El fiscal
dictaminó que es constitucional el Art. 161.
Se viene.
La más
maravillosa música, decía Perón, es la palabra del pueblo argentino.
Y el pueblo
habló el domingo en la Plaza.
Se viene,
se viene.
Estamos en
medio de la más sublime batalla política y cultural por el sentido de la vida y
de la democracia de un siglo a esta parte.
Mirá lo que
te digo.
La
historicidad no está dada por la pelea en sí, sino por que esta vez viene
ganando el pueblo.
En apariencias
es una pelea judicial.
Y no es
así. Es política lo que se debate.
Por eso la distinta
naturaleza de cada polo en pugna está a la vista de todos.
Después no
digan que el 7D no sirvió para nada.
La cuesta
arriba judicial tiene un poco más de hilo en el carretel.
Un poco,
nada más.
La memoria
no admite cautelares.
En el fondo
de la olla donde se cuece la historia, es posible advertir la sustancia de este
momento crucial.
Hoy apuntaremos
tres componentes más de esa sustancia.
Primero: la
fotografía de la oposición, armada como
contracara de la multitudinaria Plaza de Mayo.
“Estamos
todos en el mismo barco” dijo allí Hermes Binner; y agregó que la Plaza de la
Presidenta fue una plaza sectaria.
Macri,
Barletta, Cobos, Alfonsín el hijo, Michetti y Bulrich, asentían entusiastas.
O sea.
Diez tipos
se reúnen en una sala de espera y se toman el derecho de decirles “sectarios” a
un millón de argentinos movilizados en las principales plazas del país.
Eso se
llama necedad.
Segundo: la
Declaración de 200 jueces y fiscales contra la corporación judicial aliada al
poder económico parasitario.
Eso se
llama decoro y dignidad.
Tercero: la
Plaza de Mayo del domingo 9 fue de los humildes y la clase media.
Vaya con la
paradoja: en su composición de clase, esta fue la misma Plaza que el 19 y 20 de
diciembre de 2001. Sólo que esta vez se unieron, no para protestar, sino para
celebrar la democracia y vivar a una Presidenta que los representa.
Que hayan
sido Fito, Charly, Víctor Heredia, Teresa Parodi, Copani, los artistas
populares más ovacionados de la jornada, habla de esto.
Que el
silencio reverente con que medio millón de almas escucharon a la Presidenta rubricando con palmas y consignas cada
concepto de su mensaje, confirma que si hay cultura popular es por que hay patria.
Y si hay
patria y cultura, es porque un pueblo, unido y organizado, se identifica con un
nuevo liderazgo político: el liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner.
No se
equivoquen más los que fantasean con un divorcio del gobierno con los sectores
medios.
Antes de
Kirchner, estos sectores se unían para resistir.
Ahora se
unen para celebrar. Es una revolución de las almas. Se llama democracia.
El Argentino, miércoles 12 de diciembre de 2012
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