Es
preciso empezar así, aunque nos duela:
Al
ex Presidente Néstor Kirchner lo están matando nuevamente. Desde las
editoriales ofensivas del diario Clarín, desde el noticiero de TN, desde el
programa dominguero de Lanata, exhuman su memoria diariamente para pisotearla en vivo y en directo. Como si estos nuevos “Coroneles de Mitre” clavaran
su buen nombre y honor sobre una pica en el centro de la plaza pública.
Lo
hicieron con el Chacho Peñaloza en el siglo XIX y con el cadáver de Evita en el
siglo XX.
Hoy
es el turno del escarnio contra el mejor Presidente de nuestra recuperada
democracia.
Están
humillando el sentimiento de un pueblo, la memoria colectiva y el honor de una
familia.
Están
ametrallando la esperanza de un país que ha vuelto a crecer y a creer.
¿Qué
derechos tienen, más que el uso y abuso que les da el poder mediático económico
concentrado que disponen?
Pongamos
las cosas en su lugar.
Más
allá de estar soportando la mayor contraofensiva difamatoria contra el proyecto
de país que lidera la Presidenta Cristina Fernández de
Kirchner.
Más
allá del grotesco y el oprobio de los supuestos “bolsos con dinero y lingotes
de oro”. Más allá de la vergüenza ajena que provoca Lanata y sus “testigos”
actuando en cadashow de los domingos.
Más
allá de invocar una y mil veces la necesidad que actúe la justicia
desentrañando el montaje de la infamia. Más allá de todo eso, está el respeto a
la memoria de un hombre que ya no se puede defender.
Porque
está muerto.
¿Están
provocando? Sí.
¿Están
esperando que alguien pise el palito de la violencia verbal con la que profanan
la memoria de Kirchner? Sí.
¿Están
disimulando la orfandad de representación política opositora? Sí.
¿Están
construyendo escenarios destituyentes a sabiendas que volverán a perder
escandalosamente en las próximas elecciones democráticas? Sí.
¿Tendrán
éxitos? No. Definitivamente, no.
Pese
a la lluvia ácida con que contaminan el aire y el suelo con sus operaciones
mediáticas, con la exaltación morbosa del dólar ilegal, con la reproducción amoral
y apátrida de cualquier infamia que venga del exterior o con la devaluación de
nuestra moneda nacional, no deformarán ni mucho menos evitarán que se consolide
y profundice el actual modelo político, económico, social y cultural.
La
Argentina seguirá creciendo como lo vino haciendo con Néstor y Cristina.
Lo
reafirmó la Presidenta cuando dijo ayer que con este modelo de inclusión y
reindustrialización no habrá jamás transferencia desde los sectores populares a
los sectores más concentrados de la economía.
Que
los portadores del odio respeten la convivencia democrática. Pero antes,
aprendan a respetar los sentimientos de un pueblo.
El Argentino, martes 7 de mayo de 2013
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