Cuando un pueblo cruza el río

En el Chaco, el Tribunal que juzga a los genocidas de la Masacre de Margarita Belén, dispuso ayer la detención por falso testimonio de César Casco, el represor que arrancó de sus celdas en aquella circunstancia a Néstor Sala y a Patricio Tierno, entre otros prisioneros de la dictadura.
La Justicia tardó, pero llegó.
Si habría que graficar este momento de la historia argentina, diríamos con gusto y sin temor a equivocarnos, que hay un pueblo cruzando el río.
Lo que significa, desde ya, haber abandonado la orilla del desamparo, del olvido, de la impunidad, de la resignación para emprender la búsqueda de esa otra orilla solidaria, memoriosa y esperanzada.
Las playas de un país digno, más igualitario, más libre, más inclusivo, más justo, tientan a valerse del braceo, de una balsa de madera, de un viejo barco herrumbrado, de una canoa de pescadores, de lo que sea para emprender el cruce tan soñado.
En esa instancia heroica anda el pueblo. Y anda como fue su costumbre cada vez que una épica lo llamó a reescribir la historia, de manera alegre, en paz, sin estridencias ni sobreactuaciones.
Avanza, simplemente.
No obstante, sabe que hay que andar con cuidado.
Los peligros abundan en forma proporcional al empeño de un gobierno y de su pueblo por vencer en el intento.
Pero, mal que les pese al Grupo A y al Grupo Clarín, sus pirañas no aciertan con las dentelladas que a veces, incluso, van a parar a su propio cardumen.
Así estamos, cruzando ese río definitivamente.
¿Qué otra cosa es sino el matrimonio igualitario, la Asignación Universal por Hijo, el Programa Argentina Trabaja, la movilidad jubilatoria?
¿Qué otra cosa es sino el futbol para todos?
Pero claro, para que todas y cada una de esas conquistas puedan amarrar su destino final en tierra firme, habrá que seguir cruzando el río hasta el país justo que nos dure para siempre. Mientras no lo logremos, cualquier conquista podría ser circunstancial.
Las reformas están alcanzando un punto de no retorno. Pero no hay que bajar los brazos. El posibilismo no pertenece a esta flota que navega a cielo abierto.
El gobierno se mueve en varios frentes al mismo tiempo.
Avanza en la consolidación de la UNASUR y suma plenamente a Chile, cuyo Parlamento votó a favor de integrar la organización sudamericana que reúne a los gobiernos de la región y es presidida por el ex presidente Néstor Kirchner.
Avanza con la hermana República de Uruguay en el monitoreo conjunto en defensa del ecosistema de la región, como informó el Canciller Héctor Timerman.
El modelo de país posibilitó que la industria de la construcción volviera a crecer en agosto un 9,4 % con el estímulo que ello significa en la demanda de empleo; que la industria en general terminara de recuperarse de los coletazos de la crisis financiera mundial del 2008; que las terminales automotrices registraran un alza del 22,2 %; que la industria siderúrgica, un 20 %.
Avanza a todo vapor la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual de la mano de las nuevas autoridades previstas por la legislación.
Avanza en la Comisión de Comercio que preside la diputada Juliana Di Tullio, el proyecto sobre la democratización en la producción, comercialización y distribución de papel para diarios.
Avanzan los Juicios contra los crímenes de lesa humanidad, como consignamos al principio.
Avanza la lucha de los estudiantes y los docentes por una educación digna y en condiciones dignas.
Y he aquí otro rasgo singular de esta etapa: los funcionarios de Cristina y la propia Presidenta, no se sacan la chaqueta de militantes nunca; se reúnen a debatir, a reflexionar, a preguntarse, a profundizar día a día el proyecto nacional popular.
Así Néstor Kirchner estuvo cerrando ayer el Seminario de Políticas Públicas y la Presidenta en Oberá, Misiones, celebrando, con obras, el Día Nacional del Inmigrante.
Pocas veces en la historia de nuestro pueblo, como ahora, el optimismo colectivo tuvo una encarnadura semejante en las cosas concretas de la vida real.
A festejar entonces.

El Argentino 10 de septiembre de 2010