Hay tipos tan
amados que cuando se mueren nos hacen sentir que quedamos huérfanos de una vez
y para siempre.
Leonardo
Favio es uno de esos tipos.
Con su
partida, la belleza perdió una de sus miradas; quizá la más talentosa que
habitó entre nosotros.
Habrá que
recordarlo en toda su inmensidad de artista y militante nacional y popular.
Aquel
Gatica memorable, ha vuelto a morir entre nosotros.
Por eso la
tristeza en el alma de este pueblo.
En “Perón:
Sinfonía de un sentimiento”, Favio supo desplegar el país que fue, será. Como
diría Gelman.
Ese país
pujante, industrial y vigoroso del primer peronismo, bombardeado por el odio de
las minorías reaccionarias, es el país que hoy despide a Favio.
La
Presidenta ayer en Tecnópolis, brindando el apoyo del Estado a la educación
técnica, fue, casi sin querer, el homenaje que se merecía en este último
adiós.
Impresiona
comprobar cómo y cuánto cambió el país y el mundo en estos años.
Sabemos que
en nuestro país el resultado de las elecciones presidenciales en los EE.UU. fue
por décadas mucho más importante que la elección en Las Parejas, Santa Fe, por
ejemplo.
Al menos
para los inventores de eso que llaman “la opinión pública”.
Pero hoy la
carga se invirtió de tal manera, que la victoria del joven intendente kirchnerista
Diego Mansilla, militante de La Cámpora, por el 80 % de los votos, está
marcando la realidad concreta que vivimos y una sintonía fina entre la voluntad
popular que lo consagró y la voluntad política que hizo que dos presidentes,
Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, lograran revertir en estos
años la tragedia de la mayor tasa de desocupación, a una situación de pleno
empleo y con una recuperación industrial que es ejemplo para todo el país.
Esta semana
podrán hacerse oír las cacerolas blindadas y los gritos del odio, pero Las
Parejas demostró que los vientos populares soplan en otra dirección.
Y así será
en adelante, más allá que hoy gane Obama o Romney.
O Magnetto
enfurezca defendiendo su poder.
O el
golpismo trasnochado siga ladrando a la luna.
No decimos
que no sea importante la elección del país del norte. Es muy importante. Pero
en el campo magnético de nuestra brújula nacional inciden más los resultados de
las elecciones recientes en Venezuela y Brasil que los resultados de los EE.UU.
Es
así.
Seguramente
no saldremos a festejar si triunfa Obama, pero dormiremos un poco más
tranquilos. Si así no sucediera y gana Romney, las pesadillas volverían de la
mano de la ultraderecha norteamericana.
Dios nos
libre y nos guarde.
La vida, de
todos modos, seguirá su marcha.
Y como dijo
Cristina: A los grandes, como Favio, se los recuerda trabajando y militando.
El Argentino, martes 6 de noviembre de 2012
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