lunes, 31 de octubre de 2011

Defender la alegría


Llamando a Mario Benedetti para que nos ayude, empecemos por decir que nos va a costar dejar atrás este octubre que hoy termina.

Toda la alegría, la memoria, la justicia, toda la victoria y el dolor, en un mismo mes.

No hay calendario que aguante tanta pasión.

Noviembre tendrá lo suyo con el primer viaje que hará la Presidenta al exterior.

El mundo antiguo la espera mientras debate por cuál ladera escapar del precipicio.

La vieja Europa insiste en trepar por la derecha y cae al vacío una y otra vez.

¿Será por eso que Obama le pidió una audiencia a Cristina?

En Paraguay se reunieron los restos del naufragio iberoamericano.

Llevaron las de perder los neoliberales de nuevo y viejo cuño, toda vez que fueron los vientos latinoamericanos quienes marcaron el tiempo y la dirección de esa cumbre.

Algo muy importante: se debatió el papel del Estado pos neoliberalismo.

El Estado en el centro de la escena es garantía de igualdad de oportunidades.

Defender el Estado para nuestros pueblos es defender la alegría.

Habrá más mercado, habrá más libertades, más empleo, más consumo, si hay un Estado protagonista de este tiempo histórico.

Ni el FMI, ni las consultoras, ni los bancos, ni las financieras garantizan la redistribución de la alegría y la riqueza como lo puede hacer un Estado al servicio del pueblo.

Éste será el arduo debate de Cristina con los popes del mundo en el G-20 próximo.

Ella sabrá mostrar, respetuosamente, los caminos virtuosos que recorre nuestro país contrastándolos, aunque no lo diga, con los senderos escarpados y tortuosos que recorren los llamados países desarrollados.

No hay que debatir sobre el sexo de los ángeles en tiempos que se precisa alimentar con pensamiento propio el nuevo mundo que hay que construir.

¿A quién le importa lo que diga Beatriz Sarlo o lo que deje de decir?

Se sabe desde siempre que los conversos como ella precisan que el patrón de turno se convenza que ya no son de “izquierda” y que si alguna vez lo fueron, fueron por culpa de un acné juvenil.

Además, habría que debatir con la agenda que votó mayoritariamente el pueblo en las urnas.

Modestamente, aportamos dos estrofas bellas y profundas para ese debate abierto:

*La Argentina recupera un científico expatriado cada tres días.

*Los créditos del Bicentenario ya generaron 18 mil puestos de trabajo.

¿No saben acaso estas palabras a un poema de amor y orgullo propio?

En la despedida, una lágrima, un abrazo y toda la energía solidaria para que se recupere pronto el Compañero Lula.

Fueron Lula, Hugo Chávez y Néstor Kirchner los que defendieron la alegría como una trinchera, como un principio, como una bandera, como un destino, como una certeza, como un derecho.

El Argentino, lunes 31 de octubre de 2011

domingo, 30 de octubre de 2011

Las alas de la victoria


La victoria de Cristina viene cargada de futuro.

Como la poesía.

Esta primera definición nos lleva a un mensaje quizás más rudo: llegó la hora de pasar al ataque.

Si la solidaridad es la ternura de los pueblos, es ella la que pasa al ataque contra el egoísmo de los grandes grupos mediáticos que apuestan al fracaso argentino, a la subestimación colectiva, a la humillación permanente, al pesimismo generalizado.

Desde ese lugar compartido, es imprescindible organizarse para limpiar el cielo con una lluvia de ideas, un aguacero de palabras nuevas, un viento que aclare el horizonte.

La lucha por la iniciativa ha terminado.

La iniciativa política es patrimonio de la voluntad popular desde el 23 de octubre pasado.

Sin dejar de responder una por una las provocaciones que vienen por derecha, aún las que visten ropaje de progresía, es tiempo de pasar a la ofensiva general en el plano de las ideas.

La fuerza del amor y la alegría le ha ganado la batalla al odio. Y hay que defender ese patrimonio; la victoria, en definitiva, le pertenece al pueblo y no a una factoría.

El gobierno de Cristina es una usina productora de pensamiento propio, aunque no siempre lo enuncia con palabras. Habla sí, a través de los hechos que produce.

De allí que es necesario que la agenda política y mediática la ponga de aquí en más el proyecto nacional, popular y democrático.

El poder de la comunicación ha mudado de lugar definitivamente.

Antes, autoritario y monopolizado; hoy democrático y socializado.

Aquellos temas que decían saber sólo unos pocos entendidos, ahora son parte del sentido común de un pueblo. Y los discute, los cuestiona, los interpela, los debate alegremente en las calles y en las plazas.

No hay mordazas ni límites. Sólo la voluntad popular formatea y otorga contenido a la agenda real que se precisa para seguir avanzando.

Que se abran entonces mil flores en el campo del pensamiento, de la palabra y la organización popular.

Es tiempo de libertades, sin corrales ni tranqueras.

En este marco, el llamado a la unidad nacional que hace la Presidenta es una columna vital para esta ofensiva.

No llama a la trinchera cerril de nadie ni traza una línea divisoria en el campo de disputa. Los convoca a organizarse para garantizar la unidad de todos los argentinos que se decidieron a profundizar el proyecto de país en curso.

No abundan los antecedentes.

No sólo porque la historia no se repite, sino porque en este tramo se encontró el camino y la huella, se asimilaron los errores del pasado, se aprendió de la experiencia y se construye el liderazgo de Cristina con políticas de estado que le cambian la vida al pueblo; no con imposiciones de carné partidario.

Hay que discutir el presente y el futuro que construye la mirada transformadora con la que hoy cuenta el país.

Esa y no otra, es la mirada común latinoamericana.

En el respeto a la diversidad y a las minorías, esta mayoría que es el kirchnerismo, viene edificando la nueva Argentina del siglo XXI.

Es algo así como la hegemonía de la no hegemonía. Porque en este país que lidera y conduce Cristina, entramos todos.

“No empujen que hay lugar para todos”, diría el chofer del bondi.

Que en menos de una semana se hayan producido eventos de la trascendencia histórica de la condena a los genocidas de la ex ESMA, los masivos homenajes a Néstor Kirchner en el primer aniversario de su partida y la más conmovedora y abrumadora victoria electoral desde que conocemos la democracia en este lugar del mundo, habla a las claras que la historia está corriendo a la velocidad de la luz.

