Ayer fue un día sudamericano.
Las presencias de Evo Morales y de Lula realzaron
las verdades de este nuevo tiempo que vive la región.
Lula y Evo coincidieron en afirmar que Cristina se ha
convertido en una líder de todos los pueblos latinoamericanos.
Orgullo nacional.
A once días de las elecciones legislativas habría
que poner en contexto cada candidatura antes de decidir nuestro voto.
Las palabras de Lula y Evo nos ayudan mucho
en tal sentido.
El país crece desde el 2003
ininterrumpidamente. Y crece con un desarrollo social inédito en los últimos 50
años.
Tome Ud. la medición que mejor prefiera. La
del INDEC, la CEPAL o el Banco Mundial. Creció el empleo, el salario, las jubilaciones,
la escolaridad, la salud pública, la industria, el agro, el turismo, las
inversiones, la inclusión social con la AUH, el matrimonio igualitario, la ley
de fertilización asistida y otras medidas políticas semejantes.
¿Cuál es la razón de este mayor crecimiento de
Argentina? Un proyecto de país inclusivo.
¿Y cómo fue posible ese crecimiento?
Quitándole privilegios a los sectores más poderosos y redistribuyendo el
ingreso de una manera más equitativa.
¿Y quiénes son los más favorecidos? Los sectores
sociales más vulnerables, los trabajadores, los científicos,
los comerciantes, los empresarios nacionales, los artistas, las pymes, todos
los que apuestan al consumo interno.
¿Y quiénes son los que se oponen? Los
privilegiados del poder económico mediático que durante décadas manejaron el
país a su antojo y que hoy ven que el timón político de las decisiones trascendentes
y cotidianas reside en la Casa Rosada.
La región latinoamericana vive una situación semejante.
Pero el mayor rasgo distintivo continental es la recuperación de la autoestima,
la soberanía, la unidad, el mercado interno, la lucha contra la desigualdad
social, la identidad, la vuelta del
Estado en favor de las mayorías populares.
¿Cómo fue posible llegar hasta acá? Por la
voluntad unificada de los presidentes, que en una primera etapa fueron Lula,
Chávez y Kirchner, seguidos luego por Cristina, Dilma, Maduro, Evo, Correa,
entre otros.
El mundo sí que está en problemas. Al
derrumbe caótico de la vieja Europa se le suma el desastre político económico
de los EE.UU. con el gobierno cerrado y al borde del default. Esa caída
estrepitosa se acentúa porque ya no disponen a su antojo del saqueo fácil a su
“patio trasero”.
¿Qué hacer para sostener nuestro crecimiento?
Evitar que la derecha, expresada aquí por
Macri, De la Sota y Sergio Massa, regrese por sus fueros para echarlo todo
abajo. Quizá no arreglemos el mundo con nuestro voto. Pero el voto sirve para
que nunca más nos roben nuestros sueños.
El Argentino, miércoles 16 de octubre de 2013
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