El veto de
Mauricio Macri a la ley de aborto no punible provoca espanto e indignación.
La odiosa
medida del jefe de gobierno porteño es un cachetazo múltiple contra varios
cuerpos a la vez: el de la ley, el de la Corte Suprema de Justicia, el de los
legisladores de la Ciudad de Buenos Aires, el de la democracia; pero por sobre
todo, golpea el cuerpo de la mujer.
Seguramente
Macri se identifica con el candidato republicano que dijo que “el embarazo
producto de una violación es un mandato de dios”.
Con una
mano le regaló una rosa a Hugo Moyano y con la otra, firmó el veto contra un
derecho de las mujeres.
Hay que
decirlo: las leyes de reparación social son exactamente eso, de reparación. No
es que el gobernante o la justicia o los legisladores les otorgan graciosamente
un derecho a las mujeres.
Es un pleno
derecho de ellas y nada más que de ellas.
Para
conservadores como Macri, no hay dudas que la mujer sigue siendo un campo de
disputa.
Como lo son
los pibes pobres y los viejos pobres y los humildes sin techo.
Que ningún
votante de Macri se olvide a la hora de elegirlo nuevamente: Son 107 vetos en
total y promete seguir la zaga.
Todos esos
vetos causan espanto y desolación en la gran ciudad.
Ayer, además,
se reunieron todos ellos, los conservadores, a rendir pleitesía a los miembros
del Consejo de la Magistratura acusados de favorecer al Grupo Clarín.
Es mejor
así.
Ahora están
delineados claramente los proyectos de país en pugna: el proyecto de la democracia
y el de las corporaciones.
Que cada
uno se ubique donde quiera, sabiendo que el 7D es la función final del
monopolio.
Sugerimos
la lectura de los discursos de algunos miembros notables de la oposición.
No tienen
desperdicios. Federico Pinedo criticó a la Presidenta por presionar a una
jueza, dijo, por “acusar a su padre de algunas cosas, como delitos de lesa
humanidad”.
Pavada de
delito.
Vaya que es
generosa esta democracia.
Más allá
del espantoso respaldo político de la oposición a Recondo, Aguad y otros, ocho
jueces subrogantes tendrán que dar alguna explicación cuando se encuentren
frente a la Comisión de Acusación y Disciplina del Consejo de la Magistratura
que los citó para hoy.
Otro acto
opositor fue el que realizaron ayer frente al Congreso las huestes de la CGT de
Moyano y la CTA disidente de Michelli.
Faltaba
Macri y largaban la campaña electoral.
Más allá,
en la Av. 9 de Julio, un reducido grupo de manifestantes se daba el lujo de
cortarles el paso a miles de personas que transitan día a día por la vía
central de la ciudad.
¿Por qué no
fueron desalojados de allí? Porque la fiscal contravencional les permitía el
corte.
Tan bella
ciudad no se merece tanto espanto.
El Argentino, jueves 25 de octubre de 2012
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