domingo, 7 de octubre de 2012

El día más largo de la historia



Los días que hacen la historia no tienen 24 horas.
Duran lo que dura un cambio de época.
Ejerza el libre oficio de pensar en cualquiera de ellos y lo comprobará.  
El 7D es uno de esos días.  
Sin dudas, la semana que pasó, con sus amotinamientos y el secuestro de Severo, con los manotazos leguleyos de Clarín en la justicia, con el posicionamiento del gobierno nacional en la encrucijada, son escenas del día más largo de la historia que vive esta generación: el 7D.
Se desvaneció por imperio de las circunstancias aquella preocupación acerca del misterio que envolvía ese día bisagra.
Las preguntas iban y venían. ¿Qué pasará si se niegan? ¿Qué hará el AFSCA? ¿Qué hará la Corte? ¿Qué hará la oposición? ¿Qué harán las calles de la militancia?
Y el 7D ya está corriendo entre nosotros; es más, corre en tiempo de descuento.
Clarín y los poderes corporativos lo saben. Por eso contaminan el aire con sus titulares.
No revuelven los ríos de la discordia porque son meros opositores democráticos del actual gobierno. Lo hacen porque precisan agitar las aguas por si pescan algo. “Quién te dice que no surja un imprevisto”, imagina Magneto. Hay que embarrar la cancha y desestabilizar el ritmo y la naturaleza del proyecto de país gobernante.
¿Pero a quién embarrar? ¿Al Gobierno de Cristina? Imposible. Saben de sus convicciones y de su capacidad de decidir con voz de mando en momentos buenos, regulares y adversos. ¿Y entonces? Entonces hay que embarrar la cancha a la democracia. Al sistema republicano, representativo y federal en su conjunto. Hay que vaciarlo por dentro. Hay que cooptar lo que resta de cooptable en la oposición.
No precisan adeptos que se movilicen con pancartas. Precisan tropa. Que es algo distinto. Por eso ponen toda la carne en el asador.
Es conveniente leer las sendas convocatorias a la movilización sindical del 10 de octubre y al cacerolazo anunciado para el 8 de noviembre como episodios pergeñados contra el 7D.
Unos y otros reciben el apoyo de espacios manifiestamente destituyentes. Es más: los dirigentes Moyano y Michelli se manifestaron solidarios con los prefectos y gendarmes alzados contra la cadena de mandos de las fuerzas de seguridad y de la democracia.
¿O alguien cree que la energía social que se acumula allí, disparando munición gruesa contra el gobierno, favorece a “la Orden de las Carmelitas descalzas”?
Toda energía desplegada en este largo 7D favorece a uno de los términos de la contradicción principal en pleno desarrollo.
Y la contradicción principal en esta etapa se traduce en clave de: Corporaciones o Democracia.
Está claro que las primeras tienen domicilio particular en el Grupo Clarín.
Así como el segundo término de la ecuación lo expresa nítidamente el Gobierno que el pueblo votó hace justo un año con un 54 % de voluntades manifiestas.
El 7D, además, achica toda posibilidad de fuga de esta disyuntiva. Como si la realidad advirtiera en un cartel: “Este capítulo de la historia no es apto para neutrales”.
Y algo más: no es apto para “consensualistas”; ni de un lado ni del otro.
No hay más consenso posibilista entre la democracia y los monopolios dominantes.  
La democracia se dispuso avanzar desde que aprobó el Parlamento la ley de Medios. Y no hay marcha atrás.
Si del lado de Clarín se atreven a desafiar la ley y la democracia, se tendrán que enfrentar ya no a un gobierno, ya no a un sector político, sino a la propia ley y al conjunto del pueblo.  
En ese espacio se define la historia del 7D. 
Hay que ubicar el levantamiento de las fuerzas de seguridad en este marco.
Se dijo bastante sobre la legitimidad de origen de la protesta. Pero su continuidad está indicando que la usina promotora del conflicto está fuera de las escalinatas del edificio Guardacosta y Centinela.
Clarín y La Nación son un portal de partes de guerra, bandos y proclamas. No informan;  alientan la rebelión. Y lo hacen operando a destajo.
Para darle un formato más político volvieron a conformar el “Grupo A”. Los radicales en la punta. No se privaron de nada. Contaron incluso con la progresía de Lozano y Stolbizer. Quién te ha visto y quién te ve.
Los mismos que al mediodía firmaron dos renglones como de favor a la república, corrieron presurosos por la noche a TN a enmendar semejante “error”.
La historia y el pueblo juzgarán duramente a estos opositores que en la disyuntiva histórica optaron por reafirmar su rol de operadores de Magneto antes que honrar su condición de demócratas. 
El radicalismo ya firmó su sentencia: se volverá a fracturar. De un lado, los que irán con Clarín y Macri y del otro, un conglomerado que rescata las banderas de su origen.
La palabra justa de Leopoldo Moreau así lo demuestra.
Dijimos el domingo anterior que la derecha estaba en operaciones. Lo seguirá estando. Nunca como ahora estuvo tan cerca de perder el último bastión colonial que le quedaba. O sea, el poder monopólico sobre la palabra. Es un poder fuera de control de la democracia. Nombra y saca jueces a su antojo. Explota cada circunstancia que crean favorable a sus oscuros propósitos.
Algunos hechos los diseñan y ejecutan ellos mismos. Otros, le caen de volea y así como caen, los patean contra el frontón del gobierno y la democracia. Todo sirve.
Si bien el 7D es un día sin precedentes, conviene repasar la historia de la democracia para convencerse que cuando la democracia afloja, cuando se somete a los poderes fácticos de turno, cuando acepta un empate con las corporaciones, la democracia trastabilla sin pena ni gloria.
Esta vez ocurre todo lo contrario. Por eso hay tensión.
Hay un liderazgo popular indiscutible de Cristina. Hay unidad de mando. Hay fuerza organizada. Hay un gobierno fuerte y decidido. Hay plena conciencia de los daños que provoca el estado paralelo de las corporaciones. Hay unidad con la América Latina. Hay casi 30 años de ejercicio democrático. Hay juventud movilizada.
Y por si fuera poco, la ley y los justos están del mismo lado como nunca antes.   
Valdrá la pena, al final del 7D, haber luchado por cambiar la historia de una vez y para siempre.

Miradas al Sur, domingo 7 de octubre de 2012




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