domingo, 18 de abril de 2010

A PESAR DE USTED, JULIO COBOS

Toda movilización popular es un acto de amor.
Así se comprobó en las movilizaciones que se realizaron durante el mes de marzo y en lo que va de abril, en el estadio de Ferro, en Neuquén con la Corriente Sindical de la CGT, el 24 de Marzo en la Plaza de Mayo, en el Obelisco con los seguidores del programa del televisión pública 678, en las decenas de actos semejantes a lo largo y ancho del país y el último acto de amor en las calles que significó la multitudinaria marcha en defensa de la Ley de Medios que arrancó en el Congreso y culminó frente a Tribunales.
Esa democracia callejera es un faro que alumbra el futuro pero también pone al descubierto las miserias humanas de una oposición mediática que no para de cometer pecados contra el país y su gente.
En tiempos de oscurantismo les resultaba más fácil disimular sus carencias y tropelías contra los intereses de la sociedad. Pero ahora ya no. Hay una suave brisa que sopla nuevamente entre nosotros anunciando que las máscaras rotas no podrán ser reparadas.
La movilización del jueves 15 de abril fue rica en su magnitud, más de 50 mil almas, pero rica sobre todo por su calidad humana, por su alegría, por su buena onda, por su autoconvocatoria espontánea y por la capacidad de convocatoria organizada, por la presencia de miles de jóvenes muy jóvenes que le dieron colorido y energía positiva a la marcha.
Nos conmovió el saludo de la gente desde los balcones, los papelitos al aire, los aplausos, los cánticos de grupos familiares que con sus banderas desplegadas desde los departamentos parecían querer zambullirse en esa marea que avanzaba feliz por Callao y por Corrientes y así hasta Tribunales.
Arturo Jauretche enseñaba que había que estar atentos a esos pequeños grandes datos por que son los que marcan la profundidad de un proceso popular. Es más, Jauretche decía que había que saber escuchar e interpretar las voces pero también los silencios del pueblo.
Por eso este domingo, en familia, con amigos, o caminando por una plaza del barrio, es útil repasar estas muestras de amor.
La adolescente que salió a saludar desde su balcón con un cartel pintado a mano que decía: “Hoy es mi cumpleaños” y quienes lo leían abajo la abrazaban con sus canciones de deseos para “que los cumplas feliz”.
Cuando la democracia gana las calles espanta las soledades.
En ese abrazo al aire, esa muchacha ya no estaría sola.
Una murga de barrio marcaba el ritmo y los pasos, mientras uno de los manifestantes hacía escuchar, al volumen mayor que alcanzaba su vieja radio casetera, “A pesar de usted”, la canción de Chico Buarque.
“¿Por qué esa música?” preguntamos, adivinando la respuesta.
“Se la dedico a Cobos, para que se vaya, para que sepa que estamos acá para defender nuestra Ley pero también para denunciar a Clarín y a toda la oposición encabezada por Cobos”
Y siguió cantando…”Usted que inventó ese estado e inventó el inventar toda la oscuridad. Usted que inventó el pecado se olvidó de inventar el perdón.
A pesar de usted, mañana ha de ser otro día.
Yo quisiera saber dónde se va a esconder de esa enorme alegría. Cómo le va prohibir a ese gallo insistir en cantar. Agua nueva brotando y la gente amándose sin parar. Cuando llegue ese momento todo el sufrimiento cobraré seguro, juro, todo ese amor reprimido, ese grito mordido.
Usted que inventó la tristeza, tenga hoy la fineza de desinventar. Usted va a pagar bien pagada cada lágrima brotada desde mi penar.
A pesar de usted, mañana ha de ser otro día.
Daría tanto por ver el jardín florecer como usted no quería. Cuánto se va a amargar viendo al día rayar sin pedirle licencia. Cómo voy a reír que el día ha de venir antes de lo que usted piensa.
A pesar de usted, mañana ha de ser otro día, tendrá entonces que ver al día renacer derramando poesía. Cómo se va a explicar ver al cielo clarear de repente, impunemente. Cómo va a silenciar nuestro coro al cantarle bien de frente.
A pesar de usted, mañana ha de ser otro día…”
La alegría sea entre nosotros. La tristeza, en esa oposición.


Jorge Giles. El Argentino, 18 de abril de 2010

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