La
Argentina viene marchando al galope y los días corren al ritmo de una nueva
época. Un pueblo decidido a construir definitivamente su historia, provoca un
revuelo de banderas y consignas en la norteña Jujuy para bajar de los cerros
una misma convicción: Unidos y Organizados desde ahora y para siempre.
¿Cómo leer,
sino al galope, esa movilización de 50 mil almas que juntó en un mismo espacio
y en un mismo compromiso a Milagro Sala, al Cuervo Larroque, a Luis D’Elía, a
Emilio Pérsico, a Andrés La Blunda?
¿Cómo leer
sino ese abrazo emocionado de militantes de la Tupac Amaru con La Cámpora y el
Movimiento Evita y Kolina y cuántos más?
Hay que
saber significar estos hechos masivos y compaginarlos armoniosamente con el
paisaje urbano de racimos de pibes de La Cámpora repartiendo en las esquinas de
los barrios las claves del 7D y el tramo
consagratorio de la Ley de Medios de la Democracia.
Hoy puede
ser un gran día de justicia.
¿Qué les
dirá la Corte Suprema a los consejeros que citó para hoy?
¿Les dirá
que respeten la Constitución y las leyes o se declaren fuera de la ley y se
atengan a las consecuencias?
¿Les
recordará que en una República y en una Democracia manda el pueblo a través de
sus representantes y no las Corporaciones, aunque tengan coronita o clarinete?
Y puede ser
un gran día de justicia allá en Trelew, Patagonia argentina.
La Masacre
de Trelew fue el fusilamiento de 19 presos políticos en la Base Aeronaval de la
Marina ubicada en aquella localidad de Chubut el 22 de Agosto de 1972.
Los únicos
tres sobrevivientes fueron desaparecidos en la siguiente dictadura cívico
militar.
Hoy se
conocerá el veredicto del Tribunal que juzgó aquel crimen de lesa humanidad.
No es un
juicio más.
Nos habían
acostumbrados a la resignación de pensar que era “una causa cerrada”.
Por el
tiempo. Por el olvido. Por la impunidad del poder.
Hasta que
el proyecto de país que lidera Cristina profundizó el mandato que le transmitió
Néstor: Memoria, Verdad y Justicia; y se reabrió la causa.
La historia
viene a corazón abierto en este nuevo tiempo y no hay impunidad para nadie. No
la habrá tampoco con los asesinos de Miguel Galván, el campesino asesinado por
sicarios de poderosos sojeros, allá en el norte.
Tendrán que
encarcelar a los autores materiales e intelectuales del repudiable crimen.
La cercanía
del 7D se hace sentir en el ambiente.
Es ahora o
nunca que habrá libertad y justicia para todos y todas.
Ojala que los
malandras de la corporación judicial y sus mandantes del monopolio Clarín
pongan las barbas en remojo antes de malgastar su tiempo en emboscadas y
motines destinados al fracaso.
Paciencia,
señores. Esto se llama Estado de derecho.
El Argentino, lunes 15 de octubre de 2012
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