Antes de
partir a Nueva York donde hoy participará de la Asamblea General de la ONU, la
presidenta argentina definió que esta vez “será una cumbre entre los buitres de la
deuda y los halcones de la guerra”.
Razones no
le faltan a Cristina.
Bajo el
acoso judicial y mediático de los fondos buitres que buscan desesperadamente
comerle las entrañas al conjunto de los
argentinos y el mal aliento de los halcones armamentistas que “descubren armas
químicas” cada vez que bombardean a otro país, nuestra presidenta deberá participar del máximo ámbito internacional
existente alzando su voz por la paz y la justicia.
Antes estará
la queja y la denuncia de la presidenta
de Brasil, Dilma Rousseff, contra las autoridades de los EE.UU. por el
espionaje que hicieran a varias dependencias oficiales del país hermano.
La rémora de
la deuda externa, el conflicto en Siria,
el regreso de los topos norteamericanos (¿o nunca se fueron?) más la búsqueda
de justicia en la causa AMIA y Embajada de Israel y el reclamo permanente por
la soberanía en Malvinas, son el marco de la intervención de la presidenta en
la ONU.
Mientras
Cristina asume el rol de jefa de la nación argentina ante un frente externo que
es un tembladeral por la gravísima crisis que afronta el mundo y los continuos
desaciertos de los países centrales para resolverla, el gobierno nacional se
debe seguir ocupando aquí de defender un frente interno atacado por los
miembros de la vocería del Grupo Clarín y por su mascarón de proa, Jorge
Lanata.
La campaña
está al rojo vivo y el círculo rojo mete la cola como diablo que es.
La última trapisonda
la están cometiendo con el Banco Nacional de Datos Genéticos que se trasladará
del Hospital Durand a un lugar donde estará en mejores condiciones aún.
Pero mienten
todo el tiempo.
Si ahora
duele mucho la mentira es porque atacan de manera salvaje
a una institución que es respetada y valorada por los organismos de derechos
humanos.
Es tan alevoso el ataque mediático, tan cruel,
tan inhumano, que además afecta a los médicos y personal profesional responsables de buscar y encontrar la verdad en la memoria más dolida de los
argentinos.
Ayer se
conoció que la redistribución del ingreso en la Argentina mejoró en el segundo
trimestre del año. El “Coeficiente de
Gini” que mide la desigualdad del ingreso, demostró la veracidad de algo que afirmó
recientemente Juan Carr: estamos muy cerca de lograr el Hambre Cero en el país.
Sumemos al feliz
augurio, otro que informa que está llegando en pocos días más la científica
repatriada número 1.000.
Perdón por
la inocencia, pero… ¿no sería bueno para
los argentinos que los candidatos destaquen más estos temas?
El Argentino, martes 24 de septiembre de
2013
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