domingo, 30 de noviembre de 2014

El allanamiento


La opereta del  desgaste contra Cristina está en pleno desarrollo.
La falta de propuestas alternativas de la oposición, explica las operaciones judiciales de la prensa hegemónica.
¿Qué país seríamos si en plena dictadura los medios de comunicación y la justicia hubiesen denunciado con esta misma fiereza que hoy emplean contra Cristina, los asesinatos a mansalva tras el manto impune de seudo “enfrentamientos con la subversión”?
¿Y qué país seríamos, Margarita, si en plena democracia los que hoy conforman el circense arco opositor hubiesen denunciado con la misma pasión con que hoy denuncian a la Presidenta, el enriquecimiento de lesa humanidad de los empresarios mediáticos que se quedaron con Papel Prensa en la dictadura cívico-militar? 
Uno los ve penosamente deambular por los estudios de TN cual si fuesen los fiscales del juez Griesa y los fondos buitres y entonces sabe que ya no podrán redimirse de tamaña ofensa al honor nacional. 
Estamos transitando el desfiladero donde se dirime la suerte del proyecto de país que queremos para los próximos cien años.
Los enemigos del pueblo saben que es así y por eso tanta rabia y desmadre y tanta desvergüenza para atacar la figura presidencial y la de nuestro Néstor querido y la de sus hijos y la de su familia y la de millones de pibes que la quieren y valoran por lo que supo jugarse por los argentinos. En particular, por los más humildes.  
Pero aunque nos enseñaron que ni las guerras clásicas ni los conflictos fronterizos focalizados ni los antagonismos políticos o religiosos se ganan con argumentos sino con relaciones de fuerzas favorables, el amplio y complejo espacio popular del que formamos parte está obligado ante la historia a esgrimir hechos y argumentos todos los días del año. La memoria que pregonamos es, al fin de cuentas, el permanente ejercicio de la verdad y la justicia.
Es la política, la única arma que nos es permitida usar en democracia.
Allí y sólo allí habitan nuestros argumentos.
Ahora bien, con esos tipos de enfrente no hay reconciliación posible. Ellos vendrán por todo si la suerte electoral les abriera una rendija. Vendrán por la ley de medios, por la AUH, por la ley de matrimonio igualitario, por la jubilación estatal, por las reservas monetarias, vendrán por todo. ¿O acaso no intentaron ejecutar en estos últimos años todas las maniobras sediciosas del manual de operaciones de la derecha antidemocrática, la del país, la de la región y la del mundo?
Corridas bancarias, alzamientos policiales, parodias de piquetes, embargo de la Fragata “Libertad”, campañas devaluatorias, paros anti obreros como los del transporte esta semana, amenazas de desacatos de los fondos buitres de adentro y de afuera y todo salpimentado por mil operaciones de prensa contra el gobierno y el proyecto de país que representa.
La novedad histórica no es cómo actúa esa derecha aquí y a nivel planetario.
Lo novedoso, lo innovador, lo transgresor, lo nuevo es la conducta firme de una Presidenta que sostiene la pulseada y ella también va por más junto al latido de su pueblo.
Habrá que saber acertar con el registro comunicacional de esa pulsión de vida, so pena de dejarse arrebatar el vocablo “cambio” por los que mueven la palanca de cambios sólo marcha atrás. Cristina es el cambio. Y quien la suceda en su nombre deberá seguir su huella para no errar el camino.
De eso se trata esta batalla cultural con doble llave de entrada:
1.- Por las transformaciones que produjo en la estructura productiva del país y
2.- Porque a diferencia de otros gobiernos populares que lo antecedieron, el de Cristina construye memoria colectiva explícita, en los barrios, en las escuelas y universidades, en los nuevos museos y centros culturales, en las vacunas incorporadas, en los nuevos textos literarios, en el redescubrimiento de la verdadera historia, en estimular desde el Estado y desde el pueblo una cultura del Bicentenario.
Nos estamos acercando aceleradamente al nudo de la cuestión histórica. Y eso es bueno, aunque nos de vértigos. Es decir, como sociedad, mayoritariamente, estamos empezando a descubrir que ni el neoliberalismo ni el proyecto nacional y popular son tan sólo modelos económicos en pugna. Son dos cosmovisiones sociales y culturales antagónicas. En una, el neoliberalismo del mercado que pregonan los opositores que viven angustiados por “la inflación”, el valor del dólar y el no endeudamiento en el mercado de capitales, toda salida de la presunta crisis empieza por recetar la exclusión social, el endeudamiento externo, el enfriamiento de la economía y el recorte del “gasto social” por parte del Estado.
En otra, el  modelo nacional, la inclusión social y la soberanía ordenan el horizonte, el presupuesto del Estado y las políticas de ensanchamiento y profundización de la democracia.
En definitiva, eso es el Kirchnerismo.
América Latina alumbra el nuevo siglo en un mundo occidental que se cae a pedazos. Depende de esta generación, de estos gobiernos populares, de esta juventud activa y participativa en la cosa pública, que la oportunidad histórica no se nos escape de las manos. Para que ello no ocurra hay que prepararse para ganar las próximas elecciones y seguir profundizando el proyecto que hoy gobierna en la región y en particular en la Argentina.
El futuro que promete lo más viejo del mundo es la policía de los EE.UU. asesinando a un niño de 12 años que portaba un arma de juguete y a un joven afroamericano desarmado y son las altas tasas de desempleo creciente en Europa y en los EE.UU.
Hay que desmarcarse de ese futuro consolidando este presente que vivimos.
Que nadie se confunda en esta hora.
No son “despropósitos” sino operaciones políticas los allanamientos a  edificios buscando encontrar presuntas “bóvedas”, presuntas “cajas”, presuntos “papeles”.
Con semejante odio y si pudieran, allanarían el alma del proyecto kirchnerista.
¿Acaso no allanaron y ultrajaron los féretros de Evita y de Perón?
Se equivocan de nuevo.
El honor de Cristina tiene su residencia en las casas del pueblo.
Tendrán que allanarlas a todas, señor juez.


Miradas al Sur, domingo 30 de noviembre de 2014

domingo, 23 de noviembre de 2014

El día que la democracia recuperó Malvinas


Perón decía que el pueblo reclamaba su regreso del exilio y la vuelta del peronismo al poder, “no porque hayamos sido muy buenos, sino porque los que vinieron después de nosotros fueron muy malos”.
Nos resultaría fácil decir ahora algo parecido midiendo la profundidad del abismo cualitativo que existe entre el Kirchnerismo y la oposición.
Pero no.
El Kirchnerismo demuestra con sus acciones de gobierno que expresa un proyecto de país, una estrategia política y un liderazgo social ampliamente superior y superador de todas las variantes opositoras.
O sea.
Revirtiendo aquel concepto de Perón, con todo respeto por el General, podríamos afirmar que el oficialismo es tan eficiente en su gestión de gobierno que deja en orsay permanente a una oposición que se quedó sin combustible, con el tanque vacío y lo que es peor, sin un conductor que los transporte por caminos más seguros.
Habría que decir que el verdadero conductor está fuera de la pista de carrera.
En conclusión: si la oposición se demuestra mala es porque el Kirchnerismo se demuestra bueno, políticamente hablando.
No vamos a caer en la tentación reduccionista de calificar el último desaguisado de Carrió con la recurrente frase: “está piantada”. Y no lo haremos, no por una cuestión de buenos modales, sino porque no acordamos con esa calificación, más allá del rigor psiquiátrico que puedan ostentar los que la afirman. Pero si seguimos ese camino tendríamos que ser justos con el resto de la oposición y decir que todos están piantados. Porque si no parecería que la única responsable de la caída vertical de la oposición ante la sociedad es Carrió. Y son todos ellos. No se salva nadie. Viven haciendo abstracciones sobre la realidad, o mejor dicho, viven una realidad que no vive la gente del común, quedaron anclados en la Argentina pre-kirchnerista. Y eso es muy grave. Porque cualquier dirigente político, opositor u oficialista,  puede tener un desliz en su derrotero, pero transcurrir la vida en un desliz permanente y prolongado, significa que se cayeron del mapa de la democracia real. Y del mapa de la cordura más elemental.  
Hay una nueva sociedad ¿no se dan cuenta acaso que están pasando muchas cosas en la superficie y en el subsuelo de la patria y el pueblo? ¿Dónde viven? ¿Sólo en la tapa del Clarín y La Nación y en los estudios de TN?  ¿No son capaces de preguntarse siquiera a qué obedece esta demanda masiva de alquileres veraniegos ya a esta altura del año? ¿No son capaces de salir a recorrer las calles y las plazas de las ciudades más populosas para observar con sus propios ojos los bares y pizzerías repletos de clientes? ¿No se preguntaron por qué en la Noche de los Museos en Buenos Aires casi un millón de personas circularon llenos de entusiasmo y ganas de pasarla bien y comprando un libro o un recuerdo para la familia?
Podrán estar o no de acuerdo con la realidad, pero no pelearse con ella.
Eso sí que es locura total.
A propósito.
El sábado 15 de noviembre sucedió algo maravilloso en el Espacio de la Memoria y los Derechos Humanos, en general y en el Museo Malvinas, en particular. Era un mar de personas que se contaban por miles los que allí llenaron de pueblo la Noche de los Museos. Ya desde temprano, el ECUNHI, Espacio Cultural Nuestros Hijos de Madres de Plaza de Mayo, se llenó de un piberío multitudinario que participaban de una actividad organizada por la entidad con el auspicio del Ministerio de Cultura y el Ministerio de Educación de la Nación.
Desde allí, al cierre del festival, se dirigieron con sus tambores y su colorido a encender las luces del Museo Malvinas. Y fue una fiesta. La multitud ingresaba a la ex ESMA y se dirigía al Centro Cultural “Haroldo Conti” y de allí culminaba el recorrido en el Museo Malvinas.
Cuando las bandas de música hicieron oír sus primeros acordes, los chicos y los miles de jóvenes que colmaron las instalaciones del Museo y el Parque que lo rodea, se largaron a bailar y a cantar con los pies en el espejo de agua que simboliza nuestro mar argentino y que tiene en su centro una escultura a escala de las Islas Malvinas. Danzaban al grito de “el que no salta es un inglés”, cantaban canciones de amor, se besaban y se abrazaban emocionados como si en democracia los argentinos hubiésemos recuperados las Islas.
Fue una constante ver con los pies desnudos caminar entre el Museo y el simbólico mar (la “pileta” para los desinformados) a los pibes que disfrutaron de la Noche hasta bien pasadas las 3 de la mañana.
Señor opositor, señora opositora: ¿cómo explican este hecho cultural en vuestro país imaginario?
Algo está pasando para que los pibes jueguen en el Espacio de la Memoria y pisen Malvinas y rían a carcajadas, libres, libres, libres.
En definitiva, podríamos decir que toda acción de gobierno que sea propositiva encastra   armónicamente con los deseos y los intereses de la sociedad y viceversa, la sociedad responde positivamente a las propuestas gubernamentales que vayan en esa dirección por donde anda la vida en los días que corren. 
El tacticaje político de la oposición, como bien conceptualiza el dirigente radical Leopoldo Moreau a los desvaríos de sus antiguos correligionarios, los llevó a perder el rumbo definitivamente. Están envueltos en una crisis terminal toda vez que, hagan el movimiento que hagan en el tablero político electoral, el resultado será catastrófico. 
Lo que cuecen por un lado, lo descuecen por el otro.
La UCR, aunque quiso disimularlo, se feudalizó y al hacerlo, sellaron su suerte y la suerte ajena del resto opositor. ¿O quién le dará la estructura territorial a Macri y a Massa sino los radicales?
En este marco se entiende que la pateada de tablero de Carrió no fue más que otro intento de acumular por derecha lo que definitivamente perdieron por centro-izquierda. Se morderán la cola cada vez más, a medida que empiecen a vencer los plazos electorales.
Es la consecuencia letal de la falta de proyecto político.
Encima el capitán no está en la cancha embarrada sino dando órdenes desde un palco VIP.
Alpiste.  

Miradas al Sur, domingo 23 de noviembre de 2014

domingo, 16 de noviembre de 2014

No se vaya que ahora viene lo mejor


El proyecto opositor ha fracasado. Estalló por el aire. Se hizo añicos la meta de juntar toda o una buena parte de la oposición en un mismo frente o alianza, ni bien asomaron las primeras definiciones acerca de candidaturas rumbo al 2015.
Era de esperar, pero es una pena para el oficialismo no tener con quién discutir proyectos de país diferentes, debatir ideas, marcos de referencia democráticos para la región y el mundo.
Es que la mediocridad hizo estragos en las filas de una oposición política y  mediática que intentó unificarse en torno a un motivo que la historia reciente demuestra como ineficaz en términos de construcción: la oposición por la oposición misma.
Chau, no va más.
Ni FAUNEN, ni la progresía anti-K, ni el radicalismo, ni el massismo comelotodo, ni el macrismo como fase superior de la derecha neoliberal, expresan hoy una opción superadora y tentadora para la porción de ciudadanos que querrían votar una alternativa al gobierno actual.
Pero atención: eso no significa que el escenario quede libre de opositores. Por el contrario, igual van a llover ofertas desde de la diáspora obstruccionista contra todo lo que haga o deje de hacer el gobierno nacional.  
Venimos sosteniendo desde hace tiempo que la falta de liderazgo político y la ausencia de un proyecto de país sustentable que pueda presentarse como pretendido “cambio” del actual proyecto nacional, popular y democrático, tornaba inevitablemente estéril cualquier intento de armado político superador. 
Es lo que viene pasando.
Nito Artaza, de la UCR-FAUNEN, sostiene que cometieron un tremendo error cuando firmaron un acuerdo con Elisa Carrió.  
Luis Juez, el dirigente ex progresista cordobés de FAUNEN, sostiene la necesidad de acordar con el PRO de Macri.
Otro radical importante como Gerardo Morales sostiene que hay que acordar con Sergio Massa.
Otro correligionario importante como Mario Barletta, afirma que no deben opinar puertas afueras del FAUNEN, que todo deben discutir puertas adentro del partido.
Ernesto Sanz y Elisa Carrió promueven la necesidad de aliarse con Mauricio Macri. 
Hay más, pero el muestrario sirve para mostrar el grosero contraste entre una oposición que sólo sabe mirarse el propio ombligo al enfrentarse entre ellos mismos y un Frente para la Victoria gobernante que casi en soledad, en cuanto representación institucional, enfrenta a los Fondos Buitres, al gobierno de Obama por prestarles su apoyo, al Reino Unido en defensa de la soberanía argentina en las Malvinas y a las principales cuevas financieras que responden a grandes bancos y que son autores penalmente responsables de sobrevalorar el dólar y atacar continuamente la moneda nacional.
Imagínese el país que nos aguardaría con estos señores gobernando. La ciudad porteña, en tal sentido, sigue siendo una maqueta viviente de esa oposición. Un ejemplo sirve para explicarlo todo, decía Napoleón: la mortalidad infantil, que es el principal indicador de calidad humana en todo el mundo, ha descendido constantemente a nivel nacional, menos en Buenos Aires donde aumentó en el último año.  
