El lunes
vuelve Cristina.
La historia
viene al galope en los días que corren.
La
constitucionalidad de la ley de medios es uno de los grandes temas que inauguró
esta etapa.
El otro tema
es el hallazgo de los archivos secretos de la dictadura.
Y el otro,
que se relaciona con ambos, es el estricto control de lavado de dinero y la
pronta denuncia de apropiación de bienes, genocidio mediante, que presentará
ante la Justicia la Unidad de Información Financiera conducida por José
Sbatella.
Salvo
honrosas excepciones, la prensa escrita, radial y televisiva en general, chorrea
tintas y palabras sobre otros temas, que con ser importantes, no le alcanzan ni
al tobillo a los mencionados.
La
inseguridad, la inflación, el narcotráfico, la presunta evasión de divisas, la
inserción en el mundo, el precio del pan, la toma de rehenes, etc. etc., son temas importantes, nadie dice que no. Pero
no habrá país en serio si la matriz del poder económico real sigue conservando
vestigios del terrorismo de estado.
O sea. No
hay que perderse en ningún laberinto y cortina de humo que nos tiran los medios
concentrados. A todos los temas habrá que atender con rigor de gestión. Pero no
son comparables.
¿O no nos da
miedo saber que el principal asesor de Macri es un admirador confeso de Adolf
Hitler?
¿O no nos da
miedo saber que una buena parte de las grandes empresas “nacionales” son el
producto espurio de los secuestros y las torturas y los crímenes del terrorismo
de estado?
¿O no nos
mete miedo Sergio Massa proponiendo derribar aviones sospechosos cuando lo
único que derribará, si un día gobierna, es a la clase media y a los
trabajadores?
El
empresario Carlos Blaquier está procesado por delitos de lesa humanidad cometidos
durante la dictadura. Era un intocable hasta hace poco tiempo.
El ex funcionario
de Martínez de Hoz, Alejandro Reynal, fue denunciado por el secuestro y tortura con fines de robo al empresario
Eduardo Sahiegh.
La dictadura
fue la banda de delincuentes más tenebrosa que asoló nuestro país. Y esa banda
dejó sus huevos de serpiente cuando la democracia reemplazó en el gobierno a
los dictadores.
De eso se
trata, de identificar esos nidos de serpientes y ponerlos a disposición de la
justicia.
El caso más
grave es el de Papel Prensa.
Ajústense
los cinturones y aunque tengan vértigo, no se abstengan de mirar la maravilla.
Porque el
país que vendrá será más libre y más justo, con toda seguridad, cuando nuestros
hijos crezcan en una democracia descontaminada de tanto criminal de guantes
blancos manchados de sangre, esos que aún caminan por las mismas calles donde
caminamos todos.
El Argentino, viernes 15 de noviembre de
2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario