Se sabe.
Que la
dictadura cívico-militar desapareció a 30 mil personas. 30 mil hombres y
mujeres que alumbraban la vida con sus convicciones y su entrega apasionada por
un país más justo y soberano.
Se sabe.
Que algunas
de esas mujeres estaban por parir o con hijos muy pequeños. Y los desaparecieron.
Se sabe.
Que la
Argentina del olvido y la impunidad, la pobreza y la desesperanza, estalló por
el aire el 19 y 20 de diciembre de 2001, con muertos, heridos y detenidos y con
el presidente radical Fernando De la Rua huyendo del gobierno en helicóptero.
Se sabe.
Que un día
como hoy de hace apenas 11 años también era miércoles y los diarios informaban
que la desocupación llegaba a cifras tristemente récords, que 5 millones de
personas perdieron su trabajo, que 16 millones de argentinos eran pobres de
toda pobreza, que la industria y la construcción eran las más afectadas, que
las pantallas de TV mostraban saqueos a supermercados y gente desesperada y ese
hombre que gritaba: “Queremos comer, estamos muertos de hambre, nadie nos
ayuda, mirálos, estos son mis hijos, ¿sabes por qué lloran? Por que tienen
hambre”.
Se sabe.
Que
millones de argentinos se sintieron convocados por la angustia, hicieron la
revuelta popular con que cerraron un ciclo de saqueo neoliberal y antipopular y
la Plaza de Mayo se cubrió de clases medias y trabajadores portando banderas
argentinas y cacerolas que convocaban a unirse al estremecedor “que se vayan
todos, que no quede ni uno solo”.
Se sabe.
Que Wado,
hijo de desaparecidos, militante judicial y de la Agrupación H.I.J.O.S. corrió
hasta la Plaza cuando le avisaron que estaban reprimiendo a Madres de Plaza de
Mayo y allí lo apresaron en un patrullero y lo golpearon y lo torturaron con
picana y lo desmayaron a trompadas y lo secuestraron unas horas y finalmente
liberado desde el Hospital Argerich donde fue a parar.
Se sabe.
Que los
apaleados el 19 y 20 de diciembre de 2001 en su mayoría; que los principales
organismos de Derechos Humanos en su mayoría; que los 5 millones de
trabajadores que recuperaron el empleo desde el 2003 en su mayoría; que las
clases medias, que los jubilados, que los científicos repatriados, todos en su
mayoría, hoy defienden con uñas y dientes el país inclusivo y el proyecto
nacional, popular y democrático que recuperaron con Néstor y Cristina.
Se sabe.
Que Wado se
recibió de abogado, es diputado nacional y sigue creyendo en su país.
Se sabe.
Que
minorías que hacen culto al olvido hubo siempre. Por ejemplo, los opositores que
marchan hoy.
Se sabe.
Que Wado y
aquel pueblo apaleado en 2001 irán el 9 de enero a Mar del Plata a esperar orgullosos
nuestra Fragata Libertad.
El Argentino, jueves 19 de diciembre de 2012
foto: Alejandro Elias
2 comentarios:
Hermosa semblanza del calvario que estalló hace más de una década. Y una manera sencilla de plantear el tan mentado "enfrentamiento" del que acusan con demasiada frecuencia a los que se colocaron la Patria al hombro, la sacaron del barro y la pusieron de pie.
Ese enfrentamiento existe. De un lado, los que quieren sacudirse el yugo que desde hace 158 años le fue impuesto al pueblo argentino y que unos pocos gobiernos realmente populares trataron de quitar. Del otro, los travestidos de "reserva moral de la patria" (con minúsculas), partidarios de la democracia para pocos, exclusiva y cuidadosa con "las formas", occidental y cristiana.
Bendita confrontación. Nuevamente, el País se parece a Wado.
Saludos
Tilo, 71 años
Wado es un héroe de nuestra patria. Hoy es diputado. Pero no tiene techo.
Ojalá la Patria no tenga que sufrir tanto como él. Ojalá nunca baje los brazos tampoco, como no lo hizo nunca él.
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