Algunos dicen, más por intuición que
por información, que Cristina Fernández de Kirchner nunca terminó de alejarse de
las decisiones que se adoptaron en su
tiempo de reposo y que vuelve mucho mejor que antes.
Y otros dicen que no volverá a ser la
misma y que padece de males que sólo profesionales de la talla “científica” de Nelson
Castro pueden alcanzar a conocer. Lo dicen por revanchismo y odio, no por
certeza alguna.
Son dos países distintos los que
hablan estos días: uno es el que ama y otro es el que odia a esa mujer que está
volviendo a un lugar del que presuntamente nunca se fue del todo.
Lo cierto es que la bienvenida, como
expresión de deseo, es para la Presidenta de todos los argentinos. La Presidenta
de los 40 millones, como la anuncian en los actos públicos.
La mujer que está volviendo es, para
oficialistas y opositores, el vértice político institucional irremplazable en
esta democracia que construimos.
Por eso mañana será un momento
especial en el devenir de nuestro pueblo. Porque la mujer que está volviendo
inaugurará una etapa que seguramente se recordará como la etapa donde muchos de
los sueños colectivos acunados en los últimos años, empezarán a dar sus frutos
para las generaciones que vendrán.
Algunos laten. Otros, tiemblan.
¿Qué busca sino el equipo técnico
jurídico de la AFSCA trabajando a destajo con las presentaciones de adecuación
que hicieran los grupos de poder mediático?
Busca dictaminar con precisión y
justicia el cumplimiento de la ley de medios.
¿Y qué busca descubrir desde que
amanece el día, el equipo que designó el ministro Agustín Rossi clasificando
hoja por hoja los archivos secretos de la dictadura que encontraron en un
oscuro subsuelo?
Busca saber la verdad de lo ocurrido
en tiempos de la dictadura y el maridaje espurio con el poder económico cada
vez más concentrado desde entonces.
Podríamos seguir preguntando y
respondiendo con el camino que recorre el proyecto de país que conduce
Cristina.
Y saber entonces que José Sbatella,
al frente de la UIF, también trabaja incansable y valientemente para que la
justicia disponga de todos los elementos que permitan detectar el lavado de
dinero de los poderosos y el origen del poder que usurparon con el terrorismo
de estado.
En otro orden de cosas, podríamos
anotar con letras de molde la decodificación por primera vez del genoma
completo de tres argentinos realizado por científicos argentinos, en
laboratorios argentinos y con el pleno apoyo del Estado argentino.
¿Qué vino a buscar sino en los
centros de investigación el científico repatriado número 600, Adrián Turjanski,
acompañado por el doctor Marcelo Kauffman?
La Argentina, en términos científicos
tecnológicos, entró de lleno al siglo XXI.
Cuando en unos días más se lance un satélite
que tendrá por meta enviar información sobre la tierra, la salinidad, las
plagas y el clima, información vital para la agricultura, pesca, hidrología y
planificación territorial, como afirmó el ministro Julio De Vido, la Argentina
se ubicará en el selectivo club espacial que conforman sólo 11 países en el mundo, con satélites diseñados, creados y
fabricados aquí, con científicos argentinos dedicados por entero al desarrollo
espacial y por si fuera poco, con plataforma de lanzamiento enteramente nacional.
Es el Estado volviendo.
La pregunta que cabe, ahora que
vuelve Cristina, es: ¿esa Argentina que se desarrolla por arriba y por abajo se
corresponde, por ejemplo, con Tecnópolis y sus más de 4 millones de visitantes
o con la mala onda que tiran día a día los titulares de Clarín, TN y La Nación?
Siguiendo con el ejercicio de saber preguntarnos:
¿qué busca el grupo monopólico con su política comunicacional permanente de agraviar,
ofender el buen gusto y el honor de las personas, mentir y difamar sobre las
conductas de los funcionarios del gobierno, tirar el ánimo colectivo al nivel
de sus zócalos?
Busca generar una realidad virtual
donde se imponga el odio y la desesperanza.
A río revuelto. Como si desearan que el país, no
el gobierno, fuese invadido por el narcotráfico que hoy devasta otros países
hermanos y que no fuera cierto que seamos un país de vanguardia en políticas
sociales, en ciencia, en seguridad, en turismo, en desarrollo con inclusión, en
desendeudamiento, en educación, en trabajo.
Sólo les falta publicar en los
clasificados que “se precisa mano de obra para realizar saqueos y toma de
rehenes”.
Mientras se está en guardia
permanente para evitar cualquier desmán enloquecido de aquellos que sienten la pérdida
de sus privilegios y mientras se despliega en abanico un sinfín de medidas
gubernamentales para la coyuntura, sería deseable centrar y atrapar con todas
las manos con que cuenta el Estado, el huevo de la serpiente que anida en
nuestro suelo.
¿Es cierto que la Justicia ya dispone
las actas originales que demuestran que la dictadura secuestró y obligó a
firmar bajo torturas la entrega de Papel Prensa a los diarios Clarín, La Nación
y La Razón?
¿Es cierto que la UIF dispone ya de
las pruebas que ameritan denunciar por apropiación, durante el terrorismo de
Estado, de varias empresas argentinas?
Hay que hincarle el diente allí a la
serpiente. Que no pueda escapar. Que no pueda hacer como si aquí no pasa nada y
que esto es fantasía trasnochada del zurdaje kirchnerista.
Durán Barba alabando a Hitler y Macri
sosteniéndolo, es la misma cara de Sergio Massa proponiendo la pena de muerte
sin juicio previo derribando aviones sospechosos.
Al retorno de esa derecha apelan los
sindicalistas Barrionuevo y Micheli cuando alientan la destitución de la
Presidenta.
Al retorno de esa derecha corresponde
la situación carcelaria como se ve en las tenebrosas imágenes de la Alcaidía de
Resistencia.
Al retorno de esa derecha apuestan
los que apuestan a la devaluación de la moneda y el fin del Estado al servicio
del pueblo.
La mujer que está volviendo conoce en
su propio cuero el ácido cruel de esa derecha.
Y mañana vuelve. Hay que saber
cuidarla, como dijo Fidel.
Miradas al Sur, domingo 17 de noviembre de 2013
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