Lo imposible,
sucede. Pasemos lista y luego analicemos.
*Cristina
Fernández de Kirchner fue una de las principales protagonistas en la última
Cumbre del G-20 realizada en San Petersburgo, Rusia. ¡Ole!.
*Allí
confluyeron, en un mismo plano, la situación nacional con el contexto
internacional; se expresó en un par de cuestiones que no tienen desperdicios a
la hora de hacer cualquier análisis comparativo con nuestra historia más
reciente o más lejana. Vergüenza ajena.
*La soledad
de Obama fue patética cuando solicitó a sus pares que lo acompañen en su vuelo
de escarmiento letal contra el pueblo sirio. En el Palacio Constantino retumbaron
las voces de China, Rusia, Argentina y Brasil abogando por la paz mundial y en
las calles miles de jóvenes replicaban el clamor del Papa en la misma
dirección.
*Que la
Cumbre se haya expedido contra las guaridas fiscales y no de “los paraísos”,
como propuso Cristina y en contra del afán financiero endeudador y la
flexibilización laboral, son la muestra elocuente que el mundo sigue girando y
en cada giro inventa nuevas coordenadas que, más tarde o más temprano, lo llevarán
a girar alrededor de una nueva fuerza de gravedad que no sea la impuesta en
estos años por el sistema capitalista tragamonedas. Ojala que llueva café en el
campo.
*En nuestro
parlamento nacional sucedió lo previsible: el Frente para la Victoria votó la
quita del impuesto a las ganancias para el 90 % de los trabajadores y el casi
100 % de los jubilados, gravando la renta financiera para compensar lo que no
perciba el Estado de aquí en más.
La oposición
se opuso nuevamente. Lamentable.
*El diario
La Nación recibió la indignada respuesta que se merecía por su negacionismo de
la dictadura que alentaron en 1955 y 1976.
Empecemos a
desgranar este breve cuadro de situación.
Asistimos en
vivo y en directo a un profundo cambio en la relación de fuerzas a nivel
planetario como no se daba desde los
tiempos de la posguerra mundial. El ocaso de los EE.UU., en tanto potencia
hegemónica y ordenadora, se hizo más que evidente. Enfrente de él emergen
nuevos países que, felizmente, no tienen correlato con ese mismo afán belicista
y depredador: China, Rusia y la India entre ellos.
Fue en ese
contexto donde la Argentina, representada por nuestra presidenta, se ubicó en
un rol central. Las fotos sólo dan cuenta de ese protagonismo político y
sirven, de paso cañazo, para mostrar el grotesco de quienes siguen aquí con la
cantinela del “aislamiento” internacional.
En esas
cumbres nadie es invitado a sentarse, a pararse, a caminar ni hablar donde no
le corresponde.
En el debate
por la paz en Siria, Argentina estuvo en la vanguardia junto a Rusia. Que no
haya sido mencionado el tema en la declaración final es un triunfo de la
política contra el ánimo guerrerista que buscó desesperadamente un apoyo al
propósito de arrojar bombas y misiles en nombre del imperio.
Pero
Cristina también tuvo un rol destacado en la discusión por un reordenamiento
económico que impida el pase libre al capital financiero y sus guaridas
fiscales. Y aquí sobrevolaron los buitres nuevamente. Pregunten a Obama por qué
no se trató ese tema, Cristina dixit. Como si lo peor de la humanidad en
tiempos del capitalismo decidiera refugiarse en los depósitos de los
fabricantes de armas y en las guaridas de los fondos buitres.
Si el
sistema mundial se redujera a estas dos guaridas, la armamentista y la
financiera, habrá que redoblar los esfuerzos para seguir alimentando la
política y empoderando a los pueblos para defender la paz y la inclusión
social.
Si no es
así, estaremos en el horno.
En este
marco se tuvo la prueba de la infamia más vergonzante
para cualquier ciudadano que se precie de tal al comprobar que el acoso a la
Argentina de algunos organismos se fundamenta en las tapas y las editoriales y
las declaraciones opositoras que consignan los diarios locales, particularmente
Clarín y La Nación.
Incluso el
viernes, cuando la Cumbre culminaba, una editorial de Clarín se ubicó de manera
alevosa contra la Argentina y a favor de la negativa de Obama a tratar tan
espinoso tema para el sistema a nivel mundial.
Cipayismo
explícito, le dicen.
Habría que
remontarse al brindis por el Pacto Roca-Runciman de la Década infame para
encontrar alguna huella antinacional tan escandalosa.
El desacople
de la política genera todos estos daños a la sociedad.
La anti-política,
mata; para decirlo bien y pronto.
Obama no
apela a la política para buscar una solución al drama sirio; apela al poder de
las armas.
El capital
financiero no sabe ni quiere saber nada de política económica para el desarrollo
sustentable de las naciones; sólo sabe comprar a diez para después reclamar que
vale mil.
El monopolio
mediático extorsiona y aprieta con sus titulares para obtener mejor renta
global; no respeta a la política porque estaba acostumbrado a la subordinación
de la política.
El gobierno
inglés no quiere hablar políticamente con la Argentina sobre la soberanía en
Malvinas. Porque sabe que pierde cualquier discusión política.
Y los pueblos, como decía Germán Abdala, que no
tenemos armas nucleares ni las queremos tener, que no tenemos guaridas
financieras ni las precisamos, que no tenemos grandes medios corporativos para
dominar mediáticamente ni pretendemos tener, los pueblos, decía Germán, sólo
tenemos a la política para transformar la vida en dirección a la justicia y la
inclusión social.
Hay que
hacer docencia diciendo a los cuatro vientos que la anti-política declamada por
Massa, por Macri, por Carrió, por Duhalde, por De Narváez y amplificada por
Clarín y La Nación, es parte constitutiva de la política de los poderosos.
Massa es la anti-política
en la misma medida que hace antiperonismo. Por eso pide “no mirar el pasado”,
para que nadie se acuerde que cuando nos inocularon el virus de la anti-política,
la política la puso Cavallo, Redrado y las balas policiales que asesinaron a
Kosteki y Santillán.
Dar este
debate entre la política y la anti-política, es debatir a fondo el sentido de
la vida.
Miradas al Sur, domingo 8 de septiembre de
2013
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