesto, que este gobierno expresa los intereses nacionales y populares, con soberanía intelectual, como gusta decir a la Presidenta Cristina Fernández. Por eso se mueve continuamente, al compás de la sinfonía que se escribe aquí y no en el FMI ni en ningún centro de poder financiero internacional.
Resulta absurdo escuchar las críticas dirigidas a las decisiones “unilaterales” que toma el gobierno, cuando lo votaron para eso precisamente, para gobernar.
En los campamentos opositores, mientras tanto, hay desvelo por tres cuestiones básicas que siguen ausentes para sus propósitos: no pueden encontrar la amalgama que los unifique, no tienen un proyecto político económico alternativo y no cuentan con figuras representativas que los aglutinen. Por eso mismo, hay que prestar atención a las amenazas de Eduardo Buzzi y su discurso violento contra el Gobierno. Cuando la derecha se queda sin votos y sin alternativas democráticas, acude a maniobras de desgaste y destitución antidemocrática. Son insaciables cuando se ocupan más por el aparato corporativo del que viven, en lugar de valorar las medidas gubernamentales que favorecen al productor que dicen defender.
Estos patrones rurales, que hacen de masa de maniobra de la oposición, dijeron que iban armados a las rutas, que no descartaban muertos en un próximo conflicto, que demostraron que podían desabastecer y que la meta que tenían era desgastar al gobierno. ¿Cómo no preocuparse entonces cuando Buzzi acaba de anunciar, con su acostumbrado lenguaje de guerra, que por ahora “no van a dinamitar los puentes” pero van a enfrentar la presencia de la Presidenta en Córdoba?
La ciudadanía debería estar prevenida para defender el modelo de crecimiento con inclusión social que está en marcha y desnudar las falacias de quienes hoy se autoproclaman “defensores de los recursos naturales”.
“Mira quién habla”, porque fue la sojización masiva, que defiende Buzzi, la principal causante de la deforestación depredadora de nuestros bosques, de la expulsión de pueblos originarios y campesinos de sus tierras, de la contaminación de nuestros suelos y ríos y enfermedades mortales a la población envenenada con el glifosato que ellos, los sojeros, utilizan para el cultivo.
Los argentinos sólo quieren vivir en democracia y en paz. ¿Es tan difícil entenderlo?

Publicado en El Argentino del 29 de enero de 2009, tapa ycontratapa

lunes, 26 de enero de 2009

LO NUEVO YA NACIO; AHORA HAY QUE HACERLO CRECER

Publicado en Miradas al Sur del 25 de enero de 2009

Todo cambio de época arrastra consigo su propia negación. Allí donde la historia decide posar sus manos para moldear las nuevas vasijas y herramientas que demanda el porvenir, se escuchará irremediablemente un aullido de voces que claman por volver al pasado.
Ocurrió siempre que los pueblos decidieron tomar el destino entre sus manos. Así en Bolivia como en Argentina, en Venezuela como en Ecuador. Así en toda América Latina.
Vale un solo pincelazo para demostrar el concepto.
Mientras la presidenta Cristina Fernández entrelazaba sus manos con Fidel Castro, enviando un mensaje de unidad continental y de esperanza universal al presidente Obama, desde un almuerzo televisivo local se ofendía al gobierno de la democracia, al pueblo que lo votó y a la memoria colectiva de los argentinos.
Así es la lucha entre lo nuevo y lo viejo, entre el cambio y el retraso. Entre el buen gusto y los malos modales.
Está claro que es este el gobierno democrático más tolerante y manso del que tengamos registro histórico. Se niega a volar bajo como sus adversarios, a reptar, a devolver insultos y agravios. Y está bien que sea así, aunque estemos profundamente indignados por lo que dijeron Carrió, De Angelis y Gerardo Morales. Sólo quienes tienen tantos muertos queridos mirando a través de sus ojos, pueden comprender y valorar todo lo que hicieron el gobierno de Néstor Kirchner y Cristina Fernández por la memoria y la verdad. Y por cultivar la paciencia, esa herramienta milenaria que tienen los que aman en serio la vida, la paz y la justicia. Los otros, los que están llenos de odios y frustraciones, vienen de otra historia; la que dejamos atrás, aunque sigan aullándole a la luna.
Es tanta la mediocridad de los opositores, que les impide que sean, al menos, buena gente.
Pese a ellos, lo nuevo ya nació. Las páginas de la historia que se escriban de aquí en más, deberán dar cuenta que en el amanecer de este 2009, entramos de lleno en una nueva etapa signada por el rescate de la política como herramienta colectiva para cambiar la vida de nuestro pueblo, el fortalecimiento del Estado en el centro de la escena política y económica, la defensa del trabajo como articulador social y la construcción de la unidad definitiva de América Latina y el Caribe.
Volvimos a Cuba y Cuba volvió a nosotros. Un afroamericano preside los EE.UU. y cierra la cárcel de Guantánamo, diciendo que ninguna seguridad justifica la tortura y que el mundo ha cambiado y nadie lo debería ignorar.
Es una Argentina nueva, adentro de un mundo nuevo.
Fructifican así las metas que se propuso Néstor Kirchner en su asunción presidencial el 25 de Mayo de 2003, diciendo que por mandato popular, por comprensión histórica y por decisión política, ésta es la oportunidad de la transformación, del cambio cultural y moral y que el cambio es el nombre del futuro. Se trata de hacer nacer una Argentina con progreso social, donde los hijos puedan aspirar a vivir mejor que sus padres, sobre la base de su esfuerzo, capacidad y trabajo, hacer que el Estado ponga igualdad allí donde el mercado excluye y abandona. Por eso, continuó, debemos estar abiertos al mundo pero través del MERCOSUR. El consumo interno estará en el centro de nuestra estrategia de expansión y el Estado se incorporará urgentemente como sujeto económico activo, volviendo a planificar y ejecutar obra pública para desmentir con hechos el discurso único del neoliberalismo que las estigmatizó, afirmaba entonces Kirchner. En una verdadera política de anticipación dijo aquel día, que no estábamos inventando nada nuevo porque los Estados Unidos, de esa manera, en la década del treinta superaron la crisis económica financiera más profunda del siglo XX. Defendió el concepto de la multilateralidad y que por tanto, dijo, no debían esperarse alineamientos automáticos porque nuestra prioridad en política exterior será el MERCOSUR y la integración latinoamericana. Era anunciar el “No al ALCA” que vendría después. Pensamos el mundo en argentino, desde un modelo propio, afirmó. Ese día se despidió recordando, a propios y extraños, que él formaba parte de una generación diezmada, castigada con dolorosas ausencias y que creía en valores y convicciones que no pensaba dejar en la puerta de entrada de la Casa Rosada, a la que llegaba sin rencores pero con memoria.
Admitamos, sin pasiones, sólo con honestidad, que el mandato presidencial de Néstor Kirchner cumplió con creces la senda trazada aquel día de su asunción.
Y vino luego Cristina anunciando en su propia asunción del 10 de diciembre de 2007 que siempre va a faltar la victoria definitiva mientras haya un pobre en la Argentina. Y que ella no venía a ser Presidenta de la República para convertirse en gendarme de la rentabilidad de los empresarios. “¡Que se olviden!”, enfatizó.
Estaba anunciando los cambios estructurales que se correspondían con la etapa histórica que inauguraba con su mandato y muchos no la entendieron. Rescatando la obra del gobierno que inició este proyecto político, agregó que esperaba profundizar el rol del Congreso donde se debata sin adjetivaciones, sin agravios, con propuestas alternativas y viables, con memoria histórica de dónde viene cada uno, qué hizo cada uno y qué representó cada uno, que es lo que da legitimidad para poder plantear una propuesta. Reafirmó la necesidad imperiosa de la reconstrucción del multilateralismo y recordó que somos parte de una generación que creyó en ideales y en convicciones y que ni aún ante el fracaso y la muerte perdimos las ilusiones y las fuerzas para cambiar el mundo, las mismas fuerzas que tuvieron Evita, las Madres y las Abuelas y nuestros próceres, Mariano Moreno, San Martín y Belgrano, dijo Cristina.
Analizar la realidad, planificar su transformación y ejecutar consecuentemente las medidas que alumbren el cambio, son la expresión elocuente de una estrategia de poder en defensa y promoción de los intereses nacionales y populares. Sin estridencias ni consignismos estériles. Es el cambio que soñó una generación que ya no está. En su memoria, no habrá regreso al pasado. Con viento a favor o viento en contra, lo que se dijo se cumplió. Vale entonces aquello que aprendimos hace mucho tiempo, de mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar.
Será la sociedad la cuna de lo nuevo que nació, para que crezca fuerte y viva para siempre. Al fin y al cabo, un gobierno sólo hace lo que el pueblo decide en cada etapa de su historia.
No lo olvidemos nunca.

miércoles, 21 de enero de 2009

CRISTINA Y OBAMA, DESDE EL MALECON DE LA HABANA

La política exterior no admite exclusiones (Publicado en BAE el 21 de enero de 2009)

Estamos conmovidos. Millones de personas reunidas en Washington coreando el nombre de Obama nos estremece y es inevitable el recuerdo de Martin Luther King, Malcom X o la negra Rose negándose a dar su asiento a un hombre blanco en el bus que la traía del trabajo, encendiendo así la chispa de la mayor rebelión libertaria del siglo XX en aquel país, otrora tan racista como imperialista.
África y todos los negros del mundo, seguramente derramaron alguna lágrima viendo a Barack Husseim Obama asumir como el primer presidente afro americano de los EE. UU.
Cómo no estar feliz. Aunque nos dure un día.
Una felicidad que tiene dos rostros: se va un genocida como Bush y llega una esperanza que habla de cosas parecidas a las que hablamos nosotros, del regreso del Estado para favorecer a los pueblos antes que a los poderosos y que “los cínicos no entienden que los suelos se les han movido”.
Este Obama es el que dice en su primer discurso presidencial que “el principal problema que tenemos es la falta de confianza en nuestra Nación”
En nuestro país, dos conocidos consultores, expertos en política internacional y ubicados en las antípodas del pensamiento gubernamental, acaban de afirmar a través de los diarios Clarín y La Nación, la inconveniencia y ausencia de estrategia del gobierno argentino expresada en el viaje de nuestra Presidente a Cuba en coincidencia con la asunción del presidente de los EE.UU, Barack Obama.
¿Ellos tampoco confían en nuestra Nación?.
Deberían entender que tener estrategia es, precisamente, no ponerse de rodillas.
Uno fue y sigue siendo una clara referencia para el espacio menemista y cavallista y el otro, un experto, ex diplomático, de la cofradía delarruista.
Hablamos, con todo respeto, claro está, de Rosendo Fraga y de Carlos Perez Llana.
¿Hubiesen preferido que Cristina permaneciera en la residencia de Olivos mirando la asunción por las pantallas de la TV? ¿O que nuestro Canciller reeditara la expresión de “relaciones carnales” de los gobiernos de Menem y De la Rúa con que ellos se identificaron? ¿O que la Presidenta dijera a Cuba y Venezuela que suspendía su viaje para no ofender al nuevo mandatario de los EE.UU?
Somos un país soberano y respetuoso de todos los gobiernos del mundo.
Desde este piso, el gobierno escribe y ejecuta su política internacional.
Claro, una falacia, como la que ellos afirmaron, no aparece como tal sino a través de envases presuntamente neutrales y “objetivos”.
Vamos a seguir desmontando estas falsas verdades del conservadorismo y la derecha que pretenden demostrar que la ley de gravedad es aquella que eleva a los objetos siempre para arriba.
El lector debe recordar que a la asunción de los presidentes norteamericanos, a diferencia de lo que ocurre en América Latina, no son invitados los presidentes de otras naciones sino que éstas son representadas por sus embajadores. El nuestro, Héctor Timerman, fue invitado a asistir, reservándose para él un lugar destacado para los representantes de países que son privilegiados por la nueva administración.
En la cena previa a la asunción de Obama, y como homenaje a su Vicepresidente, Joe Biden, Timmerman les deseó la mejor de las suertes para el presidente y su pueblo, en nombre del pueblo argentino y en representación de un país democrático llamado Argentina.
Por tanto, nuestro país estuvo legal, legítima y diplomáticamente representada por la máxima expresión institucional que corresponde para la ocasión.
La estrategia de buena vecindad con los EE.UU no es en nada incompatible con la estrategia argentina de fortalecer los lazos de unidad y desarrollo con América Latina y el Caribe, la región natural y política con la que venimos labrando la historia desde hace ya dos siglos.
La diversidad de convenios firmados por la presidenta argentina con su par cubano, Raúl Castro, a su vez, muestra a las claras la estrategia de unidad continental, que no está asentada ni en las buenas oratorias discursivas ni en acuerdos metafóricos. Son convenios que van a la médula del desarrollo de ambos países de manera conjunta, especialmente en cuestiones de alimentos, energía, ciencia y tecnología. En el mismo tono de los que se vienen subscribiendo con otros gobiernos desde la asunción de Cristina Fernández de Kirchner.
Desde esta estrategia de unidad y soberanía latinoamericana es que se saluda al presidente Obama. No se lo hace desde el aislacionismo estéril ni mucho menos desde la posición tan propia de los intelectuales y políticos colonizados.
Cuando Aretha Franklin regaló su dulce voz en la ceremonia oficial, muchos seguramente recordamos aquella otra canción suya, “Rezo una pequeña plegaria”. Fue un himno en los años en que los golpes militares en el sur de América eran planificados desde la nación del norte, en que los negros eran apaleados en Sudáfrica y en EE. UU, en que aquí se peleaba por las libertades conculcadas y por la vuelta de Perón a la Argentina. Todo eso cambió. Todos cambiamos. Somos una nación democrática y soberana. Por eso nuestra Presidenta construye la unidad de América Latina y, coincidiendo con Obama, opta por la esperanza sobre el miedo.
Quienes lamentablemente se quedaron fijos en el tiempo, no podrán entenderlo jamás

lunes, 19 de enero de 2009

LA OPOSICIÓN Y EL NIDO DE LA SERPIENTE

Publicado en Miradas al sur del 18 de enero de 2009 pág. 6

Discepolín se haría un festín en estos días.
Reiría, viendo al ex senador Duhalde que salió a pescar tiburones y volvió con un gatuzo; Cavallo dedicando su último libro a Menem; De Narváez y la UCD que se auto publicitan en primera, y pierden la personería por falta de votos; De Angelis y los sojeros acusando a Botnia por contaminación mientras el glifosato que usan es un asesino ambiental; Cobos que juega a ser estadista desde la cómoda platea de los espectáculos de verano; la muchachada veleta que dice que hay un giro a la derecha justo cuando la Presidenta viaja a unir lazos con la Cuba socialista; Buzzi dándose un baño obrero para lavarse el mote de “oligarca” y “traidor” que recibe por las calles.
Lo más patético del cambalache ocurrió en la ruta 2, con el huevo de la serpiente amenazando atacar de nuevo. Allí estuvo la Alianza gustada por Carrió, junto a Macri, Castells, Solá, López Murphy, Alderete, Morales, etc
Hay más, pero en resguardo del principio de precaución, lo iremos dando en grageas.
Mientras tanto ¿dónde está la centroizquierda? Si entendemos a ésta como un espacio político y social antes que auto referencial, no tenemos dudas en responder: en el gobierno nacional. Todas las medidas gubernamentales adoptadas por Néstor Kirchner primero y por Cristina Fernández ahora, lo fundamentan con creces.
Cuando Germán Abdala convocó a un amplio frente de opositores al menemismo, lo hizo desde las banderas históricas del peronismo hecho movimiento y pueblo. Afirmaba que con el peronismo solo, no alcanza y sin el peronismo, no se llega a gobernar ni el club del barrio. El desafío era volver a ser mayoría con estas convicciones, para gobernar un país tan bello como aguerrido. En eso anda el gobierno, precisamente.
Hay que volver siempre a Germán, Carlos Auyero y Alfredo Bravo. Son un faro cercano y por eso mismo, no hay derecho a equivocarse. Y porque además, la historia no absolverá a los que fragmentan al campo nacional y popular.
Quienes crean que con este gobierno no alcanza, deberían aceptar, al menos, que con cinco gobiernos iguales y si prefieren, mejores, sí construiremos la nave que precisa este pueblo que se ha largado al mar, sin esperarlos.
Si finalmente no sucede así, terminarán tributando al escenario que planifican desde el nido de la serpiente.
Ya lo deberían haber aprendido.

LA OPOSICIÓN Y EL NIDO DE LA SERPIENTE

Publicado en Miradas al sur del 18 de enero de 2009 pág. 6

Discepolín se haría un festín en estos días.
Reiría, viendo al ex senador Duhalde que salió a pescar tiburones y volvió con un gatuzo; Cavallo dedicando su último libro a Menem; De Narváez y la UCD que se auto publicitan en primera, y pierden la personería por falta de votos; De Angelis y los sojeros acusando a Botnia por contaminación mientras el glifosato que usan es un asesino ambiental; Cobos que juega a ser estadista desde la cómoda platea de los espectáculos de verano; la muchachada veleta que dice que hay un giro a la derecha justo cuando la Presidenta viaja a unir lazos con la Cuba socialista; Buzzi dándose un baño obrero para lavarse el mote de “oligarca” y “traidor” que recibe por las calles.
Lo más patético del cambalache ocurrió en la ruta 2, con el huevo de la serpiente amenazando atacar de nuevo. Allí estuvo la Alianza gustada por Carrió, junto a Macri, Castells, Solá, López Murphy, Alderete, Morales, etc
Hay más, pero en resguardo del principio de precaución, lo iremos dando en grageas.
Mientras tanto ¿dónde está la centroizquierda? Si entendemos a ésta como un espacio político y social antes que auto referencial, no tenemos dudas en responder: en el gobierno nacional. Todas las medidas gubernamentales adoptadas por Néstor Kirchner primero y por Cristina Fernández ahora, lo fundamentan con creces.
Cuando Germán Abdala convocó a un amplio frente de opositores al menemismo, lo hizo desde las banderas históricas del peronismo hecho movimiento y pueblo. Afirmaba que con el peronismo solo, no alcanza y sin el peronismo, no se llega a gobernar ni el club del barrio. El desafío era volver a ser mayoría con estas convicciones, para gobernar un país tan bello como aguerrido. En eso anda el gobierno, precisamente.
Hay que volver siempre a Germán, Carlos Auyero y Alfredo Bravo. Son un faro cercano y por eso mismo, no hay derecho a equivocarse. Y porque además, la historia no absolverá a los que fragmentan al campo nacional y popular.
Quienes crean que con este gobierno no alcanza, deberían aceptar, al menos, que con cinco gobiernos iguales y si prefieren, mejores, sí construiremos la nave que precisa este pueblo que se ha largado al mar, sin esperarlos.
Si finalmente no sucede así, terminarán tributando al escenario que planifican desde el nido de la serpiente.
Ya lo deberían haber aprendido.

domingo, 18 de enero de 2009

EN LA TIERRA DE JOSÉ MARTÍ

Publicado en Miradas al Sur pág. 10 del 11 de enero de 2009

Cuando cayó abatido en plena batalla por la Independencia de Cuba, José Martí tenía apenas 42 años de vida. Con él partía tempranamente el combatiente libertario, el poeta, el periodista, el escritor, el hombre americano en su más excelsa condición humana.
Su voz lúcida y desgarrada, nos sigue preguntando: “¿En qué patria puede tener un hombre más orgullo que en nuestras repúblicas dolorosas de América?”
La presidenta Cristina Fernández, viajará a Cuba para seguir consolidando la América unida que soñó Martí. Ese es el propósito de este viaje oficial, ahora diferido para la semana próxima, en el convencimiento de que no hay América sin Cuba, como no hay Argentina sin Malvinas.
Es la hora de avanzar en la integración forjada hace 200 años por Bolívar, San Martín y Artigas, junto a otros padres de la patria grande.
Los vientos huracanados que azotan al mundo desde las potencias bélicas del norte, obligan a unirnos para inventar nuestra propia oportunidad de ser definitivamente libres. Nada nos será dado. Todo lo forjaremos, como lo hizo Néstor Kirchner frenando el ALCA imperial en pleno rostro del genocida.
Fragmentados, tendremos otros 200 años de pesares por delante.
En otras orillas, la mediocridad de los opositores y sus plumas mediáticas, hurgan en los cestos de residuos para encontrar la “primicia” del viaje. Su mezquindad no les permite ver más allá de su propia sombra. No alcanzan a percibir la trascendencia de estos cambios que se producen en el mundo y particularmente en América Latina, el continente del futuro, el de las aguas, el del trigo, el de la industria, el del trabajo.
Deberían aprender a buscar en la cuna del continente americano la génesis de este momento histórico que reúne a los gobiernos y pueblos en una misma dirección; uno con su joropo, otros con su guajira, con su cueca, con su tango. Pero todos juntos en una polifonía de voces para esta y las generaciones por venir.
Allí está el futuro de esta América que nos duele y enamora tanto.
Allí, y solo allí, está la narrativa del viaje presidencial y de un modelo de gestión que expresa un proyecto de nación con desarrollo e inclusión social.
De nada valdrá que algunos sigan difamando, con sus bolsillos rebosantes de odio y la mollera vacía de propuestas.
La derecha recoleta y el progresismo placebo, perdieron la brújula y no se dieron cuenta.
Alguien debería, al menos, ir a rescatar a los que confundieron el camino.
Si corrieran el Dakar, aún andarían buscando la salida por los bosques de Palermo.