Entiéndase bien, la medida para dimensionar la transformación vertiginosa del país son los años transcurridos desde que Kirchner asumió diciendo “Vengo a proponerles un sueño” hasta que la Presidenta anunció a los cuatro vientos:

“Siempre voy a estar del lado del combate a la desigualdad. En la defensa de los sectores más vulnerables y la integración social, porque esta no es una lucha entre imparciales. Y yo no soy neutral”.

Una victoria así de contundente abre todos los espacios; no los cierra ni agota en un solo acto la energía vital que se desprende de las urnas.

Una victoria así es generosa por definición. Le pertenece a los 40 millones de argentinos. Viene a cambiarles la vida desde la certidumbre de un proyecto que sorprende gratamente, pero no asusta a nadie.

Más que a los injustos del privilegio y la mediocridad.

Toda gran victoria, como fue la de Cristina, entraña siempre una gran derrota.

El archivo dice que es la primera vez que el ganador no tiene segundo.

Lo inventaron, claro. Pero como todo lo que no tiene sustento real ¿cuánto durará?

De todos modos, lo importante es observar categóricamente, que el viejo bipartidismo de radicales y peronistas conservadores, ha sido borrado del mapa político por la avalancha de votos.

El conservadorismo de derecha, en general, ha sido derrotado.

En ese lote deberán barajar y dar de nuevo si optan por sobrevivir.

La soledad de Carrió es apenas el trazo grueso de esa gran derrota y el contexto de esa caída estrepitosa vale para todos los que apostaron al fin de ciclo kirchnerista proyectando su propio fin.

¿Qué surgirá de las ruinas del partido centenario después de este bochorno?

¿Resurgirá por el centro o por los laterales?

¿Y qué quedará de la derecha peronista ahora que se quedó sin el último patrón que le quedaba?: absolutamente nada. Porque la robusta representatividad de Cristina, refrendada por la gran victoria electoral, es un imán tan potente que atraerá al conjunto de las fuerzas sociales que pretendan navegar por las aguas que fueron, son y seguirán siendo peronistas.

El kirchnerismo es al siglo XXI lo que el peronismo fue al siglo XX, no porque sea una reedición mejorada de aquel. Sino por el rol transformador que cumple en la historia del pueblo y la nación.

Este movimiento complejo, participativo, abrazador, es tan joven como sus militantes, pero moja sus patas en la misma fuente de esa Plaza que fundó el peronismo.

Sabe, por comprensión histórica, que sólo con raíces es posible crecer.

Miradas al Sur, domingo 30 de octubre de 2011

sábado, 29 de octubre de 2011

HOY: YA NADA SERÁ IGUAL

sábado de 16 a 17 hs Jorge Giles en la Radio de
las Madres el programa "Ya nada será igual".
AM530 La Primera de la Izquierda www.madres.org

viernes, 28 de octubre de 2011

Kirchner, el reparador de sueños




El día de ayer fue todo Néstor Kirchner.

El viento frío que venía del sur. El sentimiento a flor de piel.

El homenaje repartido de manera federal hasta el último rincón de la patria.

La capital argentina fue Río Gallegos, su lugar en el mundo.

Pero también fue la histórica Plaza de Mayo, su otro lugar.

Las Madres con su Radio Abierta en conexión directa con el cielo para hablar con Néstor.

Y más tarde la juventud, los trabajadores, los más humildes, los oficinistas, los artistas y ese piberío que se da cuenta que es otra Argentina la que vino a quedarse entre nosotros, después de Néstor y Cristina.

La vigencia de Néstor se mide por la sustancia con que está formada.

Él no es un pálido recuerdo en el aura colorida de la metafísica.

A Néstor se lo extraña, se lo nombra, se lo quiere.

Se lo lleva. Se lo abraza. Se lo llama.

Si no fuera así, habría que responder lo que el alma se pregunta al escuchar una canción de Silvio:

¿Quién planificó esa sincronía perfecta de realizar el Censo Nacional más completo de la historia, el mismo día que se nos iba el mejor reparador de sueños de los argentinos?

¿Y quién organizó, apenas cuatro días antes del primer aniversario de su partida, la más conmovedora victoria electoral de esta democracia?

¿Y quién quiso que una noche antes de ese aniversario, la justicia dictara las condenas contra los máximos represores de la ex ESMA durante el terrorismo de estado?

Habría que recomponer esta sustancia, reconstruyendo la huella.

El 25 de noviembre de 2009, cerrando un Seminario de la Corriente Nacional y Popular del Frente para la Victoria, Néstor Kirchner dijo:

“No nos perdonan el fin del indulto, no nos perdonan y fíjense ustedes que no es casualidad, que cada vez que se inician juicios colectivos, donde se juzga a varios señores de la etapa de la dictadura militar, siempre aparece alguna gente que puede estar protestando legítimamente por sus derechos, como pasa en cualquier democracia y es natural, en el marco de saber también cuáles son los intereses que están en juego; pero las provocaciones más fuertes siempre llegan cuando se inician este tipo de juicios.

Dentro de pocos días, ustedes saben, que gracias a Dios ya se pondrán en marcha a fondo los juicios de la ESMA; preparémonos y estemos atentos ante cualquier cosa rara. Los ataques permanentes de algún gran defensor de la consigna, de la doctrina y la filosofía de ese proceso, no son casualidades”.

El veía más lejos que todos.

Si hasta la decisión de la Presidenta, de obligar a mineras y petroleras a liquidar en el país los dólares que obtienen de la exportación, parece otra clara demostración de que Néstor sigue vivo entre nosotros.

El Argentino, viernes 28 de octubre de 2011

jueves, 27 de octubre de 2011

Ya nada será igual después de Kirchner


Hay un antes y un después de Néstor Kirchner.

El hombre, el compañero, el amigo, el militante, el padre, el marido, el Presidente, el fundador, el líder, el conductor.

Y de vuelta, el compañero.

Ya nada será igual después de Néstor Kirchner.

Atravesó descalzo el fuego del incendio para poder salvarnos, cuando pocos creían posible una patriada, en un país tan desolado, que hasta se había quedado sin patria.

¿Para qué arriesgarse con el torso desnudo y la espalda al descubierto?

Pero Néstor lo hizo.

