jueves, 1 de noviembre de 2012

Un país de jóvenes



Se aprueba el voto desde los 16 años.
Se aprueba el Presupuesto 2013.
Se conocieron los datos finales del Censo 2010.
Las reuniones con Irán fueron positivas, informó nuestro Canciller.
La industria sigue creciendo.   
El Presidente de Colombia agradeció al gobierno argentino por la captura del mayor jefe narco de ese país.  
El Ministerio de Trabajo certificó la legalidad de la CGT encabezada por Antonio Caló.
La Presidenta entregará hoy el nuevo DNI número 20 millones. 
O sea.   
La Argentina anda. La Argentina crece. La Argentina vive.
Y sin embargo, están ocurriendo las cosas estrambóticas que predijo Cristina iban a ocurrir antes del 7D.
Los fondos buitres retienen en Ghana la Fragata Libertad, el Senado repudió el hecho por unanimidad, pero Clarín casi que festeja la captura.
Luis Barrionuevo, el sindicalista que se definió alguna vez como recontra alcahuete de Menem,  adhirió al próximo cacerolazo, igual que Cecilia Pando.
Clarín publica mentira tras mentira y las 250 repetidoras del monopolio amplifican hasta el hartazgo las mentiras.
Miente, miente que algo quedará.   
La última desvergüenza fue sobre el presunto costo para refacciones en la Casa Rosada. 
El Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, tuvo que salir a desmentir una por una las infamias, afirmando que “solamente la locura de Magnetto por la ley de Medios puede hacerle decir a estos escribas lo que dicen y lamento que otros loritos radiales repitan las mentiras de los escribas de Magnetto”.
La madre de las estrambóticas es la afirmación del Grupo Clarín de que desconocerá el cumplimiento de la ley de medios de la democracia.
Ilegalidad explícita.
Una actitud de patoterismo inconcebible en una sociedad democrática que se rige por la Constitución Nacional y las leyes de la República.
Hay gente que por ignorancia, por miedo o por complicidad declara sin ruborizarse que “esta es una pelea entre poderes, entre Clarín y el Gobierno y no me interesa meterme”.
Son unos cuantos y de todos los colores. Que al que le quepa el sayo, se lo ponga.
Cosa estrambótica es ver que gente tan liviana nos quiera embaucar a los argentinos mezclando las cosas de tal modo que pensemos que todo da igual.
¿Acaso es lo mismo un gobierno elegido por el voto popular que un grupo poderoso  que le pone una pistola en la nuca a la democracia?    
Seamos serios: el 7D no pone en juego la suerte de un gobierno, sino la fortaleza de la democracia y de sus leyes.
Por que si se permitiera que Clarín pase los semáforos en rojo porque se le canta, como grafica Martín Sabbatella, desde ese día todos estaríamos habilitados para hacer lo mismo.
No lo haremos. No somos un país estrambótico, sino un país joven.

El Argentino, jueves 1 de noviembre de 2012


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