Escribo
esta columna mientras volamos rumbo a la provincia de Corrientes.
Con escala
final en Itatí.
El avión
luce un extraño paisaje humano de curas párrocos barriales, de periodistas y
cronistas, de ex soldados combatientes de Malvinas, de artistas populares, de
algunos funcionarios de gobierno.
Los une un
sentimiento de emoción y épica, de deber cumplido y de pasión por la patria.
La
delegación multicolor acompañará a la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández
de Kirchner, hasta su llegada a la Basílica de la Virgen de Itatí, donde hará
entrega de una de las siete banderas argentinas que flameó en nuestras Islas
Malvinas el 28 de setiembre de 1966 durante el Operativo Cóndor, protagonizado
por jóvenes militantes peronistas conducidos por Dardo Cabo.
Las voces y
los testimonios se suceden en el vuelo.
Debo hacer
esta nota en las alturas y enviarla cuanto antes. Pero también quiero escuchar
las historias que se cuentan.
Que la
compañera de Cabo, María Cristina Verrier, la única mujer del Grupo “Cóndor” le
manifestó a la Presidenta que a ella, quizá también a Dardo, le hubiese gustado
que una de las banderas esté en Corrientes, en honor a los soldados correntinos
que cayeron en Malvinas.
Y allá
vamos entonces.
Que otra de
las banderas ya se encuentra en el Mausoleo que recuerda a Néstor Kirchner en
Río Gallegos, Santa Cruz.
Que otra
estará en el Patio Malvinas Argentinas, en la Casa de Gobierno, la casa del
pueblo.
Que otra
estará en el Museo del Bicentenario.
Que otra
seguramente irá hasta Luján.
Que otra
estará en el Congreso de la Nación.
Que otra
lucirá su orgullo en el Museo y Memorial Islas Malvinas a inaugurarse en el
2013.
Imposible
no emocionarse cuando algunos cuentan cómo se le ocurrió a Dardo Cabo bautizar
Puerto Gaucho Rivero al tan inglés “Puerto Stanley”.
Imposible
no indignarse cuando se recuerda que el dictador Onganía los condenó a la
cárcel luego del gesto heroico de
aquellos muchachos peronistas.
Imposible
evitar este dolor, aquí en el pecho, cuando se cuentan detalles del asesinato
de Dardo por los genocidas de la dictadura cívico militar, luego de arrancarlo
de la Cárcel de La Plata en 1977.
Esta
bandera, bien custodiada, es la que llevó Dardo, Cristina y otros militantes
hasta Malvinas y que hoy quedará acunada para siempre en el regazo de su
pueblo.
Cómo no
decir que en este mismo instante las Madres de Plaza de Mayo cumplen sus 1800
Marchas rodeadas del amor de tanta gente.
La patria
duele a veces.
Pero la
patria vive y crece en la memoria, la verdad y la justicia que esta vez protagonizamos
todos.
Anuncian
que vamos a aterrizar. Y el corazón late más fuerte.
Como si
fuésemos a bajar en Malvinas.
El Argentino, viernes 19 de octubre de 2012
1 comentario:
El 27/10 vamos a llenar las plazas de todo el país, compañeros. Que nuestro recuerdo de Néstor sea militante y perseverante en la búsqueda de una Argentina más justa, libre y soberana.
A no aflojar, que el garcaje está agazapado y espera su oportunidad de volver al poder por el medio que sea.
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