viernes, 5 de octubre de 2012

En estos días tan particulares



Que apareciera con vida Alfonso Severo es nuestro primer renglón de alivio.   
Preguntarnos si el hecho tuvo que ver o no con el amotinamiento de prefectos y gendarmes, es la segunda cuestión.   
Alguien está provocando turbulencias en pleno vuelo de la democracia; es otra reflexión para estos días.       
Algunos opositores salieron disparados en busca de micrófonos, como si hubiesen recibidos una orden de Clarín: dejar solo al gobierno ante la estocada.
Los mismos que habían estampado su firma republicana en Diputados, acudieron en tropel horas después a TN para enmendar el “error” cometido.
El libreto es el mismo. Parecen de un mismo partido. Y quizá lo sean.  
Todos los palos son contra el Gobierno.  
Los insubordinados son presentados como proletarios en rebeldía.
La continuidad de la insubordinación, pese a la pronta respuesta del gobierno, es contemplada y justificada sin pudor alguno.
El voluntarismo de otros decía por las mismas horas que “no pasaba nada”, que era “solo un reclamo de tipo gremial” y que “había que atender todas las demandas”.   
Pues bien; el conflicto protagonizado por las fuerzas de seguridad, aunque disparado por una justa razón, entró luego en un terreno rayano con la insubordinación golpista.
¿O cómo se explica que un uniformado salga a emplazar a la Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, la Presidenta de la Nación, “a dar una respuesta en dos horas”? 
¿Y de dónde salen los millones de mensajes que circulan por las redes sociales y al pie de los diarios Clarín y La Nación llamando a la rebelión total contra el gobierno elegido por el pueblo en elecciones libres y democráticas?
¿Y desde cuándo los sublevados contra la cadena de mando de la democracia reciben el apoyo de sindicalistas como Moyano y Pablo Michelli?
¿Y de dónde salen estos Senadores del radicalismo que se niegan a firmar una declaración de apoyo a la democracia?  
¿Esta es la oposición democrática?  
Ninguno de ellos puso en valor la actitud responsable del gobierno.
No hubo represión. No hubo corporativismo con las cúpulas armadas. No hubo respuesta destemplada de ningún espacio kirchnerista.
Por el contrario. La respuesta oficial contra el alzamiento fue la palabra oral y escrita llamando a la concordia.
Allí están las paredes de los barrios con su testimonio.
Cuando en 1987 sucedió el levantamiento de los carapintadas de Seineldín y Rico, el peronismo en pleno brindó un apoyo incondicional al Presidente Alfonsín.
El radicalismo, en cambio, hoy brinda una solidaridad de bajas calorías.     
Algunos están más cómodos con el monopolio que entrevistó a Rico, justificando a quienes vivaron a Seineldín.
Mal que les pese, Argentina seguirá amaneciendo.   

El Argentino, viernes 5 de octubre de 2012

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