Son muchas las informaciones que se suceden, provocadas por la dinámica vertiginosa que adquirió el proceso político.
Ayer Pepe Mujica y Cristina brindaron un ejemplo de unidad rioplatense, luego de la reunión que mantuvieron en Olivos; se frustró una nueva sesión en Diputados porque el Grupo A no logró el quórum para tratar el dictamen inconstitucional del Senado por la "ley del cheque"; el Frente para la Victoria convocó, en consecuencia, a una sesión especial para debatir el proyecto de matrimonio gay; la derecha parló en el recinto del Senado, en línea con el discurso del grupo Clarín. Y otras noticias más.
Pero hay una que merece un análisis más profundo y desmerece a la vez, el interesado intento de arrojarla al rincón de las cosas fugaces.
Como se informó, Martínez de Hoz ya no tiene los fueros del indulto que le otorgó Carlos Menem.
Conserva sí el poderío económico como para financiar la costosa solicitada donde, sin vergüenza alguna, pretende victimizarse.
Será procesado y probablemente termine sus días en prisión.
Las víctimas del terrorismo de estado del que formaba parte como jefe civil, sólo esperan verdad y justicia.
No hablamos solamente de los empresarios secuestrados ilegalmente para favorecer una operación comercial.
Hablamos de todas las víctimas de la dictadura cívico-militar instaurada a sangre y fuego el 24 de marzo de 1976.
¿Cuál es el valor histórico de esta decisión de la Corte Suprema?
Es precisamente la caída del muro de impunidad del poder económico que provocó y dirigió el golpe de estado más cruel y sangriento de la historia argentina.
Reducir el genocidio comandado por la Junta de Videla, Massera y Agosti, a la sola maniobra militar de las fuerzas armadas de entonces, es no entender el origen y el fin de esa dictadura. Y que no fue otro que cortar de cuajo con el modelo de país que, con virtudes y defectos, el primer peronismo había cimentado en el estado, en la cultura y en la identidad política de los sectores populares.
Hasta aquí, la democracia juzgó solamente a los militares acusados de los crímenes de lesa humanidad. Es justo y necesario que así sea.
El que arrojó a un solo hombre, a una sola mujer, desde un avión al río o al mar.
El que empuñó su arma para asesinar ciudadanos desarmados.
El que arrancó a un niño del vientre de su madre, para robarlo y entregarlo a una apropiadora o un apropiador.
El que marcó para siempre la piel y el alma del detenido amarrado a un camastro con el dolor lacerante de una picana eléctrica.
El que desapareció personas por pensar diferente y por la razón que fuera.
Todos ellos, bien juzgados están.
Pero el jefe civil del crimen colectivo no debía zafar de la justicia.
Los mandantes civiles no fueron cómplices indirectos de la dictadura.
Fueron los comandantes sin uniforme de un poder oligárquico y financiero que estimularon y planificaron el golpe para imponer el Plan económico que representó a los intereses más concentrados, aniquiló a las representaciones genuinas de los trabajadores, sembró de miedo a todos los argentinos, intentando quebrar el espinazo de la cultura nacional y popular, democrática y progresista.
La crueldad violenta del fusil y la picana impusieron un modelo económico que debía persistir mucho tiempo después que ellos, los dictadores, entregaran el gobierno a la democracia.
Y así fue, Menem y Cavallo mediante.
"El poder económico de este país no se toca", decían.
Y quien mejor representó y expresó ese poder fue el ex "superministro", como lo llamaban.
Es esa impunidad asentada en el terror la que hoy se desmorona con este "desafuero" de Martínez de Hoz, abriendo las puertas para investigar a todos los civiles que en distintos ámbitos colaboraron con la dictadura.
Se trata, ni más ni menos, de mejorar y profundizar la calidad institucional de la democracia. Y ello sólo es posible a través del ejercicio pleno de la justicia.
La verdad sigue abriéndose paso: la dictadura no mató por ideología sino por dinero. Martínez de Hoz lo sabe mejor que nadie.
Jorge Giles. El Argentino. 29 de abril de 2010
http://www.elargentino.com/nota-88703-La-caida-del-Muro-de-Hoz.html
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