Una vergüenza total, tratándose de la comarca más rica de la Argentina.
Claro que con el quiebre final del último partido que aún queda en pie del viejo sistema de partidos políticos fagocitados por la crisis del 2001 (el radicalismo), es posible que el voto a Macri, pese al dramático dato mencionado antes, termine siendo vendido por la corporación mediática como el voto útil de la derecha.
Qué país generoso, diría mi padre.
Si a la dirigencia opositora le va de mal en peor, a su base social conservadora no le va nada mejor. ¿Por qué lo decimos? Porque no hay que dejar de señalar el rotundo fracaso del último y desesperado intento de convocar a un nuevo “cacerolazo” este jueves pasado. No fue nadie. Y los que fueron, asustaban a los chicos que pasaban por allí, que creyendo ver fantasmas, lloraban pidiendo upa a sus respectivas madres.   
Es de antología la consigna que utilizaron para esta nueva convocatoria fracasada: “Patria o Kirchner”. ¿Quién les escribe el guion? ¿El juez Griesa? ¿Paul Singer? ¿Frankenstein?  ¿Nelson Castro? ¿Quién?
Si no fueran tan vendepatrias y  no estuvieran tan llenos de odio, sinceramente nos darían mucha pena. Pero como argentinos que somos, sólo nos despiertan indignación. Mucha indignación.
El Kirchnerismo deberá estar atento a las operaciones cruzadas que prenderán instalar sobre la cabeza de sus dirigentes. Esas operaciones siempre serán orquestadas desde afuera de la gestión de gobierno y del frente gobernante. Le inventarán candidaturas, reuniones “secretas” que se hacen públicas, alianzas que nada tienen que ver con la génesis del Kirchnerismo, aviones que se cruzan en la pista.  
El mundo es un pañuelo, Magnetto; y en esta historia nos conocemos todos.
En cambio, la oposición no precisa que nadie lo opere desde afuera, porque se operan entre ellos mismos con sus rencillas internas.
Por eso, cuando repetimos la muletilla televisiva de que “no se vaya que ahora viene lo mejor” estamos diciendo, en serio, que si lo mejor está por venir para el grueso del país a partir de las políticas de estado del gobierno de Cristina, lo más estruendoso de la caída opositora todavía no ocurrió.
Será para alquilar balcones.
No es esta una afirmación del orden de la moralina, como dijimos en una nota anterior. Es una estricta descripción y cotejo de un gobierno que juega en las grandes ligas que definen el futuro del país, de la región y el mundo, de un lado y del otro, una oposición que se la pasa jugando a la silla vacía en el patio de su casa.
¿Nos vamos cantando una de Silvio Rodríguez?
“Me vienen a convidar a arrepentirme, me vienen a convidar a que no pierda, me vienen a convidar a indefinirme, me vienen a convidar a tanta mierda.
Yo no sé lo que es el destino, caminando fui lo que fui. Allá dios, que será divino.
Yo me muero como viví, yo me muero como viví”
O sea.
La única necedad que admitimos, es la de honrar la vida.  
Y esto lo reafirmamos con dos patriotas de nuestro tiempo: Néstor y Cristina.


