domingo, 31 de octubre de 2010

Un domingo sin Néstor


Es el primer domingo sin Néstor Kirchner en la gran ciudad.
Ahora ya descansa en su lugar natal.
Quizás para que no lo extrañemos tan de golpe como se fue, nos mandó un dejo de viento patagónico como el que sopla desde ayer.
El pueblo, en tanto, también volvió a su hogar y se sacó los zapatos gastados en la larga marcha del adiós final. Le duelen las piernas pero no se queja. Le duele todo el cuerpo. Toma su corazón entre las manos y lo remienda de a poquito. Son apenas zurcidos para seguir tirando un poco más. Sabe que lo va a precisar en el largo camino que nos espera con Cristina al frente de la vida.
Por años seguirán contando, mostrando y escuchando este rayo de luz que vino con la muerte.
Un milagro así sólo se le podía ocurrir al Lupo. Como si nos dijera derrumbándose sobre su lecho “Dejen que esta batalla la doy yo”
Y se murió. Y a las pocas horas volvió a nacer. En las miles de manos y de voces que se acercaban a la histórica Plaza. Y a la Casa Rosada, que parecía más luminosa que nunca.
En las primeras horas de la noche la Plaza estaba colmada de una multitud que se parecía en su dolor y en la esperanza. Había una convicción mayor que sobresalía por sobre las demás: Ahora más que nunca a bancar a Cristina y al Proyecto nacional y popular.
Desde esa sonrisa impresa en las banderas, Néstor seguía interpelando a los que tanto lo odiaron:
“Digan ahora que somos los crispados. Digan nuevamente “esos negros de mierda”. Digan que sólo conocemos la lógica “amigo-enemigo”. Digan que venimos por el vino y por el chori. Digan que nos arrearon de prepo.
Pero díganmelo a mí frente al cajón si es que se animan”.
El pueblo de los humildes ha vuelto a surgir de sus cenizas. Lo hizo posible Néstor. Faltaba irse del escenario mayor para dejar al descubierto todo lo que se hizo en estos años, desde que vino del sur. Fue un solo instante. Porque enseguida y en medio del dolor aparecieron los logros como si un montón de hadas, duendes, ángeles y los pobres de la tierra colocaran a nuestra vista lo que nos devolvió ese hombre que vino a gobernarnos con la antorcha de Evita entre sus manos.
Después, fue como si volviera sonriendo de la mano de Cristina. Agradeciendo el “Fuerza Néstor” que tronaba desde la gargantas de su pueblo. Tirando besos. Abrazándose con ese gesto que nos envolvía a todos. Y presentándola a ella, a la Presidenta de los argentinos, para dejarla, solita su alma, frente a ese mismo pueblo. Y la abrazara. Y nos dijera con ese gesto de muchacho peronista que siempre tuvo “Cuídenla, eh, cuídenla”
Después se fue a descansar en el alma de su pueblo para siempre.
Este dolor no pasará jamás. Pero se irá calmando necesariamente hasta dormirse en paz. Es que debemos seguir caminando este proyecto de país más justo, más libre, más soberano. Más inclusivo, más democrático, más latinoamericano.
De las historias que se vivieron y contaron estos días hay una que no se contó demasiado y a Néstor le gustará conocerla.
En Resistencia, Chaco, se viene juzgando a los genocidas de la dictadura que ejecutó lo que se llamó “La Masacre de Margarita Belén” donde, entre la treintena de jóvenes militantes allí asesinados, se encontraban dos compañeros de Néstor, de la JUP de La Plata en los años setenta. El Pato Tierno y el Flaco Sala.
Al comenzar el juicio el jueves 28 de octubre, entran a la sala los periodistas y los familiares de los fusilados con un crespón negro en el pecho en señal de luto. Los acusados se retiraron sin pedir permiso. “Vade retro, Kirchner” parecieron decir, mientras la Presidenta del Honorable Tribunal pedía un minuto de silencio en homenaje al ex presidente Néstor Kirchner.
El aplauso cerrado de los presentes logró otro de los milagros de estos días: Allí estaban los muertos más queridos reencontrándose en un abrazo final.
Tanta energía desparramada por todos los rincones, seguramente dará una nueva luz a Cristina para gobernar la patria.
Hay luces por todos lados, querido Néstor, andate a dormir tranquilo que te lo mereces.


El Argentino, 31 de Octubre de 2010

Kirchner, el Hombre del Bicentenario


Néstor Kirchner acaba de ganar su última batalla.
La batalla que él sabía era la más difícil, la que construye sentido común, la que hace historia, la que tenía más enemigos: la batalla cultural.
Lo hizo a su manera. Con el sacrificio de su propia vida, con épica militante, con multitudes en la Plaza despidiendo al guerrero, con miles de jóvenes cerrando ese circulo en espiral que fuera abierto por aquella gloriosa juventud de los setenta a la que Néstor Kirchner perteneció.
En estos días de duelo e infinito dolor, algo que nos trasciende se terminó de solidificar en la sociedad: una idea de país en serio, una mirada solidaria y colectiva, un proyecto inclusivo, un modelo soberano.
La misma tarde de su muerte, para nuestra columna de “El Argentino”, escribimos una nota titulada “Néstor Kirchner, un imprescindible” que en uno de sus pasajes decía: “Desde la razón y el dolor, con la muerte de Néstor nació el Kirchnerismo, como etapa superior del Peronismo, como punto de unión del campo popular, como síntesis de lo que está llamado a unirse para sostener y profundizar una idea de nación, más justa, inclusiva, democrática y soberana.
El Kirchnerismo como homenaje a quien no vino a la Rosada para durar, sino para cambiar la historia. Y la cambió”
Luego de su publicación, este modesto aporte para un debate más profundo, empezó a hermanarse con otros análisis periodísticos y políticos semejantes y quizás más agudos.
Con pensamiento propio, son muchos los que están madurando algo muy parecido.
Pero no hay certezas de esta presunción.
Porque es posible que esta honrosa página que escribe Kirchner con su muerte, sea una nueva versión del mismo peronismo que él abrazó en la plenitud de su vida.
No habrá que apurarse. La construcción de una nueva identidad popular la construyen los pueblos por derecho propio.
No valen de nada las distintas lecturas que podemos hacer de un fenómeno social como el que la Argentina está viviendo, sino valoramos como debemos hacerlo, este criterio de verdad que le pertenece al pueblo.
El tiempo lo dirá.
En cambio sí aparecen con diáfana claridad algunas certezas que emergen en el escenario y que conmueven la piel política y cultural de los argentinos; a saber:
*La irrupción del pueblo en las calles y en las plazas, con sus consignas y sus canciones, con sus carteles hechos a mano, con sus palabras de aliento a la Presidenta, con su agradecimiento emotivo al líder desaparecido, con su juramento de amor ante el féretro, son la respuesta política masiva, contundente, precisa y más elocuente, a la sarta de miserabilidades que escribió la oposición política y mediática en los últimos días.
La primera certeza a remarcar, entonces, la podríamos resumir diciendo que con la desaparición física de Néstor Kirchner se fortaleció y nutrió, paradójicamente o no, el proyecto nacional y popular que él rescató desde el ejercicio del poder político durante su mandato presidencial y hasta su fallecimiento.
El proyecto de país que gobierna la Argentina sale fortalecido de este trance amargo y va rumbo a su profundización. Ese es el mandato gritado por el pueblo en estos días.
*La otra certeza paradojal es que, al igual que lo anterior, este clamor popular provoca una debilidad infinita de cualquier proyecto opositor. Como si al partir físicamente Kirchner, los que se murieran políticamente fueran los opositores y los grandes medios. No solamente porque les desaparece el polo reverso de sus desvelos. Sino porque es significativo y empieza a ser significante, que al llamado a la capitulación que hicieran el Grupo Clarín y sus respectivos suplementos mediáticos y legislativos del “Grupo A”, la respuesta la brindó el pueblo en esa multitudinaria conferencia de prensa que fue el largo cortejo del adiós a Kirchner.
Los opositores edulcoraron esa presión para cambiar el rumbo (¡y “esos malditos modales kirchneristas”!) con las muestras de “pésames de ocasión”.
“Lágrimas de cocodrilo” dijo José Pablo Feinnman.
“Hipocresía protocolar”, la llamó nuestro colega Ragendorfer.
Desde la orilla institucional del oficialismo, nadie refutó el convite de rendición.
No hizo falta. El pueblo fue el que respondió:
Ahora, más y mejor modelo de país inclusivo, soberano, justo, democrático, progresista, latinoamericanista.
Ahora, más redistribución del ingreso y más voces que expresen el proyecto de país. Ahora, más participación popular y que por sobre todo, se manifestará en un mar inmenso de la nueva generación de jóvenes que, con su militancia, entrarán de lleno al preludio de la etapa de consolidación cultural del proyecto.
Una manera de decir: ahora Cristina, con todo y con todos.
Con Néstor Kirchner se va el último gran muchacho peronista de una generación diezmada. Pero le pasa la posta a Cristina y con ella, renuevan el protagonismo los trabajadores y los jóvenes.
Seguramente Máximo, su hijo y compañero, deberá trasponer el umbral de cualquier pudor para transparentar hacia fuera la responsabilidad política que venía cumpliendo en vida de su padre.
De todos modos, el héroe colectivo que fue el Eternauta Kirchner, plebiscitó estos días a favor de profundizar el modelo y seguir desnudando al verdadero enemigo de los intereses colectivos, tal como se hiciera desde el 2003.
La democracia es el primer piso consolidado de fines del siglo XX.
El modelo de país que construyó Néstor Kirchner y continúa Cristina, está llamado a ser el segundo piso de nuestra identidad como sociedad.
Para garantizarlo, Cristina debería ser la Presidenta de los argentinos por un mandato más. Y en lo inmediato, el Movimiento Nacional y Popular deberá contar con su liderazgo para empezar a llenar la casa vacía que nos deja Néstor con su ausencia.
Es hora de abrir todas las puertas a los que se quieran sumar a la última epopeya nacional vigente.
Sólo entrará el pueblo y sus dirigentes más consecuentes.
Los que ya desertaron, no entenderán jamás las batallas por librar.
No importa. No es para cualquiera la Vuelta de Obligado.


