Es
necesario poner en contexto lo que nos toca vivir en estos días intensos.
Si la
operación quirúrgica de Cristina fue victoriosa, la operación mediática de
Clarín es una nueva derrota del monopolio.
Enterados
el pasado sábado de la llegada de la presidenta a la Fundación Favaloro, la
comandancia del poderoso Grupo lanzó un alerta rojo.
“Todo
el mundo a sus puestos”, bramaron,
mientras frotaban sus manos a la espera de sacar provecho de esa circunstancia
dolorosa para Cristina, para su familia y para millones de argentinos.
El odio no
conoce de pudores. Le sirve todo a la hora de cazar o lastimar a su presa.
La primera
fase que ejecutaron desde la TV, radios y diarios, fue poner en dudas la
enfermedad. Tenían que salir rápidamente al cruce de cualquier empatía con Cristina
machacando con el fuego graneado que vienen empleando desde hace ya unos años.
Así fue que
insinuaron que esta enfermedad es una parte del relato K.
Cuando
tuvieron la confirmación que realmente su salud estaba comprometida, pasaron a
la segunda fase: desgastar a Cristina, pero no tanto. No había que mostrar el
goce ante alguien que está próximo al bisturí del cirujano.
La tercera
fase se combina con la anterior y fue tirar con artillería pesada contra Amado
Boudou.
Cristina internada
ya no era un blanco fácil; ahora el blanco en la mira del cañón mediático era quien
ellos consideran el flanco más débil que tiene el gobierno nacional y popular.
Si logran
mellar la sustentabilidad del vicepresidente afectarán la línea de flotación del
gobierno y el país entraría en una
crisis global de gobernabilidad, piensa la corporación. Y a río revuelto…
La mediocridad opositora, política y mediática, siguió al pie de la letra esa carta de guerra. Algunos decían: “Que se recupere pronto”. Y al mismo tiempo otros, como Macri y Solá, agregaban: “¿Pero quién nos gobernará ahora? ¡Boudou está sospechado!”.
La mediocridad opositora, política y mediática, siguió al pie de la letra esa carta de guerra. Algunos decían: “Que se recupere pronto”. Y al mismo tiempo otros, como Macri y Solá, agregaban: “¿Pero quién nos gobernará ahora? ¡Boudou está sospechado!”.
Macri está
procesado y gobierna.
No hay que
comerse el amague de los gestos amables. Tampoco hay que rechazarlos. Bienvenidas
las expresiones de buena voluntad. Es de buen gusto hacerlo.
Algunas,
incluso, son sinceras. Pero la experiencia dice que atrás de buenas intenciones
a veces se esconde un puñal.
Y el puñal
es presentar un cuadro desolador de un gobierno “sin” Cristina.
Hay que
desmontar las operaciones que seguirán viniendo del poder mediático.
Aunque esta
vez la taba girará del lado de los justos:
*Cristina
se repondrá y se fortalecerá aun más en su liderazgo político.
*El
gobierno gobernará y lo hará con solvencia y en total unidad.
*El pueblo ya
fue avisado que Massa es opositor y revista como tal en la tropa de Magnetto.
La
primavera, al fin, da sus primeros brotes.
El Argentino, miércoles 9 de octubre de 2013
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