Una vez más
la historia juega con las paradojas.
La ejemplar
condena con que la memoria, la verdad y la justicia mandaron a la cárcel a los
genocidas del circuito Camps, sucedió el mismo día en que algunos desmemoriados
llenaron de vergüenza una Plaza de Mayo vacía de trabajadores.
Y mientras
la Fragata Libertad se alzó a la mar rumbo a la patria llevando a bordo un
puñado de hombres que representan nuestro orgullo nacional, los opositores se
empeñaron en mostrar que elaboran sus iniciativas encerrados en otra “fragata”:
la de una antigua caja de fósforos.
La marcha
opositora, lejos de castigar al gobierno como pretendían sus convocantes, castigó la memoria de los muertos
el 19 y 20 de diciembre de 2001.
Cayeron muy
bajo.
Los
reprimidos en aquel entonces repudiaron a esa caravana donde se mezclaron
sindicalistas con políticos opositores.
Algunos
dirigentes se tornan más patéticos en la
medida que deben confrontar con la realidad.
Son como
esas piezas de museo que, puestas al sol y al aire, se descomponen.
Lo sufrido
por el centenario partido ante la marcha de Moyano, Michelli, Barrionuevo y
Buzzi, es un remedo de lo que vienen experimentando desde hace mucho tiempo otras
fuerzas políticas opositoras. Tal el caso del FAP que lidera Hermes Binner.
Lo
importante es que la nave va.
El gobierno
usó el per saltum para pedirle a la Corte Suprema que falle de una vez,
certificando como ya lo hizo, la constitucionalidad de la ley de medios de la
democracia.
Esperemos
que la naturaleza de la vida republicana no siga siendo violada por el Grupo
Clarín y sus eternas artimañas judiciales.
Mucho menos
ahora que el jurado de La Plata los dejó en la antesala del juicio por Papel
Prensa.
La nave va
y el Congreso trató, no sin algunos reparos opositores, la nueva Ley de Trata
con sus modificaciones. Es otra buena noticia.
Es de
esperar que ahora los proxenetas no presenten cautelares ante jueces amigos.
La nave va
y el gobierno declaró el 2013 como “Año del Bicentenario de la Asamblea General
Constituyente de 1813”.
Será una
linda oportunidad para profundizar nuestra democracia en todos los planos de la
vida, especialmente en la justicia.
La Asamblea
del Año 1813 fue la que proclamó la abolición de la inquisición y las torturas,
la supresión de todos los títulos de nobleza, eliminó el mayorazgo y la explotación
de los indígenas, suprimiendo la encomienda, la mita y el yanaconazgo. Puso fin
al tráfico de esclavos y estableció la libertad de vientres; se proclamaron
nuestros símbolos patrios: el Escudo y el Himno Nacional y se dispuso crear la
moneda nacional.
Honrar la
historia de la patria, es poder mirarnos en aquel espejo.
El Argentino, jueves 20 de diciembre de 2012
1 comentario:
Tenés por supuesto mucha razón.
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