Miradas al Sur, domingo 16 de noviembre de 2014


domingo, 9 de noviembre de 2014

El candidato natural del Kirchnerismo


Aclaremos de entrada nomás que para nosotros el único “candidato natural” del Kirchnerismo se llama Cristina Fernández de Kirchner.
Pero como la legislación vigente impide al pueblo votarla, el Kirchnerismo deberá construir, para triunfar, un candidato que lo pueda expresar con meridiana claridad.
Como fuerza política democrática, el Kirchnerismo podrá ganar o perder elecciones.
Lo que no está en su ADN ni en su hoja de ruta es la posibilidad de perder o licuar su identidad.
Tener en claro este apotegma ilumina cualquier análisis que se haga sobre el porvenir que nos espera en el horizonte electoral del 2015.
Ahora que ya votó Brasil, nos toca a nosotros.  
Por eso hay un bullicio que crece por adentro y por afuera del amplio espacio kirchnerista.  
Aunque el único apuro en este lío lo tiene la oposición que no da pie con bola en ninguna de sus variantes.   
Son ellos, los opositores con Magnetto al frente, los que están desesperados por inventarse una carta para poder entrar en el juego democrático electoral.
Calma: el candidato Kirchnerista saldrá de las PASO el año que viene.
Seguramente antes, la conducción del proyecto nacional, o sea Cristina, tendrá mucho para decir. 
Pero ya ronda una convicción colectiva: quien la suceda viene para profundizar el proyecto, no para frenarlo.
En este marco, el Kirchnerismo debería instalar un candidato propio que garantice coherencia y consecuencia con el camino que iniciara Néstor Kirchner y hoy conduce Cristina; que crezca en la instalación pública y en la intención de votos.
Los tiempos de la etapa los decide la conducción.
Que nadie se haga los rulos: pensar en ir a la elección encabezados por un candidato salido del formato noventista, sólo es garantía para la desesperanza y la incertidumbre.  
Además, el Kirchnerismo siempre fue transgresor, jamás posibilista. Se atrevió a encarar las empresas más difíciles con 2 $ en el bolsillo. Si hoy saliera de ese carril, se desnaturalizaría en menos que canta un gallo.
O sea.  
Lo peor que le podría pasar al Kirchnerismo no sería perder con Macri o con Massa, sino ir a elecciones con un candidato que se pareciera a esos dos.  
De ganar así, incluso, se compararía un boleto de ida a una crisis generalizada en la cima del poder político del próximo gobierno.
Y de perder así, sólo habría reproches y desmoralización. Y se sabe: uno puede perder con lo propio, pero nunca con lo ajeno o con lo que le vino prestado.
La derecha, la que tiene intereses de clase, ideología y herramientas suficientes para bancar esa ideología, sufre su hora más angustiosa en los últimos cien años: no logra aferrarse al terreno donde se disputa poder en democracia.
Es que cuando confrontan dos proyectos de país, como en este caso, los contendientes buscan hacer pie en una playa de desembarco para alcanzar desde allí la conquista de la colina. Es decir, de la hegemonía en disputa.
Si no tenés un punto de apoyo, no será posible activar la palanca para transformar la realidad.
