La crisis
terminal del mundo bipolar entre los dos gigantes del siglo XX, la ex URSS y
los EE.UU., derivó en el mundo unipolar y hegemónico ejercido por la potencia
del norte, los EE.UU., durante el fin del pasado siglo.
Fue así hasta
que los tres mosqueteros, Kirchner, Lula y Chávez, hundieron el ALCA en la
bella Mar del Plata en 2005.
La crisis
terminal de ese mundo unipolar, que vino a proclamar el fin de las ideologías y
el fin de la historia, derivó en esta crisis política que conmueve a Europa y
achica la influencia decisiva y determinante de los EE.UU. y transforma las
relaciones internacionales en el marco de un mundo multipolar, donde las
contradicciones y las diferencias están a la luz del día.
El mundo se
mueve en bloques, en regiones, en parentescos territoriales y políticos que
alumbran la nueva época.
En ese
mundo multipolar la América Latina es la única región que crece económicamente
y donde la decisión soberana de sus pueblos se hace en paz y en democracia.
Y allí
estamos nosotros, los argentinos.
Pero
estamos todos los sectores, más allá de nuestras pertenencias políticas,
ideológicas y culturales. Y más allá del poderío económico de cada sector
local, sea estatal, sea privado.
¿Adónde
vamos con esta reflexión? A demostrar que vivimos un tiempo donde el mundo y la
sociedad latinoamericana en particular, marchan hacia un estadio cada vez más
democrático y antimonopólico.
En
consecuencia, ya podemos ir al grano y afirmar que la Ley de Medios de la
democracia y en particular el artículo 161, marchan en la misma dirección que
marcha el mundo.
El mundo se
desmonopoliza.
No hay más
que conocer y saber leer e interpretar lo que pasó la semana pasada con la
poderosa empresa de comunicaciones Bell, en Canadá.
Resulta que
pretendió asociarse con Astral, otra gran empresa y desde el organismo estatal
que regula las comunicaciones, el AFSCA canadiense pongamos, se lo impidieron.
Allí no admiten
concentraciones monopólicas.
No es que pasó
en Cuba o en Venezuela.
Pasó en
Canadá, principal socio comercial y político de los EE.UU.
Mañana
ampliaremos.
Cuando
venga la SIP a Buenos Aires, a defender a sus socios empresarios del monopolio
Clarín, sólo habrá que llevar un cartel que les diga: “No busquen hacer aquí lo
que no pueden hacer en Canadá ni en los EE.UU.”; países donde se refugian
los poderosos dueños de la SIP.
Los
planetas se van alineando esta vez.
Los justos
peleamos para que se cumpla la ley.
Y los
injustos pelean para que no se cumpla ley.
Habrá
novedades esta semana.
Recondo fue
descubierto. La trampa fue descubierta.
Ojalá la
justicia se despegue definitivamente de las operaciones corporativas.
Ya estamos
grandes.
El Argentino, lunes 22 de octubre de 2012
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