“No hay que
gobernar siguiendo la música y la partitura que ponen los medios hegemónicos,
sino con la batuta del pueblo que nunca se equivoca” afirmó Cristina en una Paraná que ayer, orgullosa, celebraba sus
primeros 200 años.
Por esa
disyuntiva de fondo pasa la vida en la Argentina.
Hay que
repasar ese mensaje presidencial. Por su significado histórico y su hondo
contenido político.
Los que
somos artiguistas, agradecidos.
Muy pero
muy lejos de allí, la corporación mediática siguió buscando instalar a Sergio
Massa como la nueva opción entre el proyecto nacional y popular y la oposición
más rabiosa.
Caídos
Macri y De Narváez, intentan ese atajo.
Pero no hay
“tercera vía” entre el modelo de inclusión, la ley de medios y la
democratización de la justicia que lidera Cristina y el modelo de democracia
tutelada que ofrecen los opositores.
Hay que
echar mucha luz sobre las tristes sombras con que nos disparan desde la tele,
la radio o el diario Clarín.
Sombras que
a veces son alimentadas por algunos confundidos.
El Frente
para la Victoria es uno solo, con una misma lista y un mismo liderazgo: el de la
Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Si usted
quiere que este proyecto siga gobernando; si prefiere avanzar en este rumbo; si
busca remediar los errores cometidos y enmendar lo que de mal cree que se hizo;
si opta por profundizar el modelo de inclusión, igualdad y soberanía, entonces,
no tiene dos opciones ni tres ni cuatro; tiene solamente al Frente para la Victoria
y sus candidatos.
Pero si
usted prefiere truncar el salto gigantesco de estos años, si quiere desmontar
una por una las conquistas sociales y culturales logradas con el gobierno de
Néstor Kirchner primero y el de Cristina después, pues bien, allí tiene las
ofertas diversas y dispersas que ofrece toda la oposición.
Con el
kirchnerismo recuperamos el valor de la política y el valor de la palabra.
Si la
corporación encontró candidato, la democracia inclusiva la tiene desde hace 10
años.
Pero el eco
vago del viejo país continúa presente cuando algunos se suman a las voces que
maliciosamente dicen: “Massa es una variante más del oficialismo” y “puede ser
una sorpresa interesante”.
Nos
conocemos todos. No hay sorpresa en el horizonte.
Si un aire
de épica distingue al kirchnerismo, un aire noventista de mercado electoral,
farandulero y mediático iguala a las huestes opositoras.
Que nadie
se confunda.
La
oposición corporativa ya inventó su frente de batalla: “la reelección de
Cristina”.
Allá ellos
y sus fantasmas disputándose derecho de autor.
La cuestión
principal, para el movimiento nacional y popular, es seguir avanzando.
El
peronismo será kirchnerista o no será.
El Argentino, miércoles 26 de junio de 2013
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