miércoles, 30 de octubre de 2013

El día que fuimos plenamente libres



Fue ayer.
El mismo día que se informó que en la Argentina bajó la pobreza al 4,7 %.
Quedará en la memoria colectiva como el día que fuimos más libres y más felices.
Más enteramente libres y felices.
Nos crecieron alas y salimos a abrazar al que teníamos al lado y al que estaba más lejos y todo al mismo tiempo.
Alguien se puso a bailar al compás de su propia música.
“Y esas ganas tremendas de llorar que a veces nos inunda sin razón” entonaron otros  el tango de Troilo y Homero Manzi.
Esta vez sabemos la razón de esa lágrima furtiva que brotó de emoción y de alegría.
La radio repetía todo el tiempo que la Corte Suprema declaró la constitucionalidad de la Ley de Medios.
Casi todas las pantallas de TV lo mostraban. Casi todas, menos las de TN y canal 13.
Sonaban los teléfonos fijos y los celulares. Las redes sociales y los portales de noticias transmitían la buena nueva y los primeros comentarios.
Fue una mañana tan luminosa que se ubicó en las antípodas de aquella otra mañana del 27 de octubre de 2010.    
Si entonces lloramos de tristeza en la más dolorosa tristeza de una despedida, ahora lloramos de alegría en esta bienvenida a la Ley de la palabra con su prosa completa.
Este fallo indica un fin y un principio.
Es el fin de un largo proceso que arrancó cuando la militancia de las organizaciones libres del pueblo se cargaron al hombro a lo largo y ancho del país la hechura de esta Ley; que siguió con la valiente decisión de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner de enviar el Proyecto al Parlamento; luego vino el tratamiento y aprobación legislativa y finalmente un parto cautelar tan largo y doloroso que duró cuatro años hasta el día de ayer.
Y el fallo es el principio de una nueva etapa en nuestra democracia.
Cambió la ley de gravedad de la palabra.
El fin de ciclo ya es constitucional. Pero no es el fin de ciclo tan declamado por Clarín, La Nación y la oposición que se refugia en ellos. Es el fin de ciclo de los monopolios en nuestra vida institucional.
Nada será igual a partir de este fallo.
Hoy el desafío es para las fuerzas de la democracia comunicacional: deberán construir un espacio tan hondo y suficiente como para que la agenda cotidiana la escriba la democracia y no los poderosos.
La comunicación, como la política, no admite el vacío.
Festejemos.
La democracia ya no será igual que antes, será mucho más libre y soberana. El Estado democrático le ganó a las corporaciones. Porque es el Estado democrático el que ganó una batalla que parecía imposible.
Y para resaltar del fallo: la Corte reafirma conceptualmente que la comunicación es un derecho humano y por eso el Estado la debe regular como un bien social.
¿Bailamos?

El Argentino, miércoles 30 de octubre de 2013




2 comentarios:

luis30 dijo...

Ayer cambio para siempre nuestro futuro y el de latinoasmerica.

luis30 dijo...

Ganamos la mas jodida de las peleas, aca y en latinoamerica.Antes de bailar quiero pedir perdon de rodillasa a Lorenzetti por mis opiniones sobre el y su madre.