El Kirchnerismo construyó una enorme playa de inclusión social allí donde antes sólo había exclusión y desesperanza y tiene en la juventud movilizada, el más importante sujeto social de cambio.  
La derecha, en cualquiera de sus versiones, no logró hasta hoy encontrar un agarre al terreno para poder derrotar a su adversario.     
Con otro agravante: las políticas sociales y culturales del oficialismo empiezan a demostrarse partes de un nuevo sentido común. Es la única explicación del cambio de opinión acerca de lo que es “derogable” y lo que no, según esa derecha.
Mantendrían algunas partes del proyecto kirchnerista, dicen, habida cuenta del alto costo que tendrían que afrontar si derogaran la AUH, Fútbol para Todos o la Jubilación estatal.
Como si fuera posible salvar un brazo o una pierna del cuerpo, mutilando el proyecto de país que nos gobierna desde el 2003. 
¿Podrá Magneto y compañía encontrar en los próximos meses el candidato que le posibilite alcanzar esa playa de desembarco, con representatividad y votos propios?   
Todo indica que no; que están en un serio problema, habida cuenta de la ristra de derrotas electorales sufridas por la derecha en toda América Latina.
¿Qué harán entonces?
Creemos que seguirán horadando la confianza pública en la Presidenta y en su gobierno. Al menos lo intentarán. Mentirán. Difamarán. Provocarán. Escandalizarán.
Con un movimiento de pinzas buscarán agrietar el espacio social que acompaña al gobierno ya que su deseo inconcluso sigue siendo construir ese punto de agarre al terreno que les hace falta imperiosamente. 
O sea.   
Balurdo financiero, más balurdo callejero.
Si se le facilitara a la derecha, desde el “adentro” del campo nacional, desembarcar a una hipotética confrontación electoral a través de candidatos que siempre fueron condescendientes con los poderes fácticos y monopólicos, la derrota y la fragmentación social estará a la vuelta de la esquina.
Y eso el Kirchnerismo lo tiene más que claro.
Brasil demuestra que la derecha no olvida ni perdona.
Por eso el mundo financiero reaccionó tan rabiosamente con la victoria de Dilma. 
Si tuvieran una luz de distancia a su favor, pasarían a degüello todas las conquistas sociales realizadas a costa de la distribución más equitativa y justa del ingreso. En consecuencia, los gobiernos populares de la región, deberían apurar el ritmo de la profundización de sus respectivos proyectos transformadores.
Es ahora o nunca.
Repasemos.  
El candidato del Kirchnerismo, en este marco conceptual, será aquel que exprese el más amplio espacio de unidad nacional, desde (y sólo desde) la centralidad del proyecto político que representa Cristina.
Descentralizar ese eje de representación política, sería como viajar sobre un rodado sin volante.
No es una cuestión de moralina, es una cuestión de estricta razón política. 
Si el Kirchnerismo tiene el liderazgo indiscutible de Cristina, un proyecto político de país y    una fuerte inserción y organización territorial ¿cómo no tener entonces un candidato que lo represente?    
Naturalmente, digo.      

Miradas al Sur, domingo 9 de noviembre de 2014





domingo, 2 de noviembre de 2014

El casete de Néstor Kirchner


Gisela Wild no imaginaba aquel 17 de Octubre de 2002 que estaba grabando una charla con el futuro Presidente de los argentinos.
Néstor Kirchner visitaba Rosario predicando sueños y convicciones cuando, previamente a un acto en la sede local de Luz y Fuerza, charló con un grupo de jóvenes del Centro Cultural “Arturo Jauretche” y la Revista “Paso de los Libres”.
Eran tiempos de desesperanza y de flacura política; los nombres de las agrupaciones sumaban más palabras que la cantidad de militantes que las constituían.
Fueron apenas 10 minutos de conversación, con conceptos fundantes del proyecto político inaugurado por Kirchner y que hoy conduce Cristina, su compañera de vida.  
Compárelos con la humillante actitud de los opositores pasando en fila por “TN” a recibir la hostia de Magneto.
Compárelos con la mediocre actitud de Binner que tiene que leer su discurso parlamentario porque sólo sabe decir de memoria que cree “en la mano invisible del mercado”.
El 27 de octubre de 2010, atravesada por el dolor de la noticia, Gisela se acordó de aquella grabación, la fue a buscar al viejo altillo de los recuerdos y se abrazó al casete como aferrándose a la vida del que se estaba yendo.
Apreto play.
Los jóvenes cuentan del descreimiento en la política y en los dirigentes.
Y Kirchner responde:
“El justicialismo ha dejado de representar lo que tiene que representar: una herencia policlasista histórica, con sectores medios, con trabajadores y se ha convertido en un partido aliado de los sectores de la economía concentrada. Los frentes que hacía el justicialismo en sus mejores épocas eran frentes nacionales con sectores progresistas de la sociedad y desde la época menemista, fueron con los sectores más conservadores y liberales. El PJ ha sufrido una mutación…ha dejado de expresar lo que expresaba y lo aprovechan para, en base a la identidad social que tienen, a la inserción social y a lo que significa el peronismo y significó el liderazgo de Perón y Eva Perón, a lo que significó como transformación y evolución de la sociedad, tratar de colocar ese fuerte basamento popular para sustentar un proyecto que nada tiene que ver con el peronismo. Esta es la gran verdad y la gran pelea…Antes debatíamos por ideas, por proyectos, pegábamos algunas pancartas, tirábamos algunos tiros, pero peleando por el país que se quería; la lucha era ideológica. Lamentablemente hoy se ha convertido en un partido donde los locales en vez de hablar de política hablan de negocios. En vez de que concurran cuadros de militantes concurren gerentes y clientes. Gerente  que va a repartir lo que le da el otro para abusarse de  la enorme necesidad que tiene la gente y el cliente, lamentablemente con la necesidad que tiene se subordina a la indignidad. Yo no estoy dispuesto a acompañar más. Estamos dando una de las últimas batallas por ver si el PJ puede servir para construir un frente nacional; y si no lo haremos desde cualquier lugar. Pero tenemos que volver a recuperar nuestra identidad, nuestra historia y el rol que tenemos que tener en la vida…Tenemos que volver a recuperar la capacidad transgresora…tenemos que volver a ser un país, volver a fundar una nación, es una lucha ética la que tenemos que llevar adelante”
