Quizás la
historia escriba que el domingo 27 de Octubre el Frente para la Victoria se
impuso en las urnas a nivel nacional y luego perdió en Clarín y sus repetidoras
a nivel mediático.
Lo
incomprensible, o no tanto, es escuchar a distinguidos analistas repetir convencidos
el mismo libreto del grupo monopólico.
¿Dónde
fundamentan la falaz afirmación de que el kirchnerismo perdió las elecciones a
manos de la oposición?
La
matemática es una sola y vale tanto para oficialistas y para opositores. Para
decirlo de otro modo: la matemática no está afiliada a un partido o a otro.
Vayamos a
los números, entonces.
Al
renovarse ambas Cámaras del Congreso nacional, la de Diputados y la de Senadores,
va de suyo que la única cuantía válida para saber quién ganó y quién no, es la
que indica el tablero final de las bancas obtenidas. Sólo después de esta
cuenta global habrá que sopesar los resultados locales y su potencial
trascendencia en el escenario nacional. Y eso forma parte de le subjetividad
política, no de la objetividad analítica.
En la
Cámara de Diputados el Frente para la Victoria obtuvo 48 bancas que, sumadas a
las 84 que continúan sus mandatos, completan las 132 que tendrá a partir del 10
de diciembre próximo.
Es el
resultado de haber obtenido 7.487.839 de votos, o sea, el 33,15%.
Le sigue el
bloque de la UCR y aliados con 31 bancas obtenidas que, sumadas a las 23 anteriores, suman 54 en
total. Son 4.829.679 votos, o sea, el 21,38%.
Luego, en
tercer lugar se ubica el Frente Renovador con 16 bancas ganadas y que con 3
anteriores que tenía, suman las 19 con las que ahora contará. Son 3.847.716
votos con el 17,03%.
Después
vienen las bancas pertenecientes al PRO y aliados que tenían 5 y con los 13 que
obtienen sumarán 18 en el mes de diciembre. Son 2.033.459, o sea, el 9,00% de
los votos emitidos.
Por lo que
aprendimos en la escuela, 132 es más que 54 y que 19 y que 18.
En
Senadores ocurre un porcentaje similar, pero como no queremos abrumarlo con
tanto número, sólo diremos que mientras el Frente para la Victoria obtuvo 11
bancas, el resto de los partidos obtuvo entre 1 y 2 cada uno.
Hay una
operación de desgaste del proyecto nacional en el gobierno de Cristina que
entró en su etapa más miserable y cínica. Y hay que decirlo así, con toda
contundencia para que se entienda. De allí la falaz interpretación que intenta
crear un clima de derrota entre los victoriosos y uno de victoria entre los
derrotados.
No es un
error el que cometen. Es una operación política contra el gobierno. Como en
tiempos de Bartolomé Mitre y los unitarios, miran al país sólo desde Buenos Aires.
Calma,
señores. Hay proyecto nacional y popular para un rato largo.
El Argentino, martes 29 de octubre de 2013
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