martes, 6 de noviembre de 2012

Sinfonía de un sentimiento



Hay tipos tan amados que cuando se mueren nos hacen sentir que quedamos huérfanos de una vez y para siempre. 
Leonardo Favio es uno de esos tipos.    
Con su partida, la belleza perdió una de sus miradas; quizá la más talentosa que habitó entre nosotros.
Habrá que recordarlo en toda su inmensidad de artista y militante nacional y popular.
Aquel Gatica memorable, ha vuelto a morir entre nosotros.
Por eso la tristeza en el alma de este pueblo. 
En “Perón: Sinfonía de un sentimiento”, Favio supo desplegar el país que fue, será. Como diría Gelman.
Ese país pujante, industrial y vigoroso del primer peronismo, bombardeado por el odio de las minorías reaccionarias, es el país que hoy despide a Favio.
La Presidenta ayer en Tecnópolis, brindando el apoyo del Estado a la educación técnica, fue, casi sin querer, el homenaje que se merecía en este último adiós.   
Impresiona comprobar cómo y cuánto cambió el país y el mundo en estos años.
Sabemos que en nuestro país el resultado de las elecciones presidenciales en los EE.UU. fue por décadas mucho más importante que la elección en Las Parejas, Santa Fe, por ejemplo.
Al menos para los inventores de eso que llaman “la opinión pública”.
Pero hoy la carga se invirtió de tal manera, que la victoria del joven intendente kirchnerista Diego Mansilla, militante de La Cámpora, por el 80 % de los votos, está marcando la realidad concreta que vivimos y una sintonía fina entre la voluntad popular que lo consagró y la voluntad política que hizo que dos presidentes, Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, lograran revertir en estos años la tragedia de la mayor tasa de desocupación, a una situación de pleno empleo y con una recuperación industrial que es ejemplo para todo el país.
Esta semana podrán hacerse oír las cacerolas blindadas y los gritos del odio, pero Las Parejas demostró que los vientos populares soplan en otra dirección.   
Y así será en adelante, más allá que hoy gane Obama o Romney.  
O Magnetto enfurezca defendiendo su poder.
O el golpismo trasnochado siga ladrando a la luna.
No decimos que no sea importante la elección del país del norte. Es muy importante. Pero en el campo magnético de nuestra brújula nacional inciden más los resultados de las elecciones recientes en Venezuela y Brasil que los resultados de los EE.UU.
Es así. 
Seguramente no saldremos a festejar si triunfa Obama, pero dormiremos un poco más tranquilos. Si así no sucediera y gana Romney, las pesadillas volverían de la mano de la ultraderecha norteamericana.
Dios nos libre y nos guarde.  
La vida, de todos modos, seguirá su marcha.    
Y como dijo Cristina: A los grandes, como Favio, se los recuerda trabajando y militando.

El Argentino, martes 6 de noviembre de 2012





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