Para
aplaudir hay que tener las manos libres y golpear las palmas con el corazón.
Mientras
que para mostrar el odio y la impotencia, alcanza con cerrar los puños.
No se puede
aplaudir con los puños cerrados.
Probalo y
vas a ver.
Sucede en
estos tiempos.
En el
asadito de los domingos. En la fiesta familiar de cumpleaños. En un encuentro
de amigos. En la cesión de las netbooks en las escuelas. En la entrega del
certificado que acredita una vivienda para la familia.
Sucede a
menudo, últimamente, que aplaudimos vivando a Néstor y Cristina y es una linda
manera de vivar a la patria.
Los pueblos
aplauden cuando están contentos y cuando están tristes.
¿O acaso no
fue un aplauso interminable el último adiós a Néstor Kirchner?
¿O cuando
murió Perón o Raúl Alfonsín?
¿O en el
acto a los caídos en la lucha por la liberación, acaso no se pide un minuto de
aplauso?
La batalla
cultural en pleno desarrollo no deja nada por resolver.
Ni el valor
de los aplausos.
Por eso este
elogio a los aplausos cuando los que odian no tienen más argumentos que llamar
“aplaudidores” a quienes honestamente aplauden a la Presidenta anunciando la
buena nueva del día en la Casa Rosada o en Itatí.
Ahora se
sumó Facundo Moyano a la larga lista de los que penalizan la gestualidad del
aplauso nacional, popular y democrático.
Quién te ha
visto y quien te ve, Facundo.
¿Se habrá
olvidado cuando él también aplaudió la ley de medios, el matrimonio
igualitario, la recuperación de YPF y Aerolíneas Argentinas y el ahorro de los
trabajadores incautado por los buitres de las AFJP?
¿Tan pronto
envejece el alma cuando se cruza a la orilla de la claudicación?
Al lado de Scioli
y Massa, Moyano dijo que “los jóvenes de La Cámpora son inertes que se limitan
a aplaudir”.
Que gris y
oscura es la rendición humana, en todo tiempo y lugar.
Los
militantes de La Cámpora, a los que tanto aborrecen, aplauden las
transformaciones y las reparaciones sociales del gobierno porque pintan sonrisas
allí donde los pibes tenían la mirada triste.
¿Está mal
eso?
¿Qué
aplaudirá Moyano ahora? ¿La patoteada de Clarín contra la democracia?
¿Aplaudirá a los que quieren hacer del PJ una máquina del tiempo para volver a
los años noventa?
¿Aplaudirá
a los que difaman desde el papel prensa ensangrentado del monopolio y sus
asociados, como el pasquín Noticias?
Que lo sepan
los militantes de la Juventud Sindical: si un día deciden romper con la
claudicación a la que quieren llevarla sus dirigentes y retornan dignamente a
su lugar de origen, el pueblo trabajador, los van a esperar con un aplauso
sincero.
Felices los
que aplauden este cambio inevitable que protagonizan los pibes.
Por que de
ellos será la gloria de la patria.
El Argentino, lunes 3 de diciembre de 2012
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