jueves, 14 de noviembre de 2013

Cristales rotos en la Catedral



Esa derecha es así. Agrede así. Reza así. Vive así.
Disimula mientras puede, pero un día se le suelta la cadena y se muestra como es.  
Bestial. Racista. Intolerante. Fundamentalista.
Atacaron la Iglesia Metodista de Buenos Aires e incendiaron la de Rosario, prendiendo fuego al altar, al piano, a los bancos, a los libros.
La historia de la defensa de los Derechos Humanos de este país se conmueve y se estremece, porque esa Iglesia es un pilar esencial en la construcción de la memoria colectiva de este pueblo.   
Y el martes la Catedral de Buenos Aires recibía a sus hermanos judíos, musulmanes y de otros credos para una misa ecuménica por La Noche de los cristales rotos, la entrada al Holocausto, cuando la derecha religiosa puso rodilla en tierra y disparó su fanatismo.
91 muertos, 30 mil detenidos y deportados a campos de concentración nazis, casas, hospitales, escuelas y sinagogas judías saqueadas e incendiadas en la larga noche del 9 al 10 de noviembre de 1938 en la Alemania de Hitler, era el hecho doloroso que se recordaba.   
“Espectacular”.  
La admiración que demostrara el ideólogo del PRO, Jaime Durán Barba, para con el genocida universal Adolf Hitler, no fue un exabrupto. No fue una locura. No fue un error.
Fue una confesión.
Esa derecha es así. Es capaz de admirar a Hitler y provocar el suicidio de sus adversarios con tal de hacer ganar una elección a Macri o quien resulte ser su candidato de turno.
Pero Durán Barba no está solo en su predicamento.
Lo acompaña Macri deseando “Tirar por la ventana a Kirchner si hace falta”; protegiendo  las orejas del espía Ciro James y el comisario Fino Palacio pinchándoles el teléfono a los familiares de las víctimas del atentado terrorista a la AMIA; nombrando Ministro de Educación a Abel Posse que antes de su gestión solicitó un secretario administrativo cuando estaba en Cancillería pero “que no fuera mujer, por sus obvias limitaciones”. Y  que agregó: “Hoy vemos degradación familiar, padres que no controlan a sus hijos, jóvenes drogados y estupidizados por el rock, un Estado que no asume la educación pública…Estamos al borde de la anarquía. Yo plantearía un pacto de amnistía para la convivencia, porque la ruptura ideológica nos frena, nos devuelve al pasado”
Durán Barba no está solo. Lo avalan la brutal represión a los pacientes del Hospital Borda y en situación de calle; la prohibición de Macri para instalar Tecnópolis y la carroza de una agrupación cercana a Cristian  Ritondo con los cuerpos de la Presidenta y sus ministros colgando de una horca.
“Siete veces pasas sin ver. A la octava, condenas sin mirar”, decía Bertolt Brecht.   
Y  lo decimos aquí, pasando  lista a tanta infamia.    

El Argentino, jueves 14 de noviembre de 2013

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