domingo, 2 de diciembre de 2012

La cuestión nacional en tiempos del 7D




Por mucho menos que esta furia mediática opositora desatada contra el gobierno y mucho menos que este asedio a nuestra soberanía ejecutado por los fondos buitres, cualquier otro gobierno ya hubiese tirado la toalla en señal de abandono y rendición.
Pero este gobierno pelea como Maravilla Martínez, hasta con una mano astillada. 
La energía negativa acumulada y desatada contra Cristina Fernández de Kirchner durante el mes de noviembre por parte de distintas y poderosas corporaciones,  concentró como pocas veces en la historia un poder de fuego tan voluminoso.  
Se viene de afrontar duras batallas políticas contra el proyecto de país inclusivo iniciado por Néstor Kirchner en el 2003. Y con distintas variantes, todas fueron batallas victoriosas para el  proyecto nacional, popular y democrático.
Con el solo fin de enunciarlas brevemente para el debe y el haber de la memoria colectiva, anotamos: el acoso de Bush y el imperio en favor del ALCA. El acoso del FMI por la deuda externa. El acoso permanente de los grandes medios de comunicación. El conflicto con la patronal rural por la 125.
Y la lista sigue.
Pero nunca como ahora tronaron tan poderosamente y en un mismo lapso, todos los cañones del odio y el desánimo.  
Allí está el levantamiento de gendarmes y prefectos. Allí están los cacerolazos del 13 de setiembre y del 8 de noviembre. Allí está el paro sindical, cortes de rutas y caminos mediante, del 20 de noviembre. Allí está el Grupo Clarín denunciando penalmente a periodistas, funcionarios y legisladores. Allí está el fallo del juez Griesa. Allí está la Fragata Libertad amarrada ilegalmente en el puerto de Ghana. Allí están los opositores cumpliendo dócilmente con la agenda que le dicta la tapa de Clarín. Allí está el documento de la jerarquía eclesiástica a manera de dogma opositor.
Imaginemos por un instante que observamos todas estas maniobras desde un mirador panorámico.
Llegaríamos a la conclusión que todas fueron partes de un mismo dispositivo estratégico que las abarcaba y que mientras el comando de esa estrategia ordenaba poner rodilla en tierra a los opositores y les corregía la mira contra el gobierno nacional, en el apuro fueron tan lejos que tuvieron que recular algunos metros en su posición.  
No tanto, para no desvirtuar sus fines. Apenas unos metros.
Esta vez apuntaron directamente contra la soberanía y contra uno de los muelles intocables de la democracia, como es la libertad de expresión.
Los que no pudieron retroceder a tiempo y por tanto quedaron desguarnecidos ante la historia, son los opositores políticos.
¿Acaso no era el momento de ofrecer una tregua en su condición beligerante de confrontación y ofrecer su corazón a la patria sabiendo que estaban siendo atacadas, nada más y nada menos, que la soberanía y la democracia?
¿Acaso no hubieran crecido en la consideración social si al menos suspendían por un momento sus inquinas contra el gobierno y aunaran fuerzas junto a él para repudiar el fallo de Griesa, el amarre de nuestra Fragata y el ataque a los periodistas?
¿Acaso no pensaron que hubiese sido toda una muestra de civilidad estar presentes solidariamente el día que Roberto Caballero, Sandra Russo, Javier Vicente y otros comunicadores concurrieron invitados al Congreso de la Nación?
¿Acaso no caen en la cuenta del triste papel que ofrecen mostrándose en TN, mezclados todos ellos en un mismo lodo con tal de cumplir con la letra que les da Magneto, solidarios con los poderosos, repitiendo la teoría de los dos demonios en clave de “gobierno versus Clarín”? 
Quedaron a la intemperie de cualquier cobijo legítimo de la democracia. Y de esa  ignominia no se vuelve fácilmente.
Nadie inventa nada en esta historia que venimos construyendo desde hace doscientos años.
Hay muchos antecedentes. Contemos uno que es muy ilustrativo.
Se dice que en los buques de guerra de la flota anglo-francesa que combatieron contra las tropas criollas comandadas por el General Lucio Mansilla en Vuelta de Obligado,  en tiempos de don Juan Manuel de Rosas, había argentinos a bordo de los buques enemigos. Eran unitarios colaboracionistas, digámoslo así.
Pero poco se recuerda que esa afrenta a nuestra soberanía, estallada el 20 de noviembre de 1845, había iniciado su avance 8 años antes, a fines de 1837 y principios de 1838 con el bloqueo de la flota francesa al Río de la Plata.
Con distintos pretextos las potencias europeas intentaban quebrar la idea de Nación soberana en este lugar del mundo. Contaron para tal empresa con los opositores a Rosas que para entonces conformaron un movimiento llamado “Comisión Argentina”.
Lo integraban conocidos dirigentes unitarios como Salvador María del Carril, Florencio Varela y Valentín Alsina, entre otros. Sin pudor patriótico alguno, entablaron una alianza con los extranjeros con el fin de derrocar al gobierno argentino.
En su monumental obra, Vida de San Martín, Norberto Galasso publica esta carta del General San Martín a Guido con motivo del bloqueo: “Este injusto bloqueo no me causaría tanto cuidado, si entre nuestros compatriotas hubiera más unión y patriotismo que el que en realidad existe; pero con los elementos tan discordantes de que se compone nuestro país, temo mucho que el gobierno no pueda sostener con energía el honor nacional…”
En carta a Rosas, el Libertador dirá: “Pero lo que no puedo concebir es que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su Patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempo de la dominación española, una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer”.
Todos venimos de esos vientos.
Algunos nos reconocemos en la Vuelta de Obligado peleando por la patria y otros se reconocen, concientes o no, vivando a “los libertadores” de la flota enemiga.
Es que identificarse con la cuestión nacional no es una abstracción de pacotilla. Es una forma de vivir y de sentirse argentino.
El 7D alumbrará un mejor país para todos.  
Y el 9 de diciembre el pueblo saldrá a las calles para acunarlo en sus brazos.  


Miradas al Sur, domingo 2 de diciembre de 2012

No hay comentarios: