Este 27 de
octubre debería ser valorado por los académicos, los periodistas, los
analistas, los comunicadores, como un mirador panorámico de la historia
argentina y sus asuntos.
¿Por qué?
Primero,
porque nos permitió observar cómo miles de voces, de manos y de cuerpos se
movilizaron a lo largo y ancho del país para pintar escuelas, plazas, paseos,
parques, reparar los juegos de los pibes en la placita de los barrios humildes,
expresando así su homenaje a Néstor Kirchner.
Luego
fueron los actos unificados. En Buenos Aires, en Parque Lezama; y así en cada
provincia y ciudad.
Segundo,
por que vimos una Plaza de Mayo que se llenó de pueblo al anochecer, de hombres
y mujeres que acudieron solos o en familias o en racimos barriales a decir
“presente” a la memoria de Néstor.
Tercero,
porque esa multitud que se derramó en cientos de lugares recordaba el nombre de
Néstor vivando a Cristina; la Presidenta, la compañera, la militante, la
conductora del proyecto nacional, popular y democrático.
Paremos
aquí.
Constituye
todo un dato político comprobar que la fuerza organizada del kirchnerismo probó
su tonicidad muscular, tanto en lo organizativo como en su capacidad de
movilización y quedó a la vista que cumplió con creces sus objetivos.
Realizar más
de 1500 actividades solidarias, en distintos pueblos y ciudades de la
Argentina, no es para cualquiera.
Por eso
mismo es necesario subrayar la masiva concurrencia espontánea a la Plaza de
Mayo. Esa es la reafirmación de lo que alguna vez dijimos en esta columna: el
kirchnerismo es una revolución cultural con alta definición política y social;
pero no está enlatada en una estructura
fija.
Ninguno de los
acontecimientos del día hubiese ocurrido sin la existencia de organización
militante ni unidad popular bancando este proyecto de país que lidera Cristina.
Y ya que
estamos.
Tanto Oscar
Parrilli hablando en el acto realizado
en la ex ESMA, como Juan Abal Medina, en distintas oportunidades a lo largo de
la jornada, coincidieron en afirmar que el gran legado que dejó Néstor tiene
nombre de mujer: Cristina.
Ese es un
dato político mayor en esta coyuntura.
Porque
recordar a Néstor, pese a Clarín y sus voceros, no tuvo el atractivo de la
nostalgia estéril e impotente de los homenajes con que se recuerda lo que ya es
pasado, sino la potencialidad del futuro alumbrando el día a día.
Cuando los
entrevistados, conocidos o no, señalaban que Kirchner les devolvió la política
como herramienta y la autoestima como nación y pueblo, enseguida agregaban el
nombre de la Presidenta.
Esa es la
fuerza popular que se prepara para la gran batalla política y cultural del 7D.
Y demostró
que tiene con qué darla.
El Argentino, lunes 29 de octubre de 2012
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