Esa derecha es así. Agrede así. Reza
así. Vive así.
Disimula mientras puede, pero un día
se le suelta la cadena y se muestra como es.
Bestial. Racista. Intolerante.
Fundamentalista.
Atacaron la Iglesia Metodista
de Buenos Aires e incendiaron la de Rosario, prendiendo fuego al altar, al
piano, a los bancos, a los libros.
La historia
de la defensa de los Derechos Humanos de este país se conmueve y se estremece, porque
esa Iglesia es un pilar esencial en la construcción de la memoria colectiva de
este pueblo.
Y el martes
la Catedral de Buenos Aires recibía
a sus hermanos judíos, musulmanes y de otros credos para una misa ecuménica por
La Noche de los cristales rotos, la
entrada al Holocausto, cuando la derecha religiosa puso rodilla en tierra y
disparó su fanatismo.
91 muertos, 30 mil detenidos y
deportados a campos de concentración nazis, casas, hospitales, escuelas y
sinagogas judías saqueadas e incendiadas en la larga noche del 9 al 10 de noviembre
de 1938 en la Alemania de Hitler, era el hecho doloroso que se recordaba.
“Espectacular”.
La admiración que demostrara el
ideólogo del PRO, Jaime Durán Barba, para con el genocida universal Adolf
Hitler, no fue un exabrupto. No fue una locura. No fue un error.
Fue una confesión.
Fue una confesión.
Esa derecha es así. Es capaz de
admirar a Hitler y provocar el suicidio de sus adversarios con tal de hacer
ganar una elección a Macri o quien resulte ser su candidato de turno.
Pero Durán Barba no está solo en su predicamento.
Lo acompaña Macri deseando “Tirar por
la ventana a Kirchner si hace falta”; protegiendo las orejas del espía Ciro James y el comisario
Fino Palacio pinchándoles el teléfono a los familiares de las víctimas del
atentado terrorista a la AMIA; nombrando Ministro de Educación a Abel Posse que
antes de su gestión solicitó un secretario administrativo cuando estaba
en Cancillería pero “que no fuera mujer, por sus obvias limitaciones”. Y que agregó: “Hoy vemos degradación familiar,
padres que no controlan a sus hijos, jóvenes drogados y estupidizados por el
rock, un Estado que no asume la educación pública…Estamos al borde de la
anarquía. Yo plantearía un pacto de amnistía para la convivencia, porque la
ruptura ideológica nos frena, nos devuelve al pasado”
Durán Barba
no está solo. Lo avalan la brutal represión a los pacientes del Hospital Borda
y en situación de calle; la prohibición de Macri para instalar Tecnópolis y la
carroza de una agrupación cercana a Cristian Ritondo con los cuerpos de la Presidenta y sus
ministros colgando de una horca.
“Siete veces
pasas sin ver. A la octava, condenas sin mirar”, decía Bertolt Brecht.
Y lo decimos aquí, pasando lista a tanta infamia.
El Argentino, jueves 14 de noviembre de 2013
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