BIENVENIDO 2009, EL AÑO DE RAÚL SCALABRINI ORTIZ

Bienvenido 2009, el Año de Raúl Scalabrini Ortiz

Publicado en Miradas al Sur, pág. 10 del 4 de enero de 2009

Se va el 2008 y llega el Año de Raúl Scalabrini Ortiz, forjador mayor del pensamiento nacional y autor, entre otras obras, de aquella que nos descubrió el alma: “El hombre que está solo y espera”.
La Presidenta Cristina Fernández decretó este merecido homenaje a quién labró como pocos los senderos de un pensamiento crítico desgarrado de ternura y humanismo.
Volver a él es atrapar el futuro y adentrarnos en lo más profundo del espíritu de la tierra, de sus huellas más remotas y de la génesis de un pueblo que construye su propio destino de nación soberana. Es volver a creer, como esencia y magia de la vida.
Hoy lo convocamos para que nos ayude a mirar en su integridad, y no por parcelas como algunos quieren, el campo de batalla donde se disputan cada vez más nítidamente dos modelos de país: uno, autónomo e inclusivo; otro, dependiente e injusto.
El que se va es, por lejos, el año donde el proceso político entró francamente en su etapa de transformaciones estructurales. Lo saben los sectores que adhieren decididamente al rumbo elegido por el Gobierno pero también los aliados críticos y los oportunistas que desertan por desencanto o por miedo, lo saben los adversarios y los medios de desinformación que expresan al núcleo de poder que se resiste a cambiar las condiciones sociales y económicas impuestas por la dictadura en 1976 y profundizadas por el menemismo en los años 90.
Por eso despiden el año con editoriales cargadas de fantasmas, acechanzas y derrotismos. No informan, operan. Profesionales de la mentira, venden gato por liebre sin perder el estilo. Sus plumas mercenarias martillan en falso inventando una realidad virtual de presunto aislamiento oficial que sólo existe en sus afiebrados propósitos. No parecen periodistas, sino voceros de negocios de un mundo cruel que se muere de espanto
El escenario real dice que la correlación de fuerzas favorece al Gobierno. La iniciativa política e institucional está de su lado. Es el Gobierno quien impone la agenda de los días que corren, quien prepara los muros de defensa ante el vendaval de crisis que sopla desde el hemisferio norte, quien maneja de tal forma los tiempos de este proceso político al punto de reponerse rápidamente de la traición cobista y anotarse varias victorias en su haber, siendo la más importante sin dudas, la eliminación de las AFJP y la consiguiente recuperación de la administración del ahorro de los trabajadores y jubilados por parte del Estado.
Todos estos logros fueron el resultado de la combinación, en armonía o tensión, de la voluntad de la Presidenta y el debate democrático en el Congreso de la Nación.
Es una muestra elocuente de calidad institucional que sólo la hipocresía puede negar.
El que termina fue un año donde, después de varias décadas, un gobierno democrático y popular encara una política de redistribución de ingresos de la única manera que se conoce aquí o en la China: sacándole a los que más tienen para repartirlos entre los que “están solos y esperan”. Eso, ni más ni menos, fue la Resolución 125 que el Ejecutivo envió al Congreso, aprobada en Diputados y empatada en el Senado. El voto cínico de Cobos hizo posible el saltito de festejo fugaz de ese frente espasmódico de la derecha criolla, configurado en esos días de conflicto.
En el asalto a la colina estuvieron juntos Eduardo Buzzi, Alfredo De Angeli, Macri, Carrió, Biolcatti, Morales, Llambías, los Duhalde y como una murga que equivocó el festín, se suma ahora la muchachada veleta de ese progresismo placebo al que le crecen los pelos y el ombligo cuando el que gobierna lo hace en representación de los intereses nacionales y populares.
Así, en la segunda mitad del año, se hizo evidente que, a la disgregación del arco opositor le sucedía el afianzamiento del bloque gobernante. Los opositores de diverso cuño son capaces de construir un rejuntado para atacar al Gobierno y para injuriar con violencia inusitada al ex Presidente Néstor Kirchner, pero agotan sus fuerzas con la última piedra que arrojan. Su efímero minuto de gloria se desploma si de construir propuestas y consensos se trata. Replican la conducta que tienen cuando gobiernan.
Será bueno recordarlo a la hora de volver a las urnas. .
La Argentina no registra antecedentes de un mandatario con el nivel de inserción internacional que labró Cristina Fernández en apenas un año de mandato. Desde la cumbre presidencial del Grupo Río en Santo Domingo, evitando una tragedia bélica entre Colombia y Ecuador; hasta la cumbre reciente en Brasil, pertrechando municiones para enfrentar unidos la crisis que el neoliberalismo desparramó al mundo desde Wall Street. Y qué decir de la incidencia determinante de la Presidenta argentina en la reunión de la UNASUR convocada de urgencia para salvar la democracia boliviana que preside Evo Morales y su presencia en el continente africano y en Rusia y en EE.UU.
Si todo esto pasó, si creció el consumo navideño, si tenemos un Gobierno que despliega como nunca antes una batería de medidas económicas para favorecer el consumo y el mercado interno y decide el más grande y estratégico plan de obras públicas de la historia moderna, si recuperamos para el Estado nuestras Aerolíneas Argentinas ¿por qué entonces los grandes medios tiran a matar todos los días?
Por lo mismo que ya dijimos, porque saben que el año que nace es el de la consolidación institucional, económica y política de un modelo de país soberano e inclusivo socialmente.
Y aunque la derecha se enoje y las veletas se desconcierten, la Presidenta visitará oficialmente la Cuba del Che, Fidel y Raúl Castro, en pocos días más.
Quizás pensaba en algo de esto Cristina Fernández, el día que firmó el Decreto 2185 declarando el 2009 como el Año de Homenaje a Raúl Scalabrini Ortiz.