jueves, 13 de diciembre de 2012

El cielo señalado de Margarita Belén






Compañeros y Compañeras: 
Hay que señalizar con estrellas y soles allí donde nos duele esta antigua herida.
Y decirnos.   
Allí sale el Flaco Sala con los dedos en V y es preciso mirarlo en toda su estatura.
Allí salen todos los Compañeros y es preciso honrarlos con este presente.
Marchan hacia la historia y ellos lo saben. Nosotros también.
Lo saben Barquito, Cuevas y el Pato Tierno. Lo saben el Colorado Franzen y el Caraú Duarte. Lo sabe Parodi. Lo sabe la vida que habitará en ellos para siempre.
Señalizar su memoria es decir que nunca más la muerte a contratiempo y nunca más la cobardía de los genocidas. 
Señalizar su memoria es marcar a fuego ese camino.
Y es salir a buscarlos y levantarlos y curarles las heridas y limpiarles la baba del demonio de sus asesinos.
Señalizar su memoria es mirar hacia el futuro y es honrar la vida que quisimos,  queremos y quisieron en el minuto final.
Vayamos hasta ellos. Subamos a ese cielo de causa nacional y popular que es Margarita Belén. Que de allí venimos todos. 
Honremos su memoria de luz, de pan y de justicia.
“Yo se que Ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria”, habrán pensado, quizás, en ese último instante, abrazando a Evita.
Y  se habrán sentido un poco o  mucho de ella.  Y ella habrá bajado de esos cielos para acompañarlos.
Quizá el Flaco gritó “Libres o Muertos, Jamás Esclavos”. Y Piérola susurró: “Hasta la victoria, siempre”.
Y todos juntos gritaron: “Viva la Patria”, primero y  “Viva Perón, carajo”, después. Quizá habrán pensado “no es en vano esta partida”. Quizá.
O quizá nadie dijo nada y se fueron así, tan solos de nosotros. Tan solitos. Tan atados y vendados. Tan valientes. Tan enteros. Tan peronistas. Tan montoneros.
Tan compañeros.
Por eso hay que ir a buscarlos. Siempre. Siempre.
Por que cada diciembre ellos esperan que, estemos donde estemos, en el Chaco, en Misiones o en Formosa, en Corrientes, Entre Ríos o Santa Fe, en Quilmes o en La Plata, en Tucumán o en Salta, en Buenos Aires o Córdoba o en los llanos y montañas de La Rioja, le pongamos palabras y canciones al silencio en Margarita Belén.  
Y seamos ellos. Y seamos un pueblo de aquí hasta Venezuela, Ecuador y Bolivia y Brasil y Uruguay y cantemos de orgullo en su nombre, en su memoria…y seamos ellos, ellos, ellos, para siempre, con los dedos en V.

Jorge Giles

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