Los pibes preguntan: “¿Nosotros tenemos la posibilidad de volver a reunirnos con Ud.?”
“Pero invítenme, yo vengo”, resuelve rápido Kirchner.
Los pibes agregan: “…el rol de la juventud es para hacer bulto, para pegar afiches”
Kirchner responde: “No chicos. Yo fui militante de la JP regional, preso de la dictadura, participé   activamente como generación en todo el drama argentino y te puedo asegurar que estoy absolutamente a disposición de Uds. Porque nosotros tenemos que volver a entrar a las fábricas, a las universidades, debatir, discutir como hacíamos en el pasado. No sentir vergüenza de los que nos representan y que nos han hecho parte de un sistema del que no tenemos nada que ver. Y tenemos que volver a dar el gran debate nacional en todas partes, esto es fundamental y la universidad es central. La construcción de un nuevo país va a pasar por la construcción de un nuevo proyecto de pensamiento en la Argentina…yo me estoy deslomando caminando el país… No queremos construir solamente un esquema electoral…queremos ser poder en la Argentina porque una estructura electoral sin espacio de pensamiento, no tiene  destino…Queremos construir un espacio de pensamiento que sintetice el proyecto nacional que después se refleje electoralmente en la sociedad. Porque si no vamos a ser un fraude más, un fracaso”
Le preguntan por el rol del Estado.
Y Kirchner dice:
“Creo en el Estado promotor…el Estado tiene que tener el control de los instrumentos macroeconómicos…una nación sin estado es una nación que no existe. No hay que tener vergüenza del Estado…”
Le preguntan si es posible trasladar a escala nacional el modelo santacruceño.
Y responde Kirchner: “…el presidente que tengan los argentinos tiene que sentarse, entrar a decidir y jugar. O juega por un proyecto argentino o juega por otro. Vos no podes levantarte como hace Duhalde a la mañana y decir el  Fondo me tiene así. A la tarde dice los banqueros se están llevando la plata. A la tarde toma un vermut con el Fondo y a la noche con otro banquero…En esta primera etapa estamos tratando de instalar el pensamiento, porque no tiene sentido llegar de cualquier forma. Yo creo en un frente nacional y popular, se va a hacer con la doctrina peronista. Se podrá hacer con el PJ o no, habrá que ver. Habrá que convocar a todos los sectores nacionales, populares y progresistas con absoluta amplitud. Hay muchos sectores que nos son peronistas, o son pero no se dan cuenta…”
Por último le preguntan por la deuda externa.
Y Kirchner dice: “…la Argentina debe negociar con autonomía. No podes negociar con organismos  internacionales e ir a pedir plata para un vaso de leche, como hizo Duhalde cuando mandó a Chiche a buscar planes sociales a EEUU. Una vergüenza…” 
Todo está guardado en la memoria. Y en Cristina. Y en su pueblo. Y en un casete rosarino. 


Miradas al Sur, domingo 2 de noviembre de 2014