viernes, 28 de diciembre de 2012

En el día de los inocentes



Que la inocencia nos valga si sirve para cambiar la vida.
Es el primer abrazo que nos damos en esta despedida.
Nosotros que venimos de batallas ganadas y perdidas, que creíamos que la tierra ya no giraría alrededor del amor, la belleza y la justicia social, nosotros honramos la inocencia el día que volvimos a creer cuando ese hombre flaco y desgarbado ordenaba “Proceda” y se descolgaban los cuadros de los genocidas.
Que la culpa sólo valga para ellos, los dictadores. 
Y para los que no hacen justicia teniendo el deber de hacerla.
El año se está yendo y nosotros nos vamos con él.
Una parte nuestra queda comprometida con los pasos que dimos, personal y colectivamente.
Nos vamos acostumbrando a ver la vida con nuestros propios ojos y nuestra propia mirada.
Por eso es mejor que nadie nos diga lo que hay que hacer y no hacer desde la portada de un diario o una pantalla de TV.
Ahora sabemos que las barcas sirven para navegar, no para apreciarlas en silenciosa quietud, sentados en la orilla de la historia.
Estamos navegando. Y el viento que nos viene del otro lado del mundo ruge como un león herido que nos lanza zarpazos a estribor y a babor, a diestra y siniestra de la nave.  
Que no se caiga nadie de esta nave madre que es la patria, es el principal desafío.
Es decir.
Que no cierren empleos, que no cierren escuelas ni universidades ni hospitales.  
Que no caiga el consumo de los más humildes.
Los saqueadores comprobaron que así está sucediendo.
La chispa que prendieron no se multiplicó por que a los que buscaban tentar con el incendio estaban trabajando, alimentando a sus hijos o preparando un examen.
5 millones de argentinos recuperaron el trabajo y 11 millones dejaron la indigencia, dice la estadística veraz. 
Hay que tocar con la yema de los dedos esa realidad para saber apreciarla.
Hay que emocionarse con los logros de la patria.
Hay que prepararse con la más pura emoción para el día que regrese la Fragata Libertad a Mar del Plata.
No importa si podes estar allí o en la Quebrada de Humahuaca. Ese día nos vestiremos de fiesta estemos donde estemos  y nos sentiremos más argentinos que nunca.
Seguirán intentando romper nuestro abrazo indestructible, desde afuera y desde adentro.
Seguirán con la cadena del desánimo y el escepticismo.
Seguirán diciendo que estamos aislados internacionalmente en el preciso momento que se consolida el Mercosur y la Unasur.
Seguirán diciendo que es el “fin de ciclo” del gobierno nacional, popular y democrático mientras el pueblo vota, ama, apoya, acompaña a Cristina Fernández de Kirchner.
No importa un fallo de la Corte.
Importa que esta vez las barcas y los vientos sean creados por el pueblo.

El Argentino, viernes 28 de diciembre de 2012

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