En
estos días te invitan a comprar la destemplanza delivery que transportan los
medios, casa por casa, cerebro por cerebro. A esos vendedores del caos y la
desesperanza se los ve en la pantalla de la tele, en las radios y los diarios
de la corporación mediática, micrófono en mano, diciendo con cara de angustiados:
“Vendo una tragedia con relatos morbosos, todo por dos pesos”. “Vendo un crimen
pasional que no es pasional sino crimen nomás, pero se los vendo adornado”.
Vendo,
vendo, vendo.
El
vecino que compra porciones y retazos de tal perturbación televisada termina siendo el último eslabón de la cadena
del miedo. Y eso sí que es una pena.
Nada
pinta mejor este cambio de época que los monstruos que andan por aquí y por
allá agitando y asustando a los incautos (y a los no tanto) que se dejan
asustar. En esa grieta que se abre entre lo nuevo que nació y lo viejo que no
termina de morir, se agitan los peores fantasmas del pasado. Es uno de los
síntomas más repugnantes de todo cambio de época.
El
horrendo crimen de la joven Ángeles Rawson impactó de lleno sobre nuestros
miedos como sociedad. Bastó que se supiera el hecho para que ciento y un
periodistas trocaran de oficio sin pestañear y se convirtieran en sabuesos,
detectives privados, fiscales y jueces que acusaban al que se le viniera en
gana y rápidamente bajaran el martillo de la cosa juzgada.
El
asunto es meter miedo a la población; porque el miedo vende, el miedo espanta,
el miedo divide, el miedo descorazona a los empecinados y esperanzados en
sostener contra viento y marea que la patria es el otro.
Igual
conducta antisocial continuó unas horas después con el triste, lamentable y
doloroso choque de trenes en Castelar. De un cañonazo de pantalla y zócalo
televisivo borraron las huellas que el día anterior reafirmó la Presidenta
inaugurando nuevos pozos petroleros de YPF y pidiendo, casi clamando, que
cuidemos lo público, es decir, que nos cuidemos mejor entre todos.
Ese
uso y abuso morboso de la imagen seudo periodística tiene su matriz en la
conducta delictual que viene empleando el monopolio de medios contra la
democracia.
Todo
les sirve para golpear a Cristina, para intentar dañar su imagen, para borrarla
del mapa si les fuera posible.
Les
sirve el crimen de Ángeles, la tragedia ferroviaria, la cuestión litigiosa con
un grupo minoritario de los Qom en Formosa, la asunción del nuevo Papa, la
inflación generada por los empresarios y comerciantes, les sirve si hay una ola
de frío o una ola de calor.
Es
la forma miserable que lo viejo tiene de presentar batalla en plena retirada.
Por
eso es necesario espantar la destemplanza que nos venden y llamara sosiego y
esperanza, con repiques de campanas que suenen más nítidas que la campaña
mediática opositora.
Va
ganando el pueblo y la democracia esta batalla cultural. Y eso explica muchas
de las cosas que vienen pasando.
¿Alguien
sabe, por ejemplo, cómo terminaron cerrando las alianzas políticas electorales
que se presentaron para las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias?
¿Alguien sabe qué pasó con la “centro izquierda” y la centro derecha del país
virtual?
Todo
quedó atrapado y tapado por el humo tenebroso de los hechos señalados antes.
¿Fue
a propósito o fue mera casualidad?
Repasemos
entonces el escándalo sucedido en esas ligas opositoras.
La
progresía estalló en mil pedazos. Para darnos cuenta la dimensión del daño que
causó la implosión de ese carril en la oposición, sólo basta con decir: el FAP
no existe más y Solanas se cruzó a la vereda derecha.
La
ruptura en Capital Federal y en la Provincia de Buenos Aires de una fuerza que
se presentaba como el recambio posible para el 2015 está confirmando dos añejas
presunciones de corte kirchnerista; dicho así para abreviar:
1.-
La oposición no tiene líder ni proyecto común que los aglutine sino apenas un
puñado de egos que se juntan o desjuntan según sea el lugar que les toque en la
cartelera de las candidaturas.
2.-
A la izquierda del proyecto nacional, popular y democrático que lidera
Cristina, sólo está la fría noche del olvido y el exilio final de hacer
política en serio.
Nada
puede crecer por ese lado izquierdo de la vida; está todo ocupado por el
movimiento popular que protagoniza los cambios desde el 2003.
Hagamos
el ejercicio de poner sobre la mesa los nombres de las principales figuras que
antiguamente se llamaron FAP y comprobaremos lo antes afirmado.
Por
el carril derecho el desastre es igual o peor.
Macri
por un lado, De Narváez por otro, De la Sota fue al rincón, Lavagna sólo se
quedó con el Momo Venegas, Moyano va y viene entre alguno de ellos. Este
panorama caótico confirma lo que venimos pensando desde hace un buen rato a esta parte: el
partido de Magnetto es capaz de quebrar algunas almas, pero no de construir una alternativa real
para las masas. Perdón la antigüedad. Por eso no es ninguna chicana suponer que se
deberían presentar de candidatos el propio Lanata y su patrón Magnetto. ¿Por
qué no? Si esa es la derecha concreta.
Ojalá
se animen.
“Difícil
que el chancho silbe” dicen en el barrio.
No
es que “la oposición no estuvo a la altura de las circunstancias”, como ellos
mismos admiten.
La
oposición no está a la altura de esta democracia inclusiva, que es una cosa
distinta.
Y
ojala se anime la Suprema Corte a impartir justicia digna para todos. Estamos
esperando que se pronuncie con toda contundencia en temas tan cruciales como
Papel Prensa y la Ley de Medios.
¿Qué
hará con el persaltum que presentó el gobierno para que se pueda cumplir lo
establecido por las leyes que atañen a la elección por voto popular del consejo
de la Magistratura?
¿Se
quedará en el amague de pronunciarse a favor pero fallando en contra?
¿Se
imaginan explicando por qué se niega el derecho a votar que tiene el pueblo a
sus representantes en el órgano político del poder judicial?
La
democracia está próxima a cumplir sus primeros 30 años de vida continuada.
Se
merece celebrarlo con una fiesta en las calles y en las plazas del pueblo.
Ojala
no se lo nieguen con otra cautelar.
Miradas al Sur, domingo 16 de junio de 2013
1 comentario:
muy bueno lo que decis, pienso igual,le pegan a cristina con todo y la television se transformo en una mugre total, los periodistas tambien.
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