Ningún
imperio cae en un solo acto. Y el Grupo Clarín lo sabe.
Un complejo
entramado de causas se sucede en un tiempo relativamente corto hasta que al
fin, un imperio se desploma y se transforma en pasado y son otros los que escriben
la historia.
Es lo que ha
venido pasando desde que Néstor Kirchner les preguntó porqué estaban nerviosos
y desde que Cristina envió al Congreso para su aprobación la ley de medios de
la democracia.
Ese tránsito
está llegando a su fin.
Las actas
originales de la última dictadura encontradas en un subsuelo de la Fuerza Aérea
son muy elocuentes: demuestran cómo la Junta Militar encabezada por Videla y
Martínez de Hoz pergeñaron el robo de la empresa Papel Prensa para entregarla a
Clarín, La Nación y La Razón.
Es decir, de
Lidia Papaleo de Graivier, secuestrada junto a su familia por la dictadura, las
acciones de Papel Prensa pasaron sin vergüenza alguna a manos de Héctor
Magnetto, Bartolomé Mitre, Ernestina Herrera de Noble y Patricio Peralta Ramos.
Así nació el
imperio comunicacional más grande y perverso que haya conocido la Argentina y
sus alrededores.
Fue un
saqueo cometido con los métodos del terrorismo de Estado vigentes desde el 24
de marzo de 1976. O sea: estamos hablando de un delito de lesa humanidad.
En cuestión
de días o de meses la justicia deberá condenar y enviar a la cárcel de por vida
a quienes hayan participado de tan brutal crimen de Estado.
Cuéntele a
su vecino de asiento en el bondi, en el subte, en el tren, en el barrio, en el
club, en la escuela, en la Facultad, en el taller, en la oficina.
Cuénteles
sobre todo a los que leen Clarín y admiran a Lanata. Disfrute del derecho que
nos da la historia de ser protagonistas y no meros espectadores de este cambio
de época.
No deje
solos a los funcionarios que trabajan a destajo para desclasificar los 1.500
carpetones encontrados ni a los que en el AFSCA descifran el mapeo que el
monopolio presentó para adecuarse a la ley de medios.
Ambos hechos
confluirán más temprano que tarde en el alumbramiento de un país más libre y
más justo.
Todos los
hechos confluirán y usted no puede estar ausente.
¿Sabe
porqué? Porque además de ser un hecho delictivo la apropiación de Papel Prensa
y un hecho constitucional y democrático la plena aplicación de la ley, lo que
se pone en juego en estos días que vivimos es la calidad y la cultura de
nuestra democracia.
Si la
oposición no salta a tiempo, sucumbirá en el naufragio del último eslabón de la
dictadura.
Todas las
piezas encajan armónicamente como pocas veces.
La vuelta de
Cristina en este marco trascendente, es el certificado de alta para una nación y un pueblo
que hoy escriben la historia con su propia voz.
El Argentino, lunes 11 de noviembre de 2013
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