La movilización frente al Congreso para festejar el histórico fallo de
la Corte que declaró la constitucionalidad de la Ley de Servicios de
Comunicación Audiovisual, fue un reflejo de los cientos de miles y quizás
millones de festejos que se sucedieron a lo largo y ancho del país.
El país está contento y respira más libre.
Se demuestra una vez más que la Argentina es el país del mundo donde una
coyuntura puede durar un solo día para empezar otra nueva en menos que cante un
gallo.
La democracia empezó a cumplir sus primeros 30 años de vida
ininterrumpida con una nueva libertad bajo el brazo y un sometimiento menos.
Se suceden las lecturas y análisis del día después.
Abundan aquellos que le echan soda al suceso, con variados consejos de prudencia y de recato,
advirtiendo que “no está todo dicho”, que “la lucha continúa” y que patatín y
patatán.
Quizá sea un exceso de cordura el que exponen.
Nosotros estamos convencidos que este hecho es histórico precisamente por
su trascendencia cultural y por que marca un hito en el devenir político de
nuestra democracia.
Es una verdad de Perogrullo decir que “no está todo dicho” y frases por
el estilo. Que lo diga Clarín en su pataleo, se entiende. Que lo digan quienes fueron
y son forjadores y tributarios de esta victoria, es un disgusto para el alma.
Empezando por el alma de ellos mismos, toda vez que no se permiten el derecho
ganado de vivir y gozar una jornada luminosa de la democracia.
La vida misma es un proceso continuo e irrepetible e inimitable. Y si la
vida es lucha, como decía Perón, va de suyo que esta batalla ganada es parte de
un proceso en constante desarrollo.
Pero que el pueblo ganó, ganó. Y que el monopolio perdió, perdió.
Sigamos.
Es cosa juzgada. No hay más revisión judicial superior a la que hizo la
Corte. El grupo Clarín podrá ejercer el derecho al pataleo adentro y afuera de
las fronteras ante quién elija como muro de lamentos. Pero el sistema judicial
argentino ya agotó su última instancia y no tiene ballotaje.
Alpiste.
El Poder Legislativo sancionó la ley y el Poder Ejecutivo la promulgó.
Y colorín, colorado.
La idea de la que debemos empoderarnos como sociedad es la que plantea
el fallo de la Corte, en especial el fallo del Dr. Zaffaroni.
Al monopolio le interesa discutir la adecuación voluntaria o de oficio.
Pero a nosotros, como sociedad, nos interesa saber que el sistema
cultural del neoliberalismo ha perdido su principal infantería: el monopolio de
medios. Con esa infantería formatearon durante décadas un tipo de individuo y
de sociedad profundamente desigual e individualista.
Ahí está la ley.
Sepámosla utilizar para ser más libres y más solidarios.
Esa es la cuestión ahora.
El Argentino, jueves 31 de
octubre de 2013
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