Miradas al Sur, 31 de ocubre de 2010

viernes, 29 de octubre de 2010

Una muerte que ilumina



Eran las 10 de la mañana cuando entramos al Salón de los Patriotas Latinoamericanos casi en puntas de pie.
Solemnes y silenciosos. Como si esperáramos que al trasponer el enorme portal íbamos a encontrar a Néstor Kirchner de pie, con el saco cruzado abierto, con sus mocasines negros, con esa ancha sonrisa de jotape que siempre tuvo, gastándonos con alguna de las bromas que constantemente tenía a mano.
Pero sólo estaba el féretro con Néstor adentro. Y a su lado, un puñado de amigos y compañeros. Y su hermana Alicia, huérfana de hermano, solita su alma, al pié de su dolor.
Minutos después, el desfile popular con su congoja a cuestas empezó a circular por los costados.
Los jóvenes y la gente humilde nutrían el grueso de la dolida caravana. Los pobres de toda pobreza eran los que más lloraban al Presidente Kirchner.
De pronto, dos gritos rompieron el silencio.
"Gracias Néstor" y "Fuerza Cristina" tronaron en la Casa Rosada y un aplauso unánime inundó el Salón.
Los humildes no se permiten sobriedad a la hora de expresar ni el dolor ni la alegría. Todo se desborda transparente. Como un agua clara. Como un río torrentoso. Los que no tuvieron voz durante siglos, ahora le dicen "Gracias" al que ascendió desde el mismo talón del continente para darles la posibilidad de volver a ser.
Y allí entró Cristina, la Presidenta, la Compañera de Néstor, la mamá de Máximo y Florencia.
Primero fue el silencio el que la envolvió en su abrazo, respetuoso con tanto dolor en el ambiente. Cristina acarició el ataúd de su marido muerto. Y uno se daba cuenta que no era el ataúd a quien tocaba, sino era al hombre amado a quien acariciaba.
Los humildes pasaban y lloraban todo el tiempo, sin proponerse para nada disimular su llanto. Hasta que uno de ellos empezó a gritar: "Gracias Néstor porque nos devolviste la dignidad".
Y todos aplaudieron.
Cristina se recostó sobre su hija, pareció que se largaba a llorar, pero se contuvo en el renglón anterior al desahogo. Puso su mano sobre el pecho, una, dos, varias veces, como ofreciendo el corazón a los presentes.
Estas escenas se repitieron varias veces. El desfile popular seguía su marcha en el último adiós a Néstor Kirchner.
Pasaron los artistas populares, pasó Diego Maradona, pasaron las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, los Presidentes de América Latina llenos de congoja.
Evo Morales no dudó en confesar que se sentía como un hijo que perdió a su padre.
"Me quedé huérfano, siento que perdí a un hermano mayor, a mi padre, a un amigo, a todos juntos. Siento que toda América Latina quedó huérfana del hermano Néstor, que fue el primer presidente de todo el continente; él me enseñó con el ejemplo que los latinoamericanos no somos el patio trasero de ningún imperio", dijo Evo en la puerta de la Casa de Gobierno.
Parece la primera vez de todo. La primera vez que un organismo continental, UNASUR, decreta Duelo Latinoamericano durante tres días. También Brasil, Ecuador, Paraguay, varios países lo hicieron. El presidente Lula levantó su presencia en el cierre de campaña de la candidata Dilma Roussef. Y voló a la Argentina a despedir a su amigo.
En la Plaza de Mayo eran miles y miles desde muy temprano. Con sus banderas y estandartes. Con sus lágrimas y sus himnos de combate. Desde un ventanal frente a la Plaza se veían las serpentinas humanas caminando lentamente hacia el lugar del último adiós.
Los vivas a Néstor y las fuerzas a Cristina sólo daban paso al "andate Cobos" en las voces de la multitud.
Esta muerte ilumina. Con esa luz el pueblo teje una nueva certidumbre:
Ahora, Cristina.
Con todos y con todo. Ahora, más proyecto nacional y popular. Ahora, más redistribución del ingreso. Ahora más inclusión social. Ahora, más integración con el mundo.
Cuando ese pueblo en la plaza y frente al Presidente amigo que despiden, grita "Fuerza Cristina" es por que está construyendo política. Y cuando la política la hacen los pueblos, el rumbo del futuro está garantizado.
Por eso, es mejor para todos, que tomen debida nota de este dato histórico, las usinas del odio y la reacción.


El Argentino, 29 de octubre de 2010

jueves, 28 de octubre de 2010

Néstor Kirchner, un imprescindible




Nunca estuve tan triste, tan solo, tan despojado de mi mismo.
Como si en un solo momento se me vinieran todos los muertos encima.
Toda la tristeza del mundo no me cabe en mi condición humana.
La tristeza es la que habla por nosotros, la que nos desborda, la que se mueve a su antojo por nuestros rincones más íntimos y profundos.
Hoy la tristeza hace lo que quiere con nosotros.
Pero son los pobres, los trabajadores, los más humildes los que están más tristes.
Saben como nadie lo que perdemos con Néstor.
Desde la razón y el dolor, me animo a decir que con la muerte de Néstor nació el Kirchnerismo, como etapa superior del Peronismo, como punto de unión del campo popular, como síntesis de lo que está llamado a unirse para sostener y profundizar una idea de nación, más justa, inclusiva, democrática y soberana.
El Kirchnerismo, como homenaje a quien no vino a la Rosada para durar, sino para cambiar la historia.
Y la cambió.
Fue Néstor Kirchner el que recuperó la política y los sueños al mismo tiempo. Y en ese trance nos recuperó a todos. A los que venían con sus viejas heridas y a esa juventud que es más maravillosa que nunca.
Con Néstor fuimos nuevamente América Latina. Y fue sabernos dignos, enteros, tan militantes como él nos enseñó.
Me sale retomar algo de aquello que escribimos el 12 de setiembre pasado cuando la muerte mandó un último aviso y en esta misma columna escribimos:
“El militante Néstor Kirchner no sabe de descansos ni de glorias vanas.
El es la voluntad al borde del abismo, así en la triste derrota de una noche de invierno como en el cielo de las victorias.
Lo lancean por el flanco izquierdo y lo hieren por su costado derecho y sin embargo avanza igual con la frente en alto.
Si siente algún dolor o miedo en el centro del pecho, lo disimula ante el enemigo y se larga a llorar, si es preciso, con sus compañeros.
Siente miedo no por su propia vida sino por la del pueblo que ama y defiende.
Pasajero de la historia, sabe que algo quedará de su andar cansino, de sus palabras al viento, de la modesta muestra de coraje que mostró las veces que hizo falta demostrarlo.
El militante es el último eslabón de la cadena humana, el más perfecto e imperfecto de todos, al mismo tiempo, el más humilde, el que más se entrega por el prójimo.
Tiene algo de Pedro en las catacumbas, compartiendo el pan y el aliento con sus compañeros, pero también de Miguel Hernández y de Paco Urondo en el instante final. Se mira en el espejo del Ché con sus aciertos y errores, porque todo militante del pueblo tiene un poco del Che y esa condición humana, más humana que todas.
Es la Evita que no descansa cuando debe hacerlo porque siente que las otras Evas del pueblo, están más cansadas que ella, con siglos y siglos de tristezas, de llagas en el cuerpo, de hambre, de torturas, de mordazas, de hambre nuevamente.
El militante se enferma un día y se levanta al otro. Y se vuelve a enfermar y dice “vamos que ya falta poco” y sabe que el aliento de los suyos es su propio aliento.
El enemigo sobrevuela sobre su lecho de enfermo, espera, desespera y aletean sus alas negras mientras de su pico salen los proverbios que invitan a un descanso eterno.
“Rendíte de una vez”, dicen los carroñeros con un texto maloliente.
Pero el hombre, el militante, el que comparte el pan y el paño, sabe que él se muere sólo en la desigualdad, en la desesperanza del que no tiene nada que ganar ni que perder, en la entrega infame a los poderosos, en la desaparición de la palabra vida, en la capucha del torturador y su mandante.
El militante descuelga los cuadros de los genocidas y sabe que está saltando sobre el filo de la historia y que de ahora en más no hay ni puede haber vuelta atrás.
Pero mucho más que eso, vino a honrar la vida de los que reclaman con sus bocas desdentadas y de sus madres y del futuro que nos hermana a todos”
En el amor del pueblo con Cristina, este dolor se irá calmando de a poco hasta volverse una eterna canción en las miles de voces que hoy lo despiden, sin resignarse a perderlo.