Caminaba y sonreía como diciendo “¿vieron que se puede?” y el saco desprendido al viento y la sonrisa de pibe y el puño cerrado y el corazón abierto y caminaba sobre el fuego, disimulando el dolor.

Néstor era una invitación a tocar los timbres de las casas y salir corriendo.

Una provocación para animarnos juntos a tocar el cielo con las manos.

No vino a romper las fronteras del desencanto porque sí.

Él inventó la forma de darnos cuenta que así no valía la pena continuar viviendo.

A un país desangelado supo ponerle alas y nos echamos a volar con él.

Ya nada será igual después de Néstor Kirchner.

La jabalina que tiró llegó a la luna ¡y anda a sacarla si podes!

Y que nadie nos pida que dejemos de llorar por él.

Nos ganamos el derecho de llorar todo lo que queramos. De regalarle un poema. De llevarle una flor o un buen vino argentino, ahora que es bebida nacional. Seguro que, con orgullo, lo compartirá con quien esté a su lado.

Después de Kirchner nadie nos dicta de afuera lo que tenemos que hacer.

Con él nacieron estas alas y la voluntad ya no se acuerda de la palabra “imposible”.

No es poca cosa lo que nos legó.

Estamos tentados a repasar una por una todas sus hazañas, sus heroicas proezas, sus curiosidades, sus desafíos, su voluntad inquebrantable.

Hoy no lo vamos a hacer. No es nada fácil escribir prolijo en medio de un abrazo.

Y este papel es un abrazo por si alguien no se dio cuenta todavía.

Ya nada será igual después de Néstor y Cristina.

Es una forma de decir que el kirchnerismo es al siglo XXI lo que fue el peronismo al siglo XX.

Y lo nombro a Néstor. Y digo que los pibes de hoy, esos que mañana serán hombres y mujeres, que harán el amor, que tendrán su propia descendencia, que estudiarán y trabajarán, que gobernarán, que seguirán soñando, esos compatriotas estarán armados de ternura con su nombre y guay que alguien venga a querer quitarles uno solo de los derechos que se repararon y se conquistaron con Néstor y Cristina.

Ya nada será igual después de ellos.

El sentido de inclusión ahora es como el aire, nos pertenece por derecho propio.

Por estos nuevos aires, eternamente gracias, Néstor. Gracias.

El Argentino, jueves 27 de octubre de 2011

miércoles, 26 de octubre de 2011

El día después de la victoria


Ayer habló la Presidenta.

Y el pueblo de Lanús, como se merecía, celebró con ella su victoria.

Fue en la inauguración de una unidad de salud, al lado del Riachuelo, en el profundo país del conurbano bonaerense.

Alguna vez navegaremos por el Riachuelo. Será cuando este “río muerto” que es hoy, renazca como un “Río Vivo”.

Es posible soñar en un país normal como el nuestro, reconstruido con el sentido común que anima el proyecto de nación que lidera Cristina.

La corporación mediática no lo puede tolerar, pese al claro mensaje de las urnas.

Se muestran “preocupados” por el gabinete que vendría, por la cantidad de votos de Cristina, por la “hegemonía” y bla bla bla.

Meten presión, pero sólo soplan en el viento.

Expresan el eco vago de un país que quedó atrás, cuando eran ellos los que dictaban el humor social, el humor presidencial, el humor de los mercados.

No entienden que aquel humor impuesto, impostado y monopólico, perdió una letra en el camino y se ha transformado en humo.

Ya lo dijimos antes: el pueblo votó masivamente a Cristina para equilibrar, con cordura y sensatez, ese desequilibrio de los poderosos.

¿Qué dirán ahora que es Obama el que le pide audiencia a nuestra Presidenta?

¿Notarán el cambio?

Cristina asistió luego a la firma de un convenio de cooperación espacial con Estados Unidos que se instrumentará a través de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y la NASA.

El convenio apunta a la exploración y uso del espacio ultraterrestre con fines pacíficos en áreas de interés común, como la observación y monitoreo de la Tierra, las ciencias espaciales y sistemas de exploración.

Así, Cristina continuó con su hoja de ruta normal.

Se ocupa y preocupa por los sectores sociales más humildes, en los aspectos básicos de la atención de la salud y con igual empeño, comanda la transformación estratégica de la ciencia en este tiempo histórico.

El marco general que vivimos todos, más allá de banderías partidarias, se completa con la sentencia que la Justicia dictará hoy contra los represores del terrorismo de estado de la ex ESMA.

Es el país real, el que existe, el que repara derechos, el que no olvida, el que se abraza en las plazas.

Se vienen tiempos de consolidación y profundización del proyecto nacional y popular, fuertemente signados por el compromiso de gobernar para todos los argentinos y al mismo tiempo, encarar más temprano que tarde, una organización política y territorial lo suficientemente sólida para protagonizar, responsablemente, las tareas por venir.

La oposición seguirá buscando su brújula en medio de la tormenta.

Algunos la encontrarán, probablemente.

Y otros, la perderán para siempre.

Es así.

El Argentino, miércoles 26 de octubre de 2011

martes, 25 de octubre de 2011

Una victoria que da certezas


El kirchnerismo es hijo de la adversidad y padre de la victoria.

Es una linda definición para presentar el nuevo DNI con el que este movimiento ingresará a la historia por la puerta grande de las transformaciones.

No nació de un día glorioso como el 17 de Octubre, aunque se inspire en él, sino como consecuencia de una tumultuosa movilización que se desprendía a dentelladas de un modelo de país injusto.

Era diciembre del 2001, cuando quedaron en la Plaza ensangrentada, 32 muertos y 117 heridos.

Tampoco nació de una avalancha de votos, sino de apenas el 22,24 %.

Y sin embargo, el rastro que siguió fue avisar rápidamente que venía a cambiar la vida de los argentinos.

A falta de relaciones de fuerza más favorables, las fue creando al calor de los derechos que iba reparando con su propia voluntad.

Néstor Kirchner fue el conductor de esta revolución de las pequeñas cosas.

Su propia estampa desacartonada anunciaba a su paso que los hombres comunes volvían a regir los destinos del país.

El presidente se parecía a su pueblo, abrevió Cristina.

En 2005 y 2007 el nuevo movimiento acrecentó el espacio de representación popular. Lo hizo sin prepotencia, tejiendo y cociendo el tejido roto de la dignidad allí donde los injustos lo habían desgarrado.

Pero en el 2008 primero y 2009 después, el viejo país del privilegio lo tomó del cuello y no lo quiso soltar. Creyeron que había llegado la hora de cazar la presa.

La inocencia de un pueblo fue asaltada por las minorías, al sonido estridente del “Clarín” y “La Nación”.

De esa adversidad pocos creían poder escapar.

Para sorpresa de muchos, se salió de la emboscada a todo pueblo en el Paseo del Bicentenario.

Pero después, llegó la muerte de Néstor y nos dejó para siempre este dolor en la mirada.

De allí nació esta luz.

Fue cuando miles de jóvenes salieron debajo de los adoquines, que es una forma de decir debajo de las estrellas y le cambiaron la edad al porvenir.

Por eso el kirchnerismo cosechó la gran victoria del 23 de octubre después de varias derrotas.

Es que el proyecto que conduce Cristina está signado por la certidumbre.

Arroja certezas en medio de un mundo de incertidumbres.

Sabemos que mañana y la semana siguiente y el año que viene y el otro, estaremos un poquito mejor que ayer con este rumbo.

El kirchnerismo es tierra firme; pero no está quieta nunca; gira siempre hacia el mismo lado, aunque no prenda el guiño a la izquierda.

La victoria de Cristina provoca, por ejemplo, que mi madre llene de flores y faroles el humilde patio de ladrillos y cante nuevamente a toda voz.

Según ella, ahora bajarán las estrellas a bailar por las noches, sin que tengan miedo, ni vergüenza de hacerlo.

El Argentino, martes 25 de octubre de 2011

lunes, 24 de octubre de 2011

La Patria en estado de gracia


La victoria de Cristina es la victoria de un pueblo que se ha echado a andar por los caminos con todas sus banderas. Y ya no tiene retorno.

De aquí en más, la Argentina entra en estado de gracia permanente.

Para llamar al amor y la igualdad a todos los que quieran sumarse.

Para convocar a la paz en el mundo desde el lugar de paz que supo construir con Néstor Kirchner.

Para entregar la posta a los jóvenes, a las mujeres, a los trabajadores, a los humildes de toda humildad, a los que no piden nada para ellos sino para el pueblo al que pertenecen.

El resultado electoral es conmovedor.

Cada urna estaba llena de pueblo. Cada cuarto oscuro, lleno de luz.

“Cristina” fue el nombre propio de este domingo 23 de Octubre del 2011.

Podrán y deberán volar millones de palabras al viento de aquí en más, de este a oeste, de sur a norte y entrecruzarse entre ellas en un gran alboroto nacional y popular, un remolino de alegría, porque la patria encontró su norte definitivamente y se llama Cristina y se llama Néstor.

La Patria es la que grita ahora: ¡Argentinos, tenemos pueblo!

Un abrazo tras otro en la histórica Plaza de Mayo y en todas las plazas de este bello país, cada vez más bello y más justo, le devolvió el significado a todas las cosas de nuestras vidas y de nuestra historia.

Era para esto que sobrevivimos. Era para esto. Ahora lo sabemos.

Nos reconocimos, colectivamente, iguales, hermanos, compañeros, amigos, parientes del amor y la memoria. Como si nos reconociéramos en nuestras nuevas y antiguas soledades, en un mismo nombre y todos a la vez: “Cristina”.

La alegría es patrimonio público desde ayer.

La profundización de este rumbo no es nada más ni nada menos que la redistribución del derecho a ser felices. El derecho a abrazarnos y amarnos dónde y cuándo tengamos ganas.

Juro que quise escribir un análisis que presuma de análisis político del triunfo de Cristina. Pero el corazón me ganó de mano y se puso a relatar con su propia voz.

No hay comparación con otros momentos semejantes.

Si hubo muchos votos de un lado y poco o nada del otro, es porque esta sociedad ha reconstituido su tejido roto, golpeado, herido. Y lo quiso demostrar con una luminosa jornada de victoria, para que no queden dudas.

Nada habrá que temer.

Claro que sería mejor si los dueños del odio y el resentimiento entienden que ha llegado la hora que depongan las armas de la sinrazón.

La victoria del pueblo siempre es generosa. Abraza a todos. Invita a cantar. A seguir soñando.

Néstor fue el que arrancó la marcha cuando dijo que no dejaría sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada.

El pueblo y Cristina no las dejaron ayer, en la puerta grande de la historia.

El Argentino, lunes 24 de octubre de 2011

domingo, 23 de octubre de 2011

Una pedagogía para volar más alto


Hoy elegimos un nuevo mandato presidencial.

Así, la Argentina del siglo 21 votará las bases de una nueva pedagogía para aprender un vuelo más libre y más alto.

Es curioso, pero el principal cazador de ese vuelo se quedó sin boletas y las pocas que le quedan, no logran remontar el cielo.

Sólo presenta batalla desde los titulares de su monopolio.

El arco y la flecha no caben en las urnas.

Cada ciclo de la historia crea su propia pedagogía, su peculiar lenguaje, el perfil de sus líderes, el discurso dominante.

“Es el espíritu de época”, se ha dicho.

¿Cuál es ese espíritu en un día como hoy en el que millones de argentinos entran en estado de gracia y asamblea?

Por esta manía de meternos en honduras aunque nadie nos llame, empecemos por decir que el cambio de época aquí ya se produjo.

Se trata ahora de echar luz sobre el nuevo sentido común que debemos construir colectivamente.

Los paradigmas necesarios para este nuevo tiempo están convocando a que los retratemos con una bella prosa.

Algunos apuntes para la ocasión.

Esta generación del Bicentenario tuvo su origen en los años 60 y 70 del siglo pasado. Cobijada por una pedagogía tallada a golpes de fusiles y machetes, hizo del heroísmo y la abnegación, una forma de vida.

“Fallaron y equivocaron el rumbo”, se los sentenció bien o mal intencionadamente.

“Se descolgaron del cielo y el cielo estaba en el pueblo que tanto amaban”, es una forma comprensible de decir lo mismo.

Quizá cuando nos dimos cuenta, era muy tarde para volver a casa.

Digan lo que digan, el espíritu de aquella época bullía en las calles de París con el Mayo francés y se sumergía luego en los desfiladeros del bar La Paz, daba una vuelta por la Villa 31 y se pertrechaba en los montes, las fábricas, las universidades y los pueblos esperando por Perón que los alentaba y estimulaba: “si yo tuviera 20 años menos andaría como esa juventud…”.

La lucha vietnamita de Ho Chi Minh, heroica. La Cuba de Fidel y el Che, heroica. África, heroica. La China de Mao, heroica. Las barriadas negras de Martín Luther King, heroicas. Latinoamérica, heroica. El Chile de Salvador Allende, heroico.

Y la mecha ardía en medio de Argentina y las paredes que cantaban tan lindo como las multitudes: “luche y vuelve”.

La dictadura, luego, escribió con sangre y fuego su pedagogía del terror.

Venían a desarmar el país peronista, a pasar a degüello nuevamente al Chacho Peñaloza y toda su montonera. Venían a demoler la idea del Hospital de Niños en el Sheraton Hotel, cortar de cuajo todos los sueños de un país más justo, libre y soberano, demoler la conciencia de la clase trabajadora más avanzada en América del Sur y ya que estaban, demoler el trabajo y a los trabajadores.

Fue la pedagogía de Videla, Massera y Martínez de Hoz, distribuida en folletos diarios, publicados por Clarín y La Nación.

Los años que siguieron después, ya en democracia, fueron los años de la pedagogía escrita por el posibilismo, el ilustre pos modernismo de la resignación.

Fue la hora de jugar a escondidas del dolor ajeno. La del “sálvese quién pueda”. La pedagogía del neoliberalismo salvaje y el proclamado “fin de la historia y las ideologías”, vino a imponer un pensamiento único y a callar toda voz que sea plural.

La derrota se cobró al contado 30 mil vidas, pero cobraba en cuotas una desesperanza que pretendieron incuestionable y eterna.

La gerencia reemplazó la política, como si fuese un muleto de ella. Pura gestualidad y gestión vaciada. La decisión sobre nuestro destino de nación y pueblo, tenía su residencia en el poder económico y mediático real.

¿La democracia? si te he visto no me acuerdo.

Pero algo muy profundo sucedió desde que llegó Néstor Kirchner en el 2003.

Salíamos del infierno para entrar al purgatorio, decía el Presidente.

Y como se sabe, ese lugar de paso se contenta con un Instructivo y un Manual de tránsito para no perderse.

Allí todo es convicción, coraje e inteligencia.

El cambio vino después, contra el reflujo del incendio voraz en el 2008. Y allí fue donde empezó a alumbrar el liderazgo y la conducción de Cristina, la misma que hoy compite nuevamente por seguir siendo Presidenta de todos los argentinos.

Este diario de hoy será parte de la historia desde las 6 de la tarde.

Hasta que llegue esa hora, presume con voz propia, que al calor emocionado de contar voto por voto en cada urna, una nueva institucionalidad estará naciendo.

Cada cuarto oscuro será una sala de parto de ese momento histórico. Todo lo que se creía inalterable en su dechado de mentiras e injusticias, será pieza de museo de aquel viejo país que dejamos atrás.

La nueva Argentina será desde hoy y en adelante, la que reclamará con urgencia y sabiduría, una pedagogía que hable de estas cosas que nos vienen pasando de un tiempo a esta parte.

Hasta no hace mucho, la virtud de la democracia que recuperamos en 1983, se medía por los años que iba acumulando desde entonces. Valía más el cuánto que el cómo.

Claro, no es menor saber que la dictadura es una cosa del pasado.

Hoy, sin embargo, aquella virtud se mide por la recuperación de nuestros derechos sociales.

El calendario cuenta sólo cuando nos preguntamos, por ejemplo ¿cuántos derechos se conculcaron en estos últimos años? Ninguno, es una respuesta posible.

¿Y cuántos derechos se repararon y reinstauraron? Muchísimos, es una respuesta veraz.

Pues bien, este nuevo ciclo promete ser un ciclo largo de la historia de este pueblo y como tal, precisa de una nueva pedagogía para seguir andando, escribiendo, enseñando y aprendiendo al mismo tiempo.

Ni heroísmo individual ni de grupo. Ni miedo a nada ni a nadie. Ni resignación ni posibilismo.

Hay que saber interpretar la voz del pueblo en un día como hoy, porque allí estará la clave para saber cuál es el idioma con el que escribiremos la novedosa pedagogía de este tiempo.

Una educación basada en el amor precisa como mínimo a dos para poder amar.

Hoy serán millones los que doblen las campanas para entrar a esta escuela que es la Argentina.

Nos ponemos de pie. El pueblo está hablando.

Miradas al Sur, domingo 23 de octubre de 2011

sábado, 22 de octubre de 2011

HOY: YA NADA SERÁ IGUAL

Acordate!!!! sábado de 16 a 17 hs Jorge Giles en la Radio de las Madres con el programa "Ya nada será igual". A no perdérselo!! . Muchos más sabiendo que despues de este domingo, ya nada será igual para nuestro pueblo.

viernes, 21 de octubre de 2011

Vigilia de una gran victoria


En este país no hay neutrales a la hora de construir un país más justo.

Dice la Presidenta.

Los que lo destruyeron tampoco fueron neutrales; ni cuando fueron gobierno, ni ahora que son oposición.

Hasta el domingo 23 la Argentina entra en vigilia democrática.

Todos los sueños de un país más justo y desarrollado, quedan a la espera de su consagración.

En este país, la Presidenta llama a la concordia y a la paz para seguir creciendo y dice que el nuestro no sólo es nuestra casa sino nuestro refugio en medio de la convulsión mundial.

Dan ganas de gritar como Alterio en la pantalla: “la puta, que vale la pena estar vivo”.

En este país, sólo se entierran las tuneleras que harán del ferrocarril interurbano “Sarmiento” un servicio más seguro para millones de viajeros.

Es lo que mostró orgullosamente, el ministro de Planificación, Julio De Vido.

En otras latitudes, en cambio, entierran cadáveres por decenas de miles y los “civilizados” celebran la muerte como si fuese una fiesta.

La vida se celebra, siempre. La muerte, jamás.

En este país, el ministro de salud, Juan Manzur, preside por mandato de Cristina, un Congreso sobre Enfermedades Olvidadas, las enfermedades de los pobres, de las que nadie se acordaba porque su cura nunca fue rentable para los que lucran.

El Mal de Chagas, el dengue y el paludismo pasaron a retirada.

La fuerte presencia del Estado hizo que bajara la pobreza y la indigencia desde el 2003 y eso implica, mejor salud para todos.

En este país, dice Cristina, antes la gente se postulaba para solicitar ayuda social y hoy se anotan para ingresar a las fábricas que se abren o se amplían.

“La gente emigraba por falta de oportunidades en su tierra”; pero ya no; por “este modelo que ha apuntado al gran organizador social, que es la generación de puestos de trabajo", agregó.

En este país abrió la Feria de Ciencias en Tecnópolis y los ministros de Ciencia, Lino Barañao y de Educación, Alberto Sileoni, dicen: "Es a través del capital intelectual que un país puede desarrollarse de manera más justa y equitativa".

Y enfatizaron que "los países que basan su economía en la tecnología y el conocimiento tienen sociedades más democráticas y logran una distribución de la riqueza más equitativa".

En este país, el Banco Central reglamentó las cuentas gratuitas para jubilados y otros beneficiarios.

En este país, cayeron todas las máscaras y Magdalena se muestra con sus resentimientos y Víctor Hugo, en toda su humanidad.

En este país que hoy somos, Argentina sigue sumando medallas de oro y plata en los Panamericanos y Las Leonas debutaron con una goleada de 11 a 0.

Con estas leonas que son nuestro orgullo, seguro no habrá balotaje.

El Argentino, viernes 21 de octubre de 2011

jueves, 20 de octubre de 2011

Los días más felices están por venir


Mientras íbamos ayer rumbo al Teatro Coliseo, al cierre de Campaña de Cristina, la radio informaba que más de cien mil personas marchaban a esa misma hora en Grecia en contra de un nuevo ajuste neoliberal y eran salvajemente reprimidas por la policía.

Cambiamos de emisora buscando el remanso de una buena música, pero otro noticiero nos llevaba a Chile, con sus estudiantes movilizados en permanente rebeldía por una educación pública, semejante a la Argentina.

Antes de llegar al Coliseo porteño, una marcha de docentes manifestaba su rechazo al último intento de la jefatura de Macri por quitarle sus legítimos derechos.

El mundo está agitado alrededor nuestro.

Grecia, Chile y esta Buenos Aires tan bella como injusta, se parecen demasiado en su gestión de gobierno.

Lo viejo se derrumba y en la caída muestra toda la ferocidad de su grotesca desnudez.

El Futbol para Todos fue y es un vendaval que corrió las cortinas del poder escondido y mafioso. No se trata de una disputa deportiva el escándalo que vemos en estos días. Ni de una guerra de clubes.

Se trata del viejo país que compraba con dinero a quién se le antojaba.

¿Nombran a Magnetto, a un tal Aranda, a un tal Clarín en el video que compromete a todos los que participaban en el toma y daca? ¿Qué dirá su señoría, la justicia? ¿Qué dirán los titulares de TN? ¿Qué sólo se trata de asuntos vinculados a Torneos y Competencias?

Como cuando apretaron a un actor para que se baje de una ficción televisada sobre Magnetto y lo mandaron a la sección “Espectáculos”.

O cuando se quedaron con Papel Prensa, dictadura mediante y lo mandaron a sección “Negocios”.

Pero cuando se quedaron con los pibes, cuando torturaron a Lidia Papaleo, cuando fusilaban mediáticamente a Néstor y Cristina todos los días del año, fue el pueblo el que puso en su memoria cada uno de estos hechos trágicos.

Entramos al Teatro Coliseo, luego de abrazarnos con los jóvenes de La Cámpora que cubrían la plaza Libertad, con más libertad que nunca.

Se agitan las banderas. Vuelan las consignas por el aire. Se habla de Néstor todo el tiempo. Si hasta me parece verlo saludando a todos con un beso de campeón con las dos manos.

Aparece Cristina en el escenario. Y el corazón estalla de amor y preanuncia el futuro.

Aquí no hay odios ni resentimientos.

Tengo una sensación: estos locos y locas vienen por más. Lo dicen los científicos, los trabajadores, las jubiladas, los deportistas y los nietos recuperados que acompañan a Cristina.

Vienen por más trabajo y mejores salarios, más educación, salud, viviendas y unidad nacional.

Un país justo sólo se construye con la fuerza del amor.

Es una cosa de locos. Pero es así nomás.

El Argentino, jueves 20 de octubre de 2011

miércoles, 19 de octubre de 2011

Una cita de amor en el Coliseo


Más que una actividad partidaria, la de hoy será una cita de amor en el Teatro Coliseo.

Cantarán al compás de las consignas de la militancia y se mostrarán alegres, esperanzados, victoriosos en sus convicciones.

Pero lo extrañarán a Néstor Kirchner, al compás del corazón.

Cristina, seguramente, más que ninguno.

Pero el cierre de campaña de Cristina Fernández de Kirchner sabrá a futuro.

Y a la necesidad de llamar a la unidad de los argentinos, retomando las banderas que la misma Presidenta presentó la última vez que estuvo en el mismo escenario, el 10 de agosto pasado.

En ese mismo lugar estuvo el 22 de abril de 2003, el candidato a Presidente y por entonces gobernador santacruceño Néstor Kirchner, abriendo los primeros caminos nacionales, cuando pocos sabían de ese Pingüino que venía a cambiar la historia de este país humillado y destrozado.

Néstor estuvo allí por última vez, hablando al lado de su hermana, Alicia, el 21 de julio de 2010 inaugurando a toda voz aquella consigna oriental para “que crezcan mil flores”.

Antes, el 21 de mayo de 2009, también había hablado en el mismo escenario diciendo entre otras cosas: “ésta es una elección muy importante, la Argentina viene de muy tristes experiencias, durísimas, se instauró un país neoliberal, un país de servicio, se dejó de lado el trabajo y se remató el patrimonio nacional”.

En las buenas y en las malas, la militancia canta cuando hay una causa justa.

Y cuando hay coherencia en el mandato histórico.

Vaya que hay historia en el Coliseo.

Fue en su azotea donde unos locos lindos encabezados por Telémaco Susini realizaron la primera transmisión radiofónica de la historia musical argentina el 27 de agosto de 1920: la opera Parsifal de Wagner, interpretada por la soprano argentina Sara Cesar. Este hito fue considerado años después como el “Día Mundial de la Radio”.

Habrá que convenir definitivamente que nada es casual en este país tan bello, tan mágico, tan poético.

Todo tiene que ver con todo, como se supo en estos años recientes.

Hoy habla Cristina en el Coliseo y algo importante va a suceder en la historia de los argentinos, presume la calle. El domingo 23 está allí nomás.

La información dice que la actividad económica creció en agosto pasado el 8,6 % y que el índice interanual, el 9,2 %.

Cantamos porque tenemos memoria. Y porque nuestra economía sigue viento en popa. Y porque los niveles de inclusión social siguen creciendo al ritmo de nuestro desarrollo.

Será por eso, quizás, que la de esta tarde en el Coliseo será una cita de amor en pleno cierre de una campaña electoral.

La Argentina del siglo XXI enloqueció de amor.

Está para que la relaten aquellos locos de la azotea.

El Argentino, miércoles 19 de octubre de 2011

martes, 18 de octubre de 2011

Como bandera a la victoria


“Y aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo se que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria” dijo Evita un día como ayer.

Fue cuando la histórica Plaza estalló de amor por sus cuatro costados: el 17 de Octubre de 1951.

La TV pública se presentaba en sociedad con la imagen de Eva pronunciando aquel discurso, Perón que la sostenía y el pueblo que los acunaba con una lealtad que ya prometía ser inconmovible por los siglos de los siglos.

Sesenta años después, otra mujer amada por su pueblo, revivía aquel momento histórico en el mismo canal, en la misma sintonía, con la misma pasión y el mismo destino como nación y pueblo.

Cristina camina sobre un sendero lleno de misterios y metáforas.

¿Cómo explicar sino el vinculo mágico de un día como el de ayer?

Inició su actividad presidencial visitando a los cooperativistas de CONINAGRO, pasó por el Canal público, siguió por la antigua sede de la tenebrosa ESMA, convertido hoy en un espacio de vida y culminó la jornada recibiendo al Secretario General de la UNASUR.

Como si la historia se empeñara en escribir paradojas cuando cambia la vida de los pueblos. Y lo hace, además, con elegancia y poesía.

*Allí donde supo anidar parte de la discordia opositora, la Presidenta tendió sus manos ayer para iniciar unidos una etapa donde los argentinos nos precisamos juntos. A la salida, la sonrisa de los cooperativistas se emparentó en la puerta de la entidad rural con la de los ciudadanos que transitaban por el lugar y que al advertir la presencia de Cristina, se acercaban hasta ella con un emotivo saludo colectivo.

Fue la mejor síntesis del extraordinario resultado de la reunión.

*Allí donde reinó la sombra del terror y de la muerte, hoy reside la luz, la vida y la libertad.

Para decirlo mejor: allí donde estuvo Massera, Astiz y el “Tigre” Acosta, torturándolos antes de tirarlos al mar a Rodolfo Walsh, Haroldo Conti, Norma Arrostito, Azucena Villaflor, las Monjitas francesas, junto a miles de otros como ellos, allí están hoy las Madres y las Abuelas y desde ayer está Pakapaka, Canal Encuentro y el nuevo canal Tecnópolis.

*Después de una semana castigada por la confesión tardía de Tabaré Vázquez, devenido en un halcón de la guerra, la Presidenta reafirmó la unidad latinoamericana recibiendo al final de la jornada al Secretario de la UNASUR, el venezolano Alí Rodríguez.

Son episodios de una linda historia. Tenía que ser 17.

¿No se emociona conmigo?

Con la memoria en Néstor, digamos finalmente que salimos del infierno, pasamos por el purgatorio y estamos a días de conquistar un cielo de paz, pan y trabajo.

La bandera que legó Evita, está llegando a la victoria.

El Argentino, martes 18 de octubre de 2011

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lunes, 17 de octubre de 2011

Volver a las fuentes, siempre


Hoy es el Día de la Lealtad. Un día peronista.

Una fecha que el calendario inscribe como fundante en la historia del pueblo durante el siglo XX.

Más allá de los partidismos.

Fue el 17 de octubre de 1945.

El coronel Juan Domingo Perón preso en la Isla Martín García.

Los trabajadores se movilizan de la periferia al centro reclamando la libertad del líder. Cruzan en canoas, incluso a nado, el Riachuelo. Llegan a Plaza de Mayo. Mojan los pies desnudos y cansados en las fuentes, para el horror de los “vecinos decentes” de la ciudad.

“Eran el subsuelo de la patria, sublevado”, como lo definió Raúl Scalabrini Ortiz.

Por la noche, Perón es liberado y habla a la multitud que lo aclamaba en la Plaza.

No llama a la violencia ni a la revancha ni estimula el odio entre los argentinos.

Llama a defender la voluntad popular, en paz. De casa al trabajo y del trabajo a casa.

El gobierno del general Farrel convoca a elecciones democráticas.

Triunfa el joven movimiento peronista.

El proyecto nacional y popular devolverá al pueblo con Perón y Evita, la justicia social, la soberanía política y la independencia económica que Rivadavia, Mitre y los conservadores de la Unión Democrática conducidos por el embajador norteamericano, Spruille Braden, les habían conculcados durante siglo y medio.

Hipólito Yrigoyen, antecedente del proyecto nacional unos años antes, fue derrocado por la oligarquía y el incipiente fascismo de los dictadores Uriburu y Justo.

De allí venimos todos. Los unos y los otros.

Volver a las fuentes significa, entonces, valorar al pueblo como sujeto histórico y protagonista de los cambios.

El 17 de octubre no divide aguas más que entre los justos y los injustos.

Cuando habla Perón ante ese pueblo, su mensaje es de unidad, no de divisiones.

“Trabajadores: únanse; sean hoy más hermanos que nunca. Sobre la hermandad de los que trabajan ha de levantarse en esta hermosa tierra la unidad de todos los argentinos”

Ese país pujante, creativo, pacífico y rebelde al mismo tiempo, proponía un abrazo a los que sólo destilaban odio.

Dirá Arturo Jauretche tiempo después: “El país ya era otro país y no quisieron entenderlo. La nueva realidad no cabía ni en el sindicalismo, ni en los partidos políticos preexistentes. El 17 de octubre más que representar la victoria de una clase, es la presencia del nuevo país…Lo viejo no comprendía al país nuevo…”

Volver a las fuentes significa entender que estamos transitando un cambio de época, como en aquel momento.

Serán la unidad nacional, la participación popular y un nuevo liderazgo, los actores decisivos para protagonizarlo.

En eso anda la historia nuevamente.

Y hay que saber apreciarla. Con lealtad.

El Argentino, lunes 17 de octubre de 2011

domingo, 16 de octubre de 2011

Los molinos de nuestro pensamiento


La muerte de un digno luchador, como Elvio Macchia, enluta el alma de quienes lo conocieron.

La vida, que gusta de las paradojas, hizo que Elvio titulara su última columna en un diario de San Pedro: “Corazón partido”.

Quizás sean las ausencias que llevamos dentro, las que mueven con más viento o mejor brisa, los molinos de nuestro pensamiento.

Como el nombre de una vieja canción de los años setenta, cuando se conocieron Alicia y Elvio.

Honrar la vida es también y en definitiva, honrar a nuestros muertos.

Tenía que ser en octubre, Alicia. La pasión y la muerte en un solo trago.

Como si la vida de los pueblos y su militancia hubiesen elegido octubre para vivir a pleno y morir a medias. Porque, finalmente, ninguno de los que dejan huella sobre el camino, se termina yendo del todo. Algo de ellos anda por acá y por allá.

En las multitudes y en los rincones de la casa. Por eso no es locura cuando los vemos una tarde de lluvia o una mañana soleada. O vienen por la noche a despedirnos con un tibio beso.

“El verdadero cementerio es la memoria”, decía Rodolfo Walsh. Allí nos encontraremos todos en algún momento, cuando la luz que habita nuestras almas, decida cambiarse de lugar para ver mejor el horizonte.

Es octubre dijimos y los siete mares que ya atravesamos, preparan una nueva carta de navegación para seguirla después que levantemos ancla el próximo domingo.

El Bicentenario, con su bullicio pueblerino y aluvional, fue el primero que avisó que empezaba la hora de los pueblos. Y quien quiera oír que oiga.

La multitud que despidió a Néstor y dio fuerza a Cristina, reafirmó luego esa hora, desde el sentimiento y la condición humana.

El masivo triunfo de Cristina el 14 de Agosto pasado, fue el tercer momento de esta gesta, signado por el compromiso y la identidad política.

Y la cuarta estación, es la que está por venir.

Será la hora de institucionalizar el grito de rebeldía de este pueblo, inaugurando de veras un nuevo ciclo en la historia.

La profundidad de los cambios producidos y la velocidad que adquieren los sucesos, ayudan a reconocer que una nueva etapa ha comenzado.

Si algo quedó claro en este tiempo de cambios estructurales, es que la residencia del poder no estaba en la Casa Rosada sino en el entramado compuesto por la corporación económica mediática, hegemonizada por el Grupo Clarín.

Fue así, hasta que asumió Néstor Kirchner.

La lección aprendida por la generación que hoy gobierna la Argentina es de vieja data: una cosa es el gobierno y otra cosa es el poder.

Por eso, en el oficialismo, nadie se enamora de los fuegos fatuos del palacio ni hay triunfalismos que vuelquen el carro en la primera banquina. Pese al deseo de los opositores que buscan que alguno, por descuido o precocidad, pise el palito de la banalidad.

Entramos de lleno a una etapa donde la construcción de un nuevo sentido común será la más firme retaguardia y la mejor vanguardia del nuevo país de los argentinos.

No habrá logística destituyente que valga, por poderosa que fuese, que tuerza el destino de un pueblo decidido a cambiar la historia.

Ni habrá aparato “orgánico” que garantice por sí solo la defensa irrestricta del camino construido.

Este es un pueblo que lucha por sus propios intereses económicos, sociales y culturales, aunque nunca lo entienda el socialista Hermes Binner.

Y el espacio político que mejor represente esos intereses, será el espacio que gobierne.

Así de sencillo y así de profundo.

Las publicidades electorales del kirchnerismo son más que elocuentes en ese sentido. Son demostrativas de una convicción: la fuerza de un gobierno nacional y popular reside en el pueblo, no en los publicistas ni en los estudios de la TV del Grupo ni en los titulares de su “gran diario”.

Eso forma parte del pasado.

Para que este camino sea irreversible, falta un largo trecho: los cuatro años de un nuevo mandato de Cristina, por ejemplo. En ese lapso de tiempo habrá que organizar la esperanza, dotándola de una multiplicidad de voces que puedan y sepan expresar de la manera más bella los cambios producidos y los cambios por venir.

Enfrentado a este rumbo, estará la nave insignia del monopolio mediático.

“A falta de cuarteles, buenos son los papeles”, diría Magnetto, mientras dispara desde la azotea, a cubierta de alguno de sus titulares.

Construir poder popular es antes que nada, construir cultura, ciudadanía política, inclusión social, desarrollo económico, soberanía, unidad nacional y latinoamericana. Es construir una nueva institucionalidad que exprese un nuevo sentido común en la sociedad.

Recién cuando eso suceda, el rumbo del proyecto de país que hoy nos gobierna, será irreversible.

De todo esto trata la gran asamblea democrática que sesionará en el cuarto oscuro el próximo domingo 23 de octubre.

Algunos, disputarán el lote del segundo puesto a cuarenta puntos de la ganadora. Y de lograrlo, serán felices y comerán perdices sin ningún pudor. Buen provecho, entonces.

Otros en cambio, velarán el sueño de tender cadenas en la Vuelta de Obligado y mojarse una y mil veces las patas en la fuente de otro 17.

O simple y maravillosamente, lograr el pleno empleo, como quería Néstor Kirchner.

Faltan apenas siete días.

La política asumida como el ejercicio de una gesta colectiva que busca transformar la realidad de una sociedad, requiere siempre una actitud épica.

Sería imposible comprender la naturaleza de este proceso político que arrancó con Néstor Kirchner en el 2003, sin entenderlo así.

Estamos a escasos días de abrir las puertas de la historia, definitivamente, para construir una nueva Argentina, alumbrando por primera vez un tercer gobierno consecutivo del proyecto nacional y popular en toda su historia.

Por eso es necesario ver el tranco largo de esas huellas para apreciar los cambios.

Y saber que los debates se dan en una mesa democrática, pero no en las madrigueras de Magneto ni en las emboscadas de TN.

En las escuelas y Universidades, en las fábricas, en las calles y las plazas, pensemos desde nosotros.

Ahora que fabricamos molinos y sopla un lindo viento.

Miradas al Sur, domingo 16 de octubre de 2011