La patria
es un lindo revoltijo en estos días de Mayo.
Como hace
203 años, el sábado 25 un pueblo entero dará el presente en la Plaza de Mayo.
En la
previa, la Justicia dictó una medida cautelar que frena el DNU de Mauricio Macri,
dando lugar así a la presentación de los legisladores Gabriela Cerruti, Delia
Bisutti y Edgardo Form.
La derecha
abusó tanto de las cautelares que terminó probando su propio remedio.
Quizás el juez
haya dictado el fallo que frenó el decreto de necesidad y urgencia de Macri, después
de preguntarse:
¿A quién se le ocurre legislar desde el Poder Ejecutivo desconociendo al Poder Legislativo? ¿O acaso se consideran una dictadura? ¿A quién se le ocurre indultar el pago de impuestos y cobro de deudas a los medios de comunicación por poderosos que sean?
¿A quién se le ocurre legislar desde el Poder Ejecutivo desconociendo al Poder Legislativo? ¿O acaso se consideran una dictadura? ¿A quién se le ocurre indultar el pago de impuestos y cobro de deudas a los medios de comunicación por poderosos que sean?
Macri,
alpiste. Perdiste.
Es que las
cuestiones políticas, por disímiles y antagónicas que fueren, se procesan en el
ejercicio de la política. Pero las cuestiones judiciales se resuelven en la
justicia.
Como en
este caso.
Porque el
asalto a la Constitución Nacional, vía DNU de Macri, es un asalto y punto. No
hay que debatirlo concediéndole graciosamente la categoría de “proyecto
político institucional”.
El juez y
los legisladores han garantizado así la normalidad democrática.
Los
negocios privados de Macri, De la Sota y Magnetto se deben tratar en otra
parte. Ellos sabrán dónde.
Empezamos
bien la Semana de Mayo. Repasemos la historia.
El 22 de
Mayo de 1810 una parte importante del pueblo de Buenos Aires se daba cita en la
Plaza de la Victoria, hoy Plaza de Mayo.
Desde la Plaza,
French y Berutti hacían el aguante.
Adentro del
recinto del Cabildo, Juan José Castelli iniciaba sus dotes de orador de la
Revolución.
Belgrano,
Moreno y Saavedra iban y venían por los pasillos consultándose qué hacer.
Sabían que
el virrey Cisneros debía irse a su casa para que el pueblo nombrara a su propia
Junta de Gobierno.
Pero Cisneros
y los colonizados que lo sostenían, no largaban el hueso.
Desde ese
día, los argentinos empezamos a ser libres, ladrillo por ladrillo.
Como ayer
en La Plata, con una Presidenta que se abrazó a su ciudad natal con las manos tendidas
del Estado llevando solidaridad a los afectados por el temporal de abril.
En ese Cabildo
Abierto estaban el Hospital Español, los estudiantes con su netbooks, la planta
de reciclaje en Salto, las viviendas en Salta y Zárate y la Biblioteca del
Colegio Nacional que orgullosamente se llamará “Madres de Plaza de Mayo”.
Hoy se
celebra el Día Internacional de la Diversidad Biológica.
Un buen motivo
para reafirmar que en esta patria tan generosa, cabemos todos.
Hasta los
ridículos a los que ayer hizo alusión Cristina.
El Argentino, miércoles 22 de mayo de 2013
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