Federico Deacon
era soldado granadero en 1973.
Estaba
asignado a la custodia de la Residencia presidencial de Olivos, cuando el 20 de
Junio de ese año volvió Perón a la patria.
Y fue la
Masacre de Ezeiza.
Y una piba de
la JP llamada Cristina Fernández se encontró de golpe con la balacera y corrió
para seguir viviendo.
Y en Olivos el
granadero Federico vio a Perón por primera vez. Y Perón lo saludó y le puso
ambas manos sobre el hombro.
Con el paso
del tiempo, Federico fue capitán de barcos, hasta que renunció por un infarto
provocado por las políticas neoliberales que entregaron nuestro mar en los años
noventa.
La joven fue
diputada, senadora y después presidenta.
Ahora se
escribieron.
Y es
imposible no emocionarse en los tiempos que corren.
A cada paso
que damos, la vida nos regala una caricia como esta para convencernos que no
nos merecemos el dolor de volver a ningún pasado feo.
Es imposible
no emocionarse con el discurso de la Presidenta en la ONU.
Es imposible
no alegrarse con la noticia que afirma que las ventas aumentaron en agosto 15%
en supermercados y 20,1 en shoppings y reírnos con la inocente y certera
definición del legislador Juan Cabandié: “Clarín le quiere hacer creer a la
gente que Massa es Mickey Mouse y Tigre es Disney World".
Es imposible
no indignarse y enojarse con Hermes Binner cuando acusa a los compatriotas chaqueños,
paraguayos y bolivianos de la pobreza que
sufre Santa Fe desde que el propio Binner era gobernador.
Es todo
pasión en los días que corren.
Es imposible
no esperanzarse con la noticia que informa acerca de los trenes que vendrán a mejorar nuestro sistema ferroviario, como lo viene anunciando el ministro Randazzo
y que el ministro Rossi anuncie que después
de varias décadas volvemos a construir embarcaciones para la Defensa y que Mariano Recalde informe sobre el
crecimiento continuo de Aerolíneas
Argentinas y que el ministro De Vido
anuncie nuevas obras para la sufrida Córdoba.
O sea.
Avanzamos en
rutas, en trenes, en barcos y en aviones… ¿y en serio que no te emociona?
Martín
Fresneda presentó el libro “La patria es el otro” de la Secretaría de Derechos Humanos de la
Nación, ligando la defensa y el valor de esos derechos en todos los terrenos de
la vida, en el trabajo, en la educación, en el deporte, en la cultura. ¿No es
para emocionarse?
¿Y no es
para indignarse observando la reiterada postura de la oposición en el Congreso
votando y discurseando contra el Presupuesto Nacional enviado por el Poder
Ejecutivo cada año?
El corazón
no da para respiro: al final de la jornada Cristina entregó certificados de la
casa propia a otros miles de argentinos.
El Argentino, jueves 26 de septiembre de
2013
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