“Mujer: fuera de tu cocina se decide lo que pones en tus cacerolas”
Escribió el poeta y dramaturgo alemán Bertold Brecht.
Y alumbraba el mundo.
Más allá de nuestra suerte cotidiana, nuestros achaques y nuestras alegrías, de ir y volver al trabajo en este día, de asistir a clase como todos los lunes, de criar los hijos, de ir a comprar al Super, hay otra gente fuera de nuestra cocina que piensa y se esfuerza por que no falte nada para la mesa familiar.
Y hay otra gente que sin mucho esfuerzo y cero de ternura, pone palos en la rueda para que vuelva a faltarnos algo o todo, que blasfema entre odio y resentimientos: qué cosa es esa de la Asignación Universal por Hijo, qué cosa es esa de intervencionismo estatal en el mercado, qué cosa es esa de repartir las ganancias con los trabajadores, qué cosa es esa de andar escarbando tanto en el pasado.
“Lo pasado, pisado”, dijo Videla y lo repiten con un eco fastidiado, Macri, Carrió, Lanata y Caparrós.
Así estamos este día en que comprobamos que la “doctrina Massera” en los sótanos de la Esma se abrió paso en la corporación mediática. El marino genocida trató inútilmente de valerse de revolucionarios secuestrados por sus chacales, para diseñar el cuadro de situación que le permitiría reciclarse una vez de vuelta la insoportable democracia.
Ahora vemos a colonizados que trabajan para que las cacerolas de nuestra cocina vuelvan a la ingrata ausencia del zapallito y la acelga, de la papa y la carne, del arroz y el pollo.
Que cada uno se ponga el sayo que le corresponda.
Nosotros seguiremos mostrando este ladrillo para que sepan cómo es nuestra casa, otra lección aprendida del poeta alemán.
Si el modelo político que hoy gobierna es el que nos permitió recuperar cinco millones de empleo, es fácil entender porqué el superávit comercial trepó los 1.000 millones de dólares y porqué volvieron los créditos a 50 cuotas sin interés, para comprar todo lo que nos hace falta para el hogar.
En épocas donde se juega la suerte de varias generaciones a un mismo tiempo, dónde en un mismo matete es posible encontrar abrazados a colaboracionistas y ex funcionarios de la dictadura junto a la sombra de quienes se quebraron en el camino, es más preciso que nunca evitar perderse en la cortina de humo que a diario tiran.
La mejor manera de hacerlo es confrontar lo que vivimos día a día con las últimas estadísticas que se difundieron. Nos salimos de la vaina para decir “alcanza con salir a las calles y ver los bares, las pizzerías y las tiendas repletas de gente comprando y consumiendo”; pero vale refrescar algunos datos, a manera de ejemplo, nada más.
*El nivel de inversión económica no para de crecer. Peugeot acaba de anunciar la inversión de 25 millones para un centro de investigación y desarrollo automotriz único en el país y el segundo en el mundo, después de China.
*La producción industrial creció un 10 % en agosto por la fabricación y venta de autos y la producción de granos.
*La economía subió un 9,2 % en lo que va del año.
*Las ventas en los supermercados aumentaron un 12,6 % en términos interanuales y en los shoppings trepó al 37,9 % en relación a julio del 2009.
Todo crece en nuestro país; la matrícula escolar, el empleo, la economía, pero eso sí, baja el desempleo y la inseguridad.
¿Vio que ahora volvieron con la muletilla esa de que algunos prefieren irse del país?
Es de canalla ocultarles a esa pobre gente (permítanme la piedad) que Europa es hoy la Argentina del 2001, con olas de desocupados deambulando por las calles, con nazis y fascistas ganando terreno electoral, con xenofobia y racismo, con tasas de alcoholismo y violencia como no se vieron nunca.
Y si nos comparan con nuestro continente, el ministro de Justicia, Julio Alak fue contundente con las cifras presentadas oficialmente: si en Argentina lamentamos el homicidio de 5,8 personas por cada 100.000 habitantes, en Colombia son 40.
La única incertidumbre es la oposición.
La única certeza es Argentina, como debe ser.
El Argentino, 27 de septiembre de 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario