Estamos cabalgando en mitad del río.
A un año de las elecciones que Cristina ganó con el 54 % y a
otro de los próximos comicios, es un “buen momento” diría el relator, para
observar cómo se paran los jugadores en la cancha.
De un lado, la derecha conservadora hace ingentes esfuerzos
por empezar a juntarse, a saber quiénes son, qué quieren, qué buscan, qué
proponen.
Y en esos dilemas se les va la vida. Y se les va el partido.
Porque mientras los opositores sigan divagando en los camarines, sin atinar
siquiera a conformar un equipo, el reloj de la historia seguirá corriendo.
Y las jugadas del kirchnerismo, también.
“Todo es culpa de los Kirchner”, dirán algunos furiosos el
día que esa sombra de gente que anda buscando un cuerpo que los represente,
exprese en las calles su orfandad cacerolera.
Recordemos que venimos de un transito pesado y violento con
aquella dictadura que dejó su cría civil corporativa en muchas partes.
Esa cría procuró que el país del genocidio nos fuese muy
ajeno hasta el 2003.
El poder corporativo se daba el lujo de pontificar y
diagnosticar sobre las desgracias que ellos mismos habían provocado en la
sociedad. Y fue así que pergeñaron la teoría de los dos demonios.
Si esa teoría ponía graciosamente sus huevos en la sociedad,
la vida hoy no sería la misma.
Pero perdieron. No contaban con Néstor ni con Cristina.
La historia de los pueblos es así; se abre paso como puede.
Fue Kirchner, insoportablemente vivo como dicen los pibes,
el que puso las cosas en su lugar afirmando que había un solo demonio contra la
sociedad democrática: el poder hegemónico de las corporaciones.
Así, el Grupo Clarín era quien mandaba cómo jugar el
partido, qué decir y no decir, con qué meterse y con qué no.
“El gran censor de la democracia es Magnetto”, alumbró
Néstor.
Luego vino Cristina y no hubo más diques ni candados que
impidieran que la palabra corra libre. Se multiplicaron las voces y se tonificó
la verdad.
En ese estadio estamos, rumbo al 7D.
¿Pero qué pasa en los camarines que no sale a jugar la
oposición más que en su versión mediática?
Moyano, quién te ha visto y quién te ve, cerró acuerdos con la progresía de Michelli y compañía y después intercambió rosas blancas con Macri.
Moyano, quién te ha visto y quién te ve, cerró acuerdos con la progresía de Michelli y compañía y después intercambió rosas blancas con Macri.
Con el Momo Venegas en el medio. ¿Estará Duhalde, como
dicen, por atrás?
Mejor que se apuren porque no hay mucho tiempo, si de calendario
democrático se trata.
Es que tanto se habla de cacerolas blindadas, que tendrían
que separar prudentemente la paja del trigo.
Es importante ubicarnos en el contexto histórico.
Como si la historia se moviera en tiempos diferentes, la
cronología de los hechos más trascendentes ocurridos en nuestro país desde sus
orígenes, nos enseña que recurrentemente hay un delay, un retraso, un hiato de
tiempo entre esos grandes sucesos y el devenir histórico.
El 25 de Mayo de 1810 se produce la Revolución, pero sin
embargo, no se declara la Independencia. Esta llegaría, recién seis años
después, en 1816.
Fuimos independientes, pero el Congreso de Tucumán no aprobó
la Constitución Nacional.
Recién en 1853, con la derrota de las fuerzas federales que
respondían al Brigadier Juan Manuel de Rosas, el país tendría su Constitución.
La ambición de Urquiza fue el ariete para que la oligarquía
portuaria encabezada por Mitre y los intereses del Imperio del Brasil, aplastaran
el proyecto de nación soberana.
Pero tampoco tendríamos plena unidad nacional, con Buenos
Aires escindida.
Además, los ciudadanos no ejercían el derecho al sufragio
universal, secreto y obligatorio.
La ley Sáenz Peña fue aprobada recién en 1912 y aplicada
nacionalmente en 1916.
El primer gobierno popular y representativo de las mayorías
fue, precisamente, el gobierno de Hipólito Yrigoyen.
Pero los derechos sociales y laborales significativos y
trascendentes, más la plena inclusión de la mujer en la vida política
institucional, se daría recién con el primer y segundo gobierno peronista, de 1946
a 1955, año en que Perón fue derrocado por una dictadura cívico militar, como
lo fuera Yrigoyen en 1930.
Este verdadero delay de la transformación argentina nos
ayuda a comprender muchas de las cosas que vienen ocurriendo en el tiempo que
nos toca vivir.
Sigamos, ahora que la historia nos demuestra que ninguna
lucha fue en vano.
El irigoyenismo, por ejemplo, fue derrotado varias veces en
sus dignos intentos revolucionarios antes de asumir la plenitud del gobierno.
Perón fue apresado en Martín García y el peronismo vio la
luz el 17 de Octubre. Después sufrió el golpe cívico militar, la militancia dejó
la vida en la resistencia y 18 años después, Perón volvió triunfante al
país.
Y ahora viene sucediendo algo parecido con el reloj de la
historia, aunque es diferente el sustrato que elabora el pueblo en nuestros
días.
El 7D, desde esta mirada, es la culminación de un proceso de
libertades que se abrió en el 2003 y más tumultuosamente en el 2008 con el
debate abierto en la sociedad durante el largo conflicto con la patronal rural.
Con el conflicto se demarcaron fronteras en el campo de
batalla cultural y la ley de medios de
la democracia indicó que en esta etapa, todo está por suceder.
Como si el kirchnerismo tuviera incorporado su propio delay,
sin precisar otra instancia para hacer los cambios.
Con Néstor y Cristina nos acostumbramos a vivir en actitud
de vísperas.
Y hete aquí que cuando a la historia se le vuelan los
pájaros, se forman dos partidos que confrontan: el partido de la transformación
y el partido conservador.
Los que avanzan y los que retroceden.
Llegar a esta instancia, es mérito del kirchnerismo.
En buena hora que la confrontación se de cómo se debe dar
entre Democracia versus Corporaciones.
En buena hora que los conservadores se muestren sin
maquillajes a la luz de TN y al lado de Clarín.
En buena hora que se les caigan las máscaras.
Sólo falta que encuentren una cabeza visible, un programa,
un equipo que los represente.
El equipo del pueblo, mientras tanto, seguirá jugando con su
propio estilo, unidos y organizados, defendiendo su destino colectivo.
Miradas al Sur,
domingo 28 de octubre de 2012
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