El Argentino, 28 de octubre de 2010


martes, 26 de octubre de 2010

Ramal que para, ramal que cierra



Los asesinos de Mariano Ferreyra saben que tienen los días contados.
El círculo de la impunidad se cierra y los patrones y capataces ideológicos de esa muerte, no tienen otro destino que la cárcel.
Por eso algunos cacarean en nidos ajenos, para desviar la atención.
Gastan toneladas de papel y ríos de tinta para encubrir a los verdaderos criminales, esos que gobernaron y usufructuaron el país haciendo que se desplomara económica y socialmente en el 2001 y 2002.
En estos días, el kirchnerismo sufre la peor embestida política y mediática de los grupos de poder desde su irrupción en el gobierno nacional, el 25 de Mayo de 2003.
No es casual que ello ocurra a partir de la muerte de Mariano, el joven alcanzado por una bala asesina en ocasión de manifestarse solidariamente junto a trabajadores tercerizados del ferrocarril Roca.
Es que el viejo país instaurado por el terrorismo de estado, profundizado por el menemismo y mantenido por la Alianza radical, fue el que instauró la precarización y la tercerización del empleo para los trabajadores que sobrevivían a la ola de desempleo, las privatizaciones y la “cirugía sin anestesia” a la que fue sometida la sociedad en esos años.
La llamaban “Flexibilización laboral”, santificada durante el neoliberalismo y sostenida contra viento y marea hasta nuestros días en varios sectores del trabajo.
Ese viejo país, con su corporación mediática y sus políticos testaferros, han sido redescubiertos ahora de la manera más horrible: con el crimen de un joven de apenas 23 años.
Cuando solemos decir “estamos a mitad del camino”, estamos pensando en rémoras como esta de la tercerización laboral y en la necesidad de acumular fuerzas sociales para superarlas.
Cuando Hugo Moyano lideró la Marcha Federal junto a otras organizaciones sindicales y sociales en tiempos del menemismo, hay que recordar que una de las banderas principales de esa lucha era contra la tercerización impuesta por los empresarios que bendijeron y usufructuaron el modelo neoliberal y por los sindicalistas que la apadrinaban. Como José Pedraza de la Unión Ferroviaria, Luis Barrionuevo de los gastronómicos y el Momo Venegas de los trabajadores rurales.
Cuando la Alianza radical llegó al gobierno prometiendo dar una vuelta de página al desguace del estado y la sociedad, hizo exactamente lo contrario y continuó aplicando las mismas políticas flexibilizadoras del neoliberalismo.
No debe asombrar entonces que el Grupo A de los opositores, haga de bocina altoparlante del Grupo Clarín y ataque justamente al gobierno que empezó a desandar el sistema de trabajo tercerizado.
La misma actitud tienen los ladrones cuando son descubiertos y gritan “al ladrón, al ladrón” señalando al hombre honesto que los denunció.
Hay que avivarse que estamos en medio de una campaña mediática que busca por todos los medios enturbiar las aguas de una Argentina que está incluyendo socialmente.
En medio de esa campaña algunos dirigentes radicales cometen groserías como las de Oscar Aguad declarando que “los radicales no nos sacamos fotos con barrabravas. El que se saca fotos es porque convive con ellos”
Permítanos recordar que Aguad es el mismo que salió fotografiado en un acto oficial en Córdoba, cuando gobernaba el radicalismo, junto al genocida Luciano Benjamín Menéndez, hoy preso por crímenes de lesa humanidad durante la dictadura.
A confesión de partes, Aguad…
El feroz ataque encabezado por los grandes medios y la derecha más rancia, más la negativa fundamentalista de los grandes empresarios a debatir siquiera el proyecto legislativo de repartir ganancias, son una muestra de los verdaderos motivos que impulsa esta campaña inquisidora contra el gobierno nacional.
Ya en el estribo, anotemos que el Censo Nacional arrancó exitosamente desde una de las puntas de la patria: la Antártida Argentina.
Mañana seremos millones los argentinos que esperaremos cordialmente en nuestras viviendas a las maestras y maestros censistas que realizarán la tarea a lo largo y ancho del país.

El Argentino, 26 de octubre de 2010

lunes, 25 de octubre de 2010

El hombre de paja

El diccionario filosófico dice que un hombre de paja es un testaferro, alguien que pone su firma y su voz en nombre de otros intereses, económicos o ideológicos, a los que representa.
En una segunda acepción, un hombre de paja es el nombre del recurso dialéctico y discursivo de aquel que “responde” a su contrincante sobre algo que el contrincante no dijo jamás. Lo que se dice, una trampa argumentativa.
Analicemos dos ejemplos candentes en estos días, aunque de distinta valía y significado.
Lo hacemos para ilustrar el modus operandi de los criminales de la verdad.
*Mauricio Macri es un hombre de paja. Fundamentó su prohibición a la mega muestra Tecnópolis planificada por el gobierno nacional diciendo que lo hizo por que le informaron que “se cortará durante 40 días la Avenida Figueroa Alcorta y que la ciudad se convertiría en un caos de tránsito absoluto”
Sin embargo, nada de lo que dice Macri es verdad. La Avenida en cuestión se cortaría solo dos fines de semana y estaba prevista la circulación alternativa que facilitaría el tránsito sin problema alguno. ¿No sabrá el jefe del Pro que durante cuatro días más de seis millones de personas pasearon en mayo pasado por la fiesta del Bicentenario en la Av. 9 de Julio en paz y absoluto orden? ¿Desconoce el ingeniero Macri que parte de su gabinete venía colaborando con funcionarios nacionales en una clara manifestación de aprobación del gobierno porteño a un evento de ciencia y tecnología jamás visto en América Latina?
*La derecha necesita ensuciar este proyecto de país que gobierna. El tratamiento que se hizo y hace del horrendo crimen que le costó la vida a Mariano Ferreyra convierte a esa derecha del poder en un gran hombre de paja en su doble acepción.
En primer lugar utiliza como testaferros políticos a la manga de adulones que rápidamente salieron a repetir los argumentos del Grupo Clarín y sus repetidoras de Perfil y La Nación. Apuntan al gobierno y a la CGT como una forma explícita de salpicarlo con esta muerte. Esta vez fueron muy lejos con “la teoría de la crispación” que implementaron desde el 2008 en adelante.
Pero donde se demuestran hombres de paja en plena operación de engaño es en el argumento de sus plumas editoriales atacando al gobierno por algo que jamás se dijo. Ningún hombre de gobierno inculpó irresponsablemente a hombre alguno de la política o del sindicalismo. Cuando el apellido Duhalde apareció en boca del jefe de gabinete, Aníbal Fernández, fue para afirmar exactamente lo contrario, que no creía que el ex senador bonaerense estuviera implicado en el crimen. A tal punto fue así que le mereció “la medalla de oro” por parte de los alegres lenguaraces del Grupo Clarín, Van der Kooy y Blanck.
Hace rato que perdieron el pudor y la vergüenza, pero lo que hicieron publicando la fotografía de uno de los acusados por el crimen junto a los ministros Boudou y Sileoni y la periodista Sandra Russo en un acto público, de esos donde muchos hacen cola para llevarse el recuerdo de una figura reconocida, es de tanta mala leche que sólo cabe presumir y quizás confirmar, desde el sólo análisis político de cualquier ciudadano de buena fe, que la derecha mediática está en plena maniobra de una operación política de vastos alcances. La inocencia no está en el vademecum de las corporaciones, como para que pensemos lo contrario.
Quizá razonaron que, como Ernestina Herrera de Noble posó junto al asesino de 30 mil personas y jefe de los genocidas y del terrorismo de estado, el contraataque era difundir en la tapa de Clarín y La Nación a un “negro de mierda” careteando junto a funcionarios nacionales de la democracia.
A esa derecha se le hace difícil condenar mediáticamente a los cinco millones de personas que recuperaron el empleo, a los millones de pibes que reciben la Asignación Universal por Hijo, a los dos millones y medios de nuevos jubilados que estaban a la intemperie; por eso desempolvaron la falacia del hombre de paja, para desvirtuar la escena del crimen, la misma que intentan seguir “construyendo”.

El Argentino, lunes 25 de octubre de 2010

domingo, 24 de octubre de 2010

En busca de nuestra identidad



El próximo miércoles 27 de octubre me levantaré temprano como de costumbre o quizás, más temprano que nunca.
Prepararé un buen mate, dos termos con café, calentaré las medialunas que compraré el día anterior, tendré una botella de agua fresca por si hace falta, pondré la mejor música para la ocasión y saldré a la calle a ver si viene el censista o la censista que nos toque en suerte.
“¡Arriba los corazones!” despertaré a la familia. Todo está listo para saber quiénes somos, cuántos somos, cómo somos.
Saber que podemos colaborar con tan poco a descubrir la última versión de nuestro ADN, o si prefiere, renovar el DNI de los argentinos, es un modesto orgullo para todos ese día.
Siempre es bueno saber quiénes somos estos morochos, rubios, colorados, aindiados, morenos, que somos los argentinos. Es tan simple y maravilloso como eso, nada más ni nada menos.
Pero fíjese usted, coméntelo con los suyos aprovechando el domingo, que pese a la voluntad que pusieron nuestros próceres de Mayo de 1810, un año después se llegó hasta los bordes de un empadronamiento pero no se pudo culminar. Sería recién en 1869 el año del primer censo nacional. Claro, fue una muestra incompleta. No censaron ni a los negros ni a los indios ni a los habitantes de la Patagonia ni al amplio territorio que abarcan las hoy provincias del Chaco, Misiones y La Pampa.
En 1887 fue apenas un conteo a ojo de buen cubero sobre los negros que habitaban Buenos Aires. Pero no fue un Censo Nacional.
El segundo Censo se realizaría recién en 1895 y fue mucho más completo que el primero. Pero eso sí, “de los indios ni me hablen” diría el estado censor en su doble acepción. Lo de censor digo.
Por esas tristes paradojas de la historia, entonces se dijo que había que poner una cifra aproximada sobre la población indígena. Y se puso 30 mil.
La maestra o el maestro censista que el miércoles próximo llegará hasta su puerta es el sujeto que pondrá la historia en su lugar, para dejar atrás ese viejo país de la exclusión y escribir un nuevo paradigma de la argentinidad, el que nos integra, el que no deja a nadie afuera, el que nos iguala en un mismo día a todos, el que repara la historia en su Bicentenario. Como si censara en el amanecer de la patria y con el mismo derecho de identidad, al Libertador José de San Martín, al Negro Falucho, al gaucho Sargento Cabral y al Cacique Comandante, Andresito Guacurarí.
Igual, pero doscientos años después.
Más de 600.000 censistas recorrerán el país hasta el último rincón para censarnos a todos, sin excepción. El deber y el derecho que tenemos es censarnos. No hay opción para desertar con la patria.
¡Nos preguntarán si usamos computadoras!
Es preciso saber cuánto estamos de avanzados en nuestra conectividad. Hay que integrar a todos, incluyendo, incluyendo, incluyendo.
¡Nos preguntarán sobre nuestra descendencia o pertenencia a pueblos originarios!
¡Nos preguntarán de igual forma sobre nuestra pertenencia a la población afrodescendiente!
¡Que suenen los tambores, que repique el tamboril, chico, repique y piano!
También harán preguntas sobre discapacidad en la familia, sobre migraciones, sobre la cobertura de salud que tengamos, la situación previsional, la fecundidad y la característica de la ocupación que tengamos.
Que a nadie se le ocurra dejar afuera al abuelo o al bebé. Ellos también participan.
Es importante saber que todo lo que refleje el Censo Nacional servirá para mejorar nuestras instituciones democráticas, para mejorarlas, para formular políticas de inclusión y desarrollo tanto en lo público como en lo privado.
Yo haré pasar al censista a mi casa. Es más, lo haré sentir tan cómodo como en su propia casa. ¿Sabe porqué? Porqué de la eficiencia de su trabajo y de la sinceridad en los datos que le brindaremos, estaremos garantizando la mejor hoja de ruta para nuestro futuro.
Y porque es de egoístas no hacerlos pasar ni recibirlos con un apretón de manos a quién vendrá simple y maravillosamente a ayudarnos a conocernos mejor.
Creo que es así ¿Y usted?


El Argentino, domingo 24 de ocubre de 2010

Una muerte oscura, un día luminoso


La muerte de Mariano Ferreyra tronó como lo que fue, un disparo a la hora de la siesta. Todos giramos la cabeza hacia el lugar del estruendo en busca de noticias.
En un primer momento, fue una sensación de caída libre hacia el túnel del tiempo.
El vértigo cundió durante un par de horas. La imagen televisiva alborotaba los espíritus y no dejaba pensar con claridad.
Es el único joven muerto en medio de un conflicto social, en tiempos de ausencia represiva por parte del estado nacional.
Para un país que soportó mil quinientas movilizaciones a favor y en contra del gobierno, desde la asunción de Néstor Kirchner hasta hoy, sin represión alguna; que organizó la mayor fiesta de cumpleaños de la patria en su Bicentenario, sin un solo rasguño; que juzga a los genocidas en los tribunales y en la sede del Ministerio de Trabajo convoca más de dos mil convenciones paritarias entre patrones y trabajadores, en ese país presente, el sonido de una bala es un boleto de ida y vuelta hacia el pasado.
No vamos a ocuparnos del primer anillo que rodea esta muerte repudiable y dolorosa. La justicia actúa a paso redoblado y el círculo del crimen con sus autores materiales e intelectuales se cierra inevitablemente.
Deberán caer en prisión para ser juzgados, todos los que deban ser juzgados. Los dirigentes y los dirigidos, los mafiosos con anillos de oro y los mercenarios con olor a muerte.
Pero en el segundo anillo de la investigación, se impone conocer la dimensión de todo crimen político.
Y el de Mariano es un crimen político.
Conocer el comportamiento de las conductas sociales y antisociales de los protagonistas de estos tiempos, de los gobernantes y los gobernados, de los periodistas y de sus medios, de los políticos y de sus partidos, de los que crean sentido común a diestra y siniestra, es un dato más que relevante para conocer en qué tramo de su historia está el país que construye, como puede y debe, su propio futuro.
En otros tiempos, de violencia y crisis recurrentes, el sonido de un disparo, si bien no era intrascendente, era casi una parte del paisaje. Pero en este país ya no es posible que pase desapercibida ninguna muerte, ninguna herida, ninguna mordaza.
El país donde asesinaron a Mariano Ferreyra es el país de la Asignación Universal por Hijo, mal que les pese a los bichos de carroña que abundan por derecha y por izquierda.
Es un país a mitad de camino entre la crisis de representatividad hegemónica de fines del siglo XX y la otra crisis, la del crecimiento, que hace latir y tensar las almas, de un lado y trancar con siete llaves las puertas del poder impune, del otro.
Decir que se está a mitad de camino supone aceptar el desafío de seguir avanzando.
Y adelante está el país de la justicia social, el de la belleza sin franquicias, el de las muestras al aire libre sin un Macri que se oponga, sin tercerizaciones en el empleo, sin monopolios mediáticos, sin nietos desaparecidos.
Sin represión policial.
En este marco es que se sustancian los hechos políticos acaecidos a partir del mismo instante que se conocieron las primeras noticias sobre el crimen; diría un sumario de ocasión.
El Grupo Clarín en pleno, con sus repetidoras y suplementos de variada laya, salieron a apuntar contra el gobierno y contra el “sindicalismo de Hugo Moyano”. Para ello utilizaron a su sempiterna estrella movilera, el señor Bazán, transmitiendo desde la calle y bajando línea vertical sobre esta muerte que, en su relato, coronaba la muerte de todos los reprimidos en gobiernos democráticos.
Toda muerte violenta es una tragedia humana. Pero no todas las muertes revelan una misma época.
Si el Grupo estaba tan seguro que ésta completaba la masacre del puente Avellaneda, con “la mejor policía del mundo” según Eduardo Duhalde y Carlos Ruckauf, disparando a mansalva sobre Kosteki y Santillán, aquella masacre que les inspiró el título de “La crisis causó dos nuevas muertes” ¿sabía acaso que también ahora fueron las balas policiales las que dispararon y no una patota sindical? ¿Será llamado a declarar por tan temerarias afirmaciones, alguno de los voceros del señor Magnetto?
Desde ese momento, disciplinaron el discurso de sus seguidores.
Los radicales del partido centenario, con Gerardo Morales y Ernesto Sanz a la cabeza, salieron a dar cátedras de “pacifismo” a los gobernantes actuales, olvidando por efecto de la desmemoria, el charco de sangre que alfombró Plaza de Mayo cuando huía en helicóptero el último presidente radical, Fernando de la Rúa.
Si en el primer anillo quedó claro que las balas partieron de un solo lado, en el segundo anillo quedó suficientemente demostrado que los agravios y acusaciones también partieron de un solo lado: el de los opositores del Grupo A.
Desde la derecha no hay mucha necesidad de sobreactuar estas situaciones, cuando de atacar a un gobierno nacional y popular se trata. Es parte de su prontuario.
Pero desde la progresía placeba, a la hora de agacharse, aceptan lo que venga, hasta concurrir al almuerzo televisivo de Mirtha Legrand y brindar reportajes a Clarín exaltando su arrepentimiento sobre la última votación en diputados a favor de la democratización de Papel Prensa.
Es el caso de Pino Solanas, desautorizando a la diputada Cecilia Merchán y sumándose al coro del Grupo Clarín que apuntó contra el gobierno.
El triste papel de Solanas en el almuerzo de la diva, fue la antítesis de “La hora de los hornos”. Sonriente, complaciente con el poder, hablando de encuestas electorales ante la triste mirada del dirigente del PO, Marcelo Ramal.
El Censo Nacional del próximo miércoles 27 de Octubre nos permitirá saber cuántos somos, qué somos, cómo estamos, qué nos hace falta; pero esta situación desgraciada que venimos analizando, nos adelantó el relevamiento de los que siguen anclados en el viejo país, aquel donde los medios ponían la agenda y los políticos serviles, conservadores o con parada progre, la cumplían y ejecutaban a rajatabla.
Eso también se terminó en esta Argentina, que cuando puja, es porque está pariendo.

Miradas al Sur, domingo 24 de octubre de 2010

viernes, 22 de octubre de 2010

Los Miserables

Nunca se fueron de allí.
Siguen en sus madrigueras y toda vez que pueden, atacan.
Esta vez se llevaron la vida de Mariano Ferreyra, un ser humano, un ciudadano, un argentino, un militante, una voz, una mirada que ya no puede mirarnos para ir hacia nuestro abrazo o para juzgarnos como se le plazca.
Lo único cierto es que nuevamente un joven ha muerto en una emboscada mafiosa.
Y cuando muere un joven en la Argentina, todos volvemos a morir un poco más.
La indignación nos vuelve a crecer al palpar con la yema de nuestra memoria histórica las circunstancias miserables de su muerte. Asesinado por sicarios o por quién sabe, los asesinos deberán ir lo más pronto posible a pagar sus cuentas a la justicia. Y a confesar con todas las garantías que hoy brinda esta democracia, quién o quiénes los mandaron a matar a Mariano.
Que les caiga la noche al mafioso, al criminal y a los criminales de toda especie, al que gatilló y al que ordenó la muerte. Por más poderosos que sean los autores intelectuales.
Si el gobierno nacional y popular ha sido criticado y condenado mil veces por ser permisivo con las manifestaciones opositoras, con los piqueteros, con los que cortaron rutas, con las movilizaciones de cualquier origen ¿por qué habría que tolerar entonces que un grupo de civiles sindicalizados impida una movilización militante?
Si el gobierno nacional y popular jamás reprimió, jamás encarceló a nadie por sus manifestaciones hostiles por más agresivas que fuesen ¿por qué la cadena nacional de los medios opositores con sus principales voceros políticos del Grupo A, apuntaron desde un primer momento contra “la responsabilidad de gobierno”?
Si el Secretario General de la CGT, Hugo Moyano, es permanente crucificado en los grandes medios por su actitud combativa contra toda empresa que súper explota a trabajadores tercerizados, solidarizándose con los trabajadores que por igual causa protestan en el gremio ferroviario ¿por qué esos medios apuntan ahora exclusivamente contra Moyano cual si fuese el mismo demonio?
Si los autores de las profecías apocalípticas fueron siempre los dirigentes opositores como Elisa Carrió o Eduardo Duhalde, vociferando desde la corporación mediática sus anuncios catastróficos ¿por qué el mensaje de la hora es pedirle al gobierno nacional que “baje los decibeles de su confrontación”?
¿O acaso crispa más la Asignación Universal por Hijo que Eduardo Duhalde cuando declaró hace poco “a fin de año, el país va a estar como en el 2000” y calificó de “bomba explosiva el manejo que hace el Gobierno de las finanzas públicas” y anticipó que antes de terminar el año, habrá una crisis?
¿De qué país hablan los opositores y mutantes como Julio Cobos, cuando afirman tan sueltos de cuerpo que “hay un clima de confrontación permanente y hay que lograr la paz social”?
Un muerto es una tragedia. Pero la Argentina no es la misma Argentina que tuvo decenas de muertos por la represión estatal de los gobiernos democráticos anteriores a Néstor Kirchner.
Ningún muerto por las balas policiales del Estado nacional desde el 25 de Mayo de 2003.
Este gobierno tiene autoridad moral para enfrentar esta emboscada, condición que no pueden exhibir con tanta facilidad los que participaron de gobiernos que reprimieron y causaron muertes como las de Víctor Choque, Teresa Rodríguez, Kosteky y Santillán, Pocho Lepratti y la treintena de muertos en las cercanías de la Plaza de Mayo antes que despegue el helicóptero con De la Rúa adentro.
¿O no se acuerda de esa tragedia durante su gobierno el senador Sanz?
Este gobierno es el que denunció el país en negro del neoliberalismo. Cuando se desmantelan los monopolios, se desmantela el trabajo en negro de raíz.
Como afirmó el ministro Tomada “en la década del `90 nueve de cada diez empleos eran en negro y hoy ocho de cada diez empleos son en blanco; antes de Kirchner había 22 inspectores de Trabajo, ahora tenemos 450 en todo el país”
El pueblo sabe que al matar a Mariano, los mafiosos dispararon contra el proyecto de país que nos gobierna.

El Argentino, 22 de octubre de 2010

miércoles, 20 de octubre de 2010

La reinvención del papel


Esta semana la palabra dio otro brinco hacia el futuro.

Como dice Cristina: "Sorry Magnetto".

El anuncio del proyecto de Marco Regulatorio para el Papel como bien público anunciado ayer por Cristina, la nueva Televisión Digital Abierta y el acceso a Internet en todo lugar público, la instalación de los NAC (Núcleos de Acceso al Conocimiento) en distintos lugares del país, el Programa Conectar-Igualdad, los nuevos medios de comunicación que surgen, como Encuentro, Paka-Paka, CN 23, Tiempo Argentino y otros, están mostrando y demostrando al mundo y a nosotros mismos, que la revolución tecnológica está en pleno furor.

La democracia dejó de ser un saco apolillado en el viejo ropero.

Allá por el año 105 AC, a un tal Ts’ Ai Lun, en la antigua China Imperial, se le ocurrió inventar algo que daría vuelta, literalmente, una página trascendente en la historia de la humanidad: el papel.

¿Pero quién era este señor que había inventado semejante maravilla?

Era el jefe de los eunucos del Emperador y estaba al frente de los suministros de la Casa Real.

Saber que fue un eunuco el inventor del papel, provoca un cosquilleo especial, pero con un poco de imaginación y voluntad quizás nos permita una pista para entender el origen del dominio monopólico sobre la palabra escrita.

El dato significativo que nos brinda esta historia es el que afirma que aquel Imperio chino puso en manos del célebre inventor, la concentración total sobre el uso y la distribución del valioso papel.

“Quien controla el papel, controla la información”, es entonces una milenaria sentencia china, nacida mucho antes que el propio Cristo.

Sentimos defraudarlos, pero no es una frase con patente argentina, como muchos creíamos, dictadura, Magneto y Ernestina de Noble, mediante.

En estos tiempos que corren, este modesto país que supimos construir, está reinventando el papel desde otra mirada, más horizontal, más participativa, más democrática, más igualitaria.

Más erótica.

Con un marco dramático pero con final feliz, porque será un papel signado por la lucha de la vida contra el terrorismo de estado. En tinta de agua, cada papel oficial debería llevar la inscripción de la palabra “Vida”, para que se lo vea cuantas veces pase por la luz ultravioleta. Porque de triunfar el proyecto sostenido por la Presidenta y los legisladores del Frente para la Victoria, ya no estarán al timón del manejo del papel para la prensa, ni los dictadores ni sus cómplices civiles.

Mucho menos, los eunucos mentales que les sirven dócilmente desde una banca.

Cuando el Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Duhalde el Bueno, se presentó ante la Justicia para reafirmar la denuncia por crímenes de lesa humanidad en el proceso de adquisición de la empresa Papel Prensa y volvió el lunes otra vez a presentarse sumando pruebas en contra de los directivos del Grupo Clarín, estaba abriendo nuevos caminos para llegar a la verdad. Nada más ni nada menos.

Fíjense qué importante es comprobar ahora que las supuestas "interferencias" que sufriera TN en marzo de 2009 fueron parte de una "grosera operación del Grupo Clarín para victimizarse y descalificar el debate de la ley de medios", tal como aseguró ayer Gabriel Mariotto.

Esa es una prueba de la infamia y la impunidad con que actúan los dueños del circo y los modernos eunucos que les sirven. Hay que recordar las denuncias permanentes en esos días contra la llamada "ley K", cuando se escuchaban a diputados y senadores del Grupo A agarrarse de los pelos y llorar ante las cámaras de TV reclamando por la libertad de empresa para Clarín.

"Hoy interfieren a TN, mañana nos interfieren a todos" decían a coro, Gerardo Morales, Carrió, Silvana Giudice. ¿Se acuerdan?

Ayer nos enteramos que el juez que intervenía en la causa la mandó a archivo por comprobar que no hubo interferencia sino que era verdad lo que ya por entonces informara el ex COMFER: ¡por una sobrecarga, colapsó el satélite que abastece al Grupo!

¿Vio Magnetto? Quien mucho abarca, poco aprieta.

El Argentino, 20 de octubre de 2010

martes, 19 de octubre de 2010

Tomá mate con chocolate



Desde ayer, todos los argentinos estamos conectados por Internet.

Argentina conectada y la TV digital abierta son un salto a la luna, ida y vuelta.

¡Es para festejar!

La presidenta se despachó con la frase de nuestro título de hoy en su Twitter personal y se dispararon todos los pájaros de la imaginación.

En un país donde los lugares comunes, agresivos y crispados de la oposición, ametrallan a menudo contra los espíritus pueblerinos, salir de esa encerrona a través del ingenio y la creatividad desde la máxima investidura de la nación, es una invitación a volar cada vez más alto y más libre.

¡Tomá mate y avivate! Decían en mi pueblo.

Me acordé de un amigo preso durante la dictadura que en las mazmorras de la cárcel de Rawson, un buen día sorprendió a sus compañeros de infortunio con una receta de locos. Literalmente hablando.

Se trataba de esconder el chorizo que una vez por mes entregaba la cocina tumbera acompañando una polenta dura como la piedra. Dejarlo secar durante varias semanas a buen resguardo de moscas, alimañas y especialmente de la requisa del penal. Una vez convertido en algo parecido a un salamín se lo embadurnaba con dulce de leche y… ¡buen apetito, Compañeros!

¡Comete un chorizo con dulce de leche!

Todos rieron socarronamente con el improvisado gourmet. Pero lo cierto es que en una próxima tanda de choris, entre disimulos, cada uno de los presos se guardó el chorizo tumbero en su celda. Lamentablemente no les dieron tiempo para el disfrute porque cayó la requisa a los pocos días y chau chorizo. Se pagó muy cara la inventiva, más propia de Doña Petrona que de presos políticos en desgracia.

Interrogados, nadie quería confesar la receta para no pasar por loco. La cosa se puso muy dura porque los penitenciarios querían investigar si estaban preparando algún arma secreta y poderosa. Nada que ver.

Chocolate, pan y mate, ¡tomá mate y avivate!

Cantan los pibes en la escuela.

Si esa misma canción la cantaban a coro los empresarios que se juntaron este fin de semana en el “Coloquio de Ideas” y en el encuentro de la derecha organizado por Mauricio Macri y el español José María Aznar, hubiesen sido más ingeniosos y simpáticos.

Porque la verdad es que según los testigos, a nadie se les cayó justamente eso: una idea. Repitieron las mismas fórmulas neoliberales de los noventa. Más ajuste, más mercado, menos gasto social, menos Estado.

Con un agravante: están absolutamente disociados psíquicamente. Para decirlo de una manera respetuosa. Leer testimonios de que auguran un final de año exitoso y un 2011 cargado de buenas noticias, de más inversiones y más ganancias pero a renglón seguido juegan apuestas para saber quién va a ser el candidato empleado por ellos para “derrotar a los Kirchner” habla muy mal de la salud mental de algunos de los presentes.

Los políticos opositores que por allí pasaron dieron más pena.

Ernesto Sanz pronosticando que “la caída de Néstor y Cristina Kirchner trae aparejada la caída de Moyano” es de un patetismo ya desenfrenado. De Narváez y Binner compitiendo por el discurso más conservador y reaccionario. Duhalde no quiso participar porque no le dieron el atril que exigía pero llegó a declarar que la Argentina debe mirar a Europa y no al África. No se ría. Lo dijo seriamente. ¿No verá los noticieros que traen las imágenes de Francia, España, Grecia, Alemania, conmocionadas por huelgas y movilizaciones que se resisten al ajuste? ¿O en realidad es eso lo que quiere Duhalde?

