Ya se
eligió gobernador en Corrientes.
De la Sota
designó al nuevo jefe policial en Córdoba.
Y el narco ronda
en Santa Fe.
Democracia,
sí; olvido, no.
Uno no debe
olvidarse que el gobernador Colombi que acaba de ser reelegido batalló para que
se construya la represa Ayuí, propiedad de José Aranda del Grupo Clarín, que de
construirse inundará 8.000 kilómetros cuadrados de tierra y expulsará a
pequeños campesinos de sus sembradíos de mandioca, batata, lechuga y maíz.
Y uno no
debe olvidarse que fue el gobierno nacional, ambientalistas y el kirchnerismo
correntino los que resistieron semejante salvajada contra la pobre gente, el
ambiente, el arroyo Ayuí y el río Uruguay, amenazados por la represa.
Si cambia
el signo del gobierno nacional ¿se actuará igual que el gobierno de Cristina?
Se puede
perder una elección. Pero no la dignidad.
Lo que está
pasando en Córdoba enciende todas las luces de alarma de la democracia y el
país federal que somos.
Para que se
entienda la gravedad de lo que allí ocurre: el narcotráfico estaba (¿estaba?)
amparado por la propia cúpula de la policía de la provincia gobernada por José
Manuel de la Sota.
¿Usted se
imagina denunciando en Córdoba a un narco a partir de ahora? ¿Qué garantía sentiría
usted con una jefatura policial que fue (¿fue?) parte de la banda tenebrosa de
los narcos que funcionaban, incluso, en sede policial?
El mensaje
del miedo se quiere instalar en Córdoba. Y hay que denunciarlo y desmontarlo antes
que siga avanzando.
En Santa Fe
ocurrió algo semejante con jefes policiales denunciados por ser socios
protectores de narcotraficantes.
¿Se
acuerdan del escándalo denunciado por el ex diputado Agustín Rossi y otros dirigentes
locales contra la gestión del ex gobernador Hermes Binner y el actual
mandatario provincial Antonio Bonfatti porque se terminó premiando a un jefe policial,
presunto narco, ascendiéndolo de cargo?
O sea.
En
Corrientes el Grupo Clarín fue claramente amparado por el gobierno provincial.
En Córdoba dejan
entrar a los narcos a la institución policial pero no permiten colocar antenas
de la TV pública ni que la Universidad se exprese a través de los medios del
monopolio Clarín que inunda la provincia ni que Paka-Paka pueda ser visto por
el piberío cordobés.
En Santa Fe
ocurrió lo que recordamos…y las boletas electorales se imprimieron en empresas
del Grupo Clarín.
Muchas
coincidencias. Y eso que un gobernador
es radical, otro del PJ disidente y otro socialista.
O sea.
El problema
no es que sean provincias gobernadas por opositores.
El problema
es que allí se ampara al delito.
Hay que
estar atentos y vigilantes, como decía el General.
Pero eso
sí: vigilantes de los buenos.
El Argentino, martes 17 de septiembre de 2013
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