Violeta Parra compuso aquella canción para los estudiantes que se rebelan, que "ocupan" escuelas y hacen sonar todas las alarmas cuando pisotean sus derechos, como si retratara nuestros días.
"Me gustan los estudiantes que marchan sobre la ruina,
Con las banderas en alto va toda la estudiantina:
Son químicos y doctores, cirujanos y dentistas.
Caramba y zamba la cosa ¡vivan los especialistas!"
Los estudiantes porteños marchan sobre las ruinas de sus propias aulas y sobre las ruinas del funcionario que los mandó a espiar, para ver qué hacen, qué dicen, que callan.
Las voces del fascismo repican de la mañana a la noche como una letanía de la vieja dictadura.
Blasfeman contra los pibes una vez al día y algún canal que quedó a destiempo de la historia, los replica hasta el cansancio.
"Que no estudian, que no se someten a la obediencia debida, que son indolentes, que están politizados".
Una sarta de idioteces, mentiras y verdades mancilladas.
No es cierto que "no se eduquen". No es cierto que "estén en la pavada". No es cierto que sean indiferentes con sus cercanías y lejanías. No es cierto que le hagan el juego a tal o cual político. No es cierto que no cuiden sus lugares de estudio diario.
Ni siquiera es cierto que estén "ocupando" los edificios escolares.
¿No era acaso la escuela su segundo hogar? ¿Y no está bien que salgan a pedir auxilio cuando el techo de la casa se les vino encima? ¿O los autoritarios prefieren que los chicos miren para un costado, indiferentes, indolentes, despolitizados, descerebrados, como los quisieran ver seguramente?
Los pibes están ocupando ese espacio del alma colectiva que seguía ausente.
Están reparando lo que había de triste después del genocidio; poniéndole alegría al desamparo, coraje ante el fascismo, el rostro fresco y desnudo ante las máscaras de los que gobiernan o desgobiernan la ciudad de Buenos Aires.
Esos pibes están construyendo otro mundo, otro país, otra vida, más bella y justa.
Son el brote nuevo después de la masacre. Hay que ponerse de pie ante ellos. Escucharlos atentamente cuando hablan porque de sus labios no salen orfandades miserables; salen verdades tan simples y profundas como "queremos estudiar en condiciones dignas porque es nuestro derecho"
No es la protesta por el edificio en ruinas lo que preocupa a los miserables que condenan a los pibes; les preocupa en verdad, que esta democracia que supimos conseguir a costa de tantas vidas, siga pariendo rebeldías.
No importa tanto si los pibes comparten o no sus simpatías con el gobierno nacional. Habrá que respetar cualquiera sea su decisión al respecto.
Lo que sí importa, es que esta democracia pegó un estirón en su crecimiento desde el 2003 en adelante y ya nadie es lo que fue antes de ese año.
Y guste o no guste, esta generación es la primera que se forma íntegramente en tiempos de kirchnerismo. Parten entonces de un piso más alto en su nivel de conciencia, en su mirada sobre la democracia y la memoria histórica, en su compromiso con el prójimo.
Nada ni nadie puede parar el torrente de la historia.
Pudieron demorarlo, desviar un tramo, silenciar una etapa, adormecer conciencias. Pero tarde o temprano debía ocurrir lo que está ocurriendo. Ya no es tiempo de vísperas. Es tiempo de construcción social y de gesta.
Esta generación creció sabiendo que los derechos están para respetarlos. Y que cuando así no ocurre, alguien o muchos ganarán las plazas públicas para hacer escuchar el reclamo sobre lo que les pertenece.
Una educación digna, por ejemplo.
Hay muchas formas de educarse. Pero si falta la solidaridad, el afecto, el compromiso, el abrazarse a las cosas cotidianas y las cosas trascendentes, a los valores, entonces, no habrá educación que valga.
Y lo que están haciendo los pibes en estos días es justamente educarse, en un plano superior.
Mauricio Macri está muy lejos de esta realidad como para entenderlos.
Y para que no queden dudas de su alejamiento, se fue de gira a España.
"Me gustan los estudiantes que marchan sobre la ruina,
Con las banderas en alto va toda la estudiantina:
Son químicos y doctores, cirujanos y dentistas.
Caramba y zamba la cosa ¡vivan los especialistas!"
Los estudiantes porteños marchan sobre las ruinas de sus propias aulas y sobre las ruinas del funcionario que los mandó a espiar, para ver qué hacen, qué dicen, que callan.
Las voces del fascismo repican de la mañana a la noche como una letanía de la vieja dictadura.
Blasfeman contra los pibes una vez al día y algún canal que quedó a destiempo de la historia, los replica hasta el cansancio.
"Que no estudian, que no se someten a la obediencia debida, que son indolentes, que están politizados".
Una sarta de idioteces, mentiras y verdades mancilladas.
No es cierto que "no se eduquen". No es cierto que "estén en la pavada". No es cierto que sean indiferentes con sus cercanías y lejanías. No es cierto que le hagan el juego a tal o cual político. No es cierto que no cuiden sus lugares de estudio diario.
Ni siquiera es cierto que estén "ocupando" los edificios escolares.
¿No era acaso la escuela su segundo hogar? ¿Y no está bien que salgan a pedir auxilio cuando el techo de la casa se les vino encima? ¿O los autoritarios prefieren que los chicos miren para un costado, indiferentes, indolentes, despolitizados, descerebrados, como los quisieran ver seguramente?
Los pibes están ocupando ese espacio del alma colectiva que seguía ausente.
Están reparando lo que había de triste después del genocidio; poniéndole alegría al desamparo, coraje ante el fascismo, el rostro fresco y desnudo ante las máscaras de los que gobiernan o desgobiernan la ciudad de Buenos Aires.
Esos pibes están construyendo otro mundo, otro país, otra vida, más bella y justa.
Son el brote nuevo después de la masacre. Hay que ponerse de pie ante ellos. Escucharlos atentamente cuando hablan porque de sus labios no salen orfandades miserables; salen verdades tan simples y profundas como "queremos estudiar en condiciones dignas porque es nuestro derecho"
No es la protesta por el edificio en ruinas lo que preocupa a los miserables que condenan a los pibes; les preocupa en verdad, que esta democracia que supimos conseguir a costa de tantas vidas, siga pariendo rebeldías.
No importa tanto si los pibes comparten o no sus simpatías con el gobierno nacional. Habrá que respetar cualquiera sea su decisión al respecto.
Lo que sí importa, es que esta democracia pegó un estirón en su crecimiento desde el 2003 en adelante y ya nadie es lo que fue antes de ese año.
Y guste o no guste, esta generación es la primera que se forma íntegramente en tiempos de kirchnerismo. Parten entonces de un piso más alto en su nivel de conciencia, en su mirada sobre la democracia y la memoria histórica, en su compromiso con el prójimo.
Nada ni nadie puede parar el torrente de la historia.
Pudieron demorarlo, desviar un tramo, silenciar una etapa, adormecer conciencias. Pero tarde o temprano debía ocurrir lo que está ocurriendo. Ya no es tiempo de vísperas. Es tiempo de construcción social y de gesta.
Esta generación creció sabiendo que los derechos están para respetarlos. Y que cuando así no ocurre, alguien o muchos ganarán las plazas públicas para hacer escuchar el reclamo sobre lo que les pertenece.
Una educación digna, por ejemplo.
Hay muchas formas de educarse. Pero si falta la solidaridad, el afecto, el compromiso, el abrazarse a las cosas cotidianas y las cosas trascendentes, a los valores, entonces, no habrá educación que valga.
Y lo que están haciendo los pibes en estos días es justamente educarse, en un plano superior.
Mauricio Macri está muy lejos de esta realidad como para entenderlos.
Y para que no queden dudas de su alejamiento, se fue de gira a España.
El Argentino, 8 de septiembre de 2010
1 comentario:
Muy bueno!
Pero no hay que dejar de lado que la protesta no es sólo de los secundarios sino una protesta estudiantil general que día a día, por suerte, se va extendiendo.
Los primeros en sumarse a la lucha, o mejor dicho, expresar su lucha cotidiana, en este marco de las protestas de los colegios secundarios, fue la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, la cual se encuentra tomada desde el día Martes 31 de Agosto en reclamo, entre otros, de su edificio único por el que lucha hace diez años.
A esta protesta universitaria se le ha sumado el IUNA,la Facultad de Filosofía y Letras de la Uba y la de Ingeniería, perteneciente también a la misma universidad, además de profesorados y terciarios.
No creo que haya que pasar por alto que esto no es ya sólo una lucha de los estudiantes secundarios, sino un estudiantazo generalizado en el que se protesta por lo mismo, que es principalmente la desfinanciación sistemática de la educación pública en beneficio del sector educativo privado.
A este gran estudiantazo que no para de crecer lo apoyan los docentes, los no docentes, y los trabajadores pertenecientes a sectores ajenos a la educación, que sufren la misma precarización en sus condiciones de vida, soportando persecuciones a los que se organizan, despidos, suspensiones, flexibilización laboral y pésimas condiciones de trabajo.
El lunes 6 de septiembre se realizó una marcha, en la que todos estuvieron presentes.
Vos muy bien decis que no es que seamos vagos o respondamos a tal o cual partido político, sino que es una protesta que reclama y defiende algo tan elemental e imprescindible para el pueblo como la educación pública. Y aquellos que critican la protesta argumentando que es una acción política, se pueden quedar tranquilos porque están totalmente en lo cierto. Así es señores, los sectores de la población son parte también de la política y no hay algo mas democrático que la expresión de todos. Lo lamento seriamente por aquellos a los que esto les preocupe y los incomode.
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