jueves, 22 de noviembre de 2012

Tiempos de vigilia y primavera




Serán 15 días de vigilia los que transitaremos de aquí al 7D.
Habrá que andar atentos por la vida. Sin miedos, pero atentos. 
Todo indicaría que la oposición mediática agotó su capacidad de maniobra callejera.  Pero no de mentir ni difamar.
El 13S, el 8N y el 20N fueron puntadas de un mismo zurcido desestabilizador.
La usina fue la misma: el Grupo Clarín y sus socios del diario La Nación.
Zarandearon el suelo de variadas formas para intentar, por enésima vez, crear un clima de hastío con el proyecto de país inclusivo que nos gobierna desde el 2003.
No nos equivoquemos. No trataron, solamente, de intentar afectar la vertical de la Presidenta.
Intentaron diluir en el inconciente colectivo la sustancia política que nos permitió recuperar el orgullo nacional, el valor del empleo y la producción, la cultura popular y la reparación de los derechos sociales conculcados durante la larga noche de la democracia tutelada por el neoliberalismo.
Y perdieron. Las banderas en alto anuncian más victorias.  
Repasemos las consignas y las voces destempladas de las cacerolas, de Moyano y compañía, de Magnetto y Mitre, de Lanata y Cecilia Pando en cada una de sus manifestaciones.
¿Acaso apuntaron a valorar y defender las conquistas logradas desde Néstor Kirchner en adelante?
¿Acaso parten de ese piso para buscar profundizar lo ya logrado?
No y mil veces no.
Apuntan a cuestionar y desvalorizar las bases mismas de esta democracia cada vez más inclusiva. La quieren voltear de cuajo y no se animan a decirlo.   
No se animan por dos cuestiones centrales: por que carecen de un proyecto mejor y por que carecen de dirigentes creíbles que puedan sustentarlo.
¿Quiénes capitalizaron políticamente los cacerolazos?
¿Quiénes capitalizaron los cortes y las pedradas de este 20 N?
Nadie, absolutamente nadie.
Ya lo dijimos pero vale reafirmarlo: cuando en política, atacar al oponente o rival, implica inevitablemente atacar al conjunto del pueblo y afectar el desarrollo de la sociedad, es porque estás perdido de antemano.
Lo supieron en carne propia los dictadores y los políticos conservadores de izquierda y de derecha que combatieron a Perón durante 30 años.
Y hoy lo vuelven a experimentar los opositores a Cristina Fernández de Kirchner. 
La atacan por sus aciertos políticos y por las transformaciones estructurales de su gobierno en defensa de los intereses del pueblo y la nación y no por sus eventuales errores.
Al atacarla, atacan a los jóvenes, a los jubilados, a los laburantes que recuperaron su empleo, a los pibes de la Asignación Universal y a los científicos que volvieron a la patria. 
Estemos en vigilia; mientras disfrutamos de esta primavera que está encinta.  

El Argentino, jueves 22 de noviembre de 2012

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