Ricardo Alfonsín y Julio Cobos están en plena lucha interna. El motivo ahora es el frustrado y falso proyecto del 82 % para los jubilados. Dan risa los analistas del monopolio mediático aduciendo esa interna “al genio de Kirchner”.

Y hablando de Kirchner, nos vamos con esta definición suya de ayer en el interior bonaerense: “No tenemos una sola gota de odio, de bronca, sólo queremos que Argentina crezca, que los estudiantes puedan construir su futuro, que los trabajadores tengan trabajo y que a los productores les vaya bien porque a los argentinos nos va a ir bien”.

El Argentino, 19 de octubre de 2010

lunes, 18 de octubre de 2010

La suerte está echada

Entramos en tiempo de descuento.

En apenas doce meses tendremos la oportunidad de elegir el país que definitivamente construiremos para los próximos cien años.

La suerte está echada.

La última estocada en el Senado desnudó la miseria de los opositores.

No hay más lugar para los eufemismos.

La realidad está allí aunque cerremos los ojos; hay que usar el valor de la palabra para llegar a la verdad.

Y porque no todo se compra ni se vende, nos surgen dos preguntas al hilo:

*¿Quiénes son los que hicieron este falso proyecto de ley del 82 % para los jubilados?

*¿Por qué lo hicieron, por negocios económicos o por oportunismo político?

Queda claro que los impulsores de esta maniobra politiquera, son los mismos que congelaron durante años los haberes jubilatorios, menemismo mediante y los que luego asestaron a trabajadores activos y jubilados el garrotazo final del descuento del 13 %, Alianza radical mediante.

¿Usted creería a Videla dando cursos de formación en Derechos Humanos?

¿Usted creería a De la Rúa dictando clases de soberanía y justicia social?

¿Usted creería a Menem prometiendo nuevamente “el salariazo y la revolución productiva”?

Aprendimos que antes de abrir la puerta al que llama, hay que preguntar “¿Quién es?”.

De eso se trata. De conocer al emisor de la propuesta, saber si es creíble o no.

¿Cómo no atender cordialmente, por ejemplo, a la maestra del Censo que el próximo 27 de octubre nos visitará para saber cuántos somos los argentinos? A ella sí le creo.

Pero si el que golpea a mi puerta gritando que me ofrece un camión de regalos, se llama Macri, Cobos o Duhalde, tranco la puerta con doble llave.

Patricia Bulrrich y Gerardo Morales nos hundieron el país y ahora resulta que se pasan de vivos con un proyecto que no tiene fondos.

La segunda pregunta tiene varias respuestas posibles.

La que surge fácil es que lo hacen por oportunismo.

Perdieron. Creyeron que el pueblo sigue adormecido y se traga los cuentos como Caperucita.

“Miren que buenos son, que justos, que piolas son”

¡Vamos, nos conocemos todos!

Otra posibilidad es que lo hicieron para “que la Presidenta pague el costo de vetar la ley”.

Perdieron nuevamente. Por que el costo hubiese ocurrido si la Presidenta no vetaba, haciéndose cómplice de una maniobra miserable que fundiría al país irremediablemente.

Los neoliberales, por derecha y por izquierda, sueñan con producir otro 19 y 20 de diciembre de 2001.

Del “caos de tránsito” al “caos delarruista”.

Lo que venga después correrá por cuenta del dueño de la agenda opositora, el señor Magnetto.

Otra respuesta es al mismo tiempo un interrogante con olor a escándalo:

¿Y si lo hicieron por un gran negociado con millones de dólares en juego?

Note usted que el proyecto salió aprobado ya en diputados sin aclarar de dónde saldría el dinero para financiar semejante erogación a favor de las jubilaciones de privilegio. En esa maniobra ilegal participaron todos los que votaron el proyecto.

El Grupo A completito, como en su debut.

Con la derecha de paladar negro y con los que viniendo de la progresía, se lo mancharon con sus felonías.

Todos pusieron el gancho. Nada de sacarles a los ricos para darles a los pobres.

Sacarles la Asignación Universal por Hijo a los más pobres, frenar las obras públicas en las provincias, menos escuelas, viviendas y hospitales, esa es la fuente de financiamiento de esta miseria de proyecto.

Dice la ley, felizmente vetada, que el Estado debería vender las acciones con las que garantiza aquellas inversiones sociales en apenas treinta días.

¡¿Los que pusieron el grito en cielo por que los monopolios mediáticos contaban con un año para cumplir con la ley de medios de la democracia, rematan los bienes del pueblo en apenas treinta días?!

¿Hay o no hay olor a negociado atrás de esto?

El zarpazo opositor es un botón de muestra de su crónica impotencia.

Las editoriales domingueras del monopolio lo saben.

Por eso Clarín y La Nación destilan odios como lo hicieron ayer, convocando a la traición justo el Día de la Lealtad.

domingo, 17 de octubre de 2010

Un día muy especial

Hoy venimos con un poema de regalo. Es un día muy especial.

Aunque vale una breve aclaración entre sonrisas:

Que el Día de la Madre caiga este año el mismo Día de la Lealtad que celebra el peronismo, no es un capricho de la Presidenta, claro está; pero tampoco es una mera casualidad del calendario.

Prefiero creer que es un gesto de inocente ternura de este destino colectivo que nos une a todos los argentinos. Ese destino que a veces maneja a su propio antojo nuestros hilos. Así es la historia de los hombres y sus misterios.

¿A quién se le ocurriría semejante armonía para un domingo como hoy?

¿O acaso hay un ser en la vida que sea más leal que una madre?

Sólo los pueblos saben construir lealtades de tamaña naturaleza.

Por eso, ahora que hay tanta traición rondando por los aires, hagamos que el mejor antídoto sea este amor hecho lealtad.

Madre coraje. Madre lucha. Madre sola. Madre acompañada. Madre de la Plaza. Madre trabajadora. Madre Tierra. Madre lealtad.

Lo cierto es que este domingo millones de hogares festejarán por partida doble.

O recordarán con nostalgia la presencia ausente. O celebrarán en el patio de la casa como se celebran las fiestas familiares y pueblerinas.

No importa que el egoísmo de algunos empequeñezca el día. No hay que contagiarse de tanto resentimiento que anda suelto por las calles y por los diarios y los noticieros especialistas en tirar pálidas tras pálidas.

Hoy es un domingo muy especial y es por eso que nos merecemos que en su honor, hagamos el milagro de que todo lo demás no cuente nada de nada hasta mañana.

El milagro sólo es posible porque nos volvemos a juntar como en aquellos tiempos donde este pueblo empezó a conocerse a sí mismo, a inventarse la palabra y su propia melodía, a verse en el otro y el otro verse en uno.

Porque eso fue al fin de cuentas el 17 de Octubre.

Entonces dejamos de ser, como decía Scalabrini Ortíz, el hombre que estaba solo y esperando para empezar a vernos como lo que somos, un pueblo, una nación, un sentimiento.

Pero dijimos que veníamos con las alas de un poema en este día.

Y cumplimos convocando a Mario Benedetti diciendo en ese bello poemita al que llamó “La madre ahora:
Doce años atrás / cuanto tuve que irme/ dejé a mi madre/ junto a la ventana/ mirando la avenida/ ahora la recobro/ sólo con un bastón de diferencia/ en doce años transcurrieron
ante su ventanal algunas cosas/ desfiles y redadas/ fugas estudiantiles/ muchedumbres/ /puños rabiosos/ y gases de lágrimas/ provocaciones/ tiros lejos/ festejos oficiales/ banderas clandestinas/ vivas recuperados/después de doce años/ mi madre sigue en su ventana/ mirando la avenida/
o acaso no la mira/ sólo repasa sus adentros/ no sé si de reojo o de hito en hito/ sin pestañear siquiera/ páginas sepias de obsesiones/ con un padrastro que le hacía
enderezar clavos y clavos/ o con mi abuela la francesa
que destilaba sortilegios/ o con su hermano el insociable/
que nunca quiso trabajar/ tanto rodeos me imagino/ cuando fue jefa en una tienda/ cuando hizo ropa para niños/
y unos conejos de colores/ que todo el mundo le elogiaba/mi hermano enfermo o yo con tifus/ mi padre bueno y derrotado
por tres o cuatro embustes/ pero sonriente y luminoso/ cuando la fuente era de ñoquis/ ella repasa sus adentros
ochenta y siete años de grises/sigue pensando distraída/
y algún acento de ternura/
se le ha escapado como un hilo/ que se le ha escapado como un hilo/ que no se encuentra con su aguja/ cómo quisiera comprenderla/ cuando la veo igual que antes/ desperdiciando la avenida/ pero a esta altura qué otra cosa/
puedo hacer yo que divertirla/ con cuentos ciertos o inventados/ comprarle una nueva tele/o alcanzarle su bastón”.

Leímos el poema y es hora irnos tal como vinimos: con el alma en puntas de pie.

Que cada uno celebre como pueda y desee este Día de la Madre y el Día de la Lealtad de un pueblo.

Dos celebraciones que justifican vivir con dignidad.

El Argentino, 17 de octubre de 2010

Aquel Octubre sobre el Riachuelo



Octubre es el mes de la épica popular.

Se reafirmó con creces el pasado viernes con un estadio vibrando al compás de los bombos y las voces de decenas de miles de trabajadores que cantaban su lealtad de ida y vuelta con el gobierno de Cristina.

Como si necesitaran sacarse de encima la última traición de Cobos, la muchedumbre devolvió gentilezas con cantos de alegría y compromiso con su identidad de pueblo.

El 17 de Octubre de 1945 es el antecedente histórico más íntegro para conocer y comprender el valor de una gesta colectiva.

Esos trabajadores que se lanzaron sin dudar sobre el Riachuelo para llegar hasta la Plaza de Mayo reclamando la libertad de Perón, no se detuvieron ni ante el puente levantado para impedirlo.

Es más, si el puente hubiese estado tendido normalmente como todos los días, la hazaña no hubiese sido completa. Había que llegar de cualquier manera, a pie o nadando, pero llegar al fin.

Así se construyó el hecho maldito que aún perdura: los trabajadores suplieron la ausencia de representación popular con su presencia en las calles y el liderazgo de Perón.

Era la política en manos del pueblo colmando las plazas aquel día de Octubre. En un solo instante fue como si el poder se repartiera entre los más humildes.

Las condiciones habían madurado hasta un punto sin retorno y la gesta se produjo. Por eso el peronismo fue visto, desde la vereda opuesta al pueblo real, como un movimiento aluvional. Y sin embargo, los trabajadores no tomaron por asalto ningún palacio de invierno. Crearon las condiciones liberando a su líder para llamar luego a elecciones libres y sin proscripciones, apenas cuatro meses después.

Hicieron la historia de prepo, con las patas en la fuente, pero construyeron el camino hacia un país más justo, llenando de pueblo la joven democracia.

Allí está un rasgo esencial en la génesis del movimiento nacional y popular que explica su rumbo posterior.

Esa es la civilización y sus formas. Los bárbaros son los de enfrente, los que no tienen pueblo.

De ese vientre de la historia surgiría casi 60 años después una nueva experiencia política que también vino a resolver una vacancia política. Esta vez los cambios sucedieron sin decir agua va desde la misma presidencia de la nación, consciente Néstor Kirchner que una época había terminado con la gran crisis del 2001. Y era necesario atreverse a liderar otra época donde la política volviera a estar en manos del pueblo y el Estado al servicio de los intereses de la nación.

La militancia identificada con los sectores populares, del signo partidario que fuese pero del centro a la izquierda del dial, siempre se propuso una consigna a lo largo de su propia historia: crear las condiciones propicias para el cambio. En horas de auge y en horas de derrotas, en muchedumbre o en soledad, el desafío era y es “crear las condiciones”.

Es lo que hizo Kirchner desde un primer momento y es lo que hace Cristina en los días que corren. Por eso este proceso político debe entenderse en su propia dinámica, en su naturaleza “aluvional”, en su concepción transformadora.

Siempre está todo por hacerse, siempre. Aferrados a la colina que se alcance cada día, se descubrirá una nueva cima para alcanzar. Es la filosofía que mueve este proyecto cual si fuese la rueda que posibilitó rescatar a cada uno de los 33 mineros en Chile. Todo lo demás, la cápsula, las luces, el campamento, tendrán existencia si la rueda se mueve.

Las condiciones vuelven a estar presentes para profundizar el cambio.

Aunque ocurre otra paradoja de la historia: esta vez la que sufre el rigor de la vacancia y el temor al vacío, es la oposición política al proyecto popular.

Así como el estadio de River repleto de trabajadores convocados por la CGT liderada por Hugo Moyano, vivando de pie a Néstor y Cristina Kirchner, fue la mejor demostración que hay una expresión orgánica nítida de la representación popular, del otro lado, sólo queda el lamento de algunos empresarios en el Coloquio de “Ideas” por la ausencia de liderazgos opositores que posibiliten la derrota del gobierno.

Es parte del rasgo alienado de una clase social que no atina a verse en su propia historia; si lo hicieran podrían comprobar que ninguna de las representaciones que en otros tiempos decían expresarla, les permitió invertir y producir en un país para todos. Esas minorías, con distinto pelaje, siguen ancladas en el país de la crisis. La frustración que experimentaron con Menem y De la Rúa no les sirvió de nada. Si no tienen apego a sus propios intereses de clase, será de ilusos esperar de ellos que tengan apego al país. Actúan a contramano no sólo de los intereses populares, sino también de los suyos. Están desconectados de la realidad. Por estas razones de la sinrazón se explica lo de Cobos y esa obtusa mirada y esa voz agriada de Macri, Pino Solanas, Elisa Carrió, Felipe Solá o Gerardo Morales solidarizándose con la conducta de lesa traición del vicepresidente.

La colonización mental no les permite a unos y a otros, apreciar los cambios estructurales que atraviesan a toda América Latina. Y aunque les cueste entender, hay que enseñarles que Argentina es parte del mismo continente.

Si se pudiera medir la distancia que media entre los valores que involucran a las fuerzas oficialistas y los que identifican a las fuerzas opositoras diríamos que, mientras las primeras están en un estadio donde se debaten políticas de redistribución de la riqueza y el ingreso y las calidades institucionales de una nueva democracia, las segundas todavía andan husmeando entre los escombros del Estado dinamitado en el 2001 y 2002. Resignados y sin horizontes. En lugar de compartir siquiera una décima de las victorias conseguidas por la sociedad en estos últimos 7 años, prefieren aferrarse a las viejas y las nuevas derrotas que los cubren de ese gris tan propio de los opositores.

Por eso mismo es imprescindible advertir la necesidad de hacer docencia día a día.

Porque la experiencia indica que no somos siempre inmunes a los aventureros que agitan el olvido y la desesperanza.


Miradas al Sur, 17 de octubre de 2010

viernes, 15 de octubre de 2010

Mal de Cobos



El Mal de Cobos atacó de nuevo, votando una ley que de ejecutarse, haría chocar nuevamente a la Argentina, tal como lo hicieron los neoliberales de distinto pelaje, el 19 y el 20 de diciembre del 2001.

El plan es simple: quieren quebrar el sistema previsional y de seguridad para crear las condiciones que hagan viable el retorno de las AFJP. Con Clarín a la cabeza.

Esta vez Cobos se pareció al Lobo Feroz del cuento, ese que se come a la abuelita primero y a Caperucita Roja después.

Que tiene las orejas grandes, para escucharte mejor; los ojos tan enormes, para verte mejor y si alguien cae en la trampa y pregunta con toda inocencia el porqué de esa bocaza tan abierta, le dirá impúdicamente: “para comerte mejor”.

Pero “Cobos Feroz” no es un cuento. Es una realidad que avergüenza a la democracia argentina.

Así como hay una democracia tutelada, de la que el Grupo Clarín es juez y parte, hay también una democracia traicionada. Eso es Julio Cleto Cobos.

No tienen vergüenza ni moral. Ni un recato de pudor les queda en pie a estos opositores que votan junto a Julio Cleto Cobos.

A la hora de pretender dañar al gobierno de la democracia le tiran con lo que tienen a mano.

Aunque el que esté a mano, sea el pibe que salió de la calle porque percibe la Asignación Universal por Hijo junto a sus hermanos y por eso mismo, reciba la bofetada del senador radical del Grupo A que le chantó: “ese dinero se lo gastan todo en droga y timba”.

Aunque la que esté a tiro sea la humilde jubilada que sufrió durante los gobiernos anteriores al 2003 la quita del 13 % en sus ingresos y el congelamiento eterno de sus escasos haberes desde los años noventa y por eso mismo, reciba la promesa maloliente del “82 %” con una mano y con la otra, escondan el próximo puñal de la traición.

La estrategia de propaganda opositora es la misma que utilizó la dictadura cuando impuso el plan de Martínez de Hoz; pero si suena fuerte a los oídos de tanto “republicano” y para que no se ofendan, digamos mejor, que emplean el marketing del menemismo y la Alianza cuando implementaban los ajustes contra el pueblo y el desguace del Estado contra la Nación.

Todos los dolores que causaron al pueblo fueron en nombre de las “buenas intenciones” de los injustos.

Así nos fue.

Son horas en las que hay que descolgar la memoria del perchero para comprobar que los mismos que provocaron lo peor de nuestro pasado, son los que hoy regresan con estas maniobras.

Menos mal que Cobos no estaba entre los mineros.

Los 33 mineros rescatados del fondo de la tierra son una metáfora de la lealtad y la dignidad humana.

Cada uno de ellos, sus historias, sus promesas de amor, sus desafíos, nos rescatan a todos.

Cuando uno de los mineros expresó: “perdonen por haber tardado tanto”, estaba expresando la humildad de nuestros pueblos, la paciencia infinita, los sueños inconclusos, esos que aunque a veces parezcan perderse en el olvido, permanecen y brotan y reviven en el momento menos pensado.

La imaginación se disparó para el lado que cada uno eligió.

Con cada minero rescatado vimos aparecer de nuevo a don Pablo Neruda, a Salvador Allende, a Víctor Jara cantando y rasgueando su guitarra a mano llena.

La presencia de Evo Morales, el presidente boliviano, el cocacolero, el minero, el indio, el laburante, al lado del presidente chileno, Sebastián Piñera, fue en sí mismo un canto a la tierra con el pueblo adentro.

Cuando Raúl Scalabrini Ortiz pintó con su prosa el 17 de Octubre de 1945 hablaba de estas cosas del alma de los pueblos.

“Era el subsuelo de la patria sublevado” decía Scalabrini y hablaba de quienes saldrían desde el fondo de la tierra, de las provincianías, de los barrios de cartón y lata, del barro y la miseria, para construir una patria de todos.

Casi como si hablara de los mineros de Chile.

Son los pueblos los que construyen el futuro cuando todo sabe a tristeza y desolación, a derrumbe minero y desesperanza.

El domingo es el Día de la Lealtad. O sea.

Un día de lucha contra el Mal de Cobos

El Argentino, 15 de octubre de 2010

Punto de inflexión




Río Gallegos, la puerta de la Patagonia austral, fue el viernes pasado ese lugar que las provincias del interior profundo suelen elegir de vez en cuando para unificar fuerzas y expresar a viva voz su federalismo.

Por esos misterios de la historia, sucedió el mismo día en que se conmemoraba el natalicio de Juan Domingo Perón y recordaba la muerte de Ernesto Che Guevara, dos argentinos que marcaron a fuego la realidad americana, retornando en el tiempo una y otra vez, si de encrucijadas se trata.

Hace muy poco se supo que el asesino del Che, Mario Terán, el que relató el minuto final del comandante guerrillero, mirándolo fijo a los ojos, diciéndole: “Póngase sereno y apunte bien. Va a matar a un hombre”, fue operado por médicos cubanos que lo salvaron de la ceguera en el marco de un intercambio solidario de Cuba con Bolivia.

El diario Gramma señaló “Cuatro décadas después de que Terán intentara con su crimen destruir un sueño y una idea, el Che vuelve a ganar otro combate y continúa en campaña”.

Corregido el rumbo político, los sueños de cambio siguen vigentes.

Que las provincias son preexistentes a la nación no sólo es una parte sustancial de nuestra Constitución. Es la esencia misma de nuestra historia de nación y pueblo, como unidad conceptual.

Esta convicción es la que subyace en una convocatoria de semejante porte.

Vuelven a equivocarse los que sólo ven en este tipo de expresiones apenas una trinchera común de gobernadores provinciales en defensa propia, en el mejor de los casos o, en el peor, como un burdo ataque a un fallo de la Corte Suprema de Justicia.

Ni una cosa ni la otra.

Que se reúnan 15 gobernadores con las máximas autoridades políticas e institucionales de la Nación en la capital de Santa Cruz, para pronunciar una voz que le es propia, requiere de una lectura necesariamente más honda, que permita al mismo tiempo sacar conclusiones que ayuden a trazar algunas líneas hacia el horizonte.

Es verdad también que con manifestaciones populares de esta calidad, pareciera comprobarse aquella tesis que dice que el peronismo, como expresión cultural del pueblo, es preexistente a la misma argentinidad que nos identifica en un territorio común.

Entre los tesistas se cuentan los que afirman que Manuel Dorrego era peronista, que lo fue José de San Martín, Castelli, Mariano Moreno, Manuel Belgrano y otros jacobinos de la Revolución de Mayo, Juan Manuel de Rosas y los Caudillos federales. Están los que dicen que incluso el viejo Juan Bautista Alberdi fue peronista en sus últimos días. Y en la misma línea de pensamiento, muchos piensan que al fin y al cabo la muerte de Hipólito Yrigoyen sólo atrasó en 15 años la aparición definitiva del Movimiento nacional y popular.

Hasta que apareció Perón y apareció Evita y el país y la vida cambiaron para siempre.

Calma, es sólo una manera de pincelar el país del desarrollo inclusivo que tuvieron nuestros próceres en cada época, con otras formas, otras banderas, otras identidades.

Lo cierto es que este modelo distributivo que sigue inventando sus propios vientos de cola para seguir avanzando, se construye a sí mismo de la periferia al centro y desde el centro, irradia luego lo que deba irradiar de justo y necesario, a toda la periferia.

No hay antecedentes en estos doscientos años de un crecimiento económico y social que involucre y beneficie a las provincias de la manera con que lo viene haciendo el gobierno actual. Bastaría un sobrevuelo sobre nuestra geografía, de sur a norte y de este a oeste, para comprobar empíricamente el desarrollo de obras públicas, la construcción de viviendas, de escuelas, de caminos, de puentes, de chimeneas que vuelven a vivir tirando humo al cielo.

Pero si de ahondar un poco más se trata, habrá que apuntar lo afirmado por la ministra de Industria, Débora Giorgi, ante el Consejo Federal de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa, dando cuenta que “este modelo nacional de desarrollo inclusivo e industrial repercutió positivamente en todo el país, tanto que hay provincias que han crecido a tasas más altas que las registradas por la Nación; algunas con tasas de crecimiento promedio anual del 10,9 %”

Los beneficios del modelo gobernante caen con la fuerza vertical de una plomada de albañil al territorio federal pero, al mismo tiempo, al batallar para que prime el sentido común de la democracia por sobre el de los monopolios, horizontaliza el dominio de la palabra.

Como señalara el propio Kirchner, estamos en ese punto de inflexión signado por el corrimiento definitivo de todos los velos que nos cubrían. Sea a los nuevos protagonistas de la historia comprometidos con el cambio, sea a los viejos actores emparentados con el atraso y la dictadura.

Las causas habrá que buscarlas en que también por primera vez empiezan a develarse con nombres y apellidos los socios y partícipes necesarios de esa tenebrosa asociación ilícita criminal que fue la última dictadura cívico-militar.

Los uniformados que asesinaron, torturaron, encarcelaron y desaparecieron personas durante el terrorismo de estado son culpables de genocidio. Pero se convertirían, mal que nos pese, en chivos expiatorios de la historia si la justicia no da cuenta debidamente de la complicidad política, religiosa, empresarial, financiera que participó junto a ellos. Ahora que la memoria llega al hueso de ese triste y horrible período en la vida de los argentinos, como una condición indispensable para construir la verdad que nos edifique nuevamente como una nación en paz, saltan escandalizados personajes como Jorge Lanata reclamando el olvido y la impunidad.

Quizás fueron larvados mercenarios durante toda la vida y no nos dimos cuenta. Pero esta situación de conflicto reparador con nuestra propia historia, el desenmascaramiento de la patronal golpista que se niega a dejar su naturaleza monopólica, estimuló los reclamos fascistas que reclaman laudar en nombre de la amnesia.

Mal que les pese, la verdad y la palabra han roto el cerco. Y cuando ello sucede, los pueblos se liberan definitivamente.

En eso estamos.


Miradas al sur, domingo 10 de octubre de 2010

¿Quedó alguien en casa?

Es tanta la cantidad de argentinos y argentinas que desde el viernes pasado se tomaron metafóricamente “el buque”, tantos los vehículos que llenan las rutas, tanta la hotelería ocupada este fin de semana largo, que el chiste fluye fácil: “que el último apague la luz”.

La Argentina volvió a ser una colmena en constante trabajo y producción y el turismo de cabotaje es, en este marco, un termómetro que permite observar empíricamente la verdadera realidad social y económica que vive el país.

Es necesario hacer memoria y recordar que cuando el país estuvo paralizado por las políticas de exclusión y ajustes recurrentes sobre su economía, la serie más vista en televisión fue “Gasoleros”, protagonizada por Juan Leyrado y Mercedes Morán. Se iba el menemismo y entraba la Alianza con Fernando de la Rúa.

El empobrecido turismo de los argentinos fue bautizado entonces “Turismo gasolero”.

¿Se acuerdan?

A diez años de aquella catástrofe social que padecimos, los diarios decían ayer que se batió un nuevo récord en el turismo interno, que partían 30 vehículos por minutos rumbo a la costa, a las serranías cordobesas y otros lugares y que el sector hotelero, comercial y gastronómico de los principales puntos turísticos del país estaban prácticamente colapsados.

Lo distintivo es que a diferencia de otros años, esta vez se registraron altos niveles de presencia turística, además de la tradicional Mar del Plata, en lugares como Villa Elisa, Colón, Gualeguaychú y Paraná, en Entre Ríos; en Rosario, Santa Fe, las reservas treparon al 95 %; en la Patagonia, al 90 % en Puerto Madryn; en Mendoza, tanto Uspallata como San Rafael registraron el 90 % de capacidad turística colmada y en la Quebrada de Humahuaca en más del 80 %.

La ciudad de Buenos Aires recibió lo suyo y miles de turistas llegaron desde el interior para disfrutarla.

No es esta una crónica sobre turismo, sino una pintura fiel de lo que es la Argentina real.

¿Los opositores se habrán ido también de vacaciones este fin de semana largo?

¿O para ser consecuentes con su visión siempre pesimista, permanecerán encerrados en sus cuartos, rumiando odios y resentimientos contra el gobierno de Cristina?

Valorar este escenario que vivimos los argentinos, donde volvió a moverse la rueda de la producción, del crédito para el consumo, de la recuperación del trabajo, de la Asignación Universal por Hijo, es apenas dar cuenta de los datos objetivos de la realidad.

Y pelearse con la realidad es el principio de la locura.

Pero no valorarla en su justa medida puede llegar a significar acercarnos, fatalmente, a otro precipicio político.

Es esto lo que intentamos rescatar y subrayar con el tan comentado Éxodo Turístico. Aunque no nos haya tocado en suerte poder viajar.

Aunque sepamos que son muchas las asignaturas pendientes en todos los terrenos de la vida.

Aunque queda mucho por mejorar en la justicia, en los medios, en la política, en la educación, en la salud.

Y una reflexión final:

Es el último año donde el 12 de Octubre es celebrado con ese eufemismo tan anacrónico del “Día de la Raza”.

El cambio cultural, a la par de los cambios económicos y sociales producidos en estos últimos años, hace que en adelante este feriado nacional sea celebrado como el Día del Respeto a la Diversidad Cultural.

La presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner dio cuenta, con el proyecto que enviara al Congreso, de un antiguo reclamo de los pueblos originarios y de la necesidad de ahondar la batalla contra toda forma de discriminación.

Por primera vez el Censo Nacional del 27 de octubre próximo registrará cuántos somos los argentinos, todos, con los pueblos originarios y la población afrodescendiente incluidos como corresponde.

Esta también es una noticia para celebrar.

Que este último fin de semana largo, los que se hayan ido y los que se hayan quedado en casa, podamos reflexionar tranquilamente sobre estas cuestiones; no para detenernos en el camino, sino por el contrario, para ir por más.

Publicado en El Argentino del domingo 10 de octubre de 2010, contratapa