miércoles, 7 de noviembre de 2012

El talento de los argentinos



La Presidenta inauguró la sede del Instituto de Matemática Aplicada de San Luis, entregó diplomas a la creatividad y brindó datos duros sobre el crecimiento económico y educativo.
Es el fruto del talento de los argentinos.
En otras costas pasaba lo contrario: los diputados opositores juntaron firmas contra la posibilidad de que al oficialismo le asalten las ganas de reformar la Constitución Nacional para crear la posibilidad  que haya un nuevo mandato presidencial en caso que Cristina acepte la posibilidad de postularse para otro mandato.
Fuimos lo más breves, claros y concisos posibles. 
Pero ante tanta confusión mental opositora no resulta nada fácil explicar lo inexplicable.
O sea.
Para justificar la movida opositora tendrían que darse al menos tres posibilidades.
¿No son muy rebuscados? ¿O es que no tienen otra cosa más productiva y razonable que hacer?
¿No se les cae una sola idea para poder construir una propuesta alternativa al actual proyecto de país gobernante?
Es entendible que les cueste ser creativos ante un gobierno que es una máquina de elaborar iniciativas políticas todo el tiempo. Pero al menos, guarden algo de vergüenza.  Esa oposición tiene una falla de origen: está vencida.
Su fecha de vencimiento fue diciembre de 2001. Y mientras no cambien de contenido político ni de envase partidario, van a seguir así, como sombras errantes. 
Es probable que la movilización del 8N termine siendo la despedida final de esta oposición.
¿Sabe porqué? Porque la única oposición posible al gobierno nacional, popular y democrático es por derecha y más aún, por ultraderecha. De tal manera que los políticos que quieran representar a los movilizados, tendrán que sincerarse de una vez por todas. Mientras no lo hagan, serán apenas el eco vago del país que incendió el neoliberalismo. Están en un serio problema.
No tienen políticas, no tienen unidad y no tienen liderazgos.
Y el 8N no les resuelve esa orfandad, por la simple razón que sus convocantes tienen otra falla de origen: no creen en la política sino en Magnetto y en la vuelta a lo peor del pasado.
Por eso se alegran con el asalto de los fondos buitres a la Fragata Libertad.
Y vomitan fuego contra las políticas sociales del gobierno.
Y cumplen horas extras para odiar a destajo.
Todo eso expresa bien Mauricio Macri. Pero no le da el piné para liderar una fuerza que aspira a ser nacional.
Binner está igual: balbucea el diccionario Clarín y dice que si el jefe policial acusado de narco fue un preso político “lo dirá la justicia”.  
¡Y después se ofenden!
Derraparon nuevamente a la banquina.
Estacionan a la derecha, pero con la carrocería toda estropeada.
Paciencia.  
Hay talento. Hay futuro.

El Argentino, miércoles 7 de noviembre de 2012

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