Las
actividades de la presidenta junto a los representantes de empresarios y
trabajadores en la Casa Rosada ayer por la mañana y en Tecnópolis a la noche,
dejan ver a las claras los primeros resultados del camino recorrido en el
último mes.
Sabemos de
dónde venimos y hacia dónde vamos.
Los
trabajadores, activos y jubilados, asalariados y monotributistas, los
profesionales, técnicos, pequeños empresarios y los hogares más humildes que
perciben, por ejemplo, la Asignación Universal por Hijo, tendrán más dinero en
el bolsillo a partir de este mes de setiembre.
Ese
conglomerado que se llama pueblo percibirá un incremento muy importante como resultado de la suba del piso del impuesto a las ganancias
y del cambio en el régimen de
monotributo dispuesto ayer por la presidenta y que favorece a más de 2 millones
de personas.
Dicen desde
la oposición mediática, que todo es consecuencia del último resultado
electoral. Y los que dicen eso, agregan como si descubrieran el modus operandi
de un crimen cometido, que son “medidas electoralistas” para vencer en octubre.
Desde esa
miopía política la ecuación sería: gracias a una derrota electoral, el gobierno
invierte más y gracias a la inflación, la gente gasta más.
¿Gracias a
la inflación se aumentan salarios y se compran más autos, se viaja más, se
consume más?
Mirá vos. Tan
mala no es entonces.
Lo cierto es
que la redistribución del ingreso se inició con el 22 % de los votos a Kirchner
en el 2003; se profundizó luego del embate destituyente de la patronal rural en
el 2008 y desde allí en más se volvió a
profundizar en el 2009, en el 2010, en el 2011 con el 54 % de votos a CFK, en
el 2012 y en el 2013.
A escenarios
distintos, un mismo proyecto de país.
Con
victorias o con derrotas, con viento de cola o con viento de frente, el
kirchnerismo apuesta siempre al consumo interno, al trabajo y la producción, al
aumento de los ingresos y en simultáneo a la negativa absoluta a la devaluación
de la moneda, a los despidos masivos, al endeudamiento externo, a la rebaja de salarios y
jubilaciones, al quiebre y privatización de empresas públicas.
Fue lo que
ayer reafirmó Cristina.
¿Acaso no
fue así en todos estos años?
Hay una
prueba muy sencilla que la puede hacer cualquier ciudadano. Y es preguntarse: ¿hoy se tiene más ingresos
que hace 10 años o no? ¿Hoy puede comprarse más o menos que lo que se compraba antes?
Pese a estos
avances, los que vaciaron el tesoro nacional en el 2001 ayer se dieron el lujo
de interpelar al presidente de la recuperada Aerolíneas Argentinas, Mariano
Recalde.
Es la
democracia. Pero ¿qué autoridad moral los asiste?
Un poco de memoria
y de vergüenza no les vendría nada mal.
El Argentino, jueves 12 